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EDUCANDO ANTIPRINCESAS


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Son muchas las escuelas que priorizan dejar de comparar a las nenas con princesas buscando la igualdad de género desde otro costado.

Por Delfina Casaretto (@delicasaretto) y Malena Adandía (@maleadandia)

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Para lograr una sociedad que tenga conciencia de género y tome como iguales tanto a mujeres como a hombres, es primordial empezar por educar a los chicos desde la casa y desde la escuela con una visión diferente.
El rol de la educación desde los hogares es fundamental para construir una sociedad igualitaria. Los mensajes que se transmiten en la niñez son los que forman la estructura de una persona y para eso es importante guiar a los chicos con una visión diferente de la que se ve en la televisión todos los días. Pero para poder generar un cambio en la sociedad es fundamental empezar desde los hogares y desde la escuela, ubicando a las mujeres y a los hombres como pares.
En algunas escuelas se toma como prioridad dejar de comparar a las nenas con princesas que deben ser rescatadas por príncipes salvadores. Un ejemplo de esto lo expresa la educación Waldorf: “Se busca la igualdad de género desde otro costado intentando que se encuentren ellos mismos para que tanto nene como nena puedan igualarse”, comenta Florencia Lema, psicopedagoga y docente de la escuela Perito Moreno con pedagogía Waldorf, ubicada en el barrio de Martínez al norte de la Ciudad de Buenos Aires.
A su vez, Lema cuenta que la pedagogía Waldorf en la primera infancia se alimenta mayormente de la figura de reyes y doncellas pero con otra mirada y con otro fin. Como ejemplo de este sistema, todos los otoños se festeja en las escuelas Waldorf la “fiesta del valor”, en donde con la llegada del frío y con la oscuridad del día, se pretende que los chicos “se metan para adentro” haciendo especial hincapié en nutrir a ese rey o a esa doncella para poder vencer al “dragón interno que vive en cada uno de ellos”. Así es que no solo enseñan a los caballeros a utilizar la espada, sino que también las doncellas derrotan al dragón con una. “Lo importante de esto es que puedan aprender a reinarse a ellos mismos y enseñarles a encontrar el tesoro interno que hay en todos los nenes. Es un valor simbólico que los representa como seres únicos e individuales y que en consecuencia les despierta el respeto por el otro”, asegura la psicopedagoga especialista en psicología infantil y en estimulación temprana.
Por su parte, Analía Fernández (representante legal del colegio EOS ubicado en la localidad de Moreno de la provincia de Buenos Aires) comenta: “Nosotros trabajamos lo preventivo, desde la instancia del cuidado de la intimidad y la integridad física en función de trabajar sobre los valores, no a partir de la problemática”. En esta escuela también muestran un cambio en la forma de ver la educación, y entre estos cambios se encuentra la manera en la que posicionan a la mujer dentro de la sociedad. “Trabajar por la igualdad y el respeto por las diferencias. Vemos esto transversalmente durante todo el año y después se conmemoran las fechas importantes profundizando ese tema puntual, como fue el caso de Ni Una Menos, o algún tema que traen los chicos”, cuenta Fernández, representante de la escuela a la que asisten más de 350 alumnos.
Desmontar en la escolarización los estereotipos de lo masculino y lo femenino parece una tarea difícil, sobre todo porque los docentes se formaron en una sociedad sexista y tienden, no siempre de manera consciente, a reproducir sus valores y prácticas. “Es habitual que mientras en educación física los varones juegan al fútbol, a las chicas les corresponden la gimnasia deportiva, el vóleibol o el hockey, como si se tratara de una división natural. Y es mucho más probable que las autoridades de un secundario llamen la atención a una alumna por vestir una minifalda que deja asomar sus piernas que a un varón que usa una musculosa para exhibir sus bíceps bronceados y torneados en el gimnasio”, explica Mirta Marina, coordinadora del programa Nacional de Educación Sexual Integral. La Educación Sexual Integral se propone transformar esta realidad educando hacia la igualdad de derechos entre los varones y las mujeres, analizando críticamente los mensajes de los medios de comunicación y los modelos de belleza que transmiten y mirando a los chicos como sujetos de derechos, una cuestión fundamental para prevenir el maltrato infantil, el abuso sexual y resistir a las presiones del entorno social, cuenta Marina.
Si bien desde el Estado no se exigen estos cambios en la educación, en algunas escuelas públicas si se toman el trabajo de formar a los chicos con estos valores. Es el caso de Cora Pepe, vicedirectora de la escuela primaria Diego Estanislao de Zavaleta ubicada en el barrio de Nueva Pompeya, quien planteó otra pata de la educación, suponiendo a esta también fundamental para la primera infancia. “En la escuela trabajamos género desde primer grado dejando que cada nene tome lo que pueda entender”, cuenta Pepe, explicando también que desde el día uno trabajan tanto con el material que provee el Ministerio de Educación como con salidas a la Casa de la Cultura y especialistas que se acercan a la escuela a hablar del tema. “Ahora estamos trabajando con la violencia institucional que está directamente ligada a la violencia de género”, expresa por último la vicedirectora Pepe, comprometida a instalar el problema en cada niño confiando que, educación de por medio, puedan construir el día de mañana otra realidad.


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