La polémica sobre el estado del Mario Alberto Kempes quedó zanjada luego de que el triunfo 2-0 de Argentina sobre Bolivia se desarrollara con total normalidad. Los recitales de Maná e Iron Maiden, el 2 y 16 de marzo, respectivamente, sumados a los partidos por el campeonato local de Belgrano y Talleres, habían encendido una alarma que la misma AFA se encargó de apagar.
Por Leonardo Allende Bia y Brian Felstinsky
El Matador Kempes había comentado que habría sentido vergüenza si la cancha se hubiese mostrado como si fuera las playas de Copacabana. “No me echen la culpa de que la cancha está en mal estado. Dije que aceptaba que le pongan mi nombre, no que iba a ser el jardinero”, había declarado, en tono jocoso antes del duelo de Eliminatorias.
Y si la cancha pudo resistir el encuentro, cuando en la semana previa se había visto queno estaba en condiciones, fue debido al descontento de la AFA, que, conociendo la realidad del Kempes recurrió a su especialista, Gerardo Albornoz, para que se encargara de la recuperación del campo de juego en tiempo récord.
Las declaraciones de Oscar Dertycia, Presidente de la Agencia Córdoba de Deportes, terminaron siendo más cercanas a la realidad de lo que se presumía. “El campo está siete u ocho puntos”, había aseverado con un alto grado de optimismo días antes del encuentro. El tiempo le dio la razón al exjugador, hoy funcionario, y la excursión albiceleste por Córdoba terminó siendo exitosa.
Finalmente, los infundados rumores sobre un posible cambio de sede quedarán como una anécdota. La apuesta de la mudanza de la Selección funcionó y la gestión de Juan Schiaretti se anotó un punto importante de la mano de Dertycia. La Selección volvió a festejar en Córdoba, como ante Paraguay en 2012, y el estado del campo fue apenas un dato de color.
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