Alumnos de la Escuelita de Básquet de Sportivo Independiente destacaron entre la afición por la hincha a su profesor en la final del Torneo Provincial por la Zona Norte contra Pico Football Club.
Sentados al borde de la cancha donde se disputaba la final por la Zona Norte del Torneo Provincial de Básquet: “Bodas de Oro 2021” entre Sportivo Independiente Blanco y Pico Football Club, un grupo de niños de entre 11 y 13 años destacaron entre la multitud de aficionados locales y visitantes que ocuparon cada centímetro del Gigante de la Avenida.
Equipados con cornetas y botellas de plástico que comenzaron a juntar dos días antes y escondieron detrás de una planta en las instalaciones del Club, con máscaras y capas de diablos, con la camiseta de Independiente pegada al corazón y los ojos llenos de emoción se dispusieron a alentar al grito de: “Juani, Juani, Juani” cada movimiento que su profesor, Juan Augusto Acebal con el 10 en la espalda, hiciera dentro de la cancha. “La verdad que no lo había escuchado en el partido. Después cuando lo vi, se me puso la piel de gallina, es algo hermoso que griten los puntos, que te alienten”, reconoció Acebal.
Además de jugar en Primera División hace un año que se desempeña como entrenador de las categorías Mini y U13 en Sportivo Independiente. La pandemia por Coronavirus lo obligó a dejar Córdoba Capital para volver a General Pico. El retorno a su ciudad natal significó también volver al Club de la infancia, donde conoció a su actual entrenador, Franco Zecchin, quien le presentó el proyecto que termina de convencerlo de no regresar a estudiar a Córdoba.
Ser coach y jugador en el mismo Club conlleva una responsabilidad muy grande, sobre todo cuando se trata de cuestiones de buen comportamiento dentro de la cancha. Acebal señaló que siente la presión de respetar todo lo que les enseña en los entrenamientos a sus alumnos porque si no se lo hacen saber, ya le ha pasado que le reclamen que no defiende como les dice a ellos que tienen que hacerlo.
Independiente se consagra campeón frente a su clásico rival y la emoción por ver a su profesor vencedor no pudo ocultarse en la avalancha de esos niños que con el sonido de la chicharra final se lanzaron sobre la cancha. “A Juani le tocó jugar una final, contra el clásico, con la cancha llena y el estar enfocado en el juego, en el apoyo al compañero, en el no quejarse con los árbitros, para mí un comportamiento excelente”, manifestó con mucho orgullo Zecchin. El Gigante de la Avenida se vistió de fiesta y fue testigo de una noche que quedará grabada en la memoria de cada uno de los chicos que entrena Juan Augusto Acebal y sin duda en la suya también. Porque tal como remarcó Franco Zecchin: “Tomó como inspirador tenerlos a ellos al lado”.
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