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LA EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL SIRVE PARA DETECTAR ABUSOS EN NIÑOS Y ADOLESCENTES


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Estos contenidos comienzan a aplicarse de a poco en las escuelas. De esa manera, las y los jóvenes aprenden a diferenciar los vínculos afectivos de los abusivos, identificar situaciones de violencia, y conocer su cuerpo y cómo cuidarlo.

Por Hannah De Meneses Mrázek (@hannahmrazek) y Rocío Viñes

“Yo fui abusada desde los cinco años por el cura Carlos José que trabajaba en mi escuela”, cuenta Mailín Gobbo, de 32 años, en el sillón de su casa. Tiene el pelo largo y castaño, del mismo color de sus ojos, que ahora están húmedos. Vive en Caseros con su hija de cuatro años, en una casa chica y bien cuidada. Al lado de la puerta de entrada tiene una virgen, pero desde que recordó, a los 20 años, que fue abusada, nunca más entró a una iglesia.

Desde los 12 años que va a terapia por depresión, pero a los 20, realizó un ejercicio con su psicólogo en el que recordó el abuso que había sufrido de chica. Ella estaba sentada en una sesión de terapia. Bernardo, su psicólogo, le dijo: “Cerrá los ojos e imagínate que bajás a un sótano”. Ella lo hizo, pero en vez de ver todo el espacio sólo vio mesas. “Estás viendo todo a través de un tubo Mai, si te fijás bien vas a verlo todo”. Y ahí recordó: “La imagen de estar en la pileta con Carlos José”. Ese fue uno de los primeros abusos que sufrió, tenía cinco años.

Desde entonces ella trabaja con su psicólogo las secuelas del abuso y creó una asociación, NARI, que significa Naturaleza, Amor, Resiliencia e Integración. Busca ayudar a otras víctimas. Pero además cree que tiene que haber un cambio fundamental en la sociedad, para que estas cosas dejen de suceder: “Se está dando un movimiento enorme: la Educación Sexual Integral (ESI) es necesaria”. Mailín se refiere a la ley de ESI como pieza clave para que los abusos de poder en niños, niñas y adolescentes puedan ser detectados.

La ESI (Ley n°26.150) fue promulgada 2006 en Argentina, pero su aplicación nunca fue completamente efectiva. Según los resultados de las pruebas Aprender 2018, el 98% de los directivos aseguraron que sus escuelas abordaron contenidos de la ESI, sin embargo el 57% de los estudiantes dijeron que no vieron contenidos sobre métodos anticonceptivos ni de prevención de enfermedades de transmisión sexual. Así es como estos contenidos no llegan a todas las instituciones educativas del país, ni se dan de la misma forma.

Carolina Ayala, especialista en educación sexual de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, afirma: “Se generan espacios a partir de trabajar con la ESI en donde muchos pibes y pibas han podido reconocer que han estado y están en situaciones de vulnerabilidad y abuso. Han podido poner en palabras a eso que les pasaba y que no sabían qué era”. Ayala, además de colaborar con la Campaña, es docente de primaria y secundaria, y explica que le ha pasado que estudiantes le cuenten situaciones de abuso, pero que esto “depende mucho del vínculo previo que tengas con los pibes”. Aclara que es muy importante en todas las edades, porque “ellos tienen que empezar a darse cuenta en qué situaciones se ponen incómodos y qué situaciones no les gusta” , cierra la especialista.

En su opinión, los dos defectos centrales de la ley son que no haya una capacitación obligatoria y oficial para los docentes, y que cada colegio elija la forma en la que la da. Explica que la “transversalidad de la ESI que es fundamental e importantísima, para generar espacios específicos. Es necesario que haya talleres en donde los pibes tengan espacio para hablar, preguntar, investigar”.

Victoria Freire, socióloga y directora del Observatorio de Géneros y Políticas Públicas, explica que “la ESI tiene un carácter preventivo de la violencia que es fundamental. El movimiento feminista la reclama porque es la mejor herramienta preventiva que tenemos en la sociedad para poder construir vínculos sin violencia.” Y continúa: “La ley establece que las instituciones educativas, el Estado y la comunidad tienen que realizar un trabajo en conjunto por el derecho a la información”.

Freire aclara que la ESI no es sólo para capacitar a pibes y pibas sino también a los docentes, las familias y la comunidad en su conjunto. “Es importante que los adultos estén atentos y puedan detectar y alertar situaciones de abuso, esto garantiza derechos -clarifica-. Cuando en un medio de comunicación se habla de abusos, es necesario que aparezcan los números a los que llamar para pedir ayuda”.

En el caso de Santa Fe, por ejemplo, comunicó que se detectaron 368 casos de abuso sexual en 2018. Estos datos se dieron a conocer por medio de jornadas en las que los jóvenes aprenden a diferenciar los vínculos afectivos de los abusivos, identificar situaciones de violencia, conocer el cuerpo y cómo cuidarlo. Además, los docentes que sospechen de abuso, están obligados a denunciar.

Mailín Gobbo cuenta que le da a su hija Ona la educación sexual que a ella le hubiera gustado tener. Son muy parecidas, el mismo color de pelo y los mismos ojos grandes y expresivos. Cuando Ona iba al jardín maternal, Mailín les pidió a las maestras que al momento de cambiarle el pañal le pidan permiso. A las víctimas de abuso, ella les comparte: “Ya denunciarlo es un montón, es darle el lugar para que entre un poquito de luz y que después sea el motor para salir adelante”.

Laura Kaplan, docente del colegio primario Francisco Herrera de Capital Federal, cuenta que “la Educación Sexual Integral es muy despareja en cada colegio”. Cada institución puede decidir darlo como crea correspondiente. “El tema del abuso sexual infantil es algo que se trabaja muy poco -explica ella-. Desde el nivel inicial, en contenidos está planteado del respeto a la intimidad y que los chicos puedan conocer su cuerpo. Poder decir que “no” ante situaciones que los incomodan, poder pedirle ayuda a un adulto, todos los temas se van trabajando de forma más progresiva”. Pero que al no haber una línea estatal específica no hay una única forma de darlo.

“Me parece que el abuso es algo que se debe trabajar.  Queda un poco relegado por más de que se trabaje las partes de los cuerpos, el cuidado y dónde te puede tocar un adulto y dónde no, cómo pedir ayuda; pero depende de la maestra y cuánto se profundice”. Ella con sus alumnos y alumnas trabaja el tema desde el lado biológico: las partes del cuerpo y cómo se da el nacimiento. Pero también desde el lado social y cultural, como los estereotipos de género o distintos tipos de violencias física, psicológica y en el noviazgo.

Daniela Pérez, docente de artes visuales en el nivel secundario en La Pampa, explica que ella en su materia “aborda el tema del cuerpo porque cada uno decide; cuando una persona dice que no, es no”. De esta forma, ella trabaja la ESI cuando los alumnos y alumnas lo quieren tratar: “Cuando hablo de abuso lo hago a través de espacios que se arman en clase”.

La ley de Educación Sexual Integral, tiene falencias en aplicaciones y contenido, pero de a poco la sociedad está exigiendo que esto mejore. “Los cambios van siendo progresivos, pero estamos en un momento bisagra”, afirma Laura Kaplan.


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