SOCIEDAD
UNA VICTORIA DE LA VIDA SOBRE LA MUERTE

“Cuando está de veras viva, la memoria no contempla la historia, sino que invita a hacerla. Más que en los museos, donde la pobre se aburre, la memoria está en el aire que respiramos; y ella, desde el aire, nos respira”. Eduardo Galeano
Capuchita, El dorado, Pañol y La pecera fueron los nombres de la tortura y la muerte en el Casino de Oficiales de la ESMA. Ahora, Sitio de la Memoria. “Hay una victoria de la vida sobre la muerte, de la memoria sobre el olvido y de la patria sobre la anti-patria”, aseguró la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el acto de inauguración frente a uno de los Centros Clandestinos de Detención (CCDD) más grandes de nuestro país durante la última dictadura militar.
Por Sabina Vela
Hasta hace dos semanas permanecía cerrado. Las visitas hasta el cierre se habían hecho junto a un guía por el edificio vacío. Se estima que por este CCDD pasaron unos 5 mil detenidos desaparecidos durante la dictadura y 200 aproximadamente pudieron sobrevivir y dar testimonio. El 95 % de las personas que podría explicar qué pasó realmente están desaparecidas, se lamentaba uno de los guías que había podido hacer la visita solo hasta el frente del edificio. El predio de la ESMA en su totalidad ocupa 17 hectáreas.
Si bien algunos organismos de derechos humanos como Abuelas de Plaza de Mayo y la Asociación Madres de Plaza de Mayo acompañaron el proyecto, otros lo cuestionaron desde que se inició en mayo de 2013 cuando un convenio entre la Secretaría General de la Presidencia de la Nación, la Secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y la Universidad de San Martín, establecía un proyecto museográfico en las instalaciones del Casino de Oficiales que entonces estaba bajo la tutela del Instituto Espacio para la Memoria (IEM).
Nora Cortiñas de Madres de Plaza de Mayo -Línea Fundadora- había argumentado: “El horror existió y no lo podemos borrar, y en ese lugar, todavía hay mucha memoria para trabajar y la justicia tiene mucho para hacer”. Aunque el proyecto no modificó la estructura edilicia, incorporó herramientas audiovisuales y artísticas para explicar qué pasó con los desaparecidos y sobrevivientes en ese centro clandestino.
Carlos Lordkipanidse, integrante de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos que tuvo la posibilidad de conocer los centros de Auschwitz y Birkenau, había marcado algunas diferencias con el proyecto: “En esos lugares se respetó la memoria, están impregnados de dolor y muerte, y eso es lo que transmiten cuando uno simplemente ingresa al lugar, no hace falta ninguna parafernalia lumínica, ni sonora, para que uno se sienta absolutamente conmovido por lo que el mismo lugar relata”.
Por otro lado, Alejandra Naftal, curadora de la muestra y sobreviviente del CCDD El Vesubio explicó que en Capuchita se trabajó sobre los 30 casos de nacimientos en la ESMA. “Habrá una luz muy potente, sin sombras. La luz que duele y se escucha el testimonio de Sara Solarz de Osatinsky, que acompañó la mitad de los partos y los cuenta uno a uno”, agregó. A su vez, Daniel Tarnopolsky, Directivo del Instituto Espacio de la Memoria y familiar de desaparecidos, señaló que recuperar los centros clandestinos significa recuperar la vida de los detenidos desaparecidos, darles vida otra vez.
La presidenta Cristina Fernández en el discurso inaugural aclaró: “No lo denominamos museo porque allí se guardan las piezas del pasado y en los sitios de la memoria se guardan la memoria, la justicia y la verdad”. También recordó aquel 24 de marzo de 2004 cuando el entonces presidente Néstor Kirchner firmó el Convenio nº 8 entre el Gobierno de la Cuidad y el Nacional para la construcción del Espacio para la memoria y la promoción y defensa de los derechos humanos en el predio de la ESMA. Recién en 2007 la Marina desalojó por completo el lugar.
Desde ese momento, el espacio había funcionado con un representante de cada sector: la Secretaría de Derechos Humanos por el Gobierno Nacional, los organismos de DD. HH. y la Institución Espacio para la Memoria por el Gobierno de la Ciudad. El Casino de Oficiales y el Edificio Cuatro Columnas quedaron bajo la órbita del IEM, un ente autónomo y autárquico creado por una ley porteña del que participan Madres de Plaza de Mayo (Línea Fundadora), la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, el Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), Hermanos, el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) y Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas.
Mientras estos organismos de derechos humanos intentaban conocer el contenido del proyecto museográfico, con el objetivo de debatirlo, el gobierno nacional y el porteño negociaron la disolución del IEM. Las funciones y el personal fueron transferidas a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, que pasó a controlar y administrar los espacios de memoria de la ciudad de Buenos Aires.
“El edificio le corresponde al pueblo argentino, no debe estar sometido a las disputas partidarias. Transferir la potestad sobre la política de memoria a un único ámbito de decisión, que es el Gobierno Nacional, es una especie de juego de la ruleta rusa porque la vida ha demostrado que los gobiernos no son eternos”, así había criticado la decisión José Schulman, integrante de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre.
En todo el país hubo alrededor de 600 CCDD que en general no funcionaron más de un año. Pero la ESMA operó durante toda la dictadura aunque ninguno de los detenidos desaparecidos permaneció los 7. Tampoco los oficiales de la Marina. La rotatividad funcionó como estrategia contra el acceso a la verdad.
Existe una discusión que contrapone la alegría y la vida con la muerte en los centros clandestinos. Ana María Careaga, ex directora y miembro del IEM, aseguró que es una falsa dicotomía: “rescatar la vida y la alegría de nuestros seres queridos no tiene nada ver con la tarea que se está haciendo por la memoria y el rescate de estos lugares. Al contrario, nos ayuda a pensar que todo familiar que tiene sus seres queridos desaparecidos quiere saber dónde estuvieron, qué les hicieron y cómo vivieron. Lo que engendra el drama de la desaparición es la incertidumbre”.
SOCIEDAD
“La Catedral de Francisco”
Cientos de fieles dejaron sus oraciones y ofrendas en el templo que vio pasar a Jorge Bergoglio como cardenal primado de Buenos Aires. Cómo fue la despedida al “Papa de los pobres”.

A esa hora en la que Plaza de Mayo se deja ganar por la noche y los autos iluminan junto al alumbrado público, las escalinatas de la Catedral Metropolitana se convirtieron en un altar urbano. Velas encendidas, otras ya derretidas; ramos de flores frescas apoyados sobre las columnas que tienen pegadas banderas argentinas y papales, rosarios, estampitas, camisetas de San Lorenzo y cartas escritos a mano. Sobre Rivadavia, un retrato en tiza del Papa decora el asfalto como si su figura emergiera desde ese suelo que alguna vez lo vio caminar.
Detrás de las cámaras de TV de los medios nacionales e internacionales, y de los vendedores de recuerdos sobre las escalinatas, hay un murmullo bajo que envuelve. Gente que reza, que conversa en voz baja o que simplemente está. Turistas, creyentes, algunos que no se identifican con ninguna fe. Todos llegaron allí por alguna razón. Edgardo y Jazmín, una pareja peruana que observa en la entrada de la Catedral, comenta que estaban de visita cuando sucedió la muerte del sumo pontífice. “Era muy humilde, incluso ahora, en su despedida. Esperamos que el próximo Papa siga su legado, pero sabemos que en nuestra vida no veremos otro latino”, dice ella.

Unos pasos adentro del templo, un perro callejero duerme justo debajo de la cartelera que anuncia las misas y ceremonias especiales a la ocasión. No estorba el paso. La gente lo rodea, lo mira e incluso le toman fotos como si también él formara parte de esta escena serena y devota.
Adentro, el ambiente se vuelve más íntimo. Los pisos de mármol y las paredes macizas contienen la emoción de quienes ingresan. Aquí ya no hay medios de comunicación ni vendedores ni ruidos molestos. Solo pasos lentos y un murmullo que acoge.
Al final del pasillo de la nave principal, a pocos metros del altar donde Bergogliocelebraba misas, un escritorio exhibe un libro abierto. La gente se acerca a firmarlo, a dejar un mensaje, una oración. Al lado hay un cartel escrito con letras simples: “Francisco. Recibir la vida como viene”. Detrás, custodiado por cadetes de la Policía Federal vestidas de gala, un cuadro del Papa con su tradicional túnica blanca y su cruz plateada. Al costado, la mitra y el báculo que él utilizó cuando era cardenal primado de Buenos Aires. Todorodeado de coronas de flores blancas sobreel piso.
Frente a ese altar se detiene Daniel, un joven brasileño que también reflexionó con ETER Digital sobre los desafíos del porvenir: “Francisco fue un hombre del futuro que luchó por los que no tienen voz. No creo que haya otro como él. Quien lo suceda tiene una tarea inmensa: sostener un legado difícil de olvidar”.
Sentada sobre los viejos bancos de madera, una mujer llora hasta con el cuerpo. Se tapa la cara mientras a su lado un hombre la abraza y un niño mira sin entender demasiado. La imagen se repite varias vecesen otros bancos: la del duelo compartido en familia y entre generaciones.
A pocos metros, tres hombres se detienen frente al mausoleo de José de San Martín, que esta vez tiene menos protagonismo que de costumbre. Hoy todos los ojos y gestos parecen estar dirigidos a Francisco.
El reloj se acerca a las 20 cuando los policías que rondaban por los pasillos anuncian el cierre de la Catedral. Pero afuera el recuerdo sigue. Una señora mayor, de pelo corto rojizo y mirada vivaz, camina con paso seguro hacia un móvil de televisión: es conocida como “La Señora de los Velorios”. Pero esta vez no vino exclusivamente por eso. “Yo vine hoy por él. Era una persona muy humilde. En las misas de San Cayetano saludaba uno por uno sin importar la cantidad” de gente que hubiera, recuerda. Orgullosa de que haya sido argentino, Mari reivindica la relación del Papa con su Patria: “No me molestó que no volviera a Argentina. Su misión acá ya estaba cumplida”.

La Catedral Metropolitana, la Catedral del Papa, no parece estar triste sino más bien emocionada, como si supiera que Francisco no se irá del todo. Que lo que deja no cabe en una tumba sino en los gestos, palabras, luchas y convicciones que muchos fielestomarán como bandera.
Desde la vereda hasta el altar, este lugar que alguna vez fue la casa de Bergoglio hoy vuelve a serlo. Por una noche al menos. O al menos por esta despedida, por la historia que empezó en estas baldosas donde ahora se vuelve a rezar por él.
SOCIEDAD
Sabe la Tierra: comunidad, sostenibilidad y compromiso
La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.

La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.
Va cayendo el sol en el Parque Las Heras y la primavera se hace notar con su típica brisa de la última hora de la tarde. La esquina de French y Coronel Díaz es una postal de domingo: en el frente se alzan los puestos de la feria de consumo consciente más famosa de Buenos Aires, con sus toldos blancos y sus características mesas forradas de arpillera en las que se lee su emblema: “Sabe la Tierra”.
De fondo, el atardecer. La calesita que completa el cuadro da sus vueltas finales despidiendo a los niños que ríen y juegan hasta el último minuto antes del cierre. Los feriantes siguen vendiendo. El ambiente huele a fruta, a inciensos, a la vainilla de los postres caseros que ofrece uno de los puestos. Cada sección tiene sus olores, sus colores y sus sabores, según los productos que ofrecen, y son tan intensos que parecen elaborados para que los consumidores puedan llevarse un pedacito de naturaleza a sus hogares citadinos.
Seguramente cuando Angie Ferrazzini pensó este espacio que uniría a pequeños productores, emprendedores y artesanos para conectarlos con el público, no se imaginó que terminaría gestando toda una propuesta cultural que ofrecería desde mercados itinerantes que recorren la ciudad hasta talleres de cocina y horticultura.
Hoy, quince años después, la creadora de esta organización cuenta que Sabe la Tierra recibe cada mes alrededor de cincuenta mil personas en los más de cincuenta mercados y festivales que se presentan en diferentes barrios y ciudades. “Somos un equipo de 30 personas que creemos en otra forma de producir y de consumir”, contaba en la Charla TED que presentó en Necochea en 2023.
Y agregó en esa presentación: “Se me ocurrió crear un mercado de productores donde se pudieran encontrar los productores con los consumidores, promover el bien común y generar lazos de confianza. Esta fue la idea inicial para el proyecto hace 20 años”.
Como suele suceder con los grandes soñadores que cambian realidades, Angie comenzó a vivir su sueño en su propio jardín: no contaba con el capital necesario para sostener una gran exposición en un centro de convenciones como habría querido por ese entonces, pero eso no la detuvo. Con el propósito firme y la visión clara, esta exponente de la cultura naturista convirtió su casa en el espacio que sostendría el puente entre las dos puntas del mercado sustentable: productores y consumidores. Hoy, ese mismo puente se extiende a lo largo de trece locaciones distribuidas por todo el país.
“Venimos porque nos gusta comprar productos orgánicos y porque nos encanta el ambiente de la feria”, dice Candela, una joven que pasea con su familia y se detiene en cada stand observando con atención los productos exhibidos. Como ella, muchos de los clientes que visitan el lugar son fieles a la filosofía de la organización, que tiene seguidores desde sus inicios, cuando solo podía encontrarse en su primera locación formal: la estación San Fernando del Tren de La Costa. Desde allí fue expandiéndose como lo hacen los fenómenos culturales cuando saben atender necesidades sociales.
Más de mil puestos de trabajo generados demuestran que Sabe la Tierra no es solo un modelo de consumo responsable, sino también de economía sustentable. Este mercado consciente abre sus puertas para que cualquier emprendedor pueda desarrollarse y ofrecer productos de calidad. Tal es el caso de Luisa, el talento detrás de los mejores tequeños de la zona, que cautivan paladares de todas las edades en la carpa de comida venezolana.
Luisa recibe a las personas que se detienen en su mesa con una amabilidad especial, invitándolos a degustar un bocadito de empanadas típicas de su país. Con una sonrisa amplia acompaña el son caribeño que lleva en el habla. Cuenta que vive en Argentina hace cinco años y que forma parte de la feria hace tres; y que gracias a este espacio es capaz de mantener a su familia y que incluso pudo pagar un viaje de visita a su entrañable Caracas.
“La feria nos cambió la vida. Estamos agradecidos por esta fuente de trabajo que nos permitió lograr la anhelada estabilidad económica”, afirma emocionada. Esta emprendedora, que supo sobreponerse a los embates de la expatriación e insertarse en el mercado laboral de nuestro país a través de su vocación en la cocina, es un ejemplo del impacto que tiene en los trabajadores este espacio de comercio justo y consciencia. Para esta comunidad, los valores agroecológicos y el compromiso fueron la clave del crecimiento.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
Además en ETER DIGITAL:
Consumo de alimentos procesados: el tabaquismo del siglo XXI
SOCIEDAD
Cómo fue la toma de estudiantes en defensa de la UNTREF
En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.

En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.
“Universidad tomada” advierte una bandera en la puerta de la Sede Lynch de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). Son las ocho de la noche de un miércoles de octubre en el barrio de Sáenz Peña y la vereda de la sede abunda de información.
Una clase abierta donde los alumnos sentados en ronda en pupitres azules escuchan atentamente al docente. A metros, estudiantes se reúnen distendidamente algunos de ellos con sus mochilas, mientras otros cargan bolsas con acolchados y sábanas para pasar la noche en su casa de estudios.
La UNTREF se encuentra tomada con vigilia hace exactamente siete días luego de la Resolución Interclaustro -realizada el 10 de octubre de 2024- donde participaron docentes, no docentes, estudiantes y graduados.
La decisión fue una toma organizada que garantice la continuidad de las clases y que incluya un plan de lucha para visibilizar el reclamo presupuestario por las universidades nacionales. “Estuvimos todo el fin de semana organizando el cronograma, nos acostamos a las 4 de la madrugada para levantarnos a las 7”, comenta Lucho Borzatto, estudiante de la Licenciatura en Logística e integrante del centro de estudiantes.
A lo lejos se escuchan los murmullos de otra clase abierta que sucede en el sum del edificio, donde se encuentran el buffet y la fotocopiadora. Las luces son tenues porque el docente proyecta diapositivas para el desarrollo de la clase. En simultáneo, alumnos salen de sus aulas, algunos vuelven a sus hogares, otros se reúnen en allí o en la vereda para pasar parte a sus compañeros sobre su desempeño en los parciales. Las paredes del establecimiento aún conservan afiches pegados de otras cátedras y no faltan los carteles con consignas como “No caímos en la universidad pública, la elegimos”.
“La gente camina como un caballo por acá, no habitamos la universidad, muchos venimos a cumplir, siento que eso está cambiando”, comenta Lena Blanco, estudiante de la Licenciatura en Gestión del Arte y la Cultura mientras toma el último sorbo de mate. Está sentada delante de la bandera de su carrera que pintaron para la Marcha Federal Universitaria de abril. Además, expresa su sorpresa al ver la cantidad de carteles pegados en las paredes: “Antes no se podía poner nada, no encontrabas ninguna expresión más que las típicas que hay en los baños”.
Alrededor de 200 alumnos de la UNTREF se organizaron y formaron comandos divididos en distintas áreas. “Tomar la universidad no es joda”, indica Lucho y agrega: “Requiere de mucho trabajo y sacrificio”. Y así es, los comandos se dividen por área: prevención y logística, agenda cultural, documentación audiovisual, comidas y alimentos, higiene, prensa y comunicación, entre muchas más. De esta forma, se suman a los cientos de miles de estudiantes involucrados en el plan de lucha a lo largo y ancho de todo el país.
A partir del veto del Presidente Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario, las tomas en las facultades brotaron como pasto después de la lluvia. Un relevamiento de la FUA (Federación Universitaria Argentina) indicaba en ese entonces que ya eran más de 30 edificios tomados, mientras que asociaciones civiles como Argentinos por la Educación afirmaban más de 80.
Incluso fue un momento donde algunas universidades fueron tomadas por primera vez, como fue el caso de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). La amenaza por el desmantelamiento de las universidades nacionales puso en alerta a todos los estudiantes en cada rincón del país y los convocó a organizarse para defender su futuro.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
Además en ETER DIGITAL: