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NO ES JUEGO DE NIÑOS


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La problemática del trabajo infantil se visibilizó de pronto después de la entrega del Premio Nobel de la Paz al Hindú Kailash Satyarthi, un referente mundial de la lucha contra este flagelo. En la Argentina las políticas públicas en torno al problema son impulsadas, desde hace más de 10 años, a través de una dependencia del Ministerio de Trabajo, la CONAET.

Por Nicolás Di Santo

El Papa Bergoglio y el  ex espía, Edward Snowden, deberán esperar un año más. El viernes pasado la Academia Sueca le entregó el Nobel de la Paz a un estandarte de la lucha contra el trabajo infantil y demostró que el criterio de designación sigue siendo un misterio: los mismos hombres grises que, con curioso cinismo, en 2009, le entregaron el Nobel a Barack Obama ahora ponen la lupa y contribuyen a la visibilización de una problemática postergada y extendida a nivel mundial.

El laureado se llama Kailash Satyarthi y compartió el premio con Malala Yousafzai, una joven musulmana defensora del derecho a la educación de las mujeres en Pakistán.  Satyarthi  nació en la India hace 60 años y  es el principal referente de Marcha Mundial contra el Trabajo Infantil, una organización que ya ha liberado a más de 80000 chicos de distintas formas de esclavitud en el ámbito laboral. En la página oficial de la organización se puede leer: “nuestra misión es movilizar los esfuerzos en todo el mundo para proteger y promover los derechos de todos los niños, especialmente el derecho a recibir una educación libre y significativa y el derecho a estar libres de una explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser perjudicial para su desarrollo físico, mental, moral o social.”

Kailash_Satyarthi

 

Pero esta lucha también se da en la Argentina: en 2000, bajo la presidencia de Fernando De la Rúa, enmarcada dentro del Ministerio de Trabajo, comenzó a funcionar en el país la Comisión Nacional Para la Erradicación del Trabajo Infantil (Conaeti). “La CONAETI se encarga del diseño y articulación de políticas públicas para prevenir y erradicar el trabajo infantil; como política pública viene teniendo una continuidad en el tiempo y a futuro”, dice el  periodista y docente, Juan Bruno, que hace más de 10 años trabaja para la Comisión. Subraya, además, el reconocimiento mundial que ha adquirido la Argentina como uno de los principales impulsores a nivel regional de la lucha contra esta problemática; tanto es así que la próxima Asamblea Global contra el Trabajo Infantil, que realizará la Organización Internacional del Trabajo en 2017, se llevará a cabo en el país.

La comisión parte de definir al trabajo infantil como  “toda actividad económica y/o estrategia de supervivencia, remunerada o no, realizada por niñas y niños, por debajo de la edad mínima de admisión al empleo o trabajo, o que no han finalizado la escolaridad obligatoria o que no han cumplido los 18 años si se trata de trabajo peligroso”. Según describe Bruno,  la mayor cantidad de chicos trabajadores en el país se encuentra en las zonas rurales, donde, entre otras prácticas, todavía persiste la costumbre de los “niños bandera”. Los chicos son ubicados como referencia para los aviones “mosquito” que esparcen los distintos productos químicos que necesitan los cultivos.

La Industria, la Construcción y los gremios artísticos son otros rubros en los cuales también abunda el trabajo infantil en el país, pero quizá la situación más delicada sea la de los chicos en situación de calle. Esta modalidad probablemente sea de las más detectables (por ejemplo los repartidores de estampitas en los subtes), sin embargo, la actuación del estado se complica más que en otras situaciones. Los Operadores de Calle deben generar lazos con las familias-que las más de las veces son también las “empleadoras”- y convencerlas de que las tareas que realizan sus hijos terminarán siendo muy perjudiciales para su futuro. Algo difícil de enfatizar en casos de extrema pobreza.

Bruno indica que según los últimos estudios realizados por la CONAETI, el trabajo de los más chicos no incide para mejorar la economía de las familias ni tampoco modifica las cuentas nacionales. Sin embargo, en muchos de los casos, las familias, o son los empleadores directos, o conocen la situación de sus hijos y no hacen nada. Además de sus causas económicas el trabajo infantil se arraiga en profundas tradiciones culturales, sobre todo en el ámbito rural donde los niños han trabajado desde siempre y es difícil modificar estas concepciones.

Algunos foros alternativos como El Movimiento de Niños y Niñas Trabajadores han buscado regularizar el trabajo de los niños y adolescentes. No obstante, para la CONAETI, esto implica dar por perdida la batalla y patrocinar el mal menor. Desde el Ministerio de Trabajo se insiste en que es inadmisible aceptar cualquier tipo de empleo infantil por muy reglamentado o cuidado que se realice. Los niños necesitan jugar para aprender a socializarse y eventualmente, sí, introducirse en el mundo del trabajo. Además, en la mayoría de los casos, la opción por el trabajo relega la posibilidad de ir a la escuela; muchos adolescentes, por su parte, aunque no están obligados, eligen la posibilidad de trabajar para juntar plata y permitirse gustos que, de otra forma, sus padres no les darían.

Promisoriamente las estadísticas nacionales (Conaeti) e internacionales (OIT) testifican una reducción sustantiva en las cifras de Trabajo Infantil en la región y el mundo. La página de internet de la OIT indica que, desde 2000, el número de niños empleados en el mundo se ha reducido 1/3, pasando de 246 a 168 millones. En la Argentina, según fuentes del Ministerio de Trabajo, desde el 2004 al 2012  el Trabajo Infantil se había reducido en un 66% para chicos de entre 5 y 13 años. Los números son contundentes y la esperanza no es infundada, sin embargo todavía falta mucho camino por recorrer en la lucha contra un flagelo que, entre otras consecuencias, puede generar abandono de la escolarización, mala alimentación, problemas de salud, accidentes laborales e incluso la muerte.

 

PARA DENUNCIAR CUALQUIER SITUACION DE TRABAJO INFANTIL

SE PUEDE LLAMAR GRATUITAMENTE AL MINISTERIO DE TRABAJO: 080010777610

O AL NUMERO DE LA CONAETI: (11) 43105814

PARA PREGUNTAS O INFORMACIÓN SOBRE EL TEMA SE PUEDEN COMUNICAR POR MAIL A: CONAETI@TRABAJO.GOB.AR


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