Las jugadoras con contrato profesional en diferentes equipos nacionales recibirán un sueldo por su trabajo que será en mínimo según la ley.
Sin embargo, el salario no es suficiente ya que el mínimo es $ 500mil pesos chilenos que equivalen a USD 500. En comparación con el fútbol femenino europeo, la brecha salarial es extensa, ya que las jugadoras reciben entre USD 2.000 y 4.000, según un análisis de la BBC de la Women’s Super League
Otro de los puntos en cuestión es la exigencia física de las futbolistas y las dificultades para cumplir los objetivos en un contexto en el que la mayoría no puede dedicarse exclusivamente a jugar. Daniela Pardo, juega en el club Santiago Morning de la Primera División dice: “La equidad de género, salarios dignos y mejores condiciones en el terreno de juego es lo mínimo para poder disfrutar de lo que nos gusta”
Las futbolistas han avanzado desde 2022, en la conquista de sus derechos, como por ejemplo jugar en campos adecuados de primera división, tener implementos adecuados para los entrenamientos, tener ambulancias y equipos de emergencia en cada partido, “La discriminación de género también se percibe en la falta de material, como conos, balones y objetos para las jugadas a balón parado. En muchos casos, estos elementos de entrenamiento deben ser conseguidos por las propias jugadoras o por los entrenadores” añade la jugadora.
Hay aspectos económicos que se ven fuera de Chile para hacer rentable el fútbol femenino, ya que es una industria en la que el masculino lleva mucho tiempo de ventaja, como por ejemplo al marketing.
La inversión de los equipos en el fútbol femenino cobra importancia hoy para lograr una liga competitiva y participar en los campeonatos sudamericanos, y que no solo sea visto como un costo.
Sin embargo, los clubes de fútbol femenino de primera división se han ido adaptando a las exigencias de la ley de manera gradual, tal como nos explicó Camila García, directora de laAsociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino –ANJUFF- y exjugadora de Universidad de Chile: “De acuerdo con las exigencias de la ley los clubes deben cumplir el primer año con un mínimo de 50% del plantel, dado que los planteles tienen como mínimo 18, deben tener este primer año 9 jugadoras. Hay clubes hoy en día que tienen casi el plantel completo y otros, este mínimo. De acuerdo con nuestros datos, este año tenemos al menos a 129 jugadoras con contrato, cerca de un 300% más que el año pasado”.
En Sudamérica la situación no varía, ya que las jugadoras no perciben un salario que les permita vivir del fútbol como sucede en otros países o en el masculino
Pero siempre hay instituciones y asociaciones que trabajan en mejorar la situación, lo importante es mirar hacia el futuro y en cuanto a las acciones que se están realizando para que estas condiciones mejoren. La directora Camila García explica que están trabajando en acompañar a las jugadoras en la nueva etapa de profesionalización, y que han realizado una mesa de trabajo con diversas entidades para mejorar la situación. Además, están impulsando por cambios a las bases del torneo y apoyando casos concretos de deudas impagas a jugadoras. “Estamos acompañando a las jugadoras en esta nueva etapa, ya que contar con contratos es sólo un aspecto de la profesionalización”, remarcó.
El torneo local no garantiza los salarios adecuados para las futbolistas, lo que obliga a muchas de ellas a buscar oportunidades en otros países. Este desequilibrio en las condiciones ha llamado la atención sobre la necesidad de mejorar los salarios y condiciones de trabajo de las futbolistas. A menudo, las jugadoras tienen que buscar ingresos adicionales fuera del campo para cubrir sus necesidades básicas debido a los bajos salarios en el fútbol femenino.
Por otro lado, ANJUFF (Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino) indican que “desde la promulgación de la ley en abril de año pasado como Asociación hemos participado en varias instancias juntamente con el Ministerio del Deporte, la Dirección del Trabajo y la ANFP. Hoy estamos siguiendo de cerca el inicio del campeonato para asegurarnos que tanto la ley como las bases del torneo se cumplan”.
En un bar de Hurlingham, Bazooka abre la noche. La banda mixta de post punk, compuesta por bajo, guitarra, teclado, batería y voz, enfrenta problemas técnicos: el sonidista le pide a la tecladista que baje la ganancia, ella cumple tras un breve, aunque incómodo, intercambio.
La bajista advierte un problema con su línea, pero la respuesta del sonidista es cortante y el show continúa. Más tarde, sube Reybruja, una banda integrada por hombres que también enfrentan problemas de sonido. Esta vez, el sonidista sube al escenario y ajusta los equipos, marcando una clara diferencia en el tiempo dedicado a resolver el inconveniente. ¿Somos testigos de un trato desigual o de una situación circunstancial?
Presentación de “Lagrimitas” en Moscú. Créditos: Lena Blanco, @__.hunnybee.__
“El bajo tuvo problemas en todos los shows”, dijo alguien del público que estuvo esa noche y agregó: “Pero la piba lo hacía visible y el de Reybruja, no. Nunca me di cuenta que se desconectó el bajo hasta que ella le dijo por micrófono al sonidista”.
Algo similar comentó un músico que estuvo en el bar, quien afirmó que los integrantes de Reybruja, a pesar de ser conscientes del problema con la técnica, siguieron sin darle indicaciones al sonidista porque “es algo con lo que tenés que convivir”.
Quienes conocen la escena under de la música pueden observar que, en la actualidad, el debate sobre el trato desigual entre géneros no ocupa un lugar central en este ámbito. A diferencia de la última ola feminista del año 2018, donde las demandas por más igualdad ganaron visibilidad en diversas áreas de la cultura, esta temática ya no atraviesa la agenda de este colectivo contracultural. Esto podría interpretarse como un reflejo de los avances logrados gracias a movimientos como la campaña #XMásMujeresEnLosEscenarios que impulsaron una mayor presencia de mujeres en los espacios artísticos.
La gestación de la igualdad de género en el ámbito musical
En el marco de la impulsión del proyecto de cupo femenino y acceso de artistas mujeres a eventos musicales (Ley 27.539), la etnomusicóloga e investigadora del CONICET, María Mercedes Liska, realizó una encuesta a 314 músicas argentinas. El 60% de ellas coincidían en que las actitudes discriminatorias en el rubro estaban relacionadas a la desigualdad en el trato.
Por su parte, Giuliana Peveri, cantante y música en el circuito alternativo, indicó: “En 2016 me pasaba que solían tener prioridad los varones con el horario, a mí me tocaba en un horario y me iban cambiando porque llegaban varones que les tocaba después y se tenían que ir”. Al hilar más fino, se ve que el 31% de las artistas están de acuerdo con que las actitudes discriminatorias se manifiestan en las actuaciones en vivo.
Estadísticas de la encuesta sobre situaciones de discriminación vividas por músicas mujeres. Análisis realizado en 2019 por María Mercedes Liska con la colaboración de Alejandro Liska, sociólogo y profesor de estadística de la Universidad de Buenos Aires.
Giuliana afirma que su período más activo musicalmente fue entre 2018 y 2019 y se lo atribuye al contexto revolucionario en cuanto a materia de género. “Fue una etapa gloriosa para las mujeres en todos los panoramas, era como ‘vamos a romper todo, vamos a tomar todo’: habían mujeres en los escenarios, en las calles, en la política, en todos lados”, recuerda.
En sus inicios, la cantante participó en varios castings porque “era la única forma de pegarla en la música” y contrasta que, a diferencia de aquella primavera feminista, “en todas las convocatorias para mujeres” en proyectos musicales era para “ser coristas” y agrega que “el lugar del instrumento siempre estuvo reservado para el varón”. Las aserciones de Giuliana permiten ver algunos indicios de cambio que comenzaron a gestarse en ese agitado período.
Un nuevo paradigma con la participación de mujeres en eventos musicales
La Ley de cupo se sancionó en el año 2019 y estableció un mínimo del 30% de participación de mujeres en eventos musicales, triplicando el porcentaje relevado en los años 2017 y 2018 por Celsa Mel Gowland, exfuncionaria del Instituto Nacional de la Música (INAMU).
El impulso de la ley no se trató sólo de una cuestión legal, también logró sacudir las estructuras de un ámbito en el que las mujeres fueron históricamente relegadas. Es decir, se instaló en el debate público la cantidad de bandas integradas por mujeres en las convocatorias, pero también se polemizaron las prácticas machistas que se manifestaban de una manera más implícita.
Conversatorio realizado el 24 de noviembre de 2023 en el Teatro Coliseo de Buenos Aires donde Mel Gowland expone otros cambios luego de la promulgación de la Ley de Cupo.
Para develar si efectivamente cambiaron algunos comportamientos en el ámbito musical, artistas de la escena actual conversaron sobre cómo ven el panorama en cuanto a igualdad. Florencia Manigot, cantante y guitarrista de Parkour en el Geriátrico manifestó: “Al menos ahora no veo una brecha de oportunidades entre mujeres y hombres”. Desde su experiencia, incluso existen más posibilidades actualmente, en ocasiones gracias al cupo las llaman “para que haya alguna banda de minas”. Sin embargo, advierte: “No sé si eso es bueno o malo”.
Además, la artista resaltó el cupo como un punto de bifurcación, incluso en el comportamiento de las músicas. “Con el auge que hubo y con todo lo del cupo, surgió esa necesidad de demostrar que las mujeres también estamos acá”, comparte.
Juana Chiesa, tecladista y vocalista de Nolamires, se propuso el desafío de “dar mucho más” después de enfrentarse a los estereotipos cuando ingresó a la banda. “Mucha gente me decía que soy una milipili”, indicó la artista que actualmente se encuentra trabajando en su proyecto solista, y agregó: “Estos chabones piensan esto de mí y yo sé que puedo cerrarles la boca”.
Y así fue, a pesar de no sentirse “capaz” al principio, Juana fue perdiendo el miedo a medida que pasaban las fechas de Nolamires y logró su objetivo: “Terminaron viniéndome a ver y me confirmaron que me prejuzgaron”. Sin darse cuenta, estaba dando los mismos pasos que las artistas que la inspiraron. “De chica miraba Casi Ángeles y cuando Lali Espósito se lanzó como solista con su propio sello discográfico, me pareció muy admirable”, reflexionó.
Show de Lali en Vélez, 2025.
¿Batalla ganada?
Tanto Juana como Florencia coinciden en que la participación en roles como producción, técnica y management siguen siendo espacios masculinizados. Sin embargo, cada vez es más notoria la participación femenina en esos ámbitos. Juana comentó que hay un grupo de mujeres en la escena que incitan a otras músicas a tener iniciativa en ocupar esos espacios. Como es el caso de Lola Tabarovsky, fundadora del sello discográfico autogestivo “Imán”, y cantante y guitarrista de Homogénica, banda que pisa fuerte en la escena under porteña.
La actitud de las integrantes mujeres de Bazooka puede estar vinculada al miedo implícito de no ser escuchadas, sería al menos extraño si así no fuera, luego de observar los números. “Son más los prejuicios que una misma se pone, hay una confianza que los hombres se tienen a sí mismos que a las mujeres nos cuesta más agarrar”, reflexionó Florencia.
Quedará en cada una entonces despojarse de esos prejuicios –sean propios o ajenos–, como lo hizo Juana y tantas otras más, para establecer que existir en estos espacios, es una posibilidad que todas tenemos.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
En el 2020 nació el Colectivo Doble Cambio, integrado por jugadoras, entrenadoras y mujeres miembros de distintos clubes, quienes reclamaban por la profesionalización del vóley femenino. Esto incluía cobertura médica para los equipos, mejoría de salarios, incremento de la difusión del deporte en los medios de comunicación, y generar un ambiente deportivo más igualitario e inclusivo.
Un cambio de ambas partes. Los casos de violencia, acoso y abuso sexual en este deporte crecen día a día con unas cifras imponentes: de 21 jugadoras de vóley encuestadas, 19 sufrieron violencia física, verbal y psicológica por parte de sus entrenadores. Al momento del hecho, 11 de ellas eran menores de edad. Ya es tiempo, y es urgente.
Durante los últimos años salieron a la luz casos como el de Martín Castro, ex DT de Vélez Sarsfield y River Plate. De este último fue desplazado de su cargo una vez se conocieron las denuncias de dos víctimas, quienes tenían 16 y 18 años en el momento de la agresión, mientras jugaban en el club de Liniers con Castro a la cabeza del equipo. A fines del 2024, casi 10 años después del delito y 4 años luego de la denuncia penal, fue condenado a 12 años de prisión por abuso sexual agravado.
En 2023, en el club Villa Elvira ubicado en el municipio de La Plata, denunciaron por violencia a otro entrenador cuyo nombre todavía se desconoce. El DT fue acusado por violencia, amenazas y humillaciones a sus jugadoras, además de tener chats insultando a las mismas, y hasta llegó a la violencia física. Nunca fue imputado y sigue trabajando en el ámbito del deporte, a pesar de haber sido expulsado de tres clubes posteriormente al hecho.
Otro caso que movió las gradas: también en 2023, durante un torneo de vóley en Villa Gesell organizado por el propio municipio, donde participaron categorías menores. Jorge Guardamagna, de 66 años, filmó a una nena de 10 años en el baño de un restaurante donde cenaba con su equipo después de jugar un partido. El acusado había sido organizador de estos eventos recreativos por más de 12 años. Fue imputado por producción y tenencia de contenido de explotación sexual infantil, encontrado en el momento de revisarle el celular.
Estos son sólo algunos ejemplos de casos que, se podría decir, tuvieron la suerte de haber sido elegidos por medios locales para difundirse, o de que alguna de las partes tuviera la posibilidad de expulsar la denuncia en las redes sociales. Frente al caso de Guardamagna en Villa Gesell, la Federación Metropolitana de Vóley (FMV, o “la Metro”) llevó a cabo un comunicado de repudio, que sirvió como medio para que el mundo que recorre este deporte se enterara de lo que había pasado: “Las pruebas son contundentes y las acciones realizadas prima facie por el principal organizador del torneo son totalmente inaceptables. Nuestra más profunda solidaridad con la menor que resultase víctima y su familia, y nos ponemos a su entera disposición, tanto con ellas como con el club afectado”.
La dificultad de contarlo
“Nuestra posición como institución es siempre defender a la víctima, pero al mismo tiempo no podemos avasallar los derechos de los trabajadores. Si hay denuncia penal, es indiscutido. Ahora, cuando las denuncias son mediáticas, por redes sociales o internas en los clubes, es muy difícil prolongar por mucho tiempo la suspensión provisoria”, explica Román López, presidente de la FMV desde 2022. Esto destila una problemática a modo de cadena: la Federación puede actuar más firmemente siempre y cuando haya una denuncia en la Justicia, eso está claro. Pero el 90% de las jugadoras que violentadas dentro de sus clubes son menores de edad, entonces la denuncia está a cargo de las familias, quienes en su mayoría nunca llegan a enterarse de lo que pasó, o ellos mismos deciden no llegar a una instancia condenatoria por la revictimización que supone, la exposición, y el miedo a que no trascienda. Entonces, la mayoría de los casos suele quedar en la autodeterminación de las instituciones deportivas con respecto a qué medidas tomar, como el desvinculamiento, que es la solución más frecuente al problema.
Una encuesta realizada por este medio a 21 jugadoras de vóley federadas, de entre 15 y 48 años en Buenos Aires, reveló que el 71% sufrió violencia verbal (comentarios sexuales o sobre su cuerpo), el 52% recibió violencia psicológica (insultos y amenazas), y el 42% fueron acosadas mediante redes sociales, fotos y mensajes. El 8% sufrió abuso sexual. Cabe aclarar, que algunas jugadoras han padecido más de un tipo de violencia, por lo que las categorías no serían mutuamente excluyentes. De la totalidad de estos casos, 11 de las jugadoras eran menores de edad, entre 12 y 17 años,y sólo 3 lo denunciaron en la Justicia. Ninguna de ellas tuvo algún avance en la causa.
La mayor cantidad de casos fue de entrenadores ejerciendo comentarios subidos de tono, ya sea sexuales o sobre el físico de las jugadoras.
“Nos enteramos que a varias compañeras les mandaba mensajes para juntarse después de entrenar, todo esto con las más chicas. Una vez se enteraron los familiares, se supone que se hizo una denuncia y se definió que no podía trabajar en polideportivos del municipio, pero sigue trabajando igual en otros clubes de la zona”, cuenta una jugadora de 17 años. Otras suman: “Me sacó la autoestima y la poca confianza que tenía en mí misma” y “le pidió a una nena del club que se haga pis en la bombacha. Eso a él le gustaba, según sus dichos”.
Actualmente hay un espacio de la FMV destinado a tratar estas cuestiones de violencia de género. “Es muy difícil exigir algo formal cuando hay una víctima, hay que tener mucho tacto con la situación. Creo que ahí el mejor avance de la Metro fue la Secretaría de Géneros para tratarlo. Al principio, los casos eran muchos. Últimamente ya no tanto”, cuenta el presidente López y señala además que “es difícil hacer un balance del por qué” y que “puede ser porque los entrenadores se cuidan más en los malos tratos”, motivo de la mayoría de la denuncias.
“El primer paso a dar por la nueva Secretaría de Género será la confección de un protocolo de acción y prevención para situaciones de discriminación y/o violencia por motivo de género, que buscará visibilizar, prevenir y erradicar todo tipo de conducta relacionada. En segundo orden, se implementarán capacitaciones para empleados/as y dirigentes/as de la FMV, que luego serán extendidas a entrenadores/as, jugadores/as, árbitros/as y demás actores/actrices de nuestro deporte”, detalla el Boletín Oficial de la Metro al momento de fundarse el espacio. Con objetivos muy claros, y un equipo conformado únicamente por mujeres que viven todos los días este deporte en distintas instituciones: “Está conformada por 2 representantes para las jugadoras, 2 para las entrenadoras, 2 para las árbitras y 1 para las referentas, todas ellas bajo la supervisión de una coordinadora general”, describe nuevamente el dirigente.
Laura Finelli, supervisora de esta secretaría, cuenta que los cursos de capacitación dentro de la Federación los lleva adelante Andrea Lescano, madre de Micaela García, víctima de femicidio en 2016 y por quien hoy tenemos una ley con su nombre. “Nosotras lo que hacemos es coordinar esos encuentros y después recibir mediante nuestro mail interno y privado las denuncias, dudas o necesidades con respecto al tema. Creo que son una buena instancia de reflexión, no solo de llevar conceptos, sino discusiones que no se plantean en otros ámbitos”, expone Finelli.
Además, a partir de la conformación del equipo, fue fundamental empezar por un protocolo de acción frente a los casos más vulnerables: “Lo ideal es siempre tener un cara a cara con la persona que denuncia y de esa manera concluir cómo accionamos de acuerdo al tipo de denuncia. Por eso no está tan detallado el protocolo en sí, porque sabemos que cada caso es distinto y afecta de diferentes formas a las víctimas”, concluye.
Por qué las mujeres no denuncian
El mayor dilema que se enfrenta en el movimiento feminista es pensar los motivos por los cuales las mujeres no se animan, no pueden o no quieren denunciar las violencias que sufren. La respuesta parece sencilla. En Argentina, sólo el 15,5% de las denuncias llega a sentencias condenatorias, según Amnistía Internacional. Y esto se ve reflejado en las respuestas de las mujeres: “No lo conté porque era otra época y no me iban a escuchar”, manifiesta una jugadora de 38 años. Otra suma: “No comenté nada, yo era ‘la nueva´, casi nunca iba a entrenar, solo a jugar partidos porque ese era el acuerdo”, y también, “sólo se lo dije a una amiga 10 años después”.
Marina Guibaudo es ex jugadora federada de vóley y trabaja en Deportes de la Municipalidad de Avellaneda hace 30 años, actualmente coordina MUNAV, uno de los clubes que afrontó una de estas situaciones con un exentrenador de categorías inferiores. En diálogo con Eter Digital, habla sobre cómo es contener a las jugadoras en ese momento: “Hoy desde mi rol estoy siempre pendiente de cómo se dirigen los entrenadores a las jugadoras. Tengo charlas con ellos, en principio cuando se los contrata, les advierto sobre no tener contacto fuera de lo que es el ámbito deportivo con ellas, por una cuestión de seguridad”.
Y amplía: “Los adultos podemos estar atentos a lo que les pasa a las chicas, pero eso no significa atravesar la distancia entre el entrenador y la jugadora”.
Finalmente, se refirió a uno de los casos que trascendió en el club y que figuró dentro de la encuesta de este medio: “Obviamente se le hizo la denuncia correspondiente con la mamá de las alumnas a la Comisaría de la Mujer. Se habló con la familia, se habló con todas las chicas para que estuvieran al tanto y para que se acercaran a nosotros si lo necesitaban. La violencia psicológica es la que más cuesta darse cuenta, pero mi prioridad es siempre escuchar y creerles a ellas”.
En febrero de este año, el Presidente de la Nación, Javier Milei, modificó por decreto la Ley 26.743 de Identidad de Género que, entre varias cuestiones, era la primera legislación en el mundo que permite el cambio de nombre e identidad de género bajo estándares de autoidentificación y el derecho a la salud integral.
Este hecho fue un ataque directo a la comunidad LGBTQ+, pero sobre todo a las personas trans que, según el Censo 2022, representan un 0,4% de población: un total de 196.956 personas en el país que no se identifican con el género asignado al nacer.
Martin de 17 años es uno de ellos. Vive en Mar del Plata y asiste a un colegio secundario técnico. Su transición empezó hace ya casi cinco años: realiza un tratamiento hormonal desde mediados de 2022 y llevó a cabo una cirugía de mastectomía en abril de 2023.
-¿Cuál es tu opinión sobre esta modificación?
-La capacidad de ser auténticos y expresar libremente la propia identidad es esencial para sentirse libre. No hay mayor derecho que la libertad que ser lo que realmente sentís porque, ¿cómo puede uno ser libre si no es quien es?
-¿Te parece que afecta esta modificación en la salud mental de los adolescentes trans?
-Las hormonas son importantes para nosotros, hay un montón de estereotipos arraigados a la sociedad y eso afecta a la autoestima. Es muy difícil para un adolescente trans leer esa noticia.
-¿Sentís que la sociedad en general se vio afectada con este cambio?
-La sociedad es un poco egoísta y esto es un retroceso. Las opiniones se dividen en dos: los adolescentes trans enojados y, por otro lado, la gran mayoría que apoya el decreto. Estos últimos están y estuvieron en contra de la Ley. Ocultan su transfobia y atacan pero sin que parezca algo directo.
-¿Cómo es un tratamiento de hormonas?
-Comencé con la testosterona antes de cumplir 16 años usando medio sobre de hormonas en gel por aproximadamente seis meses. Después, se puede optar por seguir con el gel o iniciar inyecciones. Las inyecciones se pueden hacer cada mes, pero es más común cada tres o cuatro meses. Hoy en día uso inyecciones.
-¿De qué forma puede afectar al tratamiento no recibir más hormonas?
-Depende de la cantidad de tiempo. En mi caso tengo un balance hormonal bueno, pero la hormonización tiene cambios reversibles e irreversibles. Por ejemplo, mi voz no volverá a ser femenina. Pero es diferente para los chicos que usan gel.
-Este tipo de terapias, ¿son exclusivas de la medicina privada o también podés realizarlas en un centro de salud pública?
-Tanto obras sociales como hospitales públicos y privados están obligados a cubrir el 100% del tratamiento, sea hormonal o quirúrgico. Tal vez pagues la consulta con algún médico si decidís ir con tu doctor o endocrinólogo de cabecera, pero todo el resto no.
-¿Cómo es una primera consulta médica a la hora de averiguar por un tratamiento de hormonas o una cirugía?
-En la mayoría de los casos se empieza con las hormonas. El especialista debe explicarte el tratamiento, los cambios reversibles e irreversibles, y cómo aplicar las hormonas. También te informan sobre trámites con la obra social y opciones gratuitas.
Para las cirugías, debes sacar un turno con un cirujano quien te detalla el proceso, el pre y post quirúrgico, los medicamentos y estudios necesarios.
-¿Cómo es el procedimiento con la obra social y médicos para realizarse la mastectomía?
-Una vez que elegís el cirujano para la mastectomía, comenzás con los trámites. El médico te entrega los requisitos para la obra social, que son muchos, costosos y tardan en aprobarlos. Cuando los aprueban empezás con los prequirúrgicos: mamografía, análisis de sangre y analgésicos.
-A partir del momento en que trancisionaste y le contaste a tus vínculos cercanos, ¿hubo un cambio en la manera cómo te trataba la gente? ¿Alguna vez sufriste discriminación o maltrato?
-Mi mamá lo aceptó pero tardó en cambiar mi nombre o pronombres; lo mismo le pasó a toda mi familia. Yo asisto a una escuela técnica y transicionar en este ambiente, donde hay actitudes machistas, fue difícil. Muchos profesores no me trataban con pronombres masculinos y justificaban su comportamiento con comentarios sobre mi apariencia. Incluso los directivos me seguían tratando en femenino. De por si, la adolescencia ya es complicada y para alguien trans, la discriminación la hace aún más difícil. Está todo el mundo negándote.
Créditos: La Izquierda diario
-Cuando tramitaste el cambio de género en el DNI, ¿de qué manera manejaron esto en los espacios a los que concurrías?
-Al principio, cuando empecé a transicionar, no tenía el DNI y las respuestas de mis profesores al pedir que no me llamaran más por mi nombre anterior eran todas que no. Ahí consulté a una abogada que me dijo que no había ninguna ley que lo prohibiera. Cuando obtuve mi DNI, fui a la escuela para que actualizaran mis datos; pero no fue algo rápido.
-Llama la atención ver cómo la violencia está cada vez más presente, el retorno de las ideas de la derecha y la libertad que se dan las personas a la hora de discriminar. ¿Cómo vivís esto?
–Nunca vi tantos comentarios de odio hacia las personas trans como los hay ahora. Antes existían, pero la gente tenía miedo de opinar por el temor a ser juzgada. Ahora, con la cantidad de violencia pública injustificada que hay en el día a día, se sienten con más derecho a discriminar.
-Se menciona en la actualidad que hay una “falta de conocimiento cabal” respecto de los efectos a largo plazo de las terapias de hormonización, ¿esto es real? ¿Creés que no se conoce la suficiente información sobre las terapias de hormonas?
-Es completamente falso y es una manera de excusar el decreto. Buscan justificaciones para ocultar su discriminación y transfobia. Cuando uno llega a un centro médico y habla con un endocrinólogo está obligado a informar sobre los efectos a largo y corto plazo del tratamiento, ya sea de hormonización o cirugía.
-En la modificación de la ley se limitan absolutamente todas las terapias, las arrancadas y las que no, ¿crees que esto lo podrían haber abordado de otra manera?
-Partimos de la base de que el decreto, en general, me parece una estupidez. De por si, ser adolescente es difícil, ser una persona trans lo es aún más. Durante la adolescencia se descubre la identidad, lo que se quiere ser y hacer, y lo que se siente. Deberían haber modificado el decreto para algo que realmente ayude a los menores en su salud física, psicológica y emocional.
-¿Creés que esta política puede cambiar en un futuro o los adolescentes van a tener que esperar a cumplir la mayoría de edad para poder realizarse tratamientos?
-Espero que la política cambie… pero que se modifique una ley no quita que las personas trans y los tratamientos clandestinos no existan. La necesidad de transicionar y ser quien realmente deseas te pueden llevar a situaciones riesgosas, enfermedades, una mala praxis, uso de sustancias sin conocimiento médico e incluso la muerte.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.