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CULTURA

“CERA X TI, CERA X TI”

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A tres años del accidente cerebrovascular de Gustavo Cerati, sus fans se siguen congregando en festivales para darle fuerza en este difìcil momento. El 7 de noviembre fueron al Parque Centenario a escuchar la música de su ídolo y transmitirle energía de su deseo para que despierte.

SERÁ POR UNA FAN MÁS

“A GUSTAVO LO ESTOY ACOMPAÑANDO DESDE EL PRIMER DÍA QUE LLEGÓ DE CARACAS”

“FLASHEO MUCHO CON LA MÚSICA DE GUSTAVO”

Por Gonzalo Albornoz  (@gonzalo_alb) y Agustina Arredondo (@AgustinaArredo3)

La lluvia del jueves 7 de noviembre había puesto en duda esta misa musical en homenaje al músico argentino y ex lìder de Soda Stéreo, Gustavo Cerati, pero al día siguiente, un sol brillante iluminó la Ciudad de Buenos Aires; barrió las nubes grises que amenazaban con otra tormenta y secó por completo los asientos del anfiteatro Eva Perón del Parque Centenario. Sus fanáticos pudieron terminar de preparar las banderas que luego ubicaron en primera fila y buscaron en sus armarios ese sombrero de tango que mejor representaba a Cerati en el escenario.

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Sus seguidores se juntaron a escuchar su música, pero no con djs que dispararon de una consola temas de la carrera de Gustavo, sino con seis bandas: SER, Tremolar, Zona Stereo, Reberb.Sion, Artefacto y Tres Punto Uno. Ellos tocaron los temas más conocidos de  Soda Stereo. El recital completo se grabó para que sea utilizado en la sesión de musicoterapia que le realizan a Cerati, para que escuche, sienta y le llegue el amor de sus fans a través de sus oídos. Cada grupo podía interpretar un set de 8 temas. El organizador del festival contó: “Todos quieren sus hitazos. A mì todos los discos de Soda me gustan pero las bandas quieren tener lo más power de Soda Stéreo”.


Los fanáticos le cantaron al aire eufóricamente, con los brazos extendidos como si estuviesen rezando un padre nuestro, pero con ese aliento de cancha de domingo: vitoreando a coro esas melodías que para ellos son sagradas. No era necesario ser un fanático de Soda Stereo para asistir a esta misa llamada “CERAXTÍ”, Cualquiera que se acercara al parque con un alimento no perecedero podía concurrir a escuchar su música y ser partícipe de esta noche por Gustavo.

Una fan, Marcela Trevisan, fue quien tuvo la idea de hacer este recital que se repite año a año desde 2010. Ella llevó la propuesta a la Direcciòn General de Música de la Ciudad. Contó, con algunas lágrimas en los ojos antes de que empezara el festival, que esperaba que la noche transcurriera tal cual la habían planeado: “Gustavo es perfeccionista y debe salir como a él le gustaría que salga, sin errores”, explicaba.

Cuando el público empezó a entrar, a las 18:30, aún había luz natural y los asientos azules, similares a las butacas de los estadios de fùtbol, se fueron ocupando con fans que llevaban remeras de su ídolo, sombreros, banderas y mochilas con el logo de Soda Stereo. “Van a tocar ´De Música Ligera?”, le preguntó un nene a su papá. Los seguidores de Cerati abarcan todas las generaciones.

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La banda que abrió el CERAXTI fue SER y también fueron ellos quienes cerraron el show. Los fans contaron que  les costaba escuchar los temas emblema de Soda interpretados por otras bandas, pero eso no fue una traba para SER, que enseguida logró enamorar al público. Ellos aplaudieron, revolearon sus remeras y banderas, saltaron, y cantaron los temas mirando al cielo, pidiendo con ese canto desaforado y con lágrimas en los ojos que Gustavo despierte.

“Se llenó, había muchísima gente y se convirtió casi como en un ritual colectivo. Realmente se junta una energía muy importante. Todos los que vienen, colaboran”, contó José de Rosa,  el Director Artístico de Música porteña. La energía positiva que le llegaba al público era notable. Algunos le cantaban  a los tres retratos que el muralista Osky Di Blaise había pintado para la ocasión y que luego ubicaron sobre la derecha del escenario. Ellos creían que así él podía escucharlos y querían que supiera que aún lo estaban esperando, por eso miraban su cara plasmada en el lienzo y entonaban sus temas con euforia.

Dos momentos significativos marcaron la noche: la mamá de Gustavo, Lilian Clark, grabó un conmovedor mensaje que se proyectó en el escenario y más de uno de los presentes se emocionó. “Gustavo está fuerte y la sigue peleando”, aseguró Lilian que  también contó que para la familia era una enorme satisfacción que se siguieran acordando de su hijo.

La mamá de Cerati agradeció al cura Fernado Puch. “Siempre está al pie del cañón, por no decir al pie de la cama de Gustavo”, dijo.

El sacerdote acompaña al músico argentino desde que llegó en camilla desde Venezuela, luego de haber sufrido el accidente cerebrovascular. Y estaba ahí, entre los fanáticos tomando mates con los colabores de la Cruz Roja mientras expresaba lo feliz que estaba por la cantidad de gente que había asistido. Puch subió al escenario, dijo una oración dedicada a Gustavo e invitó a rezar a todos los fanáticos que se habían hecho presentes en el festival. El cura cerró diciendo: “Gustavo está vivo”.

En el medio del recital,  la Legislatura porteña hizo entrega de una distinción que declaró al festival de interés cultural y social por la solidaridad de los fans, quienes en la entrada depositaron alimentos para ser donados a comedores. “Esto también tiene que ver con un reconocimiento a Gustavo y a su obra artística”, explicó Marcela Trevisan. Ella impulsó un proyecto en la Legislatura de la ciudad de  la diputada Ruben Campos, en 2012, para que Cerati sea declarado ciudadano ilustre. “A pesar de que haya quedado en la nada, estos gestos nos hacen pensar que todavía se puede seguir luchando para conseguir el último galardón que le falta a Gustavo”, reflexionó la fanática.

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Marcela Trevisan, creadora del festival, con una distinción que le entregó la Legislatura Porteña

Los seguidores de Soda Stereo prestaban atención a las bandas que tocaban pero también vivían el recital vía twitter con el hashtag #ceraXti y #fuerzacerati. Algunos recordaban frases de su ídolo o canciones que marcaron momentos de sus vidas pero todos le pedían algo, eso por lo que gritaban al unísono en cada canción: “Por favor, volvé”.

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SERÁ POR UNA FAN MÁS

Por Agustina Arredondo (@AgustinaArredo3)

CeraXti se gestó en el patio de la casa de una fanática de Gustavo Cerati, mientras recordaba su último viaje a Rosario con su familia. A ellos se les ocurrió unir dos festivales que se hacían en su tributo: “Unos acá y otros allá, ¿Y si los juntamos y hacemos algo para que Gustavo lo escuche?”, le propuso Marcela Trevisan a su esposo.
Hace tres años una mujer estaba en su patio de la casa intercambiando anécdotas de su último viaje a Rosario. Entre frase y frase, siempre estaba presente Gustavo Cerati.  Marcela Trevisan y su familia no podrían imaginarse su vida sin él. Hacía muy poco tiempo que el músico argentino había sufrido un accidente cerebrovascular que conmovió al país. Los fanáticos de Argentina y de Latinoamérica estaban sufriendo, pero Marcela supo convertir ese dolor en música. En los planetarios de Rosario y de Buenos aires se organizaban juntadas y guitarreadas en honor al músico. “Escuchame, uno es en Capital, los otros están en Rosario. ¿Y si los juntamos y hacemos algo para darle fuerza a Gustavo?”, le preguntó esta fanática a su esposo aquella tarde. Y así empezaron a idear el festival CeraXti que año a año congrega alrededor de 2000 fans en el anfiteatro del Parque Centenario. Ellos cantan, lloran y comparten esa espera interminable que los une. Todos aguardan por el día en que su ídolo vuelva a abrir los ojos.

Los nervios eran difíciles de ocultar, Marcela iba a presentar finalmente el proyecto al que tanto tiempo le había dedicado. En una carpeta de plástico repleta de fotocopias color esta fan explicó hace tres años por qué querían hacerle un homenaje a su ídolo. “Decía bien claro que como seguidores de la obra de Gustavo y por todo lo que nos había dado queríamos devolverle algo para que supiera que lo íbamos a esperar hasta que él decidiera regresar”, recordó la mujer con lágrimas en sus ojos verdes. Tuvo suerte. Ese día, por alguna razón, la dirección artística del Gobierno de la Cuidad no dejó que su carpeta se amontonara entre otras que día a día le dejan en Secretaría y la hicieron pasar para que contara qué era lo que tenía pensado hacer.

“Me hizo dudar porque ella no es una persona que parezca ni productora de música, ni artística ni alguien vinculada al mundo de la música. Es decir, el aspecto que tiene no te da como para imaginar que está involucrada en este ámbito”, comentó José de Rosa, el Director Artístico de la Dirección de Música del Gobierno de la Ciudad que recibió aquella “carpetita que no decía nada”, pero que se vio conmovido por la devoción que la mujer tenía hacia Cerati.

Marcela trabaja en el área de Procuración del Gobierno de la Ciudad y jamás se había imaginado a sí misma organizando un evento musical, pero recordó cuando de adolescente escuchó a Cerati en cassette por primera vez en un parque en Rosario. Desde que escuchó el tema “Nada personal” el músico estuvo en cada momento de su vida y por eso sentía que algo tenía que hacer para ayudarlo a recuperarse: “¿Y mediante qué? Si no éramos amigos, no éramos conocidos pero ¿qué fue lo que nos dejó? La música. Y fijate que él escucha. Entonces, ¿qué mejor que devolverle música?”.

Marcela se autodefinió como “una fan más” y aseguró que con su esposo son sólo el nexo: “Somos un granito más de arena en un montón de gente. Nosotros podemos haber tenido la idea pero sin las bandas, sin la gente de la Dirección de Música, sin la gente que viene a ayudar, a colaborar, a sentarse acá, a compartir; todo esto no sería posible”. Pero la que corría minutos antes de que empezara el festival de un lado al otro en tacos, subía y bajaba de las escaleras en segundos era ella. Cuatro personas la ayudan todos los años en la organización: su marido, una de sus hijas, su mejor amiga, y un joven que es miembro de una de las bandas y se ocupa de la puesta en escena.

La organizadora del CeraXti tiene un sueño en cada festival que no se puede sacar de la cabeza: “Lo que pienso en cada edición es que ojalá le guste, pero quizás si no le gusta él muestre su enojo de alguna manera y le den más ganas de volver”. A la fan se le ocurrió grabar el recital para que suene en la habitación donde está internado el músico para darle fuerza en este momento y por qué no, despertarlo.

“Yo soy más fanático que ella”, dijo entre risas su esposo, que es el encargado de dirigir el área técnica del evento. Hace 18 años que está casado con Marcela y comparten su idolatría por Gustavo Cerati, fanatismo que le trasladaron a sus dos hijas. Su mujer vio separarse a Soda Stereo en 1997 y no pudo parar de llorar. Cuando la banda volvió a juntarse, fue a los seis recitales que se hicieron en la cancha de River Plate con su hija en hombros, saltando adelante del escenario. Marcela reflexionó: “Los ví irse y los vi volver y ahora lo espero a él porque sé que Gustavo no va a volver al escenario, pero sí va a volver a la vida” __________________________________________________________________

“A GUSTAVO LO ESTOY ACOMPAÑANDO DESDE EL PRIMER DÍA QUE LLEGÓ DE CARACAS”

El cura Fernado Puch está junto a Gustavo Cerati desde que sufrió el accidente cerebrovascular. Le gustaba la música de Soda Stéreo, pero no era un gran fanático, hasta que empezó a visitarlo en el hospital.

La vida para millones de fans en todo el mundo cambió radicalmente el 15 de mayo de 2010: su ídolo cerró los ojos. Gustavo Cerati sufrió un accidente cerebro vascular y de urgencia tuvieron que trasladarlo para que fuera hospitalizado en el país. Desde que el avión arribó en Ezeiza, el cura Fernando Puch, de la parroquia Fátima de Villa Martelli, lo guío espiritualmente. Él ya no era seguidor de Soda Stereo pero escuchar sus temas nuevamente en la clínica hizo que su amor por el grupo reviviera. A tres años del ACV, Puch aún está al lado del músico. Al menos una vez por semana va a verlo para acompañarlo y compartir su música, esperando que alguna vez vuelva para escucharlo en vivo y no en Cd.

-¿Hace cuánto que está acompañando a Gustavo?
– Desde el primer día que llegó de Caracas. La misión me la dio la mamá, me pidió que fuera a verlo a través de conocidos de Gustavo y amigos del barrio. Fui a la clínica Fleni, en su momento, y ahora a ALCLA. Estoy ahí con él, con sus seguidores, y con la gente que lo conoce.
– ¿Cómo ve su recuperación?
– Desde el lado de la fe, muy bien. Ahora, desde el lado de la ciencia, ellos sabrán. Dios hace maravillas, como dice Lilian, la mamá de Gustavo.
– ¿Volvió a escuchar temas de Gustavo o de Soda ahora que pasa mucho tiempo con él?
– En mi época me gustaban algunas canciones de Soda, no todas y en realidad era seguidor de otras bandas pero empecé a escucharlos otra vez.  Volví a tomarle el gustito. Pero a Gustavo no lo seguí cuando decidió arrancar solo.
-¿Cuánto tiempo pasa con Gustavo?
– Voy una o dos veces a la semana, es una visita de algunas horas que estoy con él y lo acompaño.
– ¿Pensó que se iban a hacer eventos como éste para acompañar a Gustavo?
– Nunca pensé que podía llegar a juntar tanta gente y tener tantos seguidores, la verdad que me sorprende el amor que le tienen, tanto acá como en otros lugares.

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“FLASHEO MUCHO CON LA MÚSICA DE GUSTAVO”

El cantante de SER, la banda que abrió y cerró el recital, cuenta que se siente conectado con Cerati.

Por Norman Flores (@vosnotellamasnorman) y Daniela Santillan (@EugeSantillan)

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Podría decirse que la banda SER estuvo ligada a Gustavo Cerati desde la primera vez que se juntaron a tocar en 2005. Oriundos de la zona norte del Gran Buenos Aires, formaron parte del compilado “La Noche de San Juan” convocados por el sello del bajista histórico de Soda Stereo,  Zeta Bosio, en el mismo año que se formaron. El músico que tocó con Gustavo, los guió musicalmente en el armado de su primer disco “Hagamos Lío”, editado en 2007. El segundo, “Aterrizar”, lo produjo Tweety Gonzalez, el “cuarto Soda”.

“Flasheo mucho con la música de Gustavo, hay algo que me conecta con él”, cuenta Federico Berdullas, cantante de SER, a los pocos días de haber terminado el show que los tuvo en la apertura y en el cierre. Sobre el recital que se viene realizando hace tres años, opina:: “Es un encuentro, no es un homenaje. La gente va, canta, llora y grita, recuerda, y le tira onda a Gus…” En cuanto a las bandas tributo que se presentaron en el festival “Ceraxti”, los chicos de zona norte asumen que ellos “interpretan los temas”, que no hacen covers.

Por su experiencia, dice que tocar en recitales así lo llenan de energía y desea que Gustavo “reciba toda la vibración”: “Yo no sé si se va a despertar, soy muy escéptico con la vida, pero soy bastante positivo, el tema es muy delicado…” piensa mientras se quedas callado, hasta que desea: “Le tienen que llegar las energías y el universo se tiene que encargar de poner toda esta situación en su lugar”.

Y a pesar de su escepticismo, comparte el deseo de todos los fans: “Y si se levantara… ¿A quién no le gustan los milagros?”.

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CULTURA

Todas las fuerzas: una denuncia social a través del género fantástico

El film, galardonado como mejor película de la Competencia Argentina, se estrenará en salas argentinas el 15 de mayo. La segunda película de Luciana Piantanida pone foco a través de lo fantástico en la vida de mujeres migrantes trabajadoras del barrio de Once.

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El film, galardonado como mejor película de la Competencia Argentina, se estrenará en salas argentinas el 15 de mayo. La segunda película de Luciana Piantanida pone foco a través de lo fantástico en la vida de mujeres migrantes trabajadoras del barrio de Once.

En el actual contexto argentino, que “Todas las fuerzas” haya ganado la Competencia Argentina del BAFICI se muestra como un acto de resistencia frente a los discursos del Gobierno de Javier Milei. El film, premiado como Mejor Largometraje de la Competencia Argentina, recurre a elementos del relato fantástico y a géneros clásicos como el policial para narrar una historia con una fuerte mirada social, ambientada en un universo de mujeres poderosas, cuyos dones las fortalecen y las unen.

Lo que inicialmente se presenta como el retrato de una mujer migrante en Buenos Aires evoluciona rápidamente hacia un policial: Marleen, la protagonista, vive en el barrio de Once, trabaja cuidando a una mujer mayor con demencia y, tras la desaparición de una amiga, debe recorrer la ciudad en su búsqueda.

El interés de Luciana Piantanida por filmar el barrio de Once nació de la curiosidad por conocer más el lugar donde vive. “Lo primero que me llamó la atención cuando me mudé fue la diversidad de personas y comunidades que hay en el barrio”, comentó. Al escribir el guión, tuvo muy presente el movimiento migratorio que, durante los años noventa, trajo a Buenos Aires a chicas muy jóvenes provenientes de Bolivia y Paraguay.

A partir de esas historias, Piantanida imagina un universo de mujeres migrantes que no solo sobreviven, sino que resisten y se conectan a través de poderes sobrenaturales. Marleen se comunica con palomas, mientras otras mueven objetos con la mente o manipulan la energía. Ellas se reconocen y cuidan entre sí, formando una red donde la dimensión política y afectiva está siempre presente.

No fue una decisión deliberada la decisión de partir desde el género fantástico. Había una escena que ahora no está en la película, pero que era una persecución por las azoteas de Once. Cuando estaba escribiendo, en un momento de la persecución, la protagonista llegaba a la esquina y tenía que dar un salto un poco más largo de lo humanamente posible cuenta Luciana y agrega–.  Nos quedamos pensando con los productores de la peli y enseguida dijimos: ‘Ah, la protagonista aprende a volar en el transcurso de la película’. Y entonces a partir de ahí pensé: ‘Ah, tiene superpoderes’. Empezamos a indagar cómo podía ser este universo y surgió también esta idea del lado B de la ciudad, de la noche y de las partes de atrás de los lugares que vemos como consumidores”. 

Una de las primeras imágenes de la película muestra palomas sobrevolando la Plaza Once, una postal que sintetiza el espíritu del barrio. “Haciendo la película me di cuenta de la poca relación que tenemos con el barrio y con los vecinos. Empecé a ir mucho a las plazas, que tienen poco verde y mucho cemento. Lo que hacían las palomas me pareció espectacular: un vuelo hermoso en el cielo; una imagen que no tenemos porque no estamos mirando hacia arriba”, relató Piantanida.

Para construir el elenco, un equipo de casting entrevistó a más de 150 mujeres. En una primera instancia, se las invitó a contar sobre su vida cotidiana y su trabajo. Celia, quien terminaría interpretando a Marleen, se destacó desde el comienzo. “Ella es muy creyente y contaba una historia relacionada a una enfermedad que se revirtió gracias a esa fe”, recordó Piantanida. En la segunda o tercera prueba, se le propuso representar una escena de videncia: “Relatando una visión, lo que hacía con la mirada era muy fuerte. Tiene una intuición enorme para la actuación. Es un talento enorme que ella misma desconocía”.

En cuanto al futuro del cine argentino, en un contexto de desfinanciamiento de la cultura y ataques al INCAA por parte del actual gobierno, la directora expresó su preocupación: “Hay una sensación terrible de fin de época por el enorme daño que está haciendo esta gestión sobre el INCAA y sobre la cultura en general”, manifestó Luciana. Y agregó: “Parece un chiste, pero tenemos que seguir demostrando que el cine argentino es recontra rico y diverso, e interesa tanto acá en el país como afuera”.

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CULTURA

La Zurda: una película con tonada cordobesa 

El film explora la vida de dos jóvenes marginales en la provincia de Córdoba. En medio de un crímen y la búsqueda de la fama a través del crecimiento de su banda de cuarteto, la película logra tejer entre la amistad y el drama social, acompañados de La Monada, como soundtrack principal.

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El film explora la vida de dos jóvenes marginales en la provincia de Córdoba. En medio de un crímen y la búsqueda de la fama a través del crecimiento de su banda de cuarteto, la película logra tejer entre la amistad y el drama social, acompañados de La Monada, como soundtrack principal.


Con rasgos propios del thriller policial, La Zurda se construye como una historia de amistad, traición y drama social. Más de una década después de De Caravana, el nuevo filme de Rosendo Ruiz encabeza los estrenos de la semana y reafirma la potencia del cine hecho en las provincias, esta vez con el cuarteto como protagonista.

El suspenso, la acción, las persecuciones, son los recursos cinematográficos de los que se sirve la película. Rosendo define a La Zurda como una película de género: “Me gustan las buenas películas de género, me encantan, La Zurda está hecha en Córdoba con muy pocos recursos, sin una tradición previa”. 

La trama sigue a “La Zurda” (Juan Cruz “El Gáname”) y Yonatan (Marcio Ramsés Salas Ortuay), dos jóvenes de clase trabajadora que sueñan con alcanzar el éxito con su banda de cuarteto. Pero una noche quedan atrapados en un crimen que no cometieron y deben huir, convencidos de que su condición social los condenará irremediablemente. 

Así comienza su descenso en una espiral de corrupción y relaciones turbias, que deberán exponer si quieren salvarse. Paralelamente y en el momento más inoportuno, al protagonista se le abre un camino para triunfar como cantante. 

Rosendo logra poner sobre la mesa una realidad social empapada de la identidad barrial, en gran parte por la actuación de sus actores. “Los dos protagonistas empezaron a ir al comedor comunitario conmigo durante los dos meses previos al rodaje. El trabajo que hicimos no fue para que imitaran a alguien, sino para que buscaran dentro de sí mismos quiénes serían si les hubieran tocado esas condiciones”, explica Ruiz.

El acento cordobés de los personajes también permite sentir la esencia local: “Cuando presenté la película en el Gaumont se sorprendían, como nos pasó con De Caravana, de ver una película hablada en cordobés. Así tendría que ser, no tendría que ser excepción, tendrían que haber muchas películas de otras provincias”.

Uno de los desafíos más grandes para él fue el montaje. Rosendo comentó que uno de los criterios que guió la puesta en escena fue apostar por el plano secuencia siempre que la acción pudiera sostenerse en un solo encuadre. La decisión respondió tanto a una búsqueda estética como a la necesidad de ofrecer a los actores un terreno con mayor libertad para su interpretación. “Para ellos es mucho mejor poder actuar sin cortes. Aman el plano secuencia porque son ellos respirando el plano”, señaló.

Sin dudas, la incorporación de La Monada como banda sonora fue una de las decisiones más acertadas. “Para muchos es muy acertado de que el universo musical sea cuartetero”, aseguró el director, no solo transportan al espectador al universo cuartetero con sus propias canciones, sino que también compusieron la música extradiegética usando instrumentos característicos del género.

“Si me preguntan los momentos de mayor felicidad es sumar la semana de rodaje De Caravana, de Casa Propia, de La Zurda de todas las pelis porque estando de rodaje la adrenalina está muy alta. Somos un montón de gente, la mayoría amigos en búsqueda de lo mismo, trabajar en conjunto, coordinado, ir superando problemas porque filmar una peli es superar un problema detrás de otro. Eso es dirigir una película, resolver problemas y hacer eso en conjunto. Siempre hay situaciones difíciles y hay que sortearlas y seguir adelante”.

“No sé qué va a pasar con el cine argentino”

A un año del inicio de la gestión de Carlos Pirovano al frente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), el Espacio Nacional Audiovisual presentó un informe desolador para la industria. “Presentamos un guión al Inca, en enero iban a dar los resultados, y nunca los dieron. Está desfinanciado y paralizado el Inca, lo quieren realmente destruir. El INCAA debería ser el órgano en el cual nos sentimos apoyados”, señaló Rosendo Ruiz.

“Hace 15 años que Córdoba saca varias pelis, no paramos desde el 2010”, comentó sobre la producción en la provincia. La eliminación de los instrumentos de fomento a la producción, el retiro del apoyo a la difusión y comercialización del cine nacional como la pérdida de presencia en el ámbito internacional, son los factores, que según el balance, a lo largo del 2024 no se aprobó la producción de ninguna película argentina. En el caso de Córdoba, Rosendo resaltó que “había tres pelis Incas que se iban a filmar y no se filmaron. Necesitamos nuestro cine, el mismo Córdoba no puede creer de ir al cine y ver su ciudad”. 


A futuro, proyectan la posibilidad de la continuidad de La Zurda, aunque sea la primera vez que piensa en la segunda parte de una sus película, Rosendo cree que le quedaron algunos cabos sueltos “que tienen que ver con cómo fue la transa que hizo La Tana, el comisario, el papá de Sol, que es un empresario político con poder”.

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CULTURA

Por qué debemos mirar la vida como Agnès Varda

El viernes 11 de octubre, el Barrio del Raval se transformó para homenajear a la directora de cine, actriz, fotógrafa y artista belga. Cómo fue la acción que realizaron dos cineastas en Barcelona.

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El viernes 11 de octubre, el Barrio del Raval se transformó para homenajear a la directora de cine, actriz, fotógrafa y artista belga. Cómo fue la acción que realizaron dos cineastas en Barcelona. 


¿Será que se heredan las ganas de que las cosas no terminen? Atreverse a heredar algo puede verse como un deseo de conservación pero, ¿qué conviene perpetuar de lo que se recibe? En las calles estrechas del casco histórico de Barcelona no parece haber mucho espacio para las ideas conservadoras, ¿o sí? En octubre de 2024, la Bienal del Pensamiento reapareció pero no para darle entidad a lo limitante del pasado, sino mostrar ideas visionarias e inundar la ciudad con mentes de vanguardia. 

Cuando un público permanece completamente callado en un acto póstumo se impone a gritos una sensación colectiva de respeto y nostalgia. Así como en las películas de Agnès Varda, el patio trasero del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) suele ser un espacio de juego y experimentación, pero ese día -el 11 de octubre- fue un juego de memoria y silencio inusual. 

El otoño regaló una última noche veraniega, las hojas ya tostadas se resistieron a caer y la gente se empeñó en no abrigarse. Las ganas de aferrarse a algo que supuestamente ya terminó invadieron el evento, una emoción muda pero comprendida por todos los presentes. 

Agnès nació en Bélgica en 1928 y murió en París en 2019 dejando una estela de creaciones que inundaron la mente de generaciones de cineastas y artistas de todo tipo. Fue directora, actriz y, a su vez, guionista y artista plástica. Su forma de retratar la condición humana, de invocar pausas contemplativas en quienes ven sus películas y de poner un foco honesto en lo cotidiano, marcó el movimiento artístico de la Nouvelle Vague.

Aunque aquella corriente de cineastas franceses comenzó hace más de 50 años, el siglo XXI se nutre activamente de sus formas de dar a conocer historias. La tan característica mirada juguetona de Agnès fue fuertemente atravesada por claves de género, problemáticas sociales y existencialismo sin censuras. En esa confluencia de vivencias contradictorias (enternecerse con la nostalgia o reírse de lo efímero, por ejemplo) es que se gestó un nuevo idioma fílmico: el “vardiano”.

Audrey Diwan, Carla Simón y Mariana Borull en “Herederas de Varda”. Créditos: Luna Bereciartua

Sentir admiración ante la creación de los demás puede ser una de las formas más intensas de heredar una mirada en el cine. Carla Simón fue la cineasta catalana invitada a “Herederas de Varda”, la charla en el Patio de las Mujeres del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. Una de las primeras cosas que Carla destacó de Agnès fue haber decidido que la libertad sería su estilo artístico. Admitió que, incluso para una cineasta consagrada, es algo muy complejo de encontrar. 

“Varda rompió la idea de genio”, respondió la francesa Audrey Diwan, la otra directora citada al evento. Luego, la conductora Mariana Borull llevó el debate hacia los confines de la vida sosteniendo que la homenajeada le recuerda a “una niña y una abuela a la misma vez”. Puede que ahí, donde los extremos se tocan, es que resida el legado y el amor por esta cineasta. 

Collage cortesía de @millslemons y foto de Luna Bereciartua de la exposición Agnès Varda en el CCCB.

Agnès documentó historias desde 1956 hasta 2019. Entre filmar entrevistas a gente que recolecta comida desechada (“Los espigadores y la espigadora”, 2000) y retratar la vida de una joven francesa en la década del 60 (“Cleo de 5 a 7”, 1961), hay un interés de por medio: las ganas de jugar con el retrato, conservar las esencias de la gente y los lugares.

En su filmografía se siente la importancia del paso del tiempo. Ella grabó y fotografió todo lo que el tiempo quiso que pase desapercibido: las fotos de las papas de una cosecha que no fueron seleccionadas para ser vendidas por su forma inusual (“Corazón de Papa”, 1953), las gigantografías de vecinos de pueblos muy pequeños (“Caras y Lugares”, 2017), sus propias manos envejeciendo año tras año.

Collage cortesía de @millslemons y fotos de Luna Bereciartua de la exposición Agnès Varda en el CCCB.

El afán por jugar con lo actual y el vértigo de percibir que todo es efímero conviven en paz en la obra de Agnès. Sin embargo, sus dos “herederas” resaltaron que ser una mujer reconocida en el cine no es nada fácil. Hasta la propia Varda sufría el recibimiento social de sus películas. 

“Agnès no te dice qué tienes que ver, sino que te comparte lo que ella percibió”, explicó Audrey. Esa noche, la Bienal del Pensamiento homenajeó a las miradas que invitan a la reflexión personal, la herencia artística que no dicta o delimita, sino que invita al juego y a la libertad y, por lo tanto, jamás perece.


*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.

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