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MARCHA POR EL DESAFUERO DE CFK, A FAVOR DE BONADIO Y …¡FLAN!


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El Congreso de la Nación está adornado de banderas argentinas que flamean al compás de “¡Desafuero ya!”. La plaza, colmada de adultos mayores de 40 con pañuelos a rayas blancas y negras.

Foto de portada: NA

Las mujeres visten tapados de piel o animal print y los hombres llevan sobretodos, camperas de gabardina y barbas bien recortadas. Para quien desee comer, un stand vende chocotortas en vasos transparentes o hamburguesas en las esquinas. No hay choripán, nadie los quiere. Quieren flan. La consigna de la cita es como una aclaración: #NoSomosBoludos.

La Capital Federal fue uno de los escenarios de la marcha del #21A, impulsada por dirigentes del oficialismo para pedir por el desafuero de la senadora Cristina Kirchner, investigada por las fotocopias de los presuntos “Cuadernos de Centeno” que relatan historias sobre supuestos sobornos durante el gobierno del Frente para la Victoria.

También hubo manifestaciones en Córdoba, donde 5 mil personas se congregaron frente al Patio Olmos para “recuperar lo robado”. En la Plaza Independencia, de Mendoza, pidieron “que devuelvan” el dinero. La cita en Salta fue en la Plaza de la Legislatura, la de Tucumán en la Plaza Independencia y en Santa Fe marcharon hasta el Monumento a la Bandera.

La movilización se autodenomina “del pueblo”. No hay partidos ni dirigentes políticos. Cambiemos ordenó a los suyos que no fueran. Son ciudadanos que quieren un cambio que se fundamenta en sus historias:

PAGARLE A LOS DE ABAJO

Por Constanza Oronel

Frente del Congreso, Susana Sillot (65) levanta un cartel con el hashtag “#NoSomosBoludos”. No le gusta la participación de partidos políticos en las marchas, por eso es la primera vez que viene desde San Miguel junto a su marido. Dice que asiste “a una movilización social”. Reclama que los senadores cumplan con su trabajo y que los medios de comunicación visibilicen los nombres de los que “no hagan quórum para que no los votemos nunca más”.

“No me importa la plata -aclara-. El problema es que esto ya pasó y no puede volver a ocurrir.” Es jubilada y está cansada de haber trabajado toda su vida para pagarle a “los de abajo, a los vagos que no trabajan”. Grita “Bonadío el pueblo está contigo”. Pide que no haya más gente que le haga mal al país.

EN EUROPA NO SE CONSIGUE

Por Rosen Mary Suárez Abad

“A los kichneristas los odio porque nos dejaron en pelotas”, dice Beatriz. Sobre todo de pana en cuadrillé, peinado prolijo y uñas impecables. No puede creer cómo Argentina pasó “de ser el granero del mundo a ser un país fundido”. Docente jubilada y de 79 años, es la tercera vez que se moviliza desde su departamento en Santa Fe y Callao: la primera fue para apoyar al fiscal José María Campagnoli y la segunda para “marchar en silencio” por el fiscal fallecido Alberto Nisman. “Macri hace lo que puede”, justifica y cree que el único error del presidente es no haber sincerado la situación en la que encontró el país. Asegura que “el cambio está por venir” y que lo más destacable es que está insertando a la Argentina en el mundo. “En Europa no sabían que existíamos, ahora sí lo saben”, dice esperanzada.

REGIA, DIVINA

Por Julieta  Sitner Willig

Silvia y Mónica son dos señoras top. Amigas hace quince años. Marcharon cada una con una bandera argentina. En una flameaba un “Sí se puede” cubierto con brillos. Se encontraron en su barrio de Belgrano y se tomaron un taxi hasta el Congreso. No quieren revelar su edad pero están jubiladas. “Te puedo decir que tengo más de 20 y estoy regia, divina”, se define Silvia entre risas. Fue secretaria y se dedicó a sus tres hijos, que ya tienen más de treinta y viven en el exterior. Mónica es licenciada en Ciencias Políticas y su familia es su marido, también jubilado, y su hija que estudia Derecho. “Estamos afónicas de gritar”, se jacta y supone que “más allá de que Macri sea bueno, malo o mediocre, este es el inicio y queremos hacer valer la democracia”.

LO ÚNICO QUE QUEDA

Por Pamela Flores

Jorge Gómez se acercó solo a la marcha, a paso lento y con un cartel: “Desafuero ya”. Y bien grande, las sigas NSB (No somos boludos). Tiene “un montón de años” y ya ni los cuenta. Jubilado y “activo” ante las causas que el mismo define como “no políticas”. Siempre está presente en ese tipo de marchas, “como la de Nisman”, dice. Si bien sus hijos y esposa tienen el mismo pensamiento que él, esta vez no pudieron acompañarlo. Se enteró del #21A por la radio, porque redes sociales no tiene. “Tengo que aportar mi granito de arena contra toda esta injusticia de gente que se llevó la plata a carretillas, plata mía y de mis hijos”, argumentaba mientras se retiraba por Callao. Para él, “al pueblo lo único que le queda es esto, salir a la calle pacíficamente a manifestar sin romper nada, sin hacer agravios”.

UN BAÑO DE REALISMO

Por Ailén Corso

Alfredo Casero pasó por al lado y José Luis le palmeó la espalda emocionado: “¡Grande flaco!” José es radical, abogado y se siente “un militante de la justicia”, no de este gobierno. Todos los días se pone el sombrero hongo que le regaló su padre, quien le transmitió el amor por el partido y la política. Participó en cada marcha contra la corrupción desde que asumió Cristina Fernández de Kirchner, junto a su esposa e hijos. Creció en Flores y vive en la casa de su niñez, un departamento antiguo donde todos se conocen. Tiene peleas en broma con su vecina: “Ella compra Página/12 y yo La Nación, los dos en el mismo puesto. Sin embargo, todos los días le llevo el diario a la puerta porque ya es muy grande”. José opina que la gestión de Macri es similar a la de De la Rúa, y que deberían haber realizado el ajuste desde el principio. José confía en que el rumbo tomado por el gobierno es el correcto, porque “todos los argentinos necesitábamos un baño de realismo”.

SIN RESPETO NI VALORES

Por Juan Cruz Fiacco

“Si esto sigue así, será un desastre el país que le va a quedar a mi hijo cuando vuelva de Europa”, lamenta Susana. Tiene 62, camina con dos amigas por Callao con un cartel que dice “Si se puede” y canta “Cho-rra, cho-rra… De-sa-fuero, de-sa-fuero”. Fue secretaria toda su vida. “Lo que tengo lo gané con el fruto de mi esfuerzo y mi objetivo al haber venido es hacer justicia para que los ladrones vayan presos”, explica. Dice que si “el cambio” se da en la gente, “automáticamente los políticos empiezan a cambiar”. Ella y sus amigas llegaron desde Bajo Belgrano abrigadas con tapados. Creen que en el país no hay respeto ni valores, pero que “esta realidad se puede modificar sin todos están unidos”.

NO LES IMPORTA LA CORRUPCIÓN

Por Matías Aguinaga

Hernán. Analista de sistemas. 48 años. Se apoltronaba sobre su mochila y ponía un pie contra una pared de Avenida de Mayo y Entre Ríos, a metros del epicentro de la multitud que llegaba al Congreso y bramaba, con pancartas y banderas argentinas flameantes, por el desafuero de Cristina. Recién salía del trabajo. Dijo que estaba ahí por quien fuere que incurriese en delitos de corrupción. “Los fueros son para otra cosa”, sentenció. Votó a Cambiemos y remarcó que lo volvería a votar, aunque al final dubitó. ”Es un desastre el país para el tipo que tiene un negocio, la pobreza aumentó”, lamenta. Se considera “ni de izquierda ni de derecha” y le da la razón en algunas cosas a la gente que hoy “no estaría en la convocatoria”. Hernán se considera un concurrente promedio de la marcha. Confiesa que, en realidad, a la gente no le importa demasiado la corrupción. “Mucha gente que está acá evade impuestos, no paga Ganancias.”

NI EL PAPA SE SALVA

Por María Daniela Contaldo

“Antes de morirme quiero ver el país encaminado”, dijo  Ana Medina. Tiene 72 años, vivió “la etapa de Frondizi”, vio los golpes militares “y cómo lo bajaron”. Ella cree que las mejoras no se van a dar en el corto plazo sino que van a ir para peor. “Es un sacrificio que se debe hacer,  porque lamentablemente se están manteniendo los subsidios. Se está haciendo lo que se puede, pero francamente se puede zafar”.

Sospecha que “el país va a terminar convirtiéndose en Venezuela” y piensa que “capaz nos tendremos que ir a un campo de concentración”. La “última opción” sería “exiliarse a Bolivia o Paraguay”.
Votó a Macri pero no se considera macrista. Hubiera votado a cualquiera que estuviese “en contra del populismo demagógico”. Sostenía un cartel que decía “Desafuero a CFK” pero aclara que no tiene nada personal contra Cristina Fernández sino que “hay que poner presa a la gente que actuó mal” y a los que “se robaron dos PBI”.  “Además –remata-, el Vaticano está incluido.”

PIQUETERA SOLA

Por Rodrigo Romero

José dijo que fue pedir por el desafuero de CFK. Es de Florencio Varela y estaba junto a su esposa. “Vinimos los dos con la SUBE”, dijeron y la mostraban. A lado, Clara, otra jubilada pero de Capital; sostenía un cartel que decía “Chorros K devuelvan la guita que se robaron”. Ella cortaba la calle, sola frente al tránsito y gritándole a un colectivo que peleaba por doblar: “¡Esto es  una marcha por la democracia!”. Cuenta que se dedica tiempo completo “a esto” y que también pedía por el desafuero de Carlos Menem. Elisa, otra de las manifestantes, docente jubilada, dijo participar “como ciudadana” y contó que llegó hasta allí en micro “pero sola”.

YA LO VIVIMOS ANTES

Por Micaela Santamaría

“Me duele por mis nietas y mis hijos”, dice Justo Nievas y llora. Tiene 70 años y lleva en su espalda una bandera celeste y blanca más un cartel que dice “Chorra presa ya!!!”. Nació en Chaco pero vive en José C. Paz. Es jubilado y espera que “el país salga adelante”. Entre lágrimas suspira y comenta que donde vive con su familia “se nota más la injusticia”. Fue porque “nos han hecho tantas cosas en la vida”, cree. “A veces hablan sólo de los kirchneristas o de los menemistas que han pasado, pero esto ya lo viví antes, mucho antes en mi pueblo”, critica. Justo tiene confianza en el Gobierno aunque cree que “hay cosas que no hacen bien”. Viste una campera azul abrigada. A  su lado pasa un joven que le ofrece garrapiñada. Nievas no lo mira y reflexiona: “Son cosas que dejaron tan mal al país… Esto recién empieza”.

UN CARTEL LARGO

Por Maximiliano Rojas

Graciela Mugueta sostenía junto a una amiga un cartel: “Que se apruebe la ley de extinción de dominio y el desafuero de la mayor korrupta y traidora a la patria de toda la historia Argentina”. Llegó desde la zona aledaña al Congreso, no quiso precisar el barrio. Se sumó a la protesta porque quiere “que no roben más, que devuelvan lo que se robaron y no más ladrones en el gobierno”. Con un gorro de lana color gris y campera azul sostenía firmemente su cartel y alzaba la voz cada vez que se refería a Cristina Fernández. Graciela atiende en su consultorio privado. Es psicóloga, jubilada y trabajó muchos años en la Liga del Diabético. Hace unos años organizó un congreso de diabetes en Brasil.

UN PEDIDO AXIOLÓGICO

Por María Victoria Perdomo

Yanina es docente y fue con su madre a la manifestación, movilizada por la “deshonestidad de la gente corrupta”. La acompañaba un cartel casero con la consigna “Korruptos presos, justicia de una vez por todas”.

Es licenciada en Letras, vive sola en Barrio Norte y se dedica a la enseñanza universitaria hace 5 años. Considera que el desafuero de CFK será es inevitable porque “la sociedad está harta” y “la justicia es axiológica”, sostenida bajo un principio de valores. Dice que le encantaría que este desafuero y extinción de dominio tengan “un efecto dominó y caigan todos los que tengan que caer”, independientemente del partido al que pertenezcan.

SERVIDORES

Por Verónica Daleira

“La palabra clave es justicia”, dice Magdalena de Congreso. Pide que los poderes del Estado sean realmente independientes, dice que “eso es lo que dice la Constitución desde 1853” y cree que eso es clave “para fortalecer lo que se está investigando”. Magdalena es una señora de 65 años, muy paqueta, muy maquillada, muy con tapado de paño marrón y gorro negro. Flamea orgullosa una banderita celeste y blanca acompañada por Isabel, una amiga.

“Tengo los peores conceptos de Cristina Kirchner”, dice. “Es corrupta total, ladrona –enumera y todo lo que nos está faltando se lo robó ella y los corruptos de su alrededor.” De Macri opina que “no está acertando una, pobre” y supone que si este gobierno comete ilícitos también vamos a salir porque los funcionarios públicos son servidores y para eso los votamos”.

ESA COSTUMBRE

Por Analia Uzunof

Silvia explica sus razones con la firmeza de quien canta el Himno. Es de Palermo y desde allí se acercó hasta el Congreso con una bandera y una amiga. Lejos de la ya famosa sororidad que plantearon las mujeres en la marcha en favor de la legalización del aborto, aquí los manifestantes se manifiestan austeros de empatía. Si mañana fueran las elecciones y los únicos candidatos fueran Mauricio Macri y Cristina Kirchner, Silvia tiene decidido qué haría: “No votaría a CFK, ¡seguro!” ¿El motivo? “Se trata de la agresión y esa costumbre de minimizar al prójimo que tenía” la ex mandataria.


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