En el marco de la materia Análisis de los Medios, estudiantes de ETER realizaron una investigación sobre cómo consumen información los jóvenes en la era digital.
Por Dolly Viviana González y Nicolás Ariel Tecce
Entre octubre y noviembre de 2020 se llevó a cabo una encuesta impulsada por alumnos de la Escuela de Comunicación ETER, que buscaba relevar datos acerca de cómo se produce el consumo de información y contenidos audiovisuales en jóvenes de 18 a 25 años. De un total de 610 participantes, el 54,8% está comprendido en la franja de entre 18 a 21 años, mientras que el resto de los consultados se encuentra entre los 22 a 25 años. La encuesta fue realizada a residentes del Área Metropolitana de Buenos Aires.
Al contrario de lo que popularmente se cree, que los jóvenes están desinteresados por las noticias, la encuesta reveló que el 96,9% ha leído, escuchado o mirado noticias durante los últimos siete días.
Internet como hábitat natural de los jóvenes
Es claro que la tecnología ha modificado todos los ámbitos de la cotidianeidad y la comunicación no ha quedado ajena. En especial, en las nuevas generaciones que en consonancia con el devenir de los tiempos digitales han abandonado la lectura de prensa en diarios de papel, y se han trasladado a plataformas audiovisuales en donde las redes sociales tienen mayoría. Como consecuencia se produjo una articulación entre los medios y los públicos, siendo estos últimos, ahora, receptores activos. Esta interacción es conocida como “mix de agenda” ya que si bien la opinión pública sigue siendo moldeada por los productores tradicionales, ahora se tiene en cuenta a la audiencia ya que orienta a los medios a identificar qué es lo que se tiene que vender.
Lo que muestran los datos es que hay una decisión por parte de los jóvenes consultados de informarse a través de redes sociales donde la lectura de información extensa queda relegada, y la imagen y el sonido son los grandes protagonistas. En consecuencia, la producción de contenidos informativos no solo pasa por el hecho noticioso sino también por la función de entretener o divertir. La espectacularidad y la mercantilización de la información son las características indispensables en la creación de contenidos noticiosos, como afirma Aurora Labio, autora de “Poder y manipulación informativa”.
Dentro de las redes sociales, Instagram y, por debajo, Twitter son las elegidas por los participantes para informarse. Un aspecto que cruza ambas es la brevedad del contenido escrito que se permite publicar. Por su parte, Instagram está diseñada para que la imagen sea la protagonista y Twitter limita a 140 caracteres el texto. En comparación con el relevamiento realizado por la misma escuela de comunicación en el año 2017, los resultados mostraron que Facebook era el protagonista de las redes sociales y que una de las características era la posibilidad de hacer largas publicaciones escritas. Luego de tres años, perdió el lugar de liderazgo siendo reemplazada por Instagram como la preferida de las juventudes.
Los medios tradicionales como dueños de la verdad
El relevamiento nos indica que los contenidos que los jóvenes consumen a través de las redes sociales provienen, en su gran mayoría, de medios de comunicación más tradicionales como diarios y canales de televisión que adaptan la producción de contenidos a estos nuevos canales de masificación.
Si bien las redes sociales facilitan cierta autogestión de contenidos comunicativos, la encuesta muestra que las grandes empresas periodísticas siguen manejando la agenda mediática, porque han podido adaptar sus estructuras a las nuevas narrativas comunicativas digitales, donde, según Labio, “las concentraciones mediáticas y las corporaciones condicionan lo que es noticioso, la agenda y el tratamiento de las noticias”.
Fake News: mentira la verdad
“La noticia falsa no necesariamente es falsedad deliberada. Una noticia falsa puede surgir por una falta de chequeo o verificación de cierta información pero no necesariamente hay voluntad de que el contenido sea falso. En cambio, en una fake news hay intencionalidad política de ataque y centralmente de silenciar al otro”, asegura la Doctora en Ciencias Sociales, Natalia Aruguete, en su artículo “El Debate entre la agenda setting, el priming, y el graming”.
En este sentido, el relevamiento muestra que el 42,3% de los consultados a veces suelen fijarse de que medio proviene la información que llega por las redes sociales.
En análisis, suele darse también, que la falta de verificación suele asociarse a lo que se conoce como agenda melding, porque los individuos consumen información producida por colectivos sociales a los cuales pertenecen ideológicamente y se sienten identificados con los mismos. “Los internautas establecen lazos con otras personas cuyas agendas suelen coincidir con sus intereses de manera más específica. En definitiva, uno se expone a los medios más apropiados a la comunidad a la cual pertenece o pretende unirse como una forma de aprendizaje de la agenda de temas central de dicha comunidad”, señala Aruguete.
Por otro lado, es llamativo que un 32,3% de los encuestados al encontrar una información en las redes sociales, haga circular la misma sin previa verificación, porque siguen confiando en los medios tradicionales ya que más de 400 personas respondieron que “verifican que la nota incluya fuentes”.
El algoritmo como Gatekeeper
La encuesta muestra que la mayoría de los consultados, en la última semana, ha leído política, economía nacional y temas internacionales como la información más destacada. Sin embargo, sabemos que las redes sociales están atravesadas por el famoso algoritmo que filtra y distribuye contenidos de manera automática de acuerdo a los consumos y movimientos previos en la web. Entonces, ¿estos son los verdaderos intereses de los jóvenes o es parte de los procesos de mercantilización de la información?
El gatekeeper si bien se considera neutral en cuanto a la creación de noticias, sus decisiones pueden favorecer a la publicidad de un fenómeno que se insinúa como una tendencia, o de hechos que finalmente no tienen la relevancia planteada originalmente o incluso de hechos inventados total o parcialmente por las fuentes.
Ver para no creer
Por el contrario a sus tendencias de consumos, los jóvenes consideran que las redes sociales son poco confiables. Es decir, navegan allí pero ponen en duda la veracidad de sus contenidos. En general, la tendencia que arroja esta encuesta da como resultado una clara desconfianza hacia todos los medios de comunicación.
No obstante el 32,3% de los consultados comparte la información de las redes sociales reconociendo que solo algunas veces verifica la misma. En definitiva, podemos decir que prevalece una lógica de primero compartir la información en términos de velocidad, como consecuencia de la digitalización, y luego en un segundo plano discutir la veracidad de la misma.
Lo bueno si es breve, dos veces bueno.
En consonancia con lo inmediato que acarrea el mundo digital, la encuesta mostró que 46,9% de los jóvenes pasan apenas entre 1 y 4 horas a la semana consumiendo noticias. Pero paradójicamente al poco tiempo invertido en informarse, el 44,1% de los encuestados manifestó que frente al primer acercamiento a una noticia, la lee completa.
En otras palabras, podemos señalar que durante la estadía de los jóvenes en las redes sociales hacen un paneo informativo, con el cual no llegan a conocer los temas en profundidad y se pasean entre titulares y estímulos audiovisuales.
Información al alcance de la mano
No es sorpresivo que más de 500 consultados coinciden en que el smartphone es el soporte por excelencia para consumir contenidos audiovisuales. La posibilidad de portabilidad que da esta herramienta hace que las producciones de contenidos se tengan que adaptar a este medio. En especial la necesidad de hacerlos de manera sintética y en lo inmediato con los hechos noticiosos.
En conclusión, es innegable el cambio de paradigma en cuanto a las formas de comunicación. Las redes sociales tienen un rol central en los más jóvenes que creen que los diarios de papel y los medios analógicos hoy día atrasan y ven en las narrativas transmedias el presente y el futuro de las formas de hacer periodismo. El desafío será en, todo caso, que estas nuevas herramientas incluyen a la mayor cantidad posible de personas sin que nadie se quede fuera del sistema.
Bibliografía
Aruguete, Natalia. 2017. “¿Paraguas común o teorías independientes?” El Debate entre la agenda setting, el priming, y el graming.
Labio Aurora Bernal (2005): Poder y manipulación informativa. Una aproximación desde un pensamiento crítico, en Razón y Palabra N° 42 (Primera revista electrónica en América Latina especializada en comunicación) Stella Martini. (2000) Periodismo, noticia y noticiabilidad
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