Con nuevo nombre, más películas argentinas y reformas en la fachada, el público que va a sus tres salas creció un 50 %. El complejo del INCAA, reabierto en julio, incorporó tecnología y mantuvo la entrada muy barata.
Por Manuela Valenzuela (@ManuValen)
Tras dos meses de reestructuración y su reinauguración en julio, el cine Gaumont aumentó un 50 por ciento su público en sus tres salas ubicadas en Avenida Rivadavia al 1600 y basa su cartelera en películas argentinas, aunque también tiene espacio para filmes extranjeros.
En agosto, a un mes de su reapertura como espacio perteneciente al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), tuvo una concurrencia de 67.047 espectadores. Lo que significó un crecimiento de aproximadamente 22 mil personas más en comparación con agosto de 2012, que tuvo 44.741. “La cantidad de público siempre fue un éxito”, comenta Bernadette, encargada de Prensa de Espacio Incaa, y agrega que “lo que caracteriza al espectador del Gaumont es que muchas veces va a la sala porque está de paso o tiene tiempo y ahí decide que va a ver”.
El cine presenta una cartelera con un 90 % de creaciones nacionales, aunque contempla un espacio para cintas americanas y europeas. Además, durante el año hay ciclos donde se proyecta cinematografía china, árabe, cubana, vietnamita y latinoamericana, entre otras.
“Me vi todas las películas argentinas en el Gaumont, ¿por qué voy a ir a pagar tanta plata a otro? No sé cuál es el negocio. Prefieren que esté vacío”, se indigna Norma, una cinéfila con entrada para la función de “Caito”, dirigida por Guillermo Pfening, de las 14 horas. “Vengo acá por el precio, porque es accesible, porque me encanta el cine con locura. Fuimos al Cinemark a ver la nueva de Woody Allen, porque lo pusieron a 25 pesos hasta fin de año, sino está 50”, concluye el comentario.
La entrada al Gaumont sale menos de la mitad de lo que pagó Norma para ver la última del sarcástico Allen. El ticket general cuesta ocho pesos, mientras que los jubilados abonan sólo cuatro y los estudiantes seis. “El objetivo del programa es democratizar el acceso a las pantallas para la población”, explica Bernadette sobre los precios que presenta el complejo.
Quizás por eso se hayan sumado más jóvenes a las filas de la boletería, especialmente en las funciones nocturnas. “Hay muchos más chicos. Convengamos que ahora baja la cantidad de espectadores por el calor, eligen otra salida en vez de venir al cine, pero igual se trabaja muchísimo. ¡El fin de semana es de locos!”, cuenta Pablo, boletero de Espacio Incaa Kilómetro 0.
La concurrencia también se debe a que el Gaumont mejoró su tecnología en sonido y pantallas. “Según la película el audio no se escuchaba”, comenta Norma. Al igual que la refacción del techo, butacas, pisos y un detalle importante que destacan los espectadores: el baño. “Antes me daba miedo ir al baño porque había gente en condición de calle que entraba y se lavaba. Me acuerdo que una vez fui al baño y la puerta estaba toda escrita. Ahora no, está muy cuidado”, dice Nélida, quien concurre al cine hace dos años.
En los primeros días de noviembre en sus tres salas se presentaban las películas Caito, Destino Anunciado, Dixit, La Guayaba, Mar del Plata, María y el araña, Sólo, Un paraíso para los malditos, Vacaciones con Fidel y Yo aborto, tu abortas, todxs callamos.
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