ETER pasó una tarde completa en la guardia del Hospital Durand, donde se atienden aproximadamente 80 consultas diarias por mordeduras de perros, gatos y murciélagos.
Por Brenda Daniela Fuentes y Alejandra Gabriela Nouche
Celia y su padre salieron de Avellaneda, y a pesar del escaso tránsito, atravesaron con urgencia parte de la Capital para intentar llegar a la guardia del Pabellón Romano del Hospital Durand. Después de comer el asado de todos los domingos, Julio, un ovejero belga de 17 años la mordió en la mano y la herida sangró por varios minutos. El Durand, ubicado en Avenida Díaz Vélez al 5000, es el único lugar en Capital que aplica la vacuna antirrábica. Recibe alrededor de 80 consultas diarias por mordeduras de perros, gatos y murciélagos. Atiende de lunes a viernes de 8.30 a 12 y de 13 a 18. Los sábados, domingos y feriados de 9 a 17. Si se asigna un plan de vacunación, no se debe consumir alcohol. Tampoco donar sangre durante un año. Eran las cuatro de la tarde y con la certeza que en una hora dejaban de atender, la víctima de la mordedura y su acompañante corrieron por todo el hospital para llegar a tiempo. Una puerta de reja y una antesala rectangular dejan ver, en un extenso pasillo de casi 10 metros de largo, pero de sólo 80 centímetros de ancho, unos bancos apostados sobre la pared, donde las personas esperan frente a dos puertas de madera. De una de ellas sale una mujer de guardapolvo, que alguna vez fue blanco y ahora está desteñido por el paso del tiempo. Elba, la enfermera de la guardia de los domingos, lleva 40 años de batallas con los pacientes. “No voy a dar más números. El doctor no puede atender más gente, son casi las cinco”, fue la frase que encendió la furia de los presentes. “¿Cómo que no nos van atender? Hace más de dos horas que esperamos. A la nena la mordieron ayer en la cara”, enfatizó Joaquín. El hombre pensaba pasar todo el fin de semana largo en el Tigre con su familia, pero un perro mordió a Juanita, su hija menor. “Los dueños del hotel dijeron que el perro no era de ellos, que sólo le daban de comer”, contaba el padre de la niña. Elba interrumpía sin piedad: “Si no encuentran al perro tiene que ponerse las cinco vacunas”. Si los animales mordedores no son ubicables se aplican cinco dosis de vacunación. Se jerarquizan las terminales nerviosas: manos, pies, cara, cabeza y cuello, de mayor circulación sanguínea para evitar que el virus llegue al cerebro. Si son ubicables, el Instituto Pasteur —ubicado en Avenida Díaz Vélez al 4800— analiza a los animales que mordieron, y eleva los informes al Durand. Si los resultados son negativos se interrumpe el tratamiento. También se utiliza inmunoglobulina antirrábica para quienes no fueron vacunados dentro de los 10 primeros días post-exposición al virus. “¡Yo no me voy de acá hasta que me atienda algún médico! ¿Le queda claro? ¡No me voy!”, grita un señor mayor y avanza sobre Elba. Ella, en una especie de paso de baile tembloroso, retrocede al interior de la sala de vacunación, y asiente con la cabeza. Este hombre de lentes, de unos 75 años siguió su discurso en busca de auditorio. “A mí me mordió un murciélago el 30 de enero, el día de mi cumpleaños. Me hicieron el análisis: ¡Rabia!”. Con ojos desorbitados contaba a quien quería oírlo. “Me vacuné, pero siento que me camina algo por adentro de la piel y acá nadie se hace cargo”. Laura López, médica pediatra y encargada del sector de vacunación del hospital contó que en el 2009 una familia completa tuvo que vacunarse. “Tenían un gato y al ver que jugaba con un murciélago muerto, pensaron que podía estar rabioso. En efecto, al ser analizado, el mamífero era portador del virus”, señaló. Desde el Durand se realiza un seguimiento de todas las personas que acuden por este tipo de casos. “Si un paciente no vuelve al hospital un asistente social lo contacta y le recuerda su obligación de cumplir con el plano de vacunación”, sostuvo López. Celia, a pesar de las amenazas de Elba, fue atendida. Recibió además una dosis de la vacuna antitetánica que se aplica en estos casos. “Mandan a toda la gente para acá y cada vacuna cuesta $1.000, cuando están obligados a atender en cada municipio”, enfatizó el médico. Los pacientes, ajenos a disputas presupuestarias entre distritos, son las víctimas de una deuda, que por ahora la solidaridad hospitalaria termina por saldar.
Celia y su padre salieron de Avellaneda, y a pesar del escaso tránsito, atravesaron con urgencia parte de la Capital para intentar llegar a la guardia del Pabellón Romano del Hospital Durand. Después de comer el asado de todos los domingos, Julio, un ovejero belga de 17 años la mordió en la mano y la herida sangró por varios minutos. El Durand, ubicado en Avenida Díaz Vélez al 5000, es el único lugar en Capital que aplica la vacuna antirrábica. Recibe alrededor de 80 consultas diarias por mordeduras de perros, gatos y murciélagos. Atiende de lunes a viernes de 8.30 a 12 y de 13 a 18. Los sábados, domingos y feriados de 9 a 17. Si se asigna un plan de vacunación, no se debe consumir alcohol. Tampoco donar sangre durante un año. Eran las cuatro de la tarde y con la certeza que en una hora dejaban de atender, la víctima de la mordedura y su acompañante corrieron por todo el hospital para llegar a tiempo. Una puerta de reja y una antesala rectangular dejan ver, en un extenso pasillo de casi 10 metros de largo, pero de sólo 80 centímetros de ancho, unos bancos apostados sobre la pared, donde las personas esperan frente a dos puertas de madera. De una de ellas sale una mujer de guardapolvo, que alguna vez fue blanco y ahora está desteñido por el paso del tiempo. Elba, la enfermera de la guardia de los domingos, lleva 40 años de batallas con los pacientes. “No voy a dar más números. El doctor no puede atender más gente, son casi las cinco”, fue la frase que encendió la furia de los presentes. “¿Cómo que no nos van atender? Hace más de dos horas que esperamos. A la nena la mordieron ayer en la cara”, enfatizó Joaquín. El hombre pensaba pasar todo el fin de semana largo en el Tigre con su familia, pero un perro mordió a Juanita, su hija menor. “Los dueños del hotel dijeron que el perro no era de ellos, que sólo le daban de comer”, contaba el padre de la niña. Elba interrumpía sin piedad: “Si no encuentran al perro tiene que ponerse las cinco vacunas”. Si los animales mordedores no son ubicables se aplican cinco dosis de vacunación. Se jerarquizan las terminales nerviosas: manos, pies, cara, cabeza y cuello, de mayor circulación sanguínea para evitar que el virus llegue al cerebro. Si son ubicables, el Instituto Pasteur —ubicado en Avenida Díaz Vélez al 4800— analiza a los animales que mordieron, y eleva los informes al Durand. Si los resultados son negativos se interrumpe el tratamiento. También se utiliza inmunoglobulina antirrábica para quienes no fueron vacunados dentro de los 10 primeros días post-exposición al virus. “¡Yo no me voy de acá hasta que me atienda algún médico! ¿Le queda claro? ¡No me voy!”, grita un señor mayor y avanza sobre Elba. Ella, en una especie de paso de baile tembloroso, retrocede al interior de la sala de vacunación, y asiente con la cabeza. Este hombre de lentes, de unos 75 años siguió su discurso en busca de auditorio. “A mí me mordió un murciélago el 30 de enero, el día de mi cumpleaños. Me hicieron el análisis: ¡Rabia!”. Con ojos desorbitados contaba a quien quería oírlo. “Me vacuné, pero siento que me camina algo por adentro de la piel y acá nadie se hace cargo”. Laura López, médica pediatra y encargada del sector de vacunación del hospital contó que en el 2009 una familia completa tuvo que vacunarse. “Tenían un gato y al ver que jugaba con un murciélago muerto, pensaron que podía estar rabioso. En efecto, al ser analizado, el mamífero era portador del virus”, señaló. Desde el Durand se realiza un seguimiento de todas las personas que acuden por este tipo de casos. “Si un paciente no vuelve al hospital un asistente social lo contacta y le recuerda su obligación de cumplir con el plano de vacunación”, sostuvo López. Celia, a pesar de las amenazas de Elba, fue atendida. Recibió además una dosis de la vacuna antitetánica que se aplica en estos casos. “Mandan a toda la gente para acá y cada vacuna cuesta $1.000, cuando están obligados a atender en cada municipio”, enfatizó el médico. Los pacientes, ajenos a disputas presupuestarias entre distritos, son las víctimas de una deuda, que por ahora la solidaridad hospitalaria termina por saldar.
APENAS CUATRO PERSONAS INFECTADAS EN DOS DECADAS El Ministerio de Salud de la Nación destaca en su página web que “la rabia humana presenta una letalidad cercana al 100%, y por contar con medidas eficaces para su prevención, todo caso implica una falla en el sistema de salud”. En los últimos 15 años se registraron 366 casos de rabia canina. Desde el año 1994 a la fecha se registraron cuatro casos de rabia en humanos: dos transmitidas por perros y otros dos por murciélagos. En 2008, después de 14 años sin denuncias, hubo un caso de rabia humana transmitida por un perro, en un niño de la provincia de Jujuy.
Hola, a mi me mordió un perro de la calle luego que lo atropello una moto, en la zona de provincia partido de San Miguel, el cual falleció. Cuando me mordió fui a la guardia del Durand, me vio un traumatologo la mano, me receto antibiótico (por siete días) y al día siguiente fui al pabellón Romano para que me apliquen la vacuna, y hacer el acta en el Pasteur, pero solo me pusieron la Doble adulto (antitética). Cuestión que fui nuevamente al Durand ya que el animal murió antes de los diez días y por lo que tengo entendido si el animal fallece antes de ese lapso, me deberían de aplicar un tratamiento de vacunacion , el cual me lo están negando y ya cumpliría diez días de lo sucedido.
hola! Cuándo te sucedió esto?, año y mes ??
me ha tocado pasar por algo similar
Hola, llevé a mi gato al veterinario, tiene gastroenteritis. Es un gato de departamento, jamas sale de casa. fui al durand pero ya no atendian, me dijeron que en caba la rabia se erradicó hace años, asi que es probable que no me la apliquen. me podrian informar si es asi, porque dadas la condiciones actuales del covid preferira no tener que ir a un hospital a menos que sea imprescindible,
Aguardo vuestra respuesta, muchas gracias.
Sldos.