Tantos conocen la actualidad de uno de los más afamados jugadores argentinos, pero pocos saben, pocos tienen grabado en su mente la primera vez que agarró una pelota. En papi fútbol, en una cancha en pleno Palermo, entrenaban a la tarde y jugaban todos los fines de semana los hermanos Higuaín.
El Club Atlético Palermo fue el privilegiado, el afortunado que pudo ver crecer, formar y admirar a Gonzalo Higuaín como jugador. Él era diferente, con tan sólo 8 años hacia dibujos con la pelota. Era tan chico y tan vivo. Desde esa edad se notaba el don que tenía, jugaba para él, se notaba que lo disfrutaba, jugaba para sus compañeros y para todo el que lo viera jugar.
“Federico era bueno, pero Gonzalo era distinto, agarraba la pelota y no se la sacaba nadie. Hacia unos goles bárbaros además”, contó Juan Manuel Tarzia, socio de la cantina del club y amigo de la familia Higuaín.
A los hermanos los conoció de chicos, justamente en el club. Tarzia tenía 20 años cuando vio jugar a Gonzalo por primera vez.
“Me acuerdo que fui al club porque yo jugaba también. Ese día fui mucho antes de mi partido y lo vi a él. Desde ese día, me volvió loco la forma que tenía de jugar este pibe. La gente lo adoraba, era un jugador increíble ya de chico. Imaginate lo que iba a ser de grande. Hacía unos goles, únicos. Era diferente y todos lo veian” explicó Tarzia.
Con el correr de los partidos se fueron afianzando y generaron una amistad a pesar de sus edades diferentes.
“Una vez me acuerdo que Gonzalo estaba cruzado y no quería jugar. Agarré y le dije que todos estábamos ahí por él, para verlo, su familia, amigos, todos. Justo ese partido que empezó horrible, terminó haciendo un golazo al ángulo y me lo dedicó a mi. Vino y me abrazó, en ese momento se acordó de todo lo que le dije, no me lo olvido más”.
Cuando fueron vistos por representantes de River Plate, no lo dudaron ni un segundo y les propusieron ir a jugar en inferiores. El sueño estaba empezando, ni ellos, ni su familia podían creerlo. Los dos llegaron, debutaron en primera con La Banda. Después cada uno siguió su camino. Hoy juegan en Napoli y Columbus Crew.
“Más allá de las circunstancias, de que estén lejos, siempre se acuerdan del club de donde salieron, de la gente y nosotros los tenemos muy presentes a ellos. Son el orgullo del club”, concluyó Juan Manuel Tarzia con una sonrisa.
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