CULTURA
Cepas y maridajes: cómo llevar tu bodega vitivinícola a otro nivel
Entrevista a la sommelier y licenciada en Comercialización, Fernanda Di Tomasso, abocada a ayudar a las bodegas a posicionar y diferenciar sus productos.
¿Se toma así? ¿Se huele? ¿Se agita? ¡Socorro! Todo empieza con una copa: una invitación al mundo del vino desde cero, de la mano de una sommelier que lo explica sin vueltas. No hace falta saber francés, tener una cava en casa ni fingir que reconoces “notas” para disfrutar del vino.
Conversamos con María Fernanda Di Tomaso —una apasionada del vino con los pies en la tierra y más de 18 años de experiencia en el mercado vitivinícola— para descubrir que el placer de una copa no tiene que ser complicado. ¿Cómo se elige un vino sin volverse loco? ¿Hay reglas sagradas para servirlo?
Además, comparte su visión sobre cómo una bodega puede mejorar su producto para llegar a los consumidores potenciales.
–¿Cómo comenzó tu interés por el mundo del vino?
–Fue algo fortuito. Estaba cursando Marketing y trabajando como consultora cuando asistí a la “Feria del Vino”. Me encantó la experiencia. Conocí a la dueña de una bodega de Catamarca y probé uno de sus vinos, pero noté que la presentación no favorecía el producto. Mi formación en Marketing me llevó a sugerirle cambios que aceptó. Así fue mi primer contacto profesional con el mundo del vino.
–¿Qué te llevó a convertirte en sommelier?
–Esa bodega me ofreció representarlos en Buenos Aires. Ahí empecé a conectar con sommeliers y otros profesionales; y decidí dedicarme de lleno a esta industria.
–¿Dónde te formaste y cuáles son los mayores desafíos de tu profesión?
–Estudié en la Escuela Argentina de Vinos (EAV) y soy licenciada en Marketing por UCES. El desafío más grande ha sido ayudar a las bodegas a posicionar y diferenciar sus productos en un mercado tan competitivo.
–¿Cuál fue el primer vino que despertó tu interés?
–Un Chardonnay de Angélica Zapata. Me sorprendió tanto que marcó un antes y un después en mi relación con el vino.
–¿Cuál es el papel exacto de una sommelier en la industria?
–Somos el canal entre el consumidor y el enólogo. Comunicamos no solo el producto, sino también el trabajo y la pasión que hay detrás de cada botella para brindar una experiencia más completa.
–¿Cómo le recomendarías un vino a alguien que no sabe nada sobre el tema?
–Primero pregunto si es la primera vez que va a tomar vino y si prefiere sabores dulces. Recomiendo empezar por un vino dulce o un vino joven sin paso por barrica, para que el paladar se adapte de forma natural.
–¿Qué opinás sobre los vinos naturales y orgánicos? ¿Son una moda o el futuro?
–Son una tendencia que promueve la sustentabilidad, pero no creo que conquisten el mercado masivo. Su perfil más puro a veces resulta desafiante para quienes están acostumbrados a vinos más tradicionales.
–¿Creés que el vino ha perdido parte de su valor simbólico o cultural?
–Sí. Antes era parte de la vida diaria; hoy los hábitos cambiaron. Bebemos menos vino, aunque bebemos de mejor calidad. El público joven lo percibe como algo estructurado, por eso trabajamos para descontracturarlo.
–¿Es importante conocer la historia de un vino para apreciarlo?
–Sí. Detrás de una botella hay años de trabajo, riesgos climáticos y esfuerzo humano. Conocer ese trasfondo ayuda a valorar el vino más allá de su precio.
–¿Cuál es tu uva favorita? ¿Por qué?
–Cabernet Franc por su textura sedosa y fresca. Entre las blancas, elijo Sauvignon Blanc por su complejidad aromática.
–¿Hay alguna región emergente que creas que revolucionará la industria?
–Chubut está haciendo vinos blancos espectaculares, gracias a la influencia marítima. También Buenos Aires tiene proyectos muy interesantes en zonas pequeñas.
–Si alguien no disfruta del vino en su primer intento, ¿debería seguir probando?
–Sí. Depende mucho del contexto en que se haya probado. Recomiendo darle otra oportunidad, empezando por vinos frescos y cepas suaves como Pinot Noir, Sangiovese o Malbec.
–¿Cuál es la mejor forma de maridar vinos con comida? ¿Existen reglas?
–Más que reglas, hay sugerencias. Buscamos que ni el vino ni la comida opaquen al otro. Me gusta jugar con contrastes: un vino dulce puede ir muy bien con platos picantes o quesos fuertes. El maridaje depende mucho de cómo esté compuesto el plato.
–Si solo pudieras tomar un tipo de vino el resto de tu vida,¿Cuál sería?
–Difícil elección, pero optaría por un Syrah, por su complejidad. Para blanco, me quedo con un Riesling.
–¿Qué vino recomendarías para un maratón de películas?
–Para una película romántica, un rosado, fresco y suave. Para un thriller, algo potente como un Tannat o un Petit Verdot. Y para una comedia, un Pinot Noir, liviano y fácil de disfrutar.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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