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SneakerHead: la comunidad de amantes de las zapatillas y streetwear


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Si bien en nuestro país hay una gran cantidad de fanáticos del calzado urbano se dificulta el coleccionismo por el constante aumento de los costos y las barreras de importación. ¿Cómo es posible con un contexto económico tan cambiante?

Es de público conocimiento que adquirir cualquier par de zapatillas, desde las más básicas a las más customizadas, es costoso. El promedio de un par ronda entre los $20.000 y $30.000, pero los SneakerHeads, fanáticos del calzado urbano y streetwear, no tienen como hobbie la colección de estos pares, ellos buscan los más originales, los más exclusivos y los que no son de fácil acceso.

Comencemos por lo primero: ¿cómo se inicia en este mundo del coleccionismo? Juan Posite, uno de los miembros idóneos de la comunidad Kicks and Friends donde se habla de este mundo del coleccionismo de calzado, recomienda principalmente la compra de pares que a uno le gusten y no dejarse influenciar por las tendencias. El gusto puede pasar por el colorway -término que utiliza la comunidad sneakerhead para referirse al color del par-, la silueta o la historia que hay detrás del par. 

Además, invita a reflexionar: “¿Se prefiere cantidad o calidad? Mucha gente basa su colección en tener una gran cantidad de pares en su pared y que se vea estéticamente bonito, pero otra prefiere tener un par más exclusivo que cinco más usuales de distintos colores. Yo me quedo con la calidad”, reveló y, por calidad, se refiere a “un par más exclusivo y de difícil acceso”.

Hay quienes afirman que no los ven como un simple pedazo de calzado y respiran zapatillas. Este es el caso de Matias Caceres, un coleccionista de la ciudad de Tandil. “Exactamente no sé cuántas tengo, pero debo tener unas 120, que son 115 más de las que necesito”, considera al mismo tiempo que admite que no puede no perderse oportunidades de tener más. 

En referencia a esto sería el caso de los drops son nuevos lanzamientos que suelen ser realizados por internet o en tiendas de la Ciudad de Buenos Aires, complicandole el acceso. “A veces hay que viajar para ver si hay suerte de llegar a conseguir el nuevo drop, pero nadie puede garantizarlo”, lamenta y agrega que existe otra traba que sufre la Argentina: las barreras de importación. Si a esto le agregamos el hype -sobrevaloración- que tienen ciertos pares, da como resultado la ardua y dificultosa tarea de poder llegar a conseguirlos. 

La exclusividad y la edición limitada de un par hacen se hypea y sea aún más costoso que el precio de retail -precio con el que fue originalmente lanzado-. Es aquí cuando entra en juego la relación oferta demanda. Sin embargo, para los fanáticos carecen de importancia los factores mencionados, todo sea por conseguir esa caja y ese par exclusivo que acaba de ser lanzado.

“¡Usen sus zapas!”, indica Marcos Torresani, un sneakerhead que además se dedica a la importación de pares. “No se trata sólo de almacenar la caja y el par, sino también usarlo. ¿De qué sirve tenerlos guardados juntando polvo y no lucirlos en la calle?”, argumenta el coleccionista.

Los apasionados de este mundo suelen lucir sus pares junto con sus outfits en las redes sociales, principalmente en Instagram. En esa red social particularmente predomina la imagen, por eso se elige la plataforma. Las fotos suelen ir desde retratos de ellos mismos luciendo los pares en lugares casuales o fotos únicamente del calzado.
Hoy, el par más coleccionado y adquirido por el público argentino y mundial son las Nike Air Jordan 1. Este calzado viene en gran cantidad de colorways y modelos, contando así también con colaboraciones de artistas a nivel mundial. El modelo más básico de este par suele arrancar en los $70.000, aunque los precios son diversos: tal es el caso de la colaboración con Travis Scott que cuesta más de 2.500 dólares.

Queda entonces claro que no es una práctica y un hobbie sencillo ni económico. El SneakerHead es realmente un apasionado del calzado que ve más allá de una simple caja y un pedazo de cuero/plástico o el material de turno. Cada par tiene dos historias, la de la silueta en sí y la de cómo han logrado el acceso a ella, generando un valor agregado y emotivo extra. 


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