SOCIEDAD
IMPRESORAS 3D, UN PRODUCTO QUE SE MULTIPLICA VERTIGINOSAMENTE EN NUESTRO PAÍS

Tanto los desarrolladores de esta tecnología e insumos, como los empresarios que brindan el servicio para fabricar piezas en tres dimensiones de una sola vez, apuestan cada vez más al progreso de esta industria a nivel nacional.
Por Facundo M. Desimone | @delfindecielo
“Estamos haciendo una impresora de nivel mundial, y sacando una línea de filamentos propios, también de calidad excepcional. Se pueden hacer ambas cosas muy bien localmente”, revela Marcelo Ruiz Camauër, CEO de la empresa Kikai Labs. Con respecto a las ventas de estas máquinas en el mundo, un informe publicado por la consultora tecnológica Gartner revela que “los analistas prevén para este año la venta de más de 98 mil impresoras 3D, cifra que elevan a cuatrocientos treinta mil para 2016”. Mientras algunas empresas en oriente cuentan con la capacidad de imprimir varias unidades de monoambientes de 200 metros cuadrados en tan sólo 24 horas, Lucas Carnevale, CEO de CREO impresiones, sostiene que le da “vergüenza” admitir que se importan insumos de China. “Yo quiero comprarle motores a proveedores de acá”, subraya. Al parecer, tanto desarrolladores de maquinarias e insumos como empresarios que ofrecen el servicio de impresión apuestan a un fuerte desarrollo de industria nacional en el campo. Lo que en algún momento se llamó, en la historia de nuestro país, substitución de importaciones.
“Hoy en día son sólo máquinas profesionales y muy caras”, explica Carnevale. El diseñador y empresario no cree que estemos muy lejos de la posibilidad de que haya uno de estos aparatos en cada casa. Pero, aún así, alega que, para manipular estas máquinas, es necesario adquirir cierto conocimiento técnico. “Cuando se logre avanzar con tecnologías más sofisticadas y con material más inteligente, esto va a empezar a ser más permeable”, agrega. Por otro lado, Mariano Scian, socio de Printalot, una de las empresas que desarrollan insumos a nivel nacional, sostiene que su empresa está apostando fuerte “a que esto va a crecer cada día más y que en un futuro no muy lejano, estas impresoras serán más populares que las convencionales de papel”. Sin ir más lejos, una de las empresas líder en el mercado de desarrollo de máquinas 3D en el país es la responsable de la primera prótesis médica fabricada con esta tecnología.
“Esa mano se hizo con nuestras impresoras”, asegura Camauër. Se refiere al caso de Felipe Miranda, el niño de 11 años que ya se encuentra en plena utilización de una prótesis de brazo 3D. “El diseño fue de Gino Tubaro y Rodrigo Pérez Weiss”, amplia. “Es un perfecto ejemplo de algo de alto valor, baja cantidad, muy especializado y muy personalizado, que no se podría hacer económicamente con tecnologías existentes”. En enero de 2014, Ivana Giménez, la madre del chico, se contactó con 3D Lab, la empresa de diseño en la cual trabajan Tubaro y Pérez Weiss. “Les pedí una impresora 3D o una mano, me dijeron que me hacían la mano”, contó Gimenez en una nota para el diario Clarín. El 30 de abril le mandaron la prótesis. De esta manera, la familia de Miranda pudo tener acceso a una prótesis de u$s 40.000, a la cual nunca hubieran podido tener acceso, al precio de $2.000.
“Por suerte, lo único que nos separa de tener la fabricación nacional del insumo es simplemente administrativo”, asegura Santiago Scaine, socio de Replikart, otra de las empresas líderes en el mercado de fabricación de estos artefactos. “El talento técnico y el capital ya se encuentra disponible para impulsar ese nuevo desarrollo”, suma. Por su parte, Camauër afirma que Kikai Labs ya fabricó “más de 200 impresoras”, y agrega: “El nuevo modelo M1 será para uso más extenso en la Argentina, y también para exportar”. La empresa Printalot, que fabrica filamentos plásticos como materia base para estas máquinas, resalta, a través de su socio Scian: “Tenemos como clientes a muchos hobbistas, diseñadores industriales, fabricantes de insumos, diseñadores industriales y hasta artistas”.
Pero no sólo se puede rastrear un crecimiento exponencial en cuanto al desarrollo tecnológico de este producto en nuestro país. También se multiplican como conejos las empresas que ofrecen servicios de fabricación 3D. “Se cobra por hora de impresión, es lo más usual”, define Gustavo Tome, socio de Protipart. Aunque no todos los que se dedican a esto están de acuerdo en cuanto a la manera de cobrar los trabajos. Carnevale difiere al respecto. “Yo cobro por el material; vos me pedís que te imprima un Titanic y te hago la cuenta en base al material que calculo que voy a necesitar”, expone. Marcelo Heit, socio de MAF, sintetiza un poco las posiciones en cuanto a los cobros, al asegurar que ellos hacen un “promedio entre el tiempo que lleva el trabajo, el material y la complejidad de la pieza”. En cuanto a maquinaria, Tomas Chernoff, de Che 3D, revela que todas las impresoras que usan en la empresa las armaron ellos. “Algunas las desarollamos y otras sólo las ensamblamos”, profundiza. También acentúa que Che 3D trabaja “con todos los materiales disponibles”, y que se encuentran “en constante desarrollo de nuevos plásticos compatibles con la tecnología de creación 3D”.
En cuanto a la otra cara de esta moneda tridimensional, los usuarios, Natalia Ferrero explica que “los productos realizados de esta manera son más económicos, ya que no se necesita de una matriz”. También cuenta que, además de plásticos, ella imprimió en polvo cerámico, que es “mucho más fácil de trabajarlo, lijarlo y es más liviano, pero se corre el riesgo de que las piezas se quiebren”. Por otro lado, Cristian Javier Pin narra también su experiencia. “Mi primer relación con esta tecnología fue hace algunos años”, relata. “Trabajaba para el programa El Garage y mandamos a hacer un auto en escala; en ese momento había una sola empresa, con una sola impresora en todo Capital Federal, la cual estaba en la universidad Austral”, agrega.
También advierte que los materiales más comunes para trabajar con estas máquinas suelen ser PLA o ABS, que son dos tipos de plástico, pero que “existen impresoras para plásticos biocompatibles”, y que también se ha desarrollado tecnología para trabajar sobre “metales con una temperatura de fusión baja”. Del mismo modo, destaca que “ya existen empresas con máquinas que sacan piezas en colores o en transparente, lo que abre mucho el campo de posibilidades que existen para prototipar”. Finalmente, remata aludiendo a la que es quizás la principal ventaja de estos artefactos para todo usuario: “A mi parecer, no es comparable con el método de la inyección -un proceso de miles de piezas en el cual hay una gran inversión inicial para hacer una matriz”. Y concluye, con un uppercut que da en la pera de los viejos inversores ortodoxos de siempre: “en relación, la impresión 3D abarata muchísimo los costos, ya que un proceso de inyección puede llegar a costarte cientos de miles de pesos”.
El problema ético
Pero “no es oro todo lo que reluce”, dice el refrán. El hecho de que no haya una restricción en cuanto a la diversidad de objetos que pueden imprimirse en 3D puso a trabajar algunos cerebros de esos que siempre andan circulando por el dark side of the moon. Y comenzó a entretejerse la siguiente idea: si existe un plástico capaz de resistir la combustión necesaria para disparar un proyectil con pólvora… entonces, podrían crearse armas de fuego que podrían pasar sin ningún tipo de problemas por un detector de metales, a un costo muy bajo y a una gran velocidad de producción. Esta idea finalmente se materializó, como era inevitable, y en 2013 apareció “Liberator”, la primer arma de fuego de la tierra desarrollada con esta tecnología. El responsable detrás de éste diseño fue Cody Rutledge Wilson, un estudiante de derecho originario del estado de Texas, Estados Unidos. Lamentablemente y como era previsible, el caso no terminó ahí. El 20 de octubre de 2014, un tribunal japonés sentenció a dos años de prisión a Yoshimoto Imura, un empleado del Instituto Tecnológico de Shonan, que se encargaba de fabricar pistolas utilizando impresoras 3D. ¿Cuándo tardarán en inundarse las calles del mundo con gente armada de esta tecnología? ¿Meses? ¿Minutos? ¿Segundos?
SOCIEDAD
“La Catedral de Francisco”
Cientos de fieles dejaron sus oraciones y ofrendas en el templo que vio pasar a Jorge Bergoglio como cardenal primado de Buenos Aires. Cómo fue la despedida al “Papa de los pobres”.

A esa hora en la que Plaza de Mayo se deja ganar por la noche y los autos iluminan junto al alumbrado público, las escalinatas de la Catedral Metropolitana se convirtieron en un altar urbano. Velas encendidas, otras ya derretidas; ramos de flores frescas apoyados sobre las columnas que tienen pegadas banderas argentinas y papales, rosarios, estampitas, camisetas de San Lorenzo y cartas escritos a mano. Sobre Rivadavia, un retrato en tiza del Papa decora el asfalto como si su figura emergiera desde ese suelo que alguna vez lo vio caminar.
Detrás de las cámaras de TV de los medios nacionales e internacionales, y de los vendedores de recuerdos sobre las escalinatas, hay un murmullo bajo que envuelve. Gente que reza, que conversa en voz baja o que simplemente está. Turistas, creyentes, algunos que no se identifican con ninguna fe. Todos llegaron allí por alguna razón. Edgardo y Jazmín, una pareja peruana que observa en la entrada de la Catedral, comenta que estaban de visita cuando sucedió la muerte del sumo pontífice. “Era muy humilde, incluso ahora, en su despedida. Esperamos que el próximo Papa siga su legado, pero sabemos que en nuestra vida no veremos otro latino”, dice ella.

Unos pasos adentro del templo, un perro callejero duerme justo debajo de la cartelera que anuncia las misas y ceremonias especiales a la ocasión. No estorba el paso. La gente lo rodea, lo mira e incluso le toman fotos como si también él formara parte de esta escena serena y devota.
Adentro, el ambiente se vuelve más íntimo. Los pisos de mármol y las paredes macizas contienen la emoción de quienes ingresan. Aquí ya no hay medios de comunicación ni vendedores ni ruidos molestos. Solo pasos lentos y un murmullo que acoge.
Al final del pasillo de la nave principal, a pocos metros del altar donde Bergogliocelebraba misas, un escritorio exhibe un libro abierto. La gente se acerca a firmarlo, a dejar un mensaje, una oración. Al lado hay un cartel escrito con letras simples: “Francisco. Recibir la vida como viene”. Detrás, custodiado por cadetes de la Policía Federal vestidas de gala, un cuadro del Papa con su tradicional túnica blanca y su cruz plateada. Al costado, la mitra y el báculo que él utilizó cuando era cardenal primado de Buenos Aires. Todorodeado de coronas de flores blancas sobreel piso.
Frente a ese altar se detiene Daniel, un joven brasileño que también reflexionó con ETER Digital sobre los desafíos del porvenir: “Francisco fue un hombre del futuro que luchó por los que no tienen voz. No creo que haya otro como él. Quien lo suceda tiene una tarea inmensa: sostener un legado difícil de olvidar”.
Sentada sobre los viejos bancos de madera, una mujer llora hasta con el cuerpo. Se tapa la cara mientras a su lado un hombre la abraza y un niño mira sin entender demasiado. La imagen se repite varias vecesen otros bancos: la del duelo compartido en familia y entre generaciones.
A pocos metros, tres hombres se detienen frente al mausoleo de José de San Martín, que esta vez tiene menos protagonismo que de costumbre. Hoy todos los ojos y gestos parecen estar dirigidos a Francisco.
El reloj se acerca a las 20 cuando los policías que rondaban por los pasillos anuncian el cierre de la Catedral. Pero afuera el recuerdo sigue. Una señora mayor, de pelo corto rojizo y mirada vivaz, camina con paso seguro hacia un móvil de televisión: es conocida como “La Señora de los Velorios”. Pero esta vez no vino exclusivamente por eso. “Yo vine hoy por él. Era una persona muy humilde. En las misas de San Cayetano saludaba uno por uno sin importar la cantidad” de gente que hubiera, recuerda. Orgullosa de que haya sido argentino, Mari reivindica la relación del Papa con su Patria: “No me molestó que no volviera a Argentina. Su misión acá ya estaba cumplida”.

La Catedral Metropolitana, la Catedral del Papa, no parece estar triste sino más bien emocionada, como si supiera que Francisco no se irá del todo. Que lo que deja no cabe en una tumba sino en los gestos, palabras, luchas y convicciones que muchos fielestomarán como bandera.
Desde la vereda hasta el altar, este lugar que alguna vez fue la casa de Bergoglio hoy vuelve a serlo. Por una noche al menos. O al menos por esta despedida, por la historia que empezó en estas baldosas donde ahora se vuelve a rezar por él.
SOCIEDAD
Sabe la Tierra: comunidad, sostenibilidad y compromiso
La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.

La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.
Va cayendo el sol en el Parque Las Heras y la primavera se hace notar con su típica brisa de la última hora de la tarde. La esquina de French y Coronel Díaz es una postal de domingo: en el frente se alzan los puestos de la feria de consumo consciente más famosa de Buenos Aires, con sus toldos blancos y sus características mesas forradas de arpillera en las que se lee su emblema: “Sabe la Tierra”.
De fondo, el atardecer. La calesita que completa el cuadro da sus vueltas finales despidiendo a los niños que ríen y juegan hasta el último minuto antes del cierre. Los feriantes siguen vendiendo. El ambiente huele a fruta, a inciensos, a la vainilla de los postres caseros que ofrece uno de los puestos. Cada sección tiene sus olores, sus colores y sus sabores, según los productos que ofrecen, y son tan intensos que parecen elaborados para que los consumidores puedan llevarse un pedacito de naturaleza a sus hogares citadinos.
Seguramente cuando Angie Ferrazzini pensó este espacio que uniría a pequeños productores, emprendedores y artesanos para conectarlos con el público, no se imaginó que terminaría gestando toda una propuesta cultural que ofrecería desde mercados itinerantes que recorren la ciudad hasta talleres de cocina y horticultura.
Hoy, quince años después, la creadora de esta organización cuenta que Sabe la Tierra recibe cada mes alrededor de cincuenta mil personas en los más de cincuenta mercados y festivales que se presentan en diferentes barrios y ciudades. “Somos un equipo de 30 personas que creemos en otra forma de producir y de consumir”, contaba en la Charla TED que presentó en Necochea en 2023.
Y agregó en esa presentación: “Se me ocurrió crear un mercado de productores donde se pudieran encontrar los productores con los consumidores, promover el bien común y generar lazos de confianza. Esta fue la idea inicial para el proyecto hace 20 años”.
Como suele suceder con los grandes soñadores que cambian realidades, Angie comenzó a vivir su sueño en su propio jardín: no contaba con el capital necesario para sostener una gran exposición en un centro de convenciones como habría querido por ese entonces, pero eso no la detuvo. Con el propósito firme y la visión clara, esta exponente de la cultura naturista convirtió su casa en el espacio que sostendría el puente entre las dos puntas del mercado sustentable: productores y consumidores. Hoy, ese mismo puente se extiende a lo largo de trece locaciones distribuidas por todo el país.
“Venimos porque nos gusta comprar productos orgánicos y porque nos encanta el ambiente de la feria”, dice Candela, una joven que pasea con su familia y se detiene en cada stand observando con atención los productos exhibidos. Como ella, muchos de los clientes que visitan el lugar son fieles a la filosofía de la organización, que tiene seguidores desde sus inicios, cuando solo podía encontrarse en su primera locación formal: la estación San Fernando del Tren de La Costa. Desde allí fue expandiéndose como lo hacen los fenómenos culturales cuando saben atender necesidades sociales.
Más de mil puestos de trabajo generados demuestran que Sabe la Tierra no es solo un modelo de consumo responsable, sino también de economía sustentable. Este mercado consciente abre sus puertas para que cualquier emprendedor pueda desarrollarse y ofrecer productos de calidad. Tal es el caso de Luisa, el talento detrás de los mejores tequeños de la zona, que cautivan paladares de todas las edades en la carpa de comida venezolana.
Luisa recibe a las personas que se detienen en su mesa con una amabilidad especial, invitándolos a degustar un bocadito de empanadas típicas de su país. Con una sonrisa amplia acompaña el son caribeño que lleva en el habla. Cuenta que vive en Argentina hace cinco años y que forma parte de la feria hace tres; y que gracias a este espacio es capaz de mantener a su familia y que incluso pudo pagar un viaje de visita a su entrañable Caracas.
“La feria nos cambió la vida. Estamos agradecidos por esta fuente de trabajo que nos permitió lograr la anhelada estabilidad económica”, afirma emocionada. Esta emprendedora, que supo sobreponerse a los embates de la expatriación e insertarse en el mercado laboral de nuestro país a través de su vocación en la cocina, es un ejemplo del impacto que tiene en los trabajadores este espacio de comercio justo y consciencia. Para esta comunidad, los valores agroecológicos y el compromiso fueron la clave del crecimiento.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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Consumo de alimentos procesados: el tabaquismo del siglo XXI
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Cómo fue la toma de estudiantes en defensa de la UNTREF
En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.

En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.
“Universidad tomada” advierte una bandera en la puerta de la Sede Lynch de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). Son las ocho de la noche de un miércoles de octubre en el barrio de Sáenz Peña y la vereda de la sede abunda de información.
Una clase abierta donde los alumnos sentados en ronda en pupitres azules escuchan atentamente al docente. A metros, estudiantes se reúnen distendidamente algunos de ellos con sus mochilas, mientras otros cargan bolsas con acolchados y sábanas para pasar la noche en su casa de estudios.
La UNTREF se encuentra tomada con vigilia hace exactamente siete días luego de la Resolución Interclaustro -realizada el 10 de octubre de 2024- donde participaron docentes, no docentes, estudiantes y graduados.
La decisión fue una toma organizada que garantice la continuidad de las clases y que incluya un plan de lucha para visibilizar el reclamo presupuestario por las universidades nacionales. “Estuvimos todo el fin de semana organizando el cronograma, nos acostamos a las 4 de la madrugada para levantarnos a las 7”, comenta Lucho Borzatto, estudiante de la Licenciatura en Logística e integrante del centro de estudiantes.
A lo lejos se escuchan los murmullos de otra clase abierta que sucede en el sum del edificio, donde se encuentran el buffet y la fotocopiadora. Las luces son tenues porque el docente proyecta diapositivas para el desarrollo de la clase. En simultáneo, alumnos salen de sus aulas, algunos vuelven a sus hogares, otros se reúnen en allí o en la vereda para pasar parte a sus compañeros sobre su desempeño en los parciales. Las paredes del establecimiento aún conservan afiches pegados de otras cátedras y no faltan los carteles con consignas como “No caímos en la universidad pública, la elegimos”.
“La gente camina como un caballo por acá, no habitamos la universidad, muchos venimos a cumplir, siento que eso está cambiando”, comenta Lena Blanco, estudiante de la Licenciatura en Gestión del Arte y la Cultura mientras toma el último sorbo de mate. Está sentada delante de la bandera de su carrera que pintaron para la Marcha Federal Universitaria de abril. Además, expresa su sorpresa al ver la cantidad de carteles pegados en las paredes: “Antes no se podía poner nada, no encontrabas ninguna expresión más que las típicas que hay en los baños”.
Alrededor de 200 alumnos de la UNTREF se organizaron y formaron comandos divididos en distintas áreas. “Tomar la universidad no es joda”, indica Lucho y agrega: “Requiere de mucho trabajo y sacrificio”. Y así es, los comandos se dividen por área: prevención y logística, agenda cultural, documentación audiovisual, comidas y alimentos, higiene, prensa y comunicación, entre muchas más. De esta forma, se suman a los cientos de miles de estudiantes involucrados en el plan de lucha a lo largo y ancho de todo el país.
A partir del veto del Presidente Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario, las tomas en las facultades brotaron como pasto después de la lluvia. Un relevamiento de la FUA (Federación Universitaria Argentina) indicaba en ese entonces que ya eran más de 30 edificios tomados, mientras que asociaciones civiles como Argentinos por la Educación afirmaban más de 80.
Incluso fue un momento donde algunas universidades fueron tomadas por primera vez, como fue el caso de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). La amenaza por el desmantelamiento de las universidades nacionales puso en alerta a todos los estudiantes en cada rincón del país y los convocó a organizarse para defender su futuro.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
Además en ETER DIGITAL:
mandrinadoras ocasion
14/08/2017 at 8:43 am
Hace pocos dias he comenzado un blogg, la información de tu blogg me proporciona mucha ayuda. Gracias por todo tu tiempo y trabajo.
Saludos
mandrinadoras ocasion http://www.bibut.com/metal-mecanica/maquinaria-arranque-de-viruta/mandrinadoras