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RUMBO AL CENTENARIO


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En 2023 se cumplirán 100 años del primer partido de fútbol femenino jugado en Buenos Aires: fue en la vieja cancha de Boca y hubo 6.000 espectadores. Conocé la historia detrás de este encuentro, el lenguaje sexista de los medios de la época y el análisis de Ayelén Pujol, especialista en la materia.

Por Marco Castro y Sol Gancedo

Muchas veces se da por sentado que las costumbres son lo definitivo y lo irrefutable, como si fuesen las únicas verdades o un relato universal. La historia del fútbol femenino en Argentina es centenaria y, por ese motivo, extensa. Lo que resta intentar es ir completándola con el correr del tiempo, pero siempre estuvo presente. “Llenar los espacios vacíos”, como expresó Ayelén Pujol, una referente en este trabajo incansable.

La fecha oficial del primer partido disputado en Buenos Aires fue en 1923. Diarios de la época como La Vanguardia y Crítica son testigos de aquel acontecimiento que visualizó y no ignoró lo que sucedía, así lo contó Pujol en su obra ¡Qué jugadora! sobre aquel 12 de octubre. El encuentro se llevó a cabo en la vieja cancha de Boca Juniors. Aquel field estaba ubicado en la intersección de las calles Ministro Brin y Sengüel (actual Pérez Galdos), su existencia fue de apenas ocho años, entre 1916 y 1924, y se dio el lujo de contar con un hecho histórico del fútbol, en especial para las mujeres que vienen soportando el mote de “moda”.

La terminología “moda” no es la única calificación que recibe el fútbol femenino. Los mismos diarios que cubrieron aquel Argentinas 4 Cosmopolitas 3 en La Boca ya mostraban el tradicional pensamiento de la época. “La Vanguardia se encarga de remarcar que esas mujeres fueron organizadas por un empresario con un único fin: una parodia para hacer un negocio”, narró la periodista en su libro publicado en 2019. En Crítica, el otro diario citado por Ayelén, la descripción sobre la concurrencia del match es contundente, unas seis mil personas asistieron al espectáculo con una aclaración: la difusión del partido fue prácticamente nula, es que Crítica lo reconoce así porque solo fue anunciado con un día de antelación.

La bajada de línea expuesta por estos medios de la época fue detallada por Pujol: “Sorprende, pero te ponés en el lugar de determinadas cuestiones. En ese momento se hablaba de una visión del deporte en base a los sexos, no era cuestión de géneros. En la década del 20, El Gráfico decía cómo tenía que ser el cuerpo de la mujer en el deporte y, después, marcaban qué deportes podían hacer como tenis, natación o atletismo, y cuáles no, el fútbol era un espacio masculino. Esto también va marcando el destino de la historia de las mujeres en el deporte”. La inquietud del diario Crítica era cierto temor a que “los teams femeninos se multipliquen y que se pierda el entusiasmo por el tennis”.

Argentina no fue la primera nación sudamericana que vio a las mujeres desarrollar el fútbol femenino, existen registros fotográficos y periodísticos que aseguran que en Chile hubo actividad antes de 1923. Y dentro del territorio albiceleste, hay información sobre un encuentro amistoso en Rosario allá por 1913. En relación al tema de la falta de archivos por rastrear, Ayelén reflexionó: “Para mí, una de las mejores cosas que tiene el periodismo es la búsqueda. A mí me motivan mucho los espacios vacíos. A veces es bueno y otras veces es frustrante. Eso requiere mucho laburo y tiempo. Cuando encontrás un hallazgo llenás un vacío”.

Sobre aquel partido emblemático de 1923, la localización de testigos es prácticamente imposible pero también es dificultoso rastrear sobre la vida de las protagonistas. Pujol dio con nombres de algunas jugadoras, como por ejemplo el de Estrella Villegas. La complejidad de localizar es un obstáculo importante, y más aún para aquellas mujeres con apellidos de origen polaco o de otras partes de Europa. La rigurosidad en los datos es otro ítem a tener en cuenta y una constante a través de los años. Todavía hay muchos huecos por llenar, a casi 100 años del primer partido en la ciudad.


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