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CUANDO LA VIOLENCIA PSICOLÓGICA ES EL PASO PREVIO


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Un dato señala un problema de fondo: según la Oficina de Violencia Doméstica (OVD), el 97% del tipo de violencia observada en la mayoría de los casos relevados es psicológica. Sin embargo, las denuncias que sólo describen violencia psicológica sin llegar a la física son un porcentaje mínimo.

Por Milagros Moreni y Agustina Valle

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“Al principio sólo eran gritos porque no estaba todo limpio o porque no llegaba temprano. Luego fueron insultos cotidianos, nuestra comunicación se volvió completamente violenta. Ya no me llamaba por mi nombre sino con apodos que sabía que me molestaban. Después siguieron las patadas y los golpes a la pared. Hasta ese momento, nunca creí que pudiera ser capaz de pegarme aunque siempre tuve miedo”, relata Romina, una mujer de 30 años, de Llavallol.

Para ella la violencia psicológica empezó de a poco y fue constante durante tres meses. Sin embargo, nunca pensó en denunciarlo. “Me había acostumbrado a que me tratara así, era algo de todos los días. La primera cachetada me despertó un poco y me di cuenta que nada iba a mejorar”, explica. “El problema de la violencia psicológica también es que a veces uno responde a un insulto con otro, o a una cachetada con un empujón, entonces cuando querés decirle al otro que pare, que se está equivocando, pone las situaciones sobre la mesa y te hace ver que en realidad la violenta es una. Ahí dudás del origen del conflicto y, cómo te sentís culpable de generar las peleas, no identificás que es violencia psicológica sino que crees que las reacciones del otro son respuestas a actitudes que tuviste”, dice.

El golpe no aparece de un momento para otro, existe un ciclo de la violencia que comienza con lo que se conoce como violencia psicológica y simbólica, en el que la mujer es descalificada, atemorizada, perseguida y amenazada de un modo tácito. Con el tiempo, la situación crece y puede desencadenar en una tragedia. Así durante 2015, un total de 286 mujeres fueron asesinadas y en lo que va de este más de 70, según revela la OVD en su última estadística mensual sobre el tema. Allí se reciben a diario entre 800 y 900 denuncias, y, en el 97% de los casos, el tipo de violencia observada es psicológica aunque el motivo de la denuncia no sea ese. En el 71% de esos hechos, el agresor es o fue pareja de la víctima.

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A partir de la sanción en 2009 de la Ley 26.854 de Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, toda víctima puede denunciar violencia psicológica y no solo física. Estas denuncias se realizan en la Oficina de Violencia Doméstica de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o en cualquier Comisaría de la Mujer y la Familia del país. El procedimiento es el mismo que para dejar registro de golpes: se le da a la víctima la copia del inicio de la demanda y otra es enviada al juzgado. Se busca un patrocinante y debería continuar con la citación del agresor a declarar.

A pesar de haber avanzado en materia legislativa, son las mismas mujeres las que no denuncian este tipo de violencia y lo hacen una vez que ya han sido agredidas físicamente. Como explica el abogado especialista en violencia doméstica, y director del instituto Wanda Taddei, Julio Cesar Torrada, entre los motivos, se encuentra el desconocimiento por parte de las mujeres que creen que para denunciar tienen que estar lastimadas o presentar algún hematoma. “La violencia psicológica tiene un encuadre legal, está estipulada en la ley nacional y en la ley provincial”, afirma pero cuenta que existe otro factor por el cual este tipo de violencia no se denuncia: es la esperanza de la mujer que aún no ha sido golpeada de que la situación que vive se revierta. “La mujer que recibe violencia psicológica que es el paso anterior a la violencia física, es una mujer que alberga la ilusión de que no la van a golpear, que solo la van a putear”, explica Torrada.

La violencia psicológica es comúnmente asociada a gritos y agresiones verbales, sin embargo, existen también otras formas más sutiles de causar daño psicológico que, para una persona que se encuentra en esa situación, son difíciles de identificar como violencia. Según la ley 26.845, se considera violencia psicológica a la que “causa daño emocional y disminución de la autoestima o perjudica y perturba el pleno desarrollo personal o que busca degradar o controlar sus acciones, comportamientos, creencias y decisiones, mediante amenaza, acoso, hostigamiento, restricción, humillación, deshonra, descrédito, manipulación o aislamiento”.

Para la legislación vigente, este tipo de violencia incluye, además, “la culpabilización, vigilancia constante, exigencia de obediencia o sumisión, coerción verbal, persecución, insulto, indiferencia, abandono, celos excesivos, chantaje, ridiculización, explotación y limitación del derecho de circulación o cualquier otro medio que cause perjuicio a su salud psicológica y a la autodeterminación”.

Karina Lopinto, la madre de Daiana García, la adolescente que fue asesinada cuando iba a una entrevista de trabajo en Palermo, también fue víctima de violencia de género y cuenta lo difícil que se puede tornar el momento de la denuncia. “Cuando necesitás ayuda es fundamental que todos sepan lo que tienen hacer. Yo fui mujer golpeada y sé que a la hora de hacer la denuncia te mandan a tu casa. No se puede reeducar a la gente, pero sí se pueden optimizar los procedimientos”. Explica que no es fácil denunciar al agresor sobre todo si vive en el mismo domicilio: “Hay quienes piensan que a una le gusta que le peguen y una tiene miedo de escaparse. No es fácil porque cuando hiciste la denuncia ya no podés volver. Sabés que cuando volvés, tenés otra paliza esperando”.

Romina, al igual que Lopinto, no confía en los procesos legales, a los que califica de lentos e ineficientes. “Yo pude salir gracias a la ayuda de mi familia, hacer la denuncia no te va a salvar, necesitas un apoyo que la policía y los jueces no te pueden dar”, explica.

Cómo pedir ayuda

Frente a casos de violencia psicológica las víctimas o familiares y allegados de la misma pueden comunicarse las 24 horas con la línea de atención gratuita 144 donde recibirán asesoramiento y contención. Por su parte, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos lleva a cabo el programa “Las víctimas contra la violencia” que tiene como objetivo la atención psicológica de las mujeres maltratadas y tiene entre sus objetivos la redacción de una nueva ley Nacional contra la violencia familiar.
La Casa del Encuentro ofrece, además de atención telefónica y asesoramiento, grupos de ayuda mutua para mujeres que sufren violencia (“Si yo puedo, vos también”) y para familiares y amigos de estas mujeres (“Construyendo redes”).


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