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Urbanizaciones: qué sucede con los barrios privados y la fauna local

Barigui Park in Curitiba Parana Brazil.

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Los desarrolladores inmobiliarios avanzan sobre lugares que antes eran el hábitat natural de diversos animales. Esto genera un desequilibrio en el ecosistema y la fauna local. ¿Puede haber armonía en barrios privados y la biodiversidad nativa?


En estas últimas semanas se estuvo hablando mucho de un animal en particular: el carpincho. El roedor más grande del planeta ocupó el prime time de la televisión argentina e inclusive llegó al portal informativo The Sun, de Inglaterra, luego de que se volvió viral una nota del diario La Nación la cual titulaba ”Los visitantes que tienen en vilo a vecinos de Nordelta”.

En lugar de que se genere una empatía hacia los residentes del barrio privado, los mensajes de apoyo fueron -en su mayoría- hacia los Capibaras. Si bien los residentes de Nordelta viven en el corazón de los humedales del partido de Tigre, nunca vivieron una “invasión” de tal magnitud.

¿Por qué hay tantos?

Según el informe “Ampliación de la distribución austral del carpincho en la Provincia de Buenos Aires”, estos animales necesitan de un ambiente acuático y a su vez tener tierras secas para lograr la crianza y desarrollo de la especie. Por eso eligen los humedales del Delta bonaerense. Como en estas zonas se cumplen dichos requisitos, es natural que los animales emigren a ese territorio.

Para Alejandro Morici, investigador, naturalista de campo y encargado de Reserva Educativa Municipal “Bajo de Bordenave” en el sur de la provincia de Buenos Aires, la llegada de estos roedores se debe a “la bajante del Río Paraná, que sirve como ruta de migración y la construcción de countries en varias zonas de sus hábitats naturales”.  

La intervención humana en los distintos hábitats de los animales -tanto para la urbanización como para la industria agraria- provocó que los ejemplares emigraran del N.O.A, el oeste de la provincia de la Pampa y el sur de Entre Ríos hacia esta zona en particular.

Los barrios de Nordelta comenzaron a construirse en el año 2000, cuando se vendió el primer lote. Hoy hay 23 barrios privados ya habitados, con un total de 25.000 habitantes. Rubén Quintana, doctor en Ciencias Biológicas, explica en una nota de Página 12 que se “perdió un 45% de los humedales en la zona” que serían un total de 88 mil hectáreas.

Se puede lograr desplazar a las especies sin necesidad de matarlas. Morici explica que un country en Hudson, Berazategui, logró desplazar a los carpinchos y a parte de la fauna local, colocando un perímetro cerca de sus lagunas. Al estar tan protegidos eligieron emigrar hacia otro lugar. “El problema en Nordelta es que es mucho más grande, tiene entrada directa del Río Paraná de las Palmas, por lo tanto tiene mucho ingreso de agua. Por más que tengas un alambre perimetral excelente, los carpinchos, van a entrar nadando”, termina de agregar.

Según un informe realizado por la Asociación Vecinal Nordelta (AVN) en conjunto al Municipio de Tigre, la población de caprichos “aumentó un 17% durante lo que va del 2021”. Estos números se dan, ya que la urbanización desplaza a los depredadores naturales. En el N.O.A el puma y el yaguareté mantienen un orden natural.

Posibles soluciones

Según el código rural-decreto de la Ley N°10081/83, el carpincho es una especie protegida por la Dirección de Flora y Fauna de la Provincia de Buenos Aires. Esto quiere decir que, sin su aprobación, no se puede hacer ninguna acción que perjudique a la población de este animal. Aunque la dirección de Flora y Fauna se comunicó con la Asociación Vecinal Nordelta (AVN) y dieron a luz una resolución en el que se señala que “dada la evidencia directa e indirecta, recabada durante la visita técnica, sumada a la información presentada en los estudios poblacionales de la especie, se determina que el perjuicio ocasionado por la interacción de los carpinchos con los habitantes del complejo se enmarca dentro de la categoría grave”. Esto último quiere decir que se pueden tomar distintas medidas para controlar a la población de capibaras ya que representan un “peligro” para los habitantes del Nordelta.

Muchos vecinos exigen que se reubique a los animales en otro lugar. Morici, naturalista experto en carpinchos, explica que es “imposible reubicar una población entera”. Asegura que se necesita toda una logística para poder capturar a esta especie, que es colonial. “En este caso no sabemos ni la cantidad exacta de ejemplares que hay en Nordelta y alrededores”, concluye el experto.

Nordelta, como otros barrios a orillas del río, están construidos sobre los humedales, un hábitat ideal para muchas especies. Lo que advierten los expertos es que, si logran desplazarse, naturalmente, van a volver de todas formas.

Por naturaleza no son animales agresivos. Los ataques a perros se dan porque se sienten amenazados. Una solución que dan muchos vecinos y las distintas organizaciones es la de vivir a la par. ¿Se puede lograr una armonía entre la fauna local y el avance del hombre?

Humanos y el ecosistema: ¿se puede lograr?

Complementar un balance entre la naturaleza viva y el paso agigantado del progreso, suena como algo imposible. Aunque no lo es del todo. La arquitectura sustentable trata de reducir al máximo la huella ecológica de la edificación. Se toma en cuenta el impacto que va a generar dicha construcción en el medio ambiente y se analiza cómo se puede lograr un equilibrio entre urbanización y ecosistema. 

En Ingeniero Maschwitz, crece el primer “barrio” en su estilo. El “Hipocampo” es un complejo de casas que se encuentra flotando sobre el río Luján. Logró crear una respuesta distinta ante la pregunta de: ¿Urbanización o naturaleza?

Para Germán Vázquez, arquitecto con máster en Arquitectura sustentable, comenta sobre el negocio de la tierra y las problemáticas de romper con el equilibrio ecosistémico: “En Argentina en general, hay un tema de oferta y demanda de la tierra. A medida que uno se va yendo de la ciudad, los valores de la tierra bajan de precio y empieza a haber menos supervisión por parte de los municipios. En esos lugares más periurbanos se empiezan a generar dos cosas. Un negocio inmobiliario y barrios informales”.

Los humedales son como esponjas, tienen mucha capacidad para absorber el agua. Por lo tanto, esa agua que antes se acumulaba ahí, no se puede acumular y va a ir hacia otro lugar donde no solamente afecta a otros ecosistemas, sino que también influye a la misma ciudad en sí, que se encuentra en las zonas bajas con gran posibilidad de inundaciones.

“Ese estudio muy rara vez se hace y las ciudades van creciendo de manera caótica. No hay reglamentación a nivel Nacional y no hay control ni auditoría de cómo va creciendo la marcha urbana”, cierra el arquitecto.

Es necesario avanzar con la Ley Nacional de Humedales. Según un informe realizado por La Organización de las Naciones Unidas (ONU), alerta que “es de suma importancia avanzar con el proyecto”. Durante los incendios que ocurrieron el año pasado, se perdieron 350 mil hectáreas del ecosistema del Delta de Paraná. El proyecto de la ley de Humedales obtuvo dictamen en la Comisión de Recursos Naturales y Ambiente de la Cámara de Diputados, pero no hubo novedades por parte de las otras comisionesque debían tratarlo.


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