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EL CONJURO 2: EL MÁGICO ARTE DE GENERAR MIEDO


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Una nueva historia de James Wan no puede fallar, por eso te traemos la reseña de El Conjuro 2.

Por Rodrigo Garcia Ferreyra

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Las palabras “miedo” y “susto” suenan parecido pero saben diferente. El susto puede ser provocado por cualquier circunstancia en un estado de distracción. El miedo es innato y es parte de nuestro instinto. Cuando vamos a ver una película de terror podemos tener la suerte de asustarnos, pero pocas veces unir esa sensación al miedo. James Wan parece haber encontrado la fórmula para combinar las dos cosas: EL Conjuro 2 puede hacer que el espectador salte de la butaca y además, se lleve el miedo a su casa como souvenir.

El “Universo James Wan” de cine de terror se está construyendo lentamente y de manera efectiva porque sus películas no defraudan. En el caso de El Conjuro 2 (The Conjuring 2, 2016), hay dos héroes protagonistas: Ed (Eddie o Edward) y Lorraine Warren (Patrick Wilson y Vera Farmiga), que a diferencia de los demás universos de héroes conocidos, son muy reales.

La historia narra lo sucedido con los Hodgson, una familia de clase media conformada por una madre soltera y sus cuatro hijos que cierto día comienzan a sentir y a sufrir eventos en su hogar de origen desconocido. Estos eventos aumentan su intensidad y violencia rápidamente, generando en la familia en un tormento que pareciera no tener fin. Ante esta situación, el matrimonio Warren resuelve investigar lo que está ocurriendo y obtener pruebas para ver si lo que ocurre es real o es un fraude.

El Caso Enfield ocurrió en el verano de 1977 y tuvo un alcance masivo en la comunidad londinense ya que la prensa local e inclusive la misma BBC llegó a documentar todo lo que ocurría en la casa, especialmente a Janet Hodgson, la joven integrante de la familia quien fue la más afectada. En principio los Hodgson comenzaron a escuchar gritos y sonidos fuertes que provenían de las paredes, veían caminar sombras por los pasillos que inclusive se materializaron delante de ellos. Ante estos hechos la familia llamó a la policía, que cuando llegó al lugar, fueron testigos directos de lo que ocurría en lugar. La información policial se filtró y el caso se hizo conocido llegando a los diarios locales. La BBC se hizo eco de lo que ocurría y fue en busca de una nota. En plena charla con periodistas y frente a las cámaras, Janet comenzó a hablar con una voz de lo que parecías ser un hombre anciano. Este caso también fue conocido como el “El Amityville londinense”.

El Conjuro 2 es una secuela, pero no de la familia de la primera historia, sino del matrimonio Warren, que se envuelve en un nuevo y estremecedor caso. Si el dicho clásico sostiene que las segundas partes no son buenas, esta es una enorme excepción. Sin dudas es una gran película de terror, mucho mejor que la primera entrega y más intensa en contenido de terror, suspenso y drama.

En el terror sobrenatural las historias raramente son diferentes y los lugares son comunes. El punto importante es cómo son narradas, y en este caso James Wan hace un trabajo que a medida que pasa el tiempo se va perfeccionando y consolidando con un estilo visual propio, magnífico y atrapante. La ambientación está muy bien lograda y la extraordinaria banda sonora cuadra a la perfección con la fría y antigua casa del barrio londinense de Enfield, un sitio humilde donde en cada esquina oscura nos está aguardando algo o alguien.

El realizador desplegó su imaginación y sus monstruos internos en Dead Silence (2007) o en El juego del Miedo (Saw, 2004); y en El Conjuro (The Conjuring, 2013) fue muy fiel a los hechos narrados por las crónicas de Lorraine Warren -quizás fue bastante suave-, pero aquí dobló la apuesta. El caso Enfield que fue uno de los más terribles que los Warren han investigado y así lo refleja la pantalla.

La actuación de Madison Wolfe interpretando a la joven Janet Hodgson es brillante y está muy bien acompañada en un segundo plano por su familia, conformada por su madre Peggy Hodgson (Frances O’Connor) y sus hermanos Margaret (Lauren Esposito), Johnny Hodgson (Patrick McAuley) y Billy Hodgson (Benjamin Haigh).

La química entre Patrick Wilson y Vera Farmiga está cada vez más consolidada y efectiva, sobre todo en el caso de Farmiga, que es fundamental protagonista de la historia. Sus 133 minutos abundan en detalles y revelaciones: si en la primera parte de la saga de los Warren te quedaste pensando cuál era ese terrible secreto que aterrorizaba tanto a Lorraine, en esta entrega te vas a enterar de qué se trata.

A Wan parece no escapársele nada y las respuestas a interrogantes importantes de la misma película están frente a uno todo el tiempo. Tiene muchos homenajes a otras películas de terror clásicas en segundos casi imperceptibles, pero brillan y es un extra para los amantes del género. Inclusive deja las puertas abiertas para una tercera parte. Habrá que esperar.

Publicado también en www.cuatrobastardos.com.


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