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UNA JAM CON BLUES EN MOVIMIENTO


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Cada domingo, distintos músicos se reúnen a improvisar sobre el escenario del Conventillo Cultural Abasto. Representantes del blues, del jazz, del funk y del rock resignifican la palabra Jam en cada encuentro.

Por Nadia Fernandez Alfaro (@nanu_alfa)

Una batería con la inscripción Blues en Movimiento, amplificadores, micrófono de pie, guitarra y bajo reposan sobre el escenario negro del Conventillo Cultural Abasto. Una de sus paredes está cubierta de vinilos y sobre el fondo, las siglas del lugar CCA, iluminan con tenues bombitas amarillas. ¿Qué banda subirá ahora? Se pregunta el público, que ansioso mira hacia los instrumentos, a la espera de los músicos que se animen a dar inicio a la zapada, a despuntar el vicio un domingo más. Lucas Gavin, unos de los organizadores de la Jam, recibe a quienes entran por primera vez, como si fuera su casa. “Van a ver zapadas de músicos del blues y del jazz. Son bandas que se forman en el momento, antes de arrancar. Y en la barra hay happy hour de cerveza artesanal hasta las 23. ¡Esto es pura alegría!”, dice extendiendo los brazos, y la sonrisa.

Estas sesiones de improvisación musical, que ya tienen 11 años de trayectoria, sorprenden cuando una voz digna del sur del Misisipi, el groove de un bajo o la densidad del sonido de una armónica blusera resuenan en las paredes negras, llenas de historias, del Conventillo. Además de ser los que organizan, Blues en Movimiento es una agrupación que colabora en cada ciclo al desarrollo de nuevos artistas y a su difusión. Para apoyar esto, la entrada es libre y gratuita. Según Homero Tolosa, músico e integrante de la organización: “la idea artística de la Jam es que los intérpretes que recién arrancan puedan entablar relación con los que vienen tocando en la escena del blues hace años, manteniendo un buen nivel musical”.

“Las bandas que suben al escenario se forman minutos antes de que arranque el evento. Por lo general, se juntan cinco músicos para cada formación, a veces son más y la ide a es que cada banda toque dos temas”, explica Homero. Con respecto a la elección del repertorio, son los cantantes quienes deciden qué tocar, porque son quienes llevan la canción adelante. Ellos proponen la tonalidad y el ritmo que se va a tocar de blues. Lo bueno de este sistema propuesto por Blues en Movimiento es que siempre hay improvisación, ya que todas las bandas están conformadas por diferentes músicos, nunca hay una formación exactamente igual a otra. “Por domingo tocan entre 35 y 50 músicos”, afirma Homero.

“Estamos asociados con la Escuela de Blues de Palermo, que es la única en Sudamérica y que ya tiene 15 años”, señala Lucas, el organizador. Y asegura que “se creó todo un contexto de desarrollo para el género, que necesitaba una zapada de estas características. El blues ha crecido mucho en la escena local, es algo para celebrar y nos sentimos responsables de ese crecimiento.” En relación a ello, para Homero “la búsqueda a través de la Escuela de Blues es generar un espacio para los músicos que recién se inician y que puedan lograr un ida y vuelta con los más experimentados”.

Pero Blues en Movimiento no solo organiza la Jam, sino que también es una agrupación que genera otros eventos como shows, festivales y discos. “A nivel discográfico siempre intentamos grabar bandas. Buscamos tener un sello propio, para que los artistas nuevos tengan un espacio. Es una forma de aportar al desarrollo del género”, asegura Homero. Siguiendo esa línea, esta organización ya cuenta con cinco discos de blues en español, producidos por ellos mismos.

No obstante, la esencia del ciclo no es cobrar una entrada, sino brindar un espacio para que el blues se difunda, para que los músicos se formen, y que los artistas puedan mostrar lo que hacen. “Y sobre todo es un espacio para arrancar la semana”, celebra Lucas. El pianista Gonzalo Ros afirma que “la Jam es un lugar donde se integra a los músicos, desde el que está recién arrancando hasta el que está hace años tocando. Es un buen espacio para aprender y para disfrutar de la música.”

Para la agrupación, “la música es una forma de pensar la vida”. Y en ese sentido, el blues debía tener un lugar particular y por ello surge la Jam, que “por más que es una improvisación constante, no deja de ser un show, un evento de blues”, aclara Lucas. Es justamente la estructura de este estilo musical, de 12 compases, que permite que pueda darse una zapada, una Jam. Sin embargo, no solo hay blues en este ciclo, también aparecen fusiones con el funk, con el jazz, pero sin perder el eje, es decir, la esencia de la música afroamericana. “Si bien existe un blues argentino con bandas como Pappo Blues, Memphis, La Misisipi, La Rusa, entre otras, siempre tratamos de ir a las raíces de lo que significa el género para nosotros, el blues de Chicago con raíz en Mississippi”, señala Homero.

Cada domingo, este rinconcito del Abasto toma el espíritu de un club de jazz del Soho de Londres, y el de un bar de blues de Chicago, iluminado con la calidez de las velas, y ambientado con mesitas redondas hacia el escenario, coronadas con un pequeño farol de lentejuelas rojas. Las bombitas de luces de colores que cuelgan sobre la barra de tragos y sobre el lateral de enfrente hecho de chapa dan el toque colorido digno de un conventillo del Abasto. Todos estos detalles también refuerzan la idea de un lugar íntimo y de música entre colegas, entre amigos que comparten la misma pasión y las ganas de zapar. “Es muy interesante cantar en la Jam, no conocés a los músicos que están tocando con vos, y por ende, te estás abriendo totalmente, no solo al público, sino a los artistas que te acompañan en el escenario. Ellos te sostienen en todo momento”, expresa Gina De Bernardis, cantante de 20 años y estudiante de la Escuela de Blues. Y justamente esa es la premisa de la Jam: “somos todos del mismo palo”, hay una hermandad que sobrevuela el ambiente y que se expresa en los aplausos y comentarios de admiración a quienes “la rompen” en cada zapada. “Fomentamos valores que tiene que ver con compartir, con la solidaridad y el crecimiento en conjunto”, concluyen los organizadores de Blues en Movimiento.


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