Los apagones de luz durante el verano por la crisis energética dieron paso a los apagones culturales por el aumento de las facturas de energía. Cultura Unida, una organización que nuclea a asociaciones de salas. Solo la Asociación Argentina del Teatro Independiente (Artei) advirtió que, ante los incrementos, las 90 salas que nuclea corren riesgo de cerrar y que solo la suba en la luz equivale a un doble alquiler para salas independientes.
Por Fernando Wermus
Los apagones de luz durante el verano por la crisis energética dieron paso a los apagones culturales por el aumento de las facturas de energía. Cultura Unida, una organización que nuclea a asociaciones de salas. Solo la Asociación Argentina del Teatro Independiente (Artei) advirtió que, ante los incrementos, las 90 salas que nuclea corren riesgo de cerrar y que solo la suba en la luz equivale a un doble alquiler para salas independientes.
Según, Julieta Alonso, secretaría de Artei, el 100 por ciento de las salas agrupadas en la asociación corre riesgo de cierre si el gobierno no implementa una política cultural para el teatro independiente. Estas salas tienen de 30 a 60 localidades, y son contadas las que tienen hasta 250 butacas. Su tamaño no permite bajo ningún aspecto desarrollar una actividad con fines de lucro.
La movida teatral de Buenos Aires equipara a ciudades europeas como Berlín y Paris, sobre todo gracias al desarrollo del teatro independiente, que es parte del lustre y reconocimiento mundial de Buenos Aires como ciudad cultural. Liliana Weinver, presidenta de Artei, enfatizó que las obras se realizan con el trabajo y esfuerzo de los actores, directores y puestitas, organizados en cooperativas culturales.
El incremento exponencial de las tarifas tampoco puede ser trasladado a las entradas porque el público del teatro under no podría pagarlas: el precio del ticket para estos teatros oscila entre los 130 y 180 pesos, y muchas ventas incluyen promociones de dos por uno. El traslado del costo a las entradas significaría un aumento del por lo menos 100 por ciento, un cifra similar por la que se paga por una entrada del teatro más comercial.
Algunos números más: El Teatro del Pueblo, el primero independiente de la Argentina, pasó de pagar una factura de luz de 1800 a pagar 7800 pesos, un 433 por ciento; el teatro La Carpintería pasó de 1200 pesos de luz a 8000, o un diabólico 666 por ciento. “Todavía el impacto del aumento de luz no llegó al teatro, porque en febrero hay poca actividad. Pero si la próxima factura aumentara un 700 por ciento, deberíamos cerrar”, declaró a ETER Martín Ortiz, socio del Teatro Crisol.
Este teatro cuenta con Proteatro, un subsidio del gobierno porteño que otorga hasta un 50 por ciento para el mantenimiento de la sala. Otros cuentan con subsidios del Instituto Nacional del Teatro. La ciudad de Buenos Aires los paga con regularidad y las salas tienen expectativas de que escuchen sus demandas. Hasta ahora, las diferencias con el Gobierno comunal habían sido por el maltrato que los inspectores ejercen sobre estos teatros, muchas veces cierres arbitrarios.
Los propietarios de teatros comerciales acompañan las iniciativas del teatro independiente, aunque no se sumaron al Apagón Cultural. Ellos tienen su propia cámara empresarial, la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales, y su realidad es diferente. Pero también similar, porque sufren la crisis económica como la mayoría de las Pyme de la Argentina.
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