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Ser futbolista: un sueño que puede convertirse en pesadilla

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Jugar en primera es el sueño de muchos pibes que se levantan todos los días para ir a entrenar a sus clubes. Pero a través de una encuesta que hizo la fundación El Futbolista, los datos arrojaron que el 86% de los chicos en edad de inferiores sueñan con llegar a primera. Lesiones, mal comportamiento, problemas económicos o simplemente “No tenes lo suficiente para llegar a Primera” son algunas de las causas por la que miles quedan afuera.


Mamita querida ganaré dinero/ Seré un Maradona, un Rojitas, un Boye/ Dicen los muchachos del Oeste Argentino/ Que tengo más tiro que el gran Bernabé/ Vas a ver que lindo cuando allá en la cancha/ Mis goles aplaudan seré un triunfador/ Jugaré en la quinta, después en primera/Yo sé que me espera la consagración, reza el tango de Eduardo Campos, El sueño del pibe, una canción que hasta Maradona se animó a cantar en televisión. Pero también existen otras historias. Las no tan conocidas. Las de los que quedan en el camino, los anónimos. Las de los que el sistema perverso del fútbol escupe y olvida.

La Fundación El futbolista, realizó una encuesta a 50 chicos en edad de inferiores, 43 de ellos respondieron que su sueño es llegar a primera. Es decir, que casi el 86% de los niños anhelan ese objetivo, Otro 9% lo ve muy difícil de lograrlo y el resto no tuvo respuesta. Pero, ¿qué pasa si esa ilusión no se logra? ¿Se los prepara en su formación para que el sentido de la vida también pueda encontrarse en otro lugar que no sea el fútbol?

Esta fundación fue creada por Futbolistas Argentinos Agremiados el 8 de julio de 1991, con la intención de promover herramientas a futbolistas, exfutbolistas y jóvenes que no logran llegar a primera de todo el país, con el objetivo de poder desarrollar la práctica profesional en diversos ámbitos. Además, se dictan planes de estudios para terminar el secundario y también se dan cursos con una amplia salida laboral.

Román Allendes, es uno de esos tantos jóvenes que tuvieron la ilusión de jugar en primera. Tras una prueba que llevó a cabo River Plate en el norte cordobés,y según cuentan, Román maravilló a todos con su zurda y su velocidad, el joven oriundo de Deán Funes partió hacia Buenos Aires con el sueño de vestir la banda roja en el Monumental. 

“Es muy difícil la adaptación por parte de los que vamos del interior, extrañas a tu familia, a tus amigos y solo los que tienen una mentalidad fuerte se mantienen”. Román estuvo dos años en las divisiones inferiores de River Plate hasta que un día, sin previo aviso su entrenador lo llamó y le dijo aquella frase tan temida, donde los sueños se rompen y aparece la frustración: “No cumplís con las características de jugador que necesitamos”. 

“En ese momento se me vino el mundo abajo, porque detrás de todo esto hay un sacrificio económico enorme”, recuerda el joven deanfunense que sintió frustrado su sueño, y agrega que nadie está preparado para ese momento. Él encontró refugio en El futbolista y decidió seguir vinculado al fútbol realizando un curso de video análisis. Además, comenta que gracias a la fundación logró insertarse laboralmente y pudo seguir vinculado al fútbol siendo video analista en las inferiores de Sportivo Belgrano de San Francisco. 

Román Allendes es un caso de tantos que existen en Argentina. Él pudo lograr seguir a pesar de que su sueño de jugar en primera se convirtió en pesadilla. Pero en otros casos, no se ha tenido la misma suerte, ya que en ocasiones la frustración de varios jóvenes se ve representada en distintas patologías como la depresión.

Luciano Salvatierra es psicólogo deportivo y explica una de las principales fallas del sistema para lidiar con esos chicos que son expulsados de un día a otro, y donde la competencia es permanente: “Hoy en día los clubes no trabajan lo suficiente la parte psicológica de los chicos. Hay que prepararlos mentalmente y brindarles soluciones, es decir, acompañarlos en todo el proceso”. De esta manera, muchas veces los clubes no se fijan en las consecuencias que pueden causar en los jóvenes, que no llegan a ser jugadores profesionales y tampoco existe un acompañamiento por parte de las instituciones.

“El jugador que más fuerte está desde lo mental es el que a la larga termina triunfando, pero los clubes no se fijan en aquellos que necesitan una contención debido a las situaciones que atraviesan, ya sea desde lo económico, lo familiar o lo social”. Luciano plantea que los clubes deben contener y conocer las historias de vidas que hay por detrás de los chicos que llegan y también de los que no llegan.

Muchos sueñan e intentan llegar a ser futbolistas profesionales, pero unos pocos son los que llegan. En las divisiones inferiores, un sistema que de antemano se sabe que el éxito es de unos pocos y el fracaso es de muchos, las instituciones debieran ocuparse de los que quedan en el camino y no dejarlos olvidados sin posibilidades de insertarse laboralmente.


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