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RETRATO DE MUJER


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Pese a ciertos obstáculos con los que todavía se encuentra, en el mundo del arte la mujer ya no se limita a jugar el rol de “musa o modelo” inspiradora. Una fotógrafa, una bailarina y una artista plástica cuentan cómo es hacerse un camino en los diferentes ámbitos artísticos.

Por Delfina Casaretto (@delicasaretto) y Malena Adandía (@maleadandia)

Si bien todavía no es un lugar común o tan familiar, cada vez es más habitual escuchar que tal o cual mujer escaló un puesto de alto rango, que es jefa de una empresa o que tiene un trabajo “de hombre”, como puede ser una carpintería o manejar un taxi. La mujer se va colando de a poco en los distintos rubros laborales. En el mundo del arte, ya no se limita a jugar el rol de “musa o modelo” inspiradora pese a los obstáculos con los que se sigue enfrentando por ser mujer.
Constanza Niscovolos tiene 41 años y transita su camino por la fotografía. Para ella, aunque cada vez menos, “sigue siendo un poco más arduo el camino para una mujer”. Cuenta que “hay disciplinas o subdisciplinas artísticas más complicadas que otras en este sentido, pero para decirlo en términos generales, a una mujer se le complica un poco más”. Que una mujer tenga espacio en “el mundillo artístico”, según la fotógrafa, puede darse por diferentes razones: “Con esfuerzo y encontrar a la gente correcta y armar un camino propio, o encontrar a la gente correcta independientemente de la calidad del trabajo”. Por último, dice que “para ocupar cargos muchas veces las mujeres tienen que demostrar su capacidad con mucho más respaldo que los hombres, no sucede en todos lados, pero si en un plano general dentro del oficio”.
En el siglo XIX, las primeras artistas que lucharon contra la discriminación fueron ganando lugar y reconocimiento por sus logros profesionales y, a finales de 1960, artistas e historiadores dentro del movimiento feminista reivindican la importancia del rol de la mujer y redescubrieron personajes que se convirtieron en iconos del feminismo, como por ejemplo Frida Kahlo.

cuadro Elsa Nora Krawchik (1)

A diferencia de Niscovolos, para Soledad Ramírez, bailarina de 26 años y estudiante de la Universidad Nacional de las Artes, “no es más difícil para la mujer que para el hombre entrar en un ámbito artístico, sino que como hay pocos hombres y más mujeres, a la hora de prepararse para audicionar en una compañía de danza o teatro siempre la mujer se debe preparar más al tener tanta competencia”. La bailarina asegura que “debería haber más espacios remunerados para el artista, ya que se necesitan muchos requisitos para llegar a lugares de reconocimiento y con remuneración acorde”. A pesar de trabajar con el cuerpo y estar en constante movimiento, Soledad habla y transmite tranquilidad mientras mueve las manos de forma lenta.
Al igual que Ramírez, pero en otra rama del arte, Elsa Nora Krawchik, artista plástica de 52 años, dice que no es más difícil que una mujer entre en el ámbito artístico: “De hecho en las etapas iniciales y de capacitación, dentro de la profesión hay muchas más mujeres que hombres, pero sin duda es mucho más difícil siendo mujer mantenerse y lograr un lugar de prestigio y reconocimiento dentro del arte”. Asegura que tanto en las grandes colecciones, de museos públicos como privados, las obras de las artistas mujeres están menos presentes y nunca llegan a estar valuadas del mismo modo. “Hay algunos ámbitos como la crítica y la curaduría que se han especializado mucho. Ante un cargo institucional de este tipo es probable que un hombre pueda demostrar experiencia, mientras que a una mujer se le exija títulos y diplomas que acrediten sus conocimientos”, cuenta Elsa Nora con tranquilidad.
En su camino profesional, dio talleres particulares y fue docente en la escuela secundaria Fernando Fader. “La actividad artística está fuertemente atravesada por el mercado y los artistas deben destinar mucho de su potencial creativo en posicionarse en el mismo. A las mujeres este esfuerzo se les duplica y suelen focalizarlo hacia la docencia, resignando muchas veces otros caminos”, dice la artista y continúa: “En lo personal pienso que el trabajo colectivo y los esfuerzos tendientes a lograr un arte público con visión de género y la exploración de lenguajes artísticos propios puede motivarnos y transformarnos a nosotras como artistas, y a la sociedad en su conjunto”.


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