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“LO QUE ME MUEVE TIENE MUCHO QUE VER CON EL DESEO”


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Leila Sucari habló sobre su deseo por la escritura, la docencia y las condiciones laborales de un escritor.

Por María Luján Puentes

Leila Sucari es periodista y escritora. En 2016 ganó el premio del Fondo Nacional de las Artes por su novela Adentro tampoco hay luz y en 2017 fue publicada por Editorial Tusquets. Colabora en diferentes medios como La Agenda, Rumbos y Brando.

-El año pasado publicaste tu novela. ¿Cómo fue el proceso de escritura?

20180913_105213-Empecé un verano hace un par de años cuando me comenzaron a aparecer escenas de una niña en el campo. Había una niña, una abuela y empecé a escribir sin saber muy bien hacia donde iba. Pasaban las semanas y aparecía cada vez más esta voz de la niña muy instalada en mi vida. En un momento hice un taller de novela con Fernanda García Lao y ahí me di cuenta de que esto daba para una novela. La terminé y la mandé al concurso del Fondo Nacional de las Artes, y cuando gané vi qué editorial me gustaba. Salió Tusquets y en agosto salió.

-Una vez dijiste que uno de los mayores desafíos para un escritor era escribir desde el deseo. ¿Cómo es eso?

-A mí no me funciona esta cuestión de la organización burócrata de la escritura de ponerme todos los días de, por ejemplo, diez a tres. No tengo un orden o un método, sino que lo hago cuando tengo ganas o siento esa chispa o necesidad. Puede suceder en cualquier momento. Hay semanas que directamente no escribo y después tengo épocas en las que lo hago un montón. Creo que lo que me mueve tiene mucho que ver con el deseo y con la curiosidad de ver qué hay.

-Ahora estás dando un par de talleres. Esta curiosidad y deseo, ¿cómo lo transmitís como docente? 

-El mejor rol que puede tener alguien que se dedica a la docencia es el de despertar ese deseo. Los mejores profesores que tuve no fueron los que me pasaban recetas o los que me decían cómo hacer las cosas, sino las clases de las que yo me iba con ganas de escribir, de saber o de leer. Los que plantan esa semilla me parecen los mejores. La cuestión está en tratar de contagiar ese interés y esa búsqueda. La escritura está muy atada a eso que es algo muy personal. Como docente uno puede acompañar, guiar y estar atento a las necesidades de cada uno. Tiene que darle herramientas al otro para que haga su propio camino. Generar ese espacio es clave.

-En cuánto a las condiciones laborales de un escritor, ¿cómo son?

-Pésimas. Vivir de la escritura es muy difícil. Escribir ficción no es redituable para nada, lo que te pagan por libro vendido es el 10%.

-¿Cómo es la relación con las editoriales?

-Depende de cada caso, pero en términos generales el escritor siempre sale perdiendo. Pero no es por una editorial en particular sino por cómo está armado el sistema y las condiciones. Vivir de la escritura requiere de un montón de tiempo, de trabajo y de dedicación. Uno tiene que ver cómo se inventa una vida para poder vivir. Muchos damos talleres, otros trabajan de otras cosas que no tienen nada que ver con la escritura.

-Hay varios colectivos que se vienen organizando en torno a estos reclamos como “Unión de Escritores” o “NP Literatura”.

-Está buenísimo lo que hacen y tiene que ver con visibilizar los problemas, la precarización y el pésimo lugar que tenemos los escritores en el mercado laboral.

-Ahora te va a editar Planeta España…

-Sí, es la novedad del mes. Y el año que viene sale la novela nueva. Se llama Mejor no hablar de amor. Estoy por firmar el contrato

-¿De qué trata?

-Hay una madre con un hijo y ballenas. Transcurre en la playa y en la ciudad. Es muy distinta a la primera.


LITERATURA Y FEMINISMO

En relación a las desigualdades que existen entre hombres y mujeres en al ámbito de la literatura, Leila Sucari sostiene que los grandes referentes argentinos siempre fueron varones y que las mujeres quedaron relegadas a un segundo plano. Sin embargo, cree que se está desarrollando un proceso de visibilización de escritoras que rompen con la división entre “literatura femenina y literatura”. La novelista considera: “Ocupar un lugar público y tomar la voz desde la palabra y la escritura tiene que ver con reivindicar el lugar de la mujer como ciudadano político”.


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