Inicio » Salidas colectivas para enfrentar la crisis y la pobreza: la experiencia del FOL de Neuquén 

Salidas colectivas para enfrentar la crisis y la pobreza: la experiencia del FOL de Neuquén 


Compartir

Las mujeres del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) aprendieron a hacerse escuchar cortando el paso en rutas y calles. Aprendieron que la salida es colectiva. Con su labor cotidiana en los barrios tejen redes y lazos de solidaridad para hacerle frente a la crisis y la pobreza que, en Neuquén, provincia de Vaca Muerta, alcanza al 40% de la población.  

Ni las frías mañanas de Neuquén, ni los fuertes vientos que soplan pueden con la tenacidad de estas mujeres que, mayoritariamente, integran las organizaciones sociales. Llegan de distintos barrios. Se encuentran al calor del sol junto a sus hijos e hijas, se saludan, se abrazan, comparten mates, risas y charlas mientras esperan la hora del corte del centro de la ciudad. No se van a mover hasta obtener lo que fueron a buscar: aumento de las partidas presupuestarias para los comedores y proyectos productivos que desarrollan en sus territorios. 

Estas mujeres son beneficiarias de programas sociales que, según el sentido común que intentan imponer las clases dominantes, producen “desbalances fiscales” y “erosionan la cultura del trabajo”. Cargan esa historia de estigmatización pero no se resignan. Por el contrario, sueñan con un futuro para sus hijes y lo construyen colectivamente. Las mujeres del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) trabajan en comedores, obras, proyectos productivos. 

Ellas se capacitan, se acompañan. Golpean puertas, dialogan, levantan la voz, se vuelven referencia. Con su trabajo y su lucha tejen redes y lazos de solidaridad para hacerle frente a la crisis y la pobreza que en Neuquén alcanza al 40% de la población.   

Una familia de Neuquén necesitó en agosto de este año, 376 mil pesos para no ser pobre y 168 mil pesos para no ser indigente, según el Índice Barrial de Precios del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudada (ISEPCI). Los programas sociales, que perciben la mayoría de las mujeres del FOL están muy por debajo de lo que se necesita para no ser pobre. Por los programas Potenciar Trabajo las beneficiarias reciben 56.200 pesos, apenas un 16,44% de la canasta básica total

A las organizaciones sociales les habilitan el pago doble de este programa para quienes sean parte de obras y convenios. Sin embargo, incluso así, con 112.400 pesos, apenas llegan a cubrir el 29,89% de la canasta básica total. Jefas únicas de hogar, a cargo de las tareas de cuidados, saben de la necesidad de encontrarse, acompañarse para resistir.  

“Todas llegamos por una necesidad al movimiento. Yo tenía un bebé y un trabajo precario. En el FOL pude tener un ingreso para cuidar a mi hijo”, cuenta Natalia Basualdo y agrega emocionada: “Con mi bebé íbamos a las marchas y a trabajar en el emprendimiento de panificación”. 

Ella llegó al movimiento como la mayoría: para garantizar sus necesidades básicas. Después, inició un proceso de formación política, de pertenencia e identidad. Hoy es una de las principales referentas del FOL porque comprendió que la salida era colectiva.  

Llegando a la meseta de Cuenca XVI, en el oeste neuquino, se ven a lo lejos las llamaradas de fuego entre naranja, rojo y negro. Son los mecheros que queman el gas sobrante. Todo un símbolo de la realidad que viven miles de familias que, en el corazón de Vaca Muerta -la segunda reserva mundial de gas-, no tienen acceso a la red de gas natural. 

Allí, en Vaca Muerta, funciona uno de los diez comedores que tiene la organización en la provincia. Preparan 180 raciones a la mañana y 200 a la noche, que las mujeres cocinan en grandes ollas, en mecheros con garrafa. Al respecto, la delegada Elisa Castro dice preocupada: “Cada vez son más las personas que buscan un plato de comida”. “No damos abasto”, lamenta Basualdo. 

No obstante, los comedores y merenderos no son un eje de la organización. “Sólo están para paliar una necesidad. Nosotras proyectamos a futuro. Por eso pensamos en proyectos productivos y obras. La idea es que, pase lo que pase en el país, tengamos herramientas y puestos de trabajo para poder sostener a la mayor cantidad de compañeras posibles con un trabajo. Que no sea solamente el programa. Eso no es lo que queremos construir. Queremos puestos de trabajo a base de esfuerzo y organización”, comparte la delegada del FOL neuquino.

Fábrica de premoldeados, cloacas, durlock, muebles de oficina, son algunos de los proyectos productivos que hoy están en marcha. En el predio de Cuenca XVI un grupo de diez mujeres fabrican bloques, adoquines, baldosas de cemento. Carolina Esteban, una de las responsables del proyecto explica que “nunca había trabajado con cemento”. “Pero cuando arrancamos pre moldeados aprendimos. Acá aprendí todo lo que sé”, respira emocionada mientras mira a sus compañeras cómo descargan bolsas de cemento, preparan la mezcla y cortan los adoquines.  

Carolina y sus compañeras no se sienten heroínas por hacer esta tarea, pero sí se sienten orgullosas de ganarse unos pesos más con el “fruto de su trabajo”, como le llaman ellas al dinero extra al programa social que reciben por la producción. “Cuando arrancamos fue un desafío para todas. Aprendimos. Nos organizamos y pudimos llevar adelante el trabajo. Nos acoplamos de a dos para descargar bolsas de cemento. Es un trabajo pesado, pero, si nos organizamos, podemos hacerlo”, declara. 

El FOL neuquino también tiene un emprendimiento textil: confecciona guardapolvos para el Ministerio de Desarrollo Social de Nación. La responsable del proyecto, Jimena Villagrán, recuerda con alegría cuando se enteraron que Nación aprobó el proyecto e iban a mandar las máquinas. “Fue un loquerío, en menos de una semana acondicionamos el espacio y arrancamos”, recuerda. Las obreras textiles son diez y todas son integrantes de la organización previamente seleccionadas en los barrios según su necesidad y capacidad para la tarea.   

Los comedores y proyectos productivos funcionan en casas alquiladas o lugares precarios. Por eso, cuadrillas de albañilas construyen nuevos espacios para funcionar. Elisa hace dos años que se sumó a la organización y hoy es una de las responsables de las trece obras que están en ejecución. 

Hace un repaso de cada emprendimiento y resume: “Acá es así: si no se sabe se aprende y las compañeras están para aprender todo. No nos vamos a negar a ningún tipo de trabajo. Sin embargo, seleccionamos cuidadosamente quién las va a capacitar”. “Somos una organización feminista. Si alguien nos va a enseñar, tiene que ser una persona que nos respete, eso es primordial”, señala la delegada. 

“Entre el 95% y el 98% somos mujeres”, destaca Natalia y agrega con orgullo: “También somos mayoría en la mesa de delegadas y delegados”. Silvina, una de las referentes de género explica que “son feministas, orientadas a lo obrero, a lo popular”. Mientras acompaña el reclamo de las obreras y obreros de la Cerámica Neuquén en las puertas de Casa de Gobierno, reafirma que el FOL siempre trabajó con esta perspectiva. “La cuestión de género se trabaja transversalmente, está en todos los espacios de la organización”, enfatiza. 

“Nuestra tarea como referentes de género es concientizar a las compañeras, cuidar y proteger. Hacemos talleres para visualizar las violencias, las acompañamos en los momentos difíciles, tratamos de asesorarlas, de llevarles tranquilidad”. Así detalla Andrea Gutiérrez sobre los lazos profundos de solidaridad que tejen entre mujeres. “Donde el Estado está ausente, estamos nosotras para acompañarnos”, sintetiza.  

En abril de este año inauguraron la Casa “Bartolina Sisa”, un espacio que construyeron para luchar desde el barrio “por un mundo sin violencias”, declara Andrea conforme por lo que lograron desde el FOL.  

Piqueteras, militantes, luchadoras, cocineras, albañilas, soldadoras, capacitadoras, promotoras, trabajadoras, feministas. Las mujeres del Frente de Organizaciones en Lucha son todas y cada una de esas identidades que fueron forjando con orgullo y dignidad. Con su labor cotidiana, invisible para los grandes medios de comunicación, desarman los relatos estigmatizantes que pesan sobre ellas. Construyen salidas colectivas, resisten, pelean por una vida que merezca ser vivida.


ADEMÁS EN ETERDIGITAL:

Vivir sin violencia y con derecho a la Salud: el pedido de los colectivos de mujeres 

Orgullo y hermandad travesti en Neuquén 


Compartir