Las razones detrás de su ausencia en la producción nacional y el impacto de las telenovelas turcas en el mercado.
Las telenovelas argentinas fueron durante mucho tiempo el alma y el pulso de la televisión nacional. Generaciones enteras siguieron de principio a fin las historias de amor entre un galán y una bella protagonista, siempre enfrentados a un villano o una villana que buscaba interponerse en su consumación. En la actualidad siguen emitiéndose, pero ya casi no se producen tiras diarias locales como en décadas anteriores.
Una actriz legendaria
Son numerosos los galanes de telenovelas que emocionaron al público argentino, como Claudio García Satur, Arnaldo André, Gustavo Bermúdez, Osvaldo Laport y Facundo Arana. La lista es extensa, al igual que en el caso de las mujeres, donde se destacan nombres como Andrea del Boca, Natalia Oreiro, Claribel Medina, entre muchas otras. Soledad Silveyra es una de las actrices que forma parte de este grupo selecto.
“Solita” protagonizó muchas historias a lo largo de su carrera, entre las cuales se encuentran Rolando Rivas, taxista; Pobre diabla y Campeones de la vida. Actualmente, protagoniza la obra teatral Pasta de Estrellas, una comedia que homenajea a las telenovelas en blanco y negro que se puede ver en el Paseo La Plaza. Si Soledad tiene que definir qué es una telenovela, lo primero que se le viene a la cabeza es la televisión en blanco y negro, donde hacía “las historias más románticas”, aunque piensa que esa época ya pasó porque el mundo cambió.
“La memoria que va quedando es cada vez más chica, nos vamos muriendo, pero es mí carrera. Soy una actriz popular y no me canso de decirlo, no me da ningún prurito”, reflexiona en diálogo con este medio.
En este sentido, ella aclara que es quién es en parte gracias a la televisión: “Aprendí la rapidez de estar atenta para saber qué cámara me toma, conectarme con mi compañero para que la historia del amor sea lo más apasionada posible, estudiar un guion de un día para el otro y tener problemas a veces con el autor porque toco un poco el texto para que salga orgánico”.
Rolando Rivas, taxista es una telenovela de Alberto Migré, otro de los autores que creó muchas de las ficciones más exitosas de este género en la televisión argentina. Se transmitió entre 1972 y 1973, todos los martes a las 22 horas por Canal 13, y alcanzó un alto nivel de audiencia que capturó la atención del país, manteniendo a la población “pegada” frente a la pantalla. Es más, circulaban versiones que decían que el presidente de facto de aquel entonces, Alejandro Lanusse, cambió el día de su reunión de gabinete para no perderse la historia protagonizada por Claudio García Satur y Soledad Silveyra.
La actriz explica que si tuviera delante de ella a su yo de cinco décadas atrás le daría un abrazo, un beso por todo lo trabajadora que fue y le diría: “Chiquita, sos una genia“. Y afirma: “La protejo como a mi nieta mayor, pasaron 51 años y en el inconsciente colectivo la telenovela sigue siendo recordada. A Rolando le debo esta popularidad que todavía gozo, de acá a la luna”.
¿Cuál es el rol de las plataformas de streaming?
De los siete canales de televisión abierta que hay en Argentina, cuatro transmiten telenovelas. En este momento, Telefe emite cuatro producciones, tres de ellas son de Turquía y la otra es de Brasil. Net TV presenta dos de México y una de Colombia. Bravo TV transmite seis: dos de Brasil, dos de Colombia, una de México y una de Rumania. Canal 13, por su parte, pasa Argentina, tierra de amor y venganza 2, la única producción nacional al aire.
Nora Mazziotti, investigadora especializada en telenovelas y escritora, señala que, en primer lugar, hay un cambio total en las formas de consumo con el surgimiento de las plataformas de streaming. Además, destaca que Argentina perdió espacios en las últimas décadas frente a otros países porque la industria no reinvierte.
“Una novela era exitosa, terminaba y pasaban dos meses hasta volver a poner otra, mientras que en Brasil, México y Colombia ya tenían una en parrilla. Es decir, terminaba una novela un viernes y el lunes empezaba otra. Hace mucho tiempo, eso solía hacerlo Alejandro Romay, quien en las últimas dos semanas presentaba media hora de la novela que estaba terminando y media hora de la que estaba comenzando”, indica. “Había formas de fidelizar al público que ahora no se usan de ninguna manera, con el argumento de que ‘son historias que ya pasaron’, pero yo no creo que sea así porque en otros lados se hacen y funcionan. Si están bien hechas siempre funcionan”, precisa.
Enrique Torres es creador de varias telenovelas que fueron exitosas en la década de los 90, como Celeste, Antonella, Perla Negra, Muñeca Brava, entre otras. Por ese motivo, recibió el apodo de “el rey de las telenovelas”. Sus historias llegaron a países lejanos como Rusia e Israel y recibió numerosas distinciones.
En sintonía con lo que plantea Mazziotti, Torres asegura que una historia será un éxito si está bien contada y si posee todos los condimentos que tiene que tener el género y los protagonistas adecuados. Estos últimos deben tener algo poderoso que atraiga al público, un “ángel”. “El éxito no tiene por qué obligatoriamente estar generado por el talento artístico. La telenovela no tiene por qué tener a Al Pacino y a Meryl Streep como protagonistas, tiene que tener una pareja creíble y si tienen un ángel que los haga queribles, muchísimo mejor. Ese es el secreto”, remarca.
El auge de la telenovela turca
En 2015, Canal 13 transmitió Las mil y una noches, una telenovela turca que estuvo al aire entre 2006 y 2009 en su país de origen y que tuvo gran éxito, por lo que se exportó a otros lugares del mundo. Dicho éxito se replicó en Argentina, al punto de ser la mayoría de las veces el programa más visto del día. Esta situación hizo que las ficciones turcas encontraran un nuevo mercado: desde entonces, tanto Canal 13 como Telefe continuaron con la explotación de la fórmula hasta la actualidad.
Mazzioti explica que los turcos aprendieron de Argentina y México a producir telenovelas y aprovecharon esta oportunidad para mostrar su país, lo que resultó en un aumento significativo del turismo. También destaca que los canales locales continúan importando estas producciones debido a su menor costo en comparación con la creación de ficciones propias, porque no tienen que pagar a guionistas, actores, técnicos, entre otros. “Las novelas turcas son muy conservadoras y están orientadas a un público mayor. El papel de la mujer siempre es subalterno y presentan fuertes rasgos machistas, lo cual también contribuye a su éxito”, aclara.
Torres, por su parte, señala que “Turquía le está vendiendo a todo el mundo lo que antes todo el mundo le vendía a Turquía” y que si bien ya casi no se hacen telenovelas en Argentina, eso no implica que el género esté muerto. Según él, eso se demuestra en los índices de audiencia que tienen las producciones turcas que están al aire en la televisión abierta: “Al melodrama no lo van a poder matar, está en la cotidianeidad y cambia sus formas”, asegura.
Que buena nota por Dios. Ojalá vuelvan a haber tantas telenovelas como antes.