Axel Kicillof encabezó el cierre de campaña de los candidatos a diputados del FPV por la Ciudad de Buenos Aires. Entre los 10 mil presentes hubo diferencias que afloraron hasta en los cánticos.
Por Federico Spano
Axel Kicillof, Nilda Garré, Andrés “El Cuervo” Larroque, Victoria Montenegro, Gabriela Cerruti y Omar Viviani protagonizaron el miércoles 21 de octubre el acto de cierre de campaña de diputados del Frente para la Victoria (FPV) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el estadio Luna Park. Al día siguiente, en el mismo lugar, se realizó el cierre del mismo partido, pero a nivel nacional para la campaña presidencial que encabeza Daniel Scioli. Bien podría presentarse a esta división como una suerte de primera interna entre kirchneristas y sciolistas, pero, por el momento, suficientes fueron las internas que hubo en el propio acto.
Como es costumbre cada vez que el FPV realiza un acto político, los bombos, el gorro, la bandera y la vincha se amontonaron tras las vallas que no permitieron ingresar a nadie hasta pasadas las 18.30. En teoría, había que tener entrada o cinta para ingresar, pero en la práctica nada de eso fue necesario. Más de 10 mil personas, según palabras del primer candidato a diputado nacional por el FPV en CABA, se hicieron presentes. La platea izquierda estaba colmada de blanco y azul; principalmente por La Cámpora, pero también el Movimiento Evita; Nuevo Encuentro tiñó la platea derecha de celeste y Kolina colaboró en un sector con su verde característico; en las dos puntas, Peronismo Militante y el PCCE se ubicaron cómodamente; en el campo, los sindicatos: la mitad de atrás fue para el sindicato de peones de taxis, y la de adelante se la dividieron entre SMATA, APL y SATSAID. Naturalmente, hubo otras organizaciones y sindicatos como Seamos Libres, la Corriente Nacional de Militancia, la Unión Ferroviaria, etc.
Cuando terminó de llenarse el estadio, todos, excepto los del campo, estaban aspirando y transpirando el sudor de otro, pero los militantes están acostumbrados. Lo que no ocurrió en anteriores ocasiones, y que de ahora en más puede llegar a ser una constante, es ver quién dirige la batuta. Cada bandeja coreaba lo que tenía ganas. Realmente fue un cáos hasta que una fila de vientos emergió desde la columna de La Cámpora y monopolizó el comando. Otra fila de vientos, aunque más chica y desde la bandeja de Nuevo Encuentro, intentó entonar la marcha peronista. Sí, sí y sí: Nuevo Encuentro proponía cantar la marcha peronista. Finalmente, comenzó el acto y la posta la tomaron los pibes del Choque Urbano y esta vez, a diferencia del cierre de campaña de Mariano Recalde cuando se candidateó a Jefe de Gobierno de la Ciudad, se escuchó a la banda. Es que aprendieron la lección: los que asisten a un acto político no se juntan a escuchar a una banda, la movida pasa por todo lo que haga autoreferencia y genere pertenencia. Por eso, le pegaron en el blanco y conquistaron al público con el himno nacional seguido de la marcha peronista ejecutados con sus particulares instrumentos fabricados a partir de reciclados.
Nada nuevo asomó dentro de los discursos de los oradores. Nadie se anima a vaticinar ni a jugársela en un cierre de campaña. Es una lección que ha dejado la historia y que bien interpretan los políticos contemporáneos. Nilda Garré, militante setentista quizás incomprendida en su tono de oratoria, no logró el fervor que sí consiguió Viviani con su discursiva sindicalista de tono elevado y palmas en alto mientras llamaba a la memoria de Perón, de Evita y de Néstor, pero sí logró el silencio, la atención y el respeto que merece una militante con la trayectoria política de la ex Ministra de Seguridad de la Nación. Victoria Montenegro hizo un fuerte hincapié en aquella juventud peronista exterminada por la última dictadura cívico-militar que hoy se ha reconstruido e integra todas las listas del FPV: “Esos mismos intereses que ayer desaparecieron a nuestros compañeros, hoy están molestos porque el pueblo está unido y organizado nuevamente contra sus intereses”. Gabriela Cerruti, candidata al Parlasur, arrancó en un tono presuroso escupiendo palabras contra el candidato a Presidente de Cambiemos, Mauricio Macri: “Eligieron al personero más rancio de la derecha, al que hizo negocios y fortunas con la dictadura. Me da asco. ¿De qué “pobreza cero” nos viene a hablar? Si no fue capaz de urbanizar una sola villa, si no fue capaz de poner una sola cloaca en Lugano”.
En esa línea tomó la palabra finalmente Axel Kicillof en carácter de primer candidato a diputado nacional. Minutos antes, se lo notó ansioso, moviendo el pie izquierdo, con los papeles en la mano que no sabía si tenerlos ahí, ponerlos en su espalda o qué hacer con ellos. Así de nervioso arrancó y se metió en un embrollo: nombrar a los presentes. Obviamente se olvidó de algunos que enseguida empezaron a reclamar que los nombrara. “En qué lío me metí. Les quiero agradecer a todos los presentes y a las organizaciones sindicales presentes también”, aclaró ante la batucada de los trabajadores del Sindicato de Peones de Taxi que estaban dispuestos a interrumpir el acto con sus bombos por el descontento. El mismo rechazo que le causo a La Cámpora ese gesto de los sindicalistas al que respondieron cantando el nombre de Kicillof bajo la melodía de “El reggae de Paz y Amor” de Sumo. Viviani, líder de los taxistas, se paró, desde atrás de Kicillof, que permanecía en silencio, y pidió insistentemente con sus manos que detuvieran esa manifestación.
El súper ministro al que Cristina destacó como su mejor asesor y a quien felicitó mediante un video que se emitió en el Luna Park antes de que hablara él, se vio en un embrollo ni bien arrancó su discurso. Se lo notó nervioso en sus gestos antes y durante el mismo, cometió algunos errores y algunos exabruptos, pero sobre todo, lo más irrisorio, fue el dedo índice en alto cual maestro ciruelo retando a los chicos. Gestos, errores, discursivas, detalles que hablan de un joven que tuvo una muy buena gestión como Ministro de Economía, pero que, sin dudas, la experiencia en el Congreso le va a terminar de dar esa formación necesaria para aspirar a cargos superiores.
Las frases más fuertes del dedo índice de Kicillof:
- “Néstor Kirchner sacó a la Argentina del pozo donde la había tirado el neoliberalismo”.
- “Al candidato de la derecha (Mauricio Macri) todo le queda grande y todo le queda lejos: el Hospital Garrahan le queda lejos, Lugano le queda lejos, el sur de la ciudad. Todo le queda lejos, más que Santa Cruz, y así quiere gobernar la Argentina”.
- “Néstor decidió pagarle al Fondo Monetario Internacional para no depender de ellos y darles una patada en el culo acá en Mar del Plata”.
- “La derecha por estos días está hablando de una pesada herencia que vamos a dejar, para ellos sería una pesada”.
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