DEPORTES
Juventud Unida ganó un partido inolvidable
En un estadio repleto, Atlético ganaba 2 a 0 pero su rival se lo dió vuelta y celebró en el duelo de la Liga de Fútbol de Las Flores.

Atlético Las Flores y Juventud Unida se enfrentaron en la cancha del CEF, con las tribunas repletas y los hinchas haciéndose sentir por la quinta fecha de la liga de Las Flores. Lo que parecía un cruce más del torneo terminó siendo un verdadero partidazo: cinco goles, tres expulsiones y un cierre cargado de tensión que dejó al público sin aliento.
Juventud Unida llegaba al partido con dos empates y dos derrotas, mientras que Atlético venía con tres derrotas y un empate, según datos oficiales de la Liga de Las Flores. En medio de un clima caliente, con insultos, empujones, patadas y rojas para todos lados, fue Juventud Unida quien logró imponerse 3 a 2 y quedarse con una victoria tan valiosa como sufrida.
Atlético Las Flores golpeó primero, y lo hizo con contundencia. En apenas dos aproximaciones claras, Nahuel García y Santiago Gardella aprovecharon al máximo sus oportunidades y marcaron para poner el 2 a 0 antes de la media hora. La ventaja sorprendió a todos, no tanto por el resultado, sino porque el desarrollo del partido no mostraba a un Atlético claramente superior. Juventud Unida tenía la pelota, proponía, pero no podía lograr romper el mediocampo ni la defensa rival para generar un peligro real.
Sin embargo, cuando el primer tiempo llegaba a su fin, Nicolás Patrault apareció dentro del área para marcar el descuento. El 2 a 1 le devolvía el alma al equipo visitante. Pese a eso, desde el lado de Atlético no parecían encenderse las alarmas. “¡Dale que vamos ganando, loco, un gol más tienen que hacer ellos!”, se escuchó el grito desde la cancha. Lo que no sabían era que ese gol había cambiado el curso emocional del partido.
Nicolás Patrault. Créditos: Club Juventud Unida
El segundo tiempo comenzó con Juventud Unida con mayor concentración, decidido a ir en busca del empate. La intensidad creció y el partido se volvió cada vez más friccionado, especialmente en la mitad de la cancha, donde se sucedían patadas e infracciones que detenían el ritmo del partido.
La tensión se sentía en cada pelota dividida, en cada cruce verbal, en cada protesta. Fue en ese contexto, rondando los 10 minutos, cuando Atlético cometió un penal evitable: una falta innecesaria en el área que dejó a los jugadores sin reclamos. Patrault con la misma frialdad que había demostrado al descontar en el primer tiempo, se hizo cargo de la ejecución y desde los doce pasos puso el 2 a 2.
El festejo no tardó en desatarse, pero también encendió la mecha del conflicto. Uno de los jugadores de Juventud Unida, en medio de la celebración, pateó la pelota fuera de la cancha para demorar la reanudación. Esa acción desató la furia de varios futbolistas de Atlético que estaban en el banco de los suplentes quienes se pararon al instante para protestar con mucha vehemencia al árbitro. “¿Por qué patea la pelota lejos, profe? ¡¿por qué patea la pelota?!”, gritaban con indignación desde la línea lateral, el clima se caldeaba cada vez más.
Lejos de calmarse tras el empate, el partido se volvió aún más sucio y áspero. Las patadas se multiplicaban en cada disputa por la pelota y los choques eran moneda corriente. Ninguno quería ceder terreno, y el juego limpio parecía haber quedado en el vestuario. En ese contexto, Atlético tuvo un contraataque que obligó a una intervención desesperada: el arquero de Juventud Unida salió a cortar lejos del área y derribó al delantero que se iba mano a mano.
El árbitro no dudó y le mostró la tarjeta roja dejando a la Juve con uno menos en un momento clave. Ingresó entonces el arquero suplente entre la tensión generalizada y, en la ejecución del tiro libre, la pelota pasó a centímetros del palo con el arquero plantado, sin reacción posible. El banco de Juventud Unida respiró aliviado, pero el partido seguía subiendo la temperatura.
Las protestas eran constantes, el roce era permanente y el árbitro comenzaba a perder el control. “Las amarillas son todas para nosotros”, reclamaba con bronca Facundo Magno, el cinco del equipo visitante, que sentía que el criterio del juez no era parejo. Parecía que la cancha ya no era un campo de juego: era un campo de batalla.
A falta de 10 minutos para el final, Juventud Unida se volcó con todo al ataque. El empate ya no era suficiente: querían más. Empujando por el envión anímico y por una hinchada que no paraba de alentar, el equipo visitante comenzó a acorralar a Atlético. Una jugada extraordinaria cambió el rumbo definitivo del partido: tras una recuperación en campo propio, Juventud Unida encontró a la defensa rival mal parada y salió rápido de contra.
Fue Tomás Osterrieth quien quedó mano a mano con el arquero tras una asistencia excepcional. El arquero local dudó en la salida, salió mal y pagó caro el error. Osterrieth definió con clase y puso el 3 a 2 desatando la locura total: casi todo el equipo corrió a festejar con él y con su gente que deliraba detrás del alambrado. El banco visitante estalló de euforia, mientras los jugadores locales no salían de su asombro. No encontraban explicación a cómo se les había escapado el partido que, minutos atrás, parecía controlado.
Con la reanudación, el fútbol quedó a un costado y la tensión explotó. Una falta durísima por parte de Atlético encendió otra vez los ánimos. Alan Patrault, con preocupación por su hermano Nicolás, soltó una frase que heló la cancha: “Más vale que no le haya hecho nada a mi hermano”.
La desesperación se apoderaba de Atlético que ya no encontraba respuestas. Pablo Colmeiro, el lateral izquierdo, miraba al banco con urgencia y pedía que pusieran un delantero más para intentar el milagro. Pero ya era tarde, en los últimos instantes, un supuesto empujón a un jugador de Juventud Unida desató un tumulto con empujones, gritos y una tensión que desbordaba.
El árbitro, en un intento por calmar el caos, expulsó a un jugador de cada lado. Finalmente, tras varios minutos de confusión, llegó el final del partido. Juventud Unida se llevó el triunfo, en un partido intenso, sucio, pero heróico: 3 a 2 en una cancha que ardió de principio a fin. Con este resultado Juventud Unida quedó con cinco puntos en la quinta posición y por su parte, Atlético, queda con un punto en la séptima posición, según el sitio oficial de la Liga de Las Flores.
Patrault, autor de dos de los tres goles del equipo, destacó la importancia del triunfo: “Atlético siempre es un equipo muy duro. No nos quedaba otra que salir a buscar el resultado porque necesitábamos los puntos. Era muy importante sumar para encaminarnos al campeonato”.
Por su parte, el autor del gol del triunfo agónico, Osterrieth, valoró la remontada y el rendimiento colectivo: “Este triunfo, después de remontar un 2 a 0, es muy valioso. Me salió festejar como Cristiano Ronaldo por cómo se venía dando el resultado. En el plantel hay muy buenos jugadores, muchos chicos que están arrancando y lo están haciendo bien”.
Incluso, desde el costado dirigencial se valoró el espectáculo. El presidente de la Liga de Las Flores, Hugo Núñez, presente en la cancha, destacó que ambos equipos cuentan con muy buenos planteles y un muy buen mediocampo, lo que permitió que se viera un partido atractivo. Consultado por el arbitraje, consideró que no tuvo incidencia directa en el resultado y que, en la última jugada polémica, el juez buscó compensar para ambos lados.
*Estudiante de Periodismo deportivo a distancia.
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