Inicio » “ME PARECE UN BUEN DESAFÍO MOVER LAS COSAS DE LUGAR”

“ME PARECE UN BUEN DESAFÍO MOVER LAS COSAS DE LUGAR”


Compartir

Maira Jalil se reinventó como Tita Print y se sube a los escenarios para romper los estereotipos y aportar a la lucha de las mujeres desde la música. “Voy musicalizando la batalla”, dice.

Por Laura Ríos

Tita Print es cantante y compositora de cumbia. Toca el keytar, teclado popularizado por el líder de Damas Gratis, Pablo Lescano. Considera que en este ambiente, en general, las mujeres solamente cantan y el controlador es algo de los varones. Por eso tomó el desafío y se decidió por este instrumento para salir al escenario.

Tita cree totalmente en el feminismo y quiere aportar desde la música a los elementos de lucha. Por eso dice que las cumbieras y los cumbieros se tienen que despertar. “Las cumbieras, sobre todo, se tienen que sumar a la lucha porque todavía las estamos esperando, y los cumbieros tienen que pedir perdón”, sentencia.

-¿Te costó meterte en la cumbia siendo un ambiente tan machista?

-La cumbia sola no, me parece que la música en general es machista. Sí, fue complicado. Sin embargo tuve una gran alegría, que es que músicos de la cumbia más tradicional, que yo admiraba, escucharon mi música y la pusieron en valor. Sintieron que lo que yo estaba tocando era cumbia y me desearon lo mejor. Los chicos del grupo Sombras, de Adrián y los Dados Negros, Hernán de Mala Fama, gente que realmente admiraba mucho.

-¿Por qué elegiste tocar el keytar y no otro instrumento?

-Toco el piano desde chica, y después, cuando necesité decidir sobre qué elemento iba a salir al escenario, me encontré con que el keytar era un instrumento absolutamente tomado por los varones. Entonces me pareció bueno el desafío de mover un poco las cosas de lugar. Además, me resulta una gran herramienta para estar en el escenario.

“La lucha también es ser feliz”

 -¿Notás algún cambio en la cumbia dentro de este contexto social donde el feminismo tiene cada vez mayor visibilidad?

-Me parece que los cumbieros y las cumbieras se tienen que despertar. Las cumbieras sobre todo se tienen que sumar a la lucha, porque todavía las estamos esperando. Y los cumbieros tienen que pedir perdón. Tienen que sacar la mujer en bolas del keytar de Pablo Lescano. Tienen que dejar de poner a las bailarinas como si fueran trofeos en el programa (“Pasión de sábado”). Tienen que dejar de decir “alto trabuco” o “¡ay, Andrea, que puta que sos!” Tienen que vivir en esta época. Se les pasó el tiempo, chicos. Alguien les tiene que avisar que se pasaron de parada.

-¿Debería desaparecer la mujer semidesnuda del escenario de la cumbia?

-No tiene que ver con que la mujer esté en bolas o no. Tiene que ver con que la mujer esté así porque sea una decisión propia y no que la utilicen como objeto para que los hombres la miren. Me parece que cada mujer se puede vestir como quiera, el tema es como está usado y para qué. Las bailarinas que están en “Pasión de sábado” claramente son unos adornos que están poniendo ahí para que los tipos las miren.

-¿Y qué te dio la energía de la cumbia?

-Tuvo que ver con una raíz que yo tengo. Mi familia es del Bajo Flores, una zona que tiene mucho asentamiento boliviano, y se escucha lo que se llama cumbia norteña. Me crié escuchando eso. Después me formé en la Escuela de Música Popular de Avellaneda, y ahí me contacté con el folclore argentino. Cuando tuve que elegir qué música me representaba, qué música me salía hacer, ahí elegí la cumbia. De todas formas, el próximo disco no es solo de cumbia, sino que voy para otros lados. Eso sí, siempre música bailable.

“Siento que estoy aprendiendo todos los días del feminismo y de la diversidad. Voy repensándome como artista y como mujer”

-¿Por qué elegiste transmitir las problemáticas de género en tus canciones?

-Porque me parece que la revolución es feminista. Creo totalmente en el feminismo, y quiero aportar desde mi humilde lugar a los elementos de lucha. La música en todas las guerras fue un gran elemento. No por nada llevaban a los músicos a la guerra. Así que voy musicalizando un poco la batalla, a eso vine.

-¿Cómo afrontás la responsabilidad social que implica expresarse con la música en tiempos como los de hoy?

-Siento que estoy aprendiendo todos los días del feminismo y de la diversidad. Voy repensándome como artista, como mujer y como feminista. Estoy en un aprendizaje y voy aportando desde la música. El arte siempre es político, por acción o por omisión. Por eso, en el próximo disco tomé una responsabilidad más directa. Aunque ahora escucho temas viejos y pienso ‘yo ya era feminista antes’. Hay un tema que se llama “Las Mariposas”, de una banda en la que tocaba que se llamaba Zamacuco, y es un tema recontra feminista. No tenía conciencia de eso, ahora tengo más conciencia de lo que quiero decir, y trato de ser muy cuidadosa también.

“Los cumbieros tienen que vivir en esta época. Se les pasó el tiempo, chicos. Alguien les tiene que avisar que se pasaron de parada”

Maira Soledad Jalil sintió la necesidad de renombrarse como Tita Print. En 2012 denunció que su hija fue abusada sexualmente por su expareja y padre de la niña, pero la justicia determinó que debía seguir con las visitas, hasta que ella decidió frenarlas a como dé lugar. La procesaron por impedimento de contacto. El dolor no la paralizó, sino que canalizó esa lucha a través de la música.

 -¿Por qué te cambiaste el nombre?

-Porque tuve que atravesar una situación al defender a mi hija de abuso sexual infantil y, en ese marco, en la justicia me llamaban todo el tiempo por mi nombre diciendo cosas horribles. Entonces sentí la necesidad de protegerla y protegerme de eso que no soy. Yo quiero luchar, pero quiero ser feliz al mismo tiempo, y quiero gozar, quiero divertirme. No quiero mirar para atrás y sentir que no pude ser feliz.

 -¿Por qué Tita Print?

-Porque ya me venían diciendo Tita, así de cariño nomás. Y Print es de imprimir, porque yo lo que quería era recordar que yo quería imprimir esa parte de mí, imprimir a Tita, no lo otro.

 -¿Cómo hiciste para llegar a decidirte por esta forma de lucha feliz?

-Soy resiliente. Suelo tener buena onda en general y estar de buen humor, pero a veces hay cosas que ocurren, que por más buen humor que tenga, no hay por dónde avanzar con la alegría. Es bastante mi naturaleza, la de buscar por ese lado, y lo que me dio un empujón fue ver a otras mamás que pasaron por una situación similar a la mía y verlas luchando contra el cáncer o sintiéndose sin vida. Entonces, decidí que la lucha también es ser feliz y que mi hija sea feliz. Eso es para mí la lucha, no solamente lo otro. De hecho lo otro en la general se pierde.

-Si tendrías que dar un consejo a alguna madre que esté pasando por la situación que viviste, ¿cuál sería?

-Mirá, me parece que es re difícil poder dar un consejo general porque son situaciones que son muy particulares. Pero si yo pudiera dar un consejo, que sí me parece transversal a todas las causas, es que no hay que quedarse sola. Hay que juntarse con otras porque somos un montón, porque nos quieren dispersar, porque solas nos ganan. Pero cuando se visibilice y en cuanto el feminismo se haga cargo de que el abuso sexual infantil tiene que estar en agenda, y contemos con la lucha de las compañeras hermanas feministas para defender a nuestros niños y niñas, me parece que ahí va a ser otro el cantar. 


Compartir