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El entrenamiento de fuerza como medicina


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Nos permite realizar desde tareas muy básicas hasta muy complejas, y es considerado como el tratamiento no farmacológico más poderoso y eficaz que analizó la ciencia en la prevención de un sinfín de problemas de salud.

Desde el momento en el que nuestros pies tocan el piso cuando nos paramos de la cama, para cargar las bolsas del supermercado, abrir un frasco, cuando salimos a pasear, para abrazar a nuestros seres queridos después de un  tiempo largo sin verlos, e innumerables situaciones más, son ejemplos en los que nuestro cuerpo utiliza la capacidad física que tenemos para realizar un movimiento: la fuerza.

En la era digital de hiper información que estamos atravesando suele ser muy complejo encontrar contenido fiable y actualizado relacionado a la ciencia y la medicina. La proliferación de redes sociales, portales y blogs permiten la difusión de mitos o afirmaciones no respaldadas por evidencia científica y terminan desinformando a las personas y afectando nuestra salud. 

La fuerza es la base de la independencia física. Gracias a ella podemos hacer desde tareas muy básicas hasta muy complejas. Diversos estudios publicados en el Instituto Nacional de Medicina de Estados Unidos como es el caso de Entrenamiento de resistencia y riesgo de mortalidad: una revisión sistemática y un metanálisis comprueban que el ejercicio puede prevenir y mejorar la mayoría de enfermedades no transmisibles típicas del siglo XXI, tanto metabólicas, como neurológicas, psiquiátricas, cáncer, autoinmunes, entre otras.

Mantener una alimentación saludable, correcta hidratación, descanso y rutina de actividad física en general pueden mejorar el volumen de masa muscular y la función muscular que son realmente importantes para nuestra calidad de vida y longevidad. “Todo lo que hoy invirtamos en alimentos y entrenamiento, lo vamos a ahorrar mañana en medicamentos y tratamientos médicos”, afirma el médico deportólogo Alejandro García.

Además, la  especialista en nutrición gerontológica Jennifer Mier Cabrera enfatiza en que debemos entender que el paso de los años se trata de un proceso natural, que es inevitable y, por lo tanto, “debemos hacernos responsables de nuestra salud desde jóvenes”, porque al final, “todo lo que vos coseches, juntes, hagas o no hagas se va a ver reflejado en cómo vas a envejecer”.

Que la fuerza te acompañe

¿Llegar a los 90 años sin necesitar ningún tipo de asistencia? El entrenamiento de la fuerza es salud, es prevención, es tratamiento. La idea de que “la fuerza es medicina” toma un significado aún más profundo cuando consideramos el envejecimiento. El envejecimiento saludable implica mantener nuestra independencia y vitalidad a medida que avanzamos en años. 

El aumento de la fuerza física permite que los procesos de regeneración superen a los procesos degenerativos, lo que tiene un impacto positivo en la salud general. Si no la ejercitamos, está se pierde y podemos volvernos personas dependientes y frágiles. 

“Es fundamental el diagnóstico funcional del individuo que engloba la evaluación de su actividad y el seguimiento de los cambios clínicos en el tiempo para implementar ejercicios que mejoren el equilibrio, la estabilidad y la marcha con el objetivo de disminuir la dependencia y/o discapacidad”, sostiene la revista de Innovación Médica.

Su nivel de importancia aumentó significativamente en la última década por su asociación en la reducción del riesgo de mortalidad por todas las causas. Asimismo es el tratamiento no farmacológico más poderoso y eficaz que analizó la ciencia ya que consideran que es un pilar fundamental en la prevención de un sinfín de problemas de salud como trastornos de ansiedad, depresión, angustia, estrés, hipertensión, problemas cardiovasculares, obesidad, síndrome metabólico, artritis, osteoporosis, o incluso algunos tipos de cáncer, como el de mama o colon, y miles de patologías más.

El entrenamiento de fuerza es una herramienta que también puede mejorar el desarrollo y crecimiento infantil, el desempeño académico, prevenir el alzheimer u otros problemas de la salud que suelen relacionarse con la adultez. Además, de acuerdo a lo que afirma García, mejora nuestra calidad de vida, nuestras habilidades, capacidades y la independencia como individuos. 

Por lo tanto, la misma debe entrenarse de forma regular debido a que “no discrimina, y de hecho no se contraindica por una condición o situación, se adapta a ella, justamente para que nuestras debilidades se conviertan en fortalezas”, confirma el doctor. 


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