Padres, madres, familiares y sobrevivientes transformaron el dolor en motor de lucha para ayudar a los que menos tienen y evitar que se vuelva a repetir una “tragedia” como la que en 2006 se llevó la vida de nueve estudiantes y una docente del colegio Ecos.
Por Marcelo Rodríguez, Agustín Naya, Melanie Prokopiec y Daniela Levy Hara
Trece años pasaron de aquel 8 de octubre de 2006, cuando nueve alumnos y una docente del colegio Ecos perdieron su vida en el kilómetro 689 de la ruta nacional 11, a causa de un siniestro vial cuando volvían de Chaco, donde realizaban acciones solidarias en una escuela rural, cerca de la localidad de Quitilipi. Desde entonces, el 8 de octubre es considerado el Día del Estudiante Solidario y, año tras año, la ONG Conduciendo a Conciencia, creada y dirigida por los familiares de las víctimas, organiza eventos solidarios en donde participan reconocidos artistas, quienes ayudan a visibilizar a través de la música la problemática que gira en torno a la inseguridad vial.
Este año no fue la excepción. Con la intervención de León Gieco, Lula Bertoldi, Benito Cerati Hilda Lizarazu y Lito Vitale, entre otros, se realizó un festival solidario en el Teatro Ópera. Los ejes centrales fueron la concientización vial y la solidaridad como cicatrices de una herida que, lejos de cerrar, late. Eter Digital habló con los allegados de las y los adolescentes que sufrieron las consecuencias del accidente. La solidaridad como legado, el dolor como motor de lucha y la concientización vial como prevención fueron las ideas centrales que brotaron de las conversaciones con cada uno de ellos.
LUCHEMOS POR LA VIDA
Lucas Kalwill, sobreviviente, estuvo presente un año más en el festival, a fin de rendirle homenaje a sus compañeros. En diálogo con Eter Digital explicó las razones que lo llevaron a sumarse, no sólo al evento, sino también a la lucha que lo motiva.
– ¿Cuándo te empezaste a movilizar por la causa?
-Desde que estaba enyesado y lastimado. Fue lo único que me sacó
adelante para poder sentir, compartir un poco la injusticia que pasamos y
transmitirle a las personas que sean un poco más conscientes, que cuiden su
vida, que de la vida nos tenemos que hacer cargo.
-¿Cuál fue la clave del crecimiento de la agrupación?
–El amor
de los padres que le tienen a sus hijos. Una frase que nosotros decimos siempre
es: “Sabernos juntos nos hace más fuertes”. En este sentido, la
unión que se generó en la gente que trabaja hoy acá y quienes se sumaron, como
los músicos, también es lo que lo sostiene el trabajo que hacemos día a día.
Con la solidaridad como estandarte, Andrés, papá de
Lucas, uno de los sobrevivientes, contó que llevaron más de 280 toneladas de
donaciones a las 22 escuelas rurales y 3
hospitales y 4 salitas de primeros auxilios a las
que apadrinan. Además, explicó que la Agencia Nacional de Seguridad Vial les
brindó ayuda y acompañó las capacitaciones y charlas que la organización
realiza con el fin de “concientizar sobre la seguridad vial”.
Andrés acompaña a la causa todos los años y describió detalladamente cuáles son los fines de ‘Conduciendo a conciencia’:
– ¿Cuál es el objetivo en la organización?
-Nosotros trabajamos en Conduciendo
a conciencia sobre dos ejes temáticos: la seguridad vial y la solidaridad.
Nuestra ONG se originó a partir del accidente que sufrieron los chicos que
volvían de un viaje a Chaco, en una misión de solidaridad. Cuando estaban
volviendo, el micro donde ellos viajaban chocó contra un camionero borracho. A
partir de esa situación, nos pusimos a trabajar para ayudar a cambiar la
realidad de la seguridad vial. Porque justamente el viaje de nuestros hijos era
un viaje de solidaridad, entonces lo que tratamos es de llevar ese mensaje.
Esto significa juntar donaciones que nosotros mismos nos encargamos de llevar a
distintos lugares del interior del país. Con
esto tratamos de inculcar el concepto de solidaridad, de no pensar solamente en
uno mismo sino en qué se puede hacer para ayudar a los demás.
– ¿Cómo
lograron comenzar este proyecto y confiar en la solidaridad que podría tener
la gente?
-Muy pocos días después de la tragedia de Santa Fe, junto a mi esposa nos reunimos con un grupo de papás que
habían perdido a sus hijos. Nos concentramos en ver qué podíamos cambiar de
esta realidad, para no quedarnos sólo con la bronca. Eso fue lo que nos
movilizó. Entonces, la primera idea que surgió fue elaborar un petitorio en el
cual enumeramos los puntos cardinales que son necesarios cambiar para mejorar
la seguridad vial en Argentina. Así, empezamos a ir por las distintas plazas de
CABA a levantar firmas. Llegamos a juntar alrededor de 470 mil. También
logramos mayor visibilidad a partir del contacto con los medios de
comunicación, que ayudaron a seguir adelante y a reproducir ese mensaje de
solidaridad que buscamos transmitir. La idea era demostrar que a cualquiera le
puede pasar, que todos podemos ser víctimas o victimarios. Por eso nuestras
remeras dicen “todos fuimos, todos somos”.
Nenú, la mamá de Soledad Pérez, sobreviviente del accidente, contó que hace 13 años arrancó un compromiso que hasta hoy sigue vigente: “Modificar esta realidad que nos compete a todos”, es la búsqueda que la lleva a formar parte de ‘Conduciendo…”. Nenú colabora “para disminuir los siniestros que ocurren en el país. Por año, mueren 5700 personas por la inseguridad vial. Es un número que asusta”.
-¿Cuáles son las actividades que realiza la
agrupación?
-En torno a la seguridad vial, participamos en varios
aspectos: en la parte de educación, damos charlas de concientización vial en
escuelas de nivel medio y superior, que son los espacios a los que acuden los
chicos que están próximos a sacar el carnet de conducir. Pero también damos
charlas en empresas y en municipios. Donde nos llaman, nosotros vamos. Tratamos
así de modificar esta cultura poco solidaria a la hora de manejar o de
transitar en la calle. También participamos en las políticas públicas: formamos
parte del Comité Consultivo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, las mesas
de trabajo de gobierno. Es decir, estamos tratando de inculcar nuestro mensaje
por todos los medios posibles. También trabajamos mucho en torno a la
prevención, sobre todo en el ámbito de la salud: desarrollamos un programa
denominado “Lleguemos antes“,
para tratar de que los médicos, y sobre todo los pediatras, trabajen no sólo
curando sino también previniendo. Es decir, que no sólo te pregunten si
vacunaste a tu hijo o si lo hiciste desayunar, sino también cómo lo transportás de un lugar al otro, cómo lo subís al auto o a la moto.
Esa también es una manera de educar en el ámbito de la salud. Ya fuimos al Hospital
Italiano, al Garrahan, al Hospital de La Plata, entre otros. A donde nos
llamen, vamos.
Carlos Ecker, padre de Federico -fallecido en el accidente-, comentó cómo fue que nació la idea de realizar el festival, los motivos principales y cómo se organizan desde la ONG para dar charlas y continuar con la solidaridad como el legado que sus hijos les dejaron.
“Nosotros, desde el 8 de octubre de 2006, decidimos continuar con la tarea solidaria de nuestros hijos y, por otro lado, sembrar un poco de conciencia en los jóvenes. La franja etérea entre los 18 y 35 años es la que más se está muriendo en las calles, en las rutas argentinas y en todo el mundo. Como decía el Flaco Spinetta (quien colaboró mucho en la difusión de su causa): ‘Tenemos que abrirle la cabeza a los jóvenes’. Y nosotros creemos que una forma de lograrlo es a través de estos recitales. Sentimos el apoyo de estos artistas que nos ayudan a continuar con nuestra tarea solidaria. La educación, el control y toda manera de sembrar conciencia es lo que hoy nos mantiene día a día. Pero no por ello tenemos que olvidar la tarea solidaria de los chicos. Nosotros apadrinamos a más de 18 escuelas, tres hospitales y gran cantidad de salas de primeros auxilios. Todo lo que recaudamos en este evento va directo a esos lugares. Vamos a comprar y entregar directamente en cada una de las cinco provincias, así evitamos los altos costos de logística. A lo largo del año, tenemos charlas con empresas de transportes, en colegios, sindicatos como Camioneros. No lo abordamos desde el punto de vista técnico, sino desde el sentimiento de una familia cuando pierde a un ser querido”.
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