MONGO, LA OTRA LEYENDA DE GERLI

“Somos la única banda Punk con punteos de viola y psicodelia de verdad”, afirma Mongo, la primera leyenda del Punk Rock Nacional y líder de Alerta Roja.

Por Juan José Mamani

¿Dónde estamos? “Italia”, dice mientras señala donde se reunían los primeros punks de Gerli. Es cantante de la mítica Alerta Roja, la banda argentina pionera del Punk Rock. El nombre que su madre eligió ponerle es Sergio Spatavecchia. Pero por ahí, y por todas las calles del barrio, todos lo llaman Mongo, aunque a él no le guste.
Mongo se inició en “Los residuos de Gerli”, en rigor la primera banda punk de la Argentina y de habla hispana. Fue entonces, con esa agrupación, donde comenzó su vínculo con el rock and roll. “No tocamos nunca pero fuimos siempre famosos. Hari B, el guitarrista de Los Violadores, nos hizo famosos cuando nos publicó en un fanzine que salía en esa época”, cuenta Sergio, ex baterista de “Los residuos de Gerli”, y después cantante de Alerta Roja.
Mientras camina por Gerli ningún vecino deja de saludarlo. Él devuelve los gestos y es evidente que disfruta del reconocimiento. La tortuosa escalera que obligadamente sube para ingresar a su casa le hace recordar: “Se me cayó un piano en el pie”. Se ríe y enseguida aclara que en realidad fue un lavarropas. “De ahí quedé con la pata hecha mierda”. No hace falta preguntarle por qué anda con bastón y mucho menos por qué incluso sube a los escenarios con él.
Hace poco más de un mes, con la reapertura del Salón Pueyrredón, en el barrio porteño de Palermo, Alerta Roja volvió a tocar. Lo hizo con su voz líder y dos de sus integrantes originales: Pablo Strangler, guitarrista, y Daniel Pato García, bajista. Sergio sabe que son una leyenda, pero quizás no le interesa serlo. Juega el presente y se sienta en su casa mirando para delante, destapa una cerveza y algunas otras credenciales. Es apenas un departamentito humilde y precario, ubicado justo en frente del cartel de la estación de trenes de Gerli. Ahí se crió junto a su padre y su madre. Es ahí donde muchas veces se quedó a dormir Luca Prodan. “Yo le decía Peluca, en vez de Luca”, recuerda con la mirada perdida en un punto fijo, buscando a su amigo. Su madre está ahí, sentada en el mismo comedor junto a una estufa de pared, atrás de unos anteojos chicos, susurrando algo.
Sergio tiene el pelo emblanquecido, arrugas que se le pegan a los huesos de la cara. Está flaco como en aquellas fotos de los ochenta y usa bastón para apoyar su figura y su autenticidad. Ya no tiene 17, como cuando empezó en Alerta Roja. “Usar pelo un poquito parado y un par de tachas te transformaban en extraterrestre en esa época”, recuerda refiriéndose a los comienzos de la banda. Hoy tiene 50 años, imagen desprolija y descuidada. No tiene la pinta de un rockero típico, pero pocos que se visten como tales tienen al menos algo de su impronta marginal. Aún hoy, más de treinta años después de comenzado su legado, lo llaman para tocar. “Estuve con los ‘2 Minutos’ la semana pasada. Los conocí porque este hincha pelotas de Riky Maravilla (Ricky Espinosa, fallecido líder de Flema) no me dejaba tranquilo y siempre tenía a alguien para presentarme”, cuenta Sergio.
Pelmazo Records es la productora que grabó el primer disco de Alerta Roja y del punk argentino. El de la banda de Mongo contenía dos temas: en la cara A, Desocupación, y en la cara B, Hippie japa. Luego de aquel disco llegó el tema que los hizo famosos en el under, o por lo menos la canción emblema que incluso recientemente le dio título a un libro que recopila historias de la época fundacional del punk argentino: Derrumbando la Casa Rosada. Actualmente Alerta Roja está trabajando en un nuevo disco que será el retorno discográfico.
Sergio se muestra contento por ser entrevistado. Se levanta en busca de un cd de su banda para amenizar la charla. Suena Alerta Roja en vivo en el Teatro Bambalinas, mientras él se escapa unos segundos a otra habitación. Su mamá todavía sentada junto a la estufa, se vuelve y comenta cabeceando el tempo de la canción: “A mí me gusta y soy grande, eh”.
Cuando comenzó el revisionismo rockero argentino, una hipótesis corrió por redes sociales e incluso falsamente se desmintió. Sergio, mirando al mismo lugar que hace un rato, vuelve a recordar al pelado más famoso del rock nacional: “A Luca lo conocí en el baño de un bar, casi lo cago a trompadas. Siempre me preguntan eso”. En referencia a las leyendas que se tejen sobre su persona, cuenta: “El Sergio de ´Mañanas en el Abasto´ también soy yo, también me lo preguntan siempre. Lo que sí nunca se dijo es que yo nunca dejé de tocar, todos creen que sólo me quedé trabajando en el bar”, explica Sergio, echando por tierra dos mitos. “Peluca siempre pasaba a tomarse una ginebra por mi barra y me preguntaba cuándo iba a volver (a tocar)”.
La vida de Sergio después de Alerta Roja transcurrió, al igual que la de algunos de sus compañeros, en un centro de rehabilitación. Estuvo internado por cirrosis y aún conserva, aunque más controlados, algunos de esos viejos hábitos que le causaron la enfermedad. Después de la disolución de Alerta Roja no se alejó de la música. Más allá que nunca volvió a grabar con otra banda, por no “venderse al sistema”, siempre se mantuvo en el ambiente del under. “Yo formé muchas bandas, cómo El Clan, una terrible banda. El tema es que estábamos todo el día re locos”, dice y agrega: “Hoy estoy todo el día con mi vieja. Ella siempre me apoyó y me bancó con todo mi delirio. Ahora me toca bancarla a mí, con esta enfermedad de mierda que es el Alzheimer”.
Alerta se volverá a presentar en agosto en el Salón Pueyrredón. “Con la gamba así me la re banco en el escenario”, explica y demuestra las ganas de que llegue la fecha. Y no puede disimular lo pegada que su historia está a la de su amigo conocido por todos: “Te cuento una que no la sabe nadie, es exclusiva. ¡Luca hizo la voz Topo Giggio en el ´82!”.