SOCIEDAD
EL BELLO ROSTRO DE LA MUERTE

Mónica Santi es maquilladora y decidió especializarse en el maquillaje para muertos a partir del fallecimiento de su mamá. “Su muerte para mí no fue una experiencia traumática justamente, porque dentro del ataúd la vi muy bien. Estaba muy presentada y me pareció que sería muy bueno que las demás personas pudieran sentir lo mismo al ver a sus familiares fallecidos. Ver a mi mamá dormida y de esa manera me transmitió paz”, comentó.
La tanatoestética es una profesión que está dentro de la tanatopraxia. Y sus principales diferencias son que la tanatoestética es más básica y consiste en la desinfección, higiene y maquillaje suave del cuerpo, mientras que la tanatopaxia es mucho más invasiva y se especializa en las diferentes técnicas para conservar el cuerpo en buen estado. Por ejemplo, en casos en donde pasan muchas horas porque se tiene que trasladar de un lado a otro, o cuando se trata de una persona importante que va a estar mucho tiempo exhibida.
Al respecto, Mónica Santi explicó: “Los procedimientos de ambas técnicas son distintas, pero hay muchas personas que trabajan en esto y que se dedican a realizar ambas tareas”.
En los últimos años, la tanatoestética creció enormemente y cada vez son más los que eligen esta profesión. Se estima que en todo el país son más de 350 personas las que se dedican al maquillaje de muertos y que cerca del 70% de los sepelios aplican este servicio. Los precios dependen del tipo de trabajo que haya que realizar en el cuerpo pero, en general, y contratando un servicio completo que incluya al ataúd y servicio de velatorio, los precios parten, como mínimo, de los 20 mil pesos.
El proceso de mejora de un cuerpo comienza con una importante desinfección para prevenir y evitar la transmisión de todo tipo de bacterias o lo que pueda llegar a traer el cuerpo sobre todo si viene de un hospital. “Ese primer paso es fundamental para comenzar el trabajo, y se puede realizar incluso en la ambulancia”, cuenta Santi. Y continua: “Si estamos ante un cuerpo que falleció de forma natural, simplemente, se procede a bañarlo, si es hombre se lo afeita, se le lava el cabello, se lo seca, y se hace todo el procedimiento de maquillaje”.
Existen grandes diferencias entre maquillar a una persona viva y a una muerta, empezando por la piel. El cuerpo del fallecido ya no tiene actividad celular y por este motivo es necesaria la utilización de productos específicos, como bases espesas especiales para el recubrimiento de marcas, cicatrices o para dar tonos de color; ceras o látex para realizar reconstrucciones en caso de ser necesarias; y, también, cremas humectantes para que la piel se vea lo más natural posible. Sobre esto, la Santi remarca: “El cuerpo ya no absorbe ningún producto, no es mucho lo que se puede hacer estéticamente. Se hace todo lo posible, queda bien, pero nunca esperamos una respuesta del cuerpo perfecta. En cambio, la piel de una persona viva siempre responde”.
Si hay alguna herida producida por un accidente, un catéter o algo que haya pasado en el hospital, se maquilla con los productos adecuados para cubrirlo y para que verlos sea lo menos traumático para los familiares. “Nuestro objetivo principal es mejorar el aspecto de los cuerpos”, explica Santi.
Consultada sobre cómo es su trabajo desde adentro y cómo aprendió a realizarlo, expresó: “Tuve que aprender a coser bocas y a cerrar ojos de manera correcta. Son momentos complejos, pero también son experiencias distintas. Y cada experiencia sirven para hacerlo siempre un poco mejor. Por eso creo que todas las capacitaciones son importantes, porque es un servicio más que uno le puede brindar a la gente, para que todo sea lo más natural posible”.
Santi estudió en el Instituto Argentino de Tanatología Exequial y se dedica a la tanatoestética desde 2009. Su profesor fue el tanatólogo profesional Ricardo Péculo, el mayor especialista en servicios fúnebres de América Latina. Péculo fue el encargado de mantener en condiciones y trasladar los restos de Juan Domingo Perón a la quinta de San Vicente junto a su hermano fallecido, Alfredo -fundador de la casa funeraria más importante del país-. “Mis profesores me ayudaron a ver en ese momento algo natural. Todo el ritual que hace el tanatoestético, al igual que el tanatopráxico, te permite ver y encarar a la muerte desde otro lugar. Quitar un poco el dramatismo”, explica.
Por su parte, y siguiendo la misma línea, Ricardo Péculo asegura que el objetivo de esta profesión es “el buen morir”. “Mucha gente me dice ‘Ricardo, cuando yo me muera quiero que me pongas lindo’, y la verdad es que hoy podemos hacerlo”, señala. “Siempre lo primero que hago es hablar con las familias, para que me digan qué es lo que quieren. Una vez que tengo esa información armo el homenaje”, comenta.
Péculo tiene muchas anécdotas, pero una de las que más recuerda fue cuando hizo el servicio de velatorio del reportero gráfico José Luis Cabezas, asesinado en 1997. “Yo lo llevaba al hombro, y en un momento les grité a todos los fotógrafos: ‘Chicos, levanten las cámaras’; y esa es la foto dio vueltas al mundo”. “A veces, no tomamos dimensión de lo que generamos en esta profesión”, dice.
Por su parte, Santi contó: “Me ha tocado muchas veces ir a casas de sepelios y ver que el fallecido estaba en condiciones bastante deterioradas. He visto cuerpos que no reconocí, a pesar de ser personas conocidas para mí, y esto me motivó a querer perfeccionarme. Creo que nuestro trabajo es realmente importante para la última sensación de los familiares, que sientan paz, tranquilidad y que tenga en buenas condiciones a su persona querida que acaba de partir”.
Uno de los recuerdos más fuertes que tiene Mónica, es el momento en que tuvo que maquillar a la mamá de una de sus amigas de la infancia. Sobre ese hecho, contó: “Sentí el enorme compromiso de que ella pudiera ver a su madre hermosa y coqueta, tal como estaba siempre. Yo la conocía desde muy chiquita y, sinceramente, cuando uno tiene afecto con la persona que está maquillando o con sus familiares, la sensación es otra”.
“No tengo problema en maquillar seres queridos, creo que lo más difícil debe ser maquillar a un hijo, pero no quiero ni imaginar el dolor que puede significar. Soy una persona muy creyente y cada vez siento más la necesidad de brindar este servicio a las personas para que puedan sanar su dolor”, completó Mónica, quien en la actualidad está realizando un curso para asistencia en períodos de duelo, con el objetivo de ayudar a las personas que sufrieron una pérdida muy grande. “Volver a empezar, a muchas personas les cuesta mucho”, finalizó.
Aunque el momento inevitablemente sea doloroso, quienes se dedican a esto aseguran que gracias al trabajo que realizan día a día pueden acompañar a los familiares y amigos “de una manera distinta”.
SOCIEDAD
“La Catedral de Francisco”
Cientos de fieles dejaron sus oraciones y ofrendas en el templo que vio pasar a Jorge Bergoglio como cardenal primado de Buenos Aires. Cómo fue la despedida al “Papa de los pobres”.

A esa hora en la que Plaza de Mayo se deja ganar por la noche y los autos iluminan junto al alumbrado público, las escalinatas de la Catedral Metropolitana se convirtieron en un altar urbano. Velas encendidas, otras ya derretidas; ramos de flores frescas apoyados sobre las columnas que tienen pegadas banderas argentinas y papales, rosarios, estampitas, camisetas de San Lorenzo y cartas escritos a mano. Sobre Rivadavia, un retrato en tiza del Papa decora el asfalto como si su figura emergiera desde ese suelo que alguna vez lo vio caminar.
Detrás de las cámaras de TV de los medios nacionales e internacionales, y de los vendedores de recuerdos sobre las escalinatas, hay un murmullo bajo que envuelve. Gente que reza, que conversa en voz baja o que simplemente está. Turistas, creyentes, algunos que no se identifican con ninguna fe. Todos llegaron allí por alguna razón. Edgardo y Jazmín, una pareja peruana que observa en la entrada de la Catedral, comenta que estaban de visita cuando sucedió la muerte del sumo pontífice. “Era muy humilde, incluso ahora, en su despedida. Esperamos que el próximo Papa siga su legado, pero sabemos que en nuestra vida no veremos otro latino”, dice ella.

Unos pasos adentro del templo, un perro callejero duerme justo debajo de la cartelera que anuncia las misas y ceremonias especiales a la ocasión. No estorba el paso. La gente lo rodea, lo mira e incluso le toman fotos como si también él formara parte de esta escena serena y devota.
Adentro, el ambiente se vuelve más íntimo. Los pisos de mármol y las paredes macizas contienen la emoción de quienes ingresan. Aquí ya no hay medios de comunicación ni vendedores ni ruidos molestos. Solo pasos lentos y un murmullo que acoge.
Al final del pasillo de la nave principal, a pocos metros del altar donde Bergogliocelebraba misas, un escritorio exhibe un libro abierto. La gente se acerca a firmarlo, a dejar un mensaje, una oración. Al lado hay un cartel escrito con letras simples: “Francisco. Recibir la vida como viene”. Detrás, custodiado por cadetes de la Policía Federal vestidas de gala, un cuadro del Papa con su tradicional túnica blanca y su cruz plateada. Al costado, la mitra y el báculo que él utilizó cuando era cardenal primado de Buenos Aires. Todorodeado de coronas de flores blancas sobreel piso.
Frente a ese altar se detiene Daniel, un joven brasileño que también reflexionó con ETER Digital sobre los desafíos del porvenir: “Francisco fue un hombre del futuro que luchó por los que no tienen voz. No creo que haya otro como él. Quien lo suceda tiene una tarea inmensa: sostener un legado difícil de olvidar”.
Sentada sobre los viejos bancos de madera, una mujer llora hasta con el cuerpo. Se tapa la cara mientras a su lado un hombre la abraza y un niño mira sin entender demasiado. La imagen se repite varias vecesen otros bancos: la del duelo compartido en familia y entre generaciones.
A pocos metros, tres hombres se detienen frente al mausoleo de José de San Martín, que esta vez tiene menos protagonismo que de costumbre. Hoy todos los ojos y gestos parecen estar dirigidos a Francisco.
El reloj se acerca a las 20 cuando los policías que rondaban por los pasillos anuncian el cierre de la Catedral. Pero afuera el recuerdo sigue. Una señora mayor, de pelo corto rojizo y mirada vivaz, camina con paso seguro hacia un móvil de televisión: es conocida como “La Señora de los Velorios”. Pero esta vez no vino exclusivamente por eso. “Yo vine hoy por él. Era una persona muy humilde. En las misas de San Cayetano saludaba uno por uno sin importar la cantidad” de gente que hubiera, recuerda. Orgullosa de que haya sido argentino, Mari reivindica la relación del Papa con su Patria: “No me molestó que no volviera a Argentina. Su misión acá ya estaba cumplida”.

La Catedral Metropolitana, la Catedral del Papa, no parece estar triste sino más bien emocionada, como si supiera que Francisco no se irá del todo. Que lo que deja no cabe en una tumba sino en los gestos, palabras, luchas y convicciones que muchos fielestomarán como bandera.
Desde la vereda hasta el altar, este lugar que alguna vez fue la casa de Bergoglio hoy vuelve a serlo. Por una noche al menos. O al menos por esta despedida, por la historia que empezó en estas baldosas donde ahora se vuelve a rezar por él.
SOCIEDAD
Sabe la Tierra: comunidad, sostenibilidad y compromiso
La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.

La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.
Va cayendo el sol en el Parque Las Heras y la primavera se hace notar con su típica brisa de la última hora de la tarde. La esquina de French y Coronel Díaz es una postal de domingo: en el frente se alzan los puestos de la feria de consumo consciente más famosa de Buenos Aires, con sus toldos blancos y sus características mesas forradas de arpillera en las que se lee su emblema: “Sabe la Tierra”.
De fondo, el atardecer. La calesita que completa el cuadro da sus vueltas finales despidiendo a los niños que ríen y juegan hasta el último minuto antes del cierre. Los feriantes siguen vendiendo. El ambiente huele a fruta, a inciensos, a la vainilla de los postres caseros que ofrece uno de los puestos. Cada sección tiene sus olores, sus colores y sus sabores, según los productos que ofrecen, y son tan intensos que parecen elaborados para que los consumidores puedan llevarse un pedacito de naturaleza a sus hogares citadinos.
Seguramente cuando Angie Ferrazzini pensó este espacio que uniría a pequeños productores, emprendedores y artesanos para conectarlos con el público, no se imaginó que terminaría gestando toda una propuesta cultural que ofrecería desde mercados itinerantes que recorren la ciudad hasta talleres de cocina y horticultura.
Hoy, quince años después, la creadora de esta organización cuenta que Sabe la Tierra recibe cada mes alrededor de cincuenta mil personas en los más de cincuenta mercados y festivales que se presentan en diferentes barrios y ciudades. “Somos un equipo de 30 personas que creemos en otra forma de producir y de consumir”, contaba en la Charla TED que presentó en Necochea en 2023.
Y agregó en esa presentación: “Se me ocurrió crear un mercado de productores donde se pudieran encontrar los productores con los consumidores, promover el bien común y generar lazos de confianza. Esta fue la idea inicial para el proyecto hace 20 años”.
Como suele suceder con los grandes soñadores que cambian realidades, Angie comenzó a vivir su sueño en su propio jardín: no contaba con el capital necesario para sostener una gran exposición en un centro de convenciones como habría querido por ese entonces, pero eso no la detuvo. Con el propósito firme y la visión clara, esta exponente de la cultura naturista convirtió su casa en el espacio que sostendría el puente entre las dos puntas del mercado sustentable: productores y consumidores. Hoy, ese mismo puente se extiende a lo largo de trece locaciones distribuidas por todo el país.
“Venimos porque nos gusta comprar productos orgánicos y porque nos encanta el ambiente de la feria”, dice Candela, una joven que pasea con su familia y se detiene en cada stand observando con atención los productos exhibidos. Como ella, muchos de los clientes que visitan el lugar son fieles a la filosofía de la organización, que tiene seguidores desde sus inicios, cuando solo podía encontrarse en su primera locación formal: la estación San Fernando del Tren de La Costa. Desde allí fue expandiéndose como lo hacen los fenómenos culturales cuando saben atender necesidades sociales.
Más de mil puestos de trabajo generados demuestran que Sabe la Tierra no es solo un modelo de consumo responsable, sino también de economía sustentable. Este mercado consciente abre sus puertas para que cualquier emprendedor pueda desarrollarse y ofrecer productos de calidad. Tal es el caso de Luisa, el talento detrás de los mejores tequeños de la zona, que cautivan paladares de todas las edades en la carpa de comida venezolana.
Luisa recibe a las personas que se detienen en su mesa con una amabilidad especial, invitándolos a degustar un bocadito de empanadas típicas de su país. Con una sonrisa amplia acompaña el son caribeño que lleva en el habla. Cuenta que vive en Argentina hace cinco años y que forma parte de la feria hace tres; y que gracias a este espacio es capaz de mantener a su familia y que incluso pudo pagar un viaje de visita a su entrañable Caracas.
“La feria nos cambió la vida. Estamos agradecidos por esta fuente de trabajo que nos permitió lograr la anhelada estabilidad económica”, afirma emocionada. Esta emprendedora, que supo sobreponerse a los embates de la expatriación e insertarse en el mercado laboral de nuestro país a través de su vocación en la cocina, es un ejemplo del impacto que tiene en los trabajadores este espacio de comercio justo y consciencia. Para esta comunidad, los valores agroecológicos y el compromiso fueron la clave del crecimiento.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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Consumo de alimentos procesados: el tabaquismo del siglo XXI
SOCIEDAD
Cómo fue la toma de estudiantes en defensa de la UNTREF
En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.

En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.
“Universidad tomada” advierte una bandera en la puerta de la Sede Lynch de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). Son las ocho de la noche de un miércoles de octubre en el barrio de Sáenz Peña y la vereda de la sede abunda de información.
Una clase abierta donde los alumnos sentados en ronda en pupitres azules escuchan atentamente al docente. A metros, estudiantes se reúnen distendidamente algunos de ellos con sus mochilas, mientras otros cargan bolsas con acolchados y sábanas para pasar la noche en su casa de estudios.
La UNTREF se encuentra tomada con vigilia hace exactamente siete días luego de la Resolución Interclaustro -realizada el 10 de octubre de 2024- donde participaron docentes, no docentes, estudiantes y graduados.
La decisión fue una toma organizada que garantice la continuidad de las clases y que incluya un plan de lucha para visibilizar el reclamo presupuestario por las universidades nacionales. “Estuvimos todo el fin de semana organizando el cronograma, nos acostamos a las 4 de la madrugada para levantarnos a las 7”, comenta Lucho Borzatto, estudiante de la Licenciatura en Logística e integrante del centro de estudiantes.
A lo lejos se escuchan los murmullos de otra clase abierta que sucede en el sum del edificio, donde se encuentran el buffet y la fotocopiadora. Las luces son tenues porque el docente proyecta diapositivas para el desarrollo de la clase. En simultáneo, alumnos salen de sus aulas, algunos vuelven a sus hogares, otros se reúnen en allí o en la vereda para pasar parte a sus compañeros sobre su desempeño en los parciales. Las paredes del establecimiento aún conservan afiches pegados de otras cátedras y no faltan los carteles con consignas como “No caímos en la universidad pública, la elegimos”.
“La gente camina como un caballo por acá, no habitamos la universidad, muchos venimos a cumplir, siento que eso está cambiando”, comenta Lena Blanco, estudiante de la Licenciatura en Gestión del Arte y la Cultura mientras toma el último sorbo de mate. Está sentada delante de la bandera de su carrera que pintaron para la Marcha Federal Universitaria de abril. Además, expresa su sorpresa al ver la cantidad de carteles pegados en las paredes: “Antes no se podía poner nada, no encontrabas ninguna expresión más que las típicas que hay en los baños”.
Alrededor de 200 alumnos de la UNTREF se organizaron y formaron comandos divididos en distintas áreas. “Tomar la universidad no es joda”, indica Lucho y agrega: “Requiere de mucho trabajo y sacrificio”. Y así es, los comandos se dividen por área: prevención y logística, agenda cultural, documentación audiovisual, comidas y alimentos, higiene, prensa y comunicación, entre muchas más. De esta forma, se suman a los cientos de miles de estudiantes involucrados en el plan de lucha a lo largo y ancho de todo el país.
A partir del veto del Presidente Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario, las tomas en las facultades brotaron como pasto después de la lluvia. Un relevamiento de la FUA (Federación Universitaria Argentina) indicaba en ese entonces que ya eran más de 30 edificios tomados, mientras que asociaciones civiles como Argentinos por la Educación afirmaban más de 80.
Incluso fue un momento donde algunas universidades fueron tomadas por primera vez, como fue el caso de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). La amenaza por el desmantelamiento de las universidades nacionales puso en alerta a todos los estudiantes en cada rincón del país y los convocó a organizarse para defender su futuro.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
Además en ETER DIGITAL: