Hospitales, clínicas y consultorios privados optaron por hacer de sus salas de espera un entorno amigable para los niños. Una decoración acompañada de juegos para aliviar la “pesadilla” de ir al médico.
Por Romina Castro y Sofía Gips
Pisos de colores; baldosas que forman una rayuela; paredes táctiles para jugar a video juegos; e imágenes que se pueden acercar y alejar con tan sólo tocarlas. Todas las puertas son distintas. Algunas están ambientadas con personajes de Disney y otras con caricaturas. No es un parque de diversiones ni un salón de eventos infantiles. Se trata de la sala de pediatría del Hospital Británico, uno de los lugares que se sumó a una tendencia que viene creciendo en Buenos Aires: “la deco amigable” de las salas pediátricas.
“Una ambientación pediátrica alegre y un lugar para jugar sirven para que al llegar los pacientes no sientan que están en un hospital, sino que están en un lugar agradable”, dijo la jefa de Pediatría del Hospital Británico, Lucia Fernie, y agregó: “Sabemos que ésto ayuda mucho a que estén de mejor humor, más animados, y que tengan mejor pronóstico o desarrollo del tratamiento de sus enfermedades”. La nueva sala de pediatría fue inaugurada en agosto del 2013 siendo una de las pioneras en el país en traer esta nueva manera de conformar un entorno amigable para el paciente, idea proveniente de Europa y Estados Unidos.
El nuevo paradigma de las salas de espera busca romper con la estructura de las paredes blancas y los ruidos de máquinas. Que ir al doctor y encima tener que esperar deje de ser un sufrimiento para los más pequeños. Esta tendencia de salas de espera con paredes de colores, toboganes y juegos para el entretenimiento de los chicos, que ya existe en algunos hospitales, se está expandiendo en la Ciudad de Buenos Aires. El Hospital Rivadavia, el Hospital Británico y el Garrahan son ejemplos de esta corriente que cuenta con salas de espera con juegos pensadas para los niños. El Hospital General de Niños Pedro Elizalde (ex Casa Cuna) también se sumó a este proyecto, decorando sus paredes.
Para la remodelación de la nueva sala de pediatría del Hospital Británico se basaron en dos premisas: innovación y tecnología. Utilizaron los lugares comunes que tiene la sala para una búsqueda audiovisual y sensorial, como los juegos interactivos en las paredes. En el Hospital Rivadavia la decoración cuenta con pisos de vinilo que tienen letras del abecedario de varios colores, imágenes de los personajes de la película Madagascar, un pizarrón, sillas de colores y mesitas con pizarras fijas.
“Tanto los niños como los adultos sienten cierto temor o ansiedad antes de entrar a la consulta con el médico. Es sabido y es normal. A los niños pequeños, como a cualquiera, les aburre tener que esperar y al momento de la consulta el paciente se presenta menos predispuesto a cooperar con el doctor”, dijo Paloma Prol, pediatra del Hospital de Clínicas. Además, explicó que resulta beneficioso esperar a la consulta en un ámbito relajado, menos estructurado y divertido, que “los predispone de manera diferente, los dispersa”.
La psicopedagoga Johana Silnik, que trabaja en el jardín de infantes Bet-El de Belgrano y tiene su consultorio particular en Capital Federal, explicó: “Mientras juegan, los chicos se familiarizan con el entorno, se relajan y se sienten más cómodos. Por lo tanto, son más propensos a colaborar con el médico ya que no es simplemente un lugar en donde tienen que mantenerse pasivos. Tienen que abrir la boca, respirar profundo y toser, pero cuando el niño está incómodo, asustado, negado o caprichoso obviamente no ayuda”. Si bien la idea de las salas pediátricas amigables está dirigida a los pacientes, también se ven beneficiados los médicos, trabajadores de la salud y asistentes sociales, ya que se genera una actitud proactiva en el niño. De esta manera se le brinda una cura más eficiente y rápida.
La arquitecta Mariana Schulze, co-fundadora del estudio ARQUBICO que construyó locales comerciales y se ocupa de la remodelación de casas en barrios privados, explicó: “Una solución arquitectónica debe tener una motivación humana, basada en un análisis previo para luego materializarse en la construcción”. Con esto se refiere al temor que sienten los niños al ir al médico por la inseguridad de no saber de qué se trata o el haber tenido experiencias traumáticas anteriores que lo hayan afectado. “Hacer más humana la arquitectura significa hacer mejor mi trabajo y ello no alimenta el ego sino la vida, y esa responsabilidad y ese reto da sentido a nuestra profesión”, concluyó Schulze.
A raíz del dolor profundo de haber tenido a su hija en terapia intensiva, Elizabeth Guillón creó la asociación sin fines de lucro “El arte que ayuda a curar”, que tiene como objetivo pintar espacios de pediatría de hospitales públicos. “Trabajamos para convertir en espacios más amigables los lugares de atención pediátrica aplicado a hospitales públicos de manera solidaria”, dijo Guillón en una nota a la revista Mundo Alternativo. La idea de esta organización captó rápidamente a amigos y conocidos que se pusieron a disposición de la salud para generar alegría a los chicos. “El principal objetivo es recrear la magia que tienen los niños, porque un niño no deja de ser niño cuando va a curarse”, declaró la fundadora de El arte que ayuda a curar. Por último, polemizó sobre el sistema de salud: “Le quiero mostrar a los dirigentes que se necesita un cambio y el arte es mi manera de manifestarlo”.
La licenciada en Diseño de Interiores Laila Frydman realizó la ambientación de varios consultorios privados de pediatría, como el de la doctora Valeria Brumetti y explicó que si bien muchos hospitales ponen la excusa del presupuesto, no se requieren grandes sumas de dinero para realizar pequeños cambios que afectan de manera positiva en la sala de espera de pediatría. “Es suficiente con utilizar un color para envolver los ambientes para que dé un aire más cálido, colocar algunos vinilos, formas de colores en las paredes, mesas y sillas de su tamaño”, explicó Frydman.
Por último, para reafirmar esta tendencia, el pediatra Carlos Kofman, que lleva más de treinta años ejerciendo la profesión en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, explicó: “En la actualidad, la mayoría de los consultorios pediátricos contienen elementos que puedan captar el interés y ganar la confianza de los niños pequeños, ya sean cuadros, juegos, televisores con dibujos animados o cualquier objeto que pueda darle color a la visita”.
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