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GLAMOUR EN BUENA LEY


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La novena entrega de los Premios ETER, en el Teatro Cervantes, tuvo un tinte especial: fue la primera edición del evento con la nueva Ley de Comunicación Audiovisual cien por ciento vigente.

Por Julia Muriel Dominzain (@juliamdominzain‎)

Fotos: Camila Chaia

“Esta novena edición de los Premios ETER coincide con un hecho que nos abarca a todos: tenemos una ley de medios que es irremediablemente constitucional y debe celebrárselo tras veintiséis años de lucha y otros cuatro de bonus track con chicanas jurídicas”, dijo durante la apertura del evento Eduardo Aliverti, locutor, periodista y director de la Escuela ETER. Justo entonces, el aplausómetro hizo un pico porque, claro, fue el único momento de la noche en el que, sin que nadie perdiera, ganamos todos. Después vinieron las ternas y ahí no hay con qué darle, la alfombra roja tiene reglas claras: entran nominados y salen o ganadores o más amantes de la radio. Porque no hay perdedores en la fiesta de ese medio, lleno de locos de azoteas, al que decenas de veces catalogaron de terminal pero que no sólo sigue vivo sino que es eterno: a las palabras no se las lleva el viento, se quedan en el éter.

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El escenario, magnífico e imponente – Foto: Camila Chaia

¿Acá adentro hay algún famoso? – pregunta una señora en la puerta en uno de los cortes.

Señora, ¿cómo explicarle? Son premios de la radio. ¿Apo? ¿Ulanovsky? ¿Wainraich? ¿Sietecase?

No, no, creo que hay una chica que trabajó en una novela. Gracias, chau, yo quería sacarme una foto con un famoso…

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Alejandro Apo, infaltable – Foto: Camila Chaia

Los premios ETER surgieron, en 2005, de preguntarse “¿Por qué los trabajadores son distinguidos sólo cuando alguna ‘gran figura’ trasciende los límites de la Radio? ¿Por qué la televisión, el cine, el teatro y la música tienen sus rimbombantes galas y la Radio no?”.  Hoy, sólo hoy, las voces tienen cara, tienen perfumes y tienen glamour y en el Teatro Cervantes no sólo hay alfombra roja sino que las paredes y las cortinas también lo son y todo el resto es ni más ni menos que dorado. Los dieciocho rubros que se premiaron fueron elegidos por los propios trabajadores de la radio y eso vale recordarlo cada vez. “Votaron todos: es un premio amplio, democrático, pluralista y especializado”, definió Aliverti.

Hubo agradecimientos de todos los tipos: a los padres, a las madres, a los hijos, a los compañeros, al público, a ETER. “Quiero agradecer el clic de los compañeros de la radio”, dijo Eduardo Fabregat  cuando recibió el premio por mejor Columnista de Espectáculos y Cultura gracias a su participación en “Territorio Comanche” (Nacional Rock). Belén Badía, la mejor Locutora AM/FM , se lo dedicó a su tío, el recordado hombre de radio Juan Alberto: “Estoy en familia cuando hago radio”, se emocionó. “La vez pasada, cuando gané, me quedé mudo y hoy digo lo que aquella vez no dije: le dedico el premio a Fernando Peña”, se tomó revancha Pablo Zuca, de Radio Metro, que se llevó los laureles como mejor operador.

En medio de un compendio de clásicos como “en tanto”, “empero”, “aunque”, “a priori”, “a todas luces”, “denotado”, “oligopolio”, “trasnacional”,”ontológico”, “va de suyo”, “antes bien” y “dicho sea de paso”, el humorista Marcelo Chirini imitó a Eduardo Aliverti y explotó el risómetro del auditorio.

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Así lucía el hall del Teatro Cervantes – Foto: Camila Chaia

El Consejo de Asesores distinguió a Facundo Acuña por su cobertura periodística del accidente ferroviario de Castelar. “A las radios comunitarias nos tildan de truchas y ese día nos llamaron para pedirnos información todos los que siempre nos trataron así”, denunció. Otra distinguida fue la radio del Hospital Borda, que tras la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual recibió su licencia. “La radio es un sinfín de imágenes que se apretujan” y “La Colifata es deseo y lugar para los que todavía soñamos”, leyeron en los agradecimientos. Y uno de ellos agregó, sin más: “Los que hacemos la Colifata los queremos mucho a todos ustedes”.

Alfredo Norniella, otro distinguido por el Consejo de Asesores  y que conduce “Bien Temprano” y “A Bombo y Fuelle” por FM Libertad, observó: “Estos 26 fueron vergonzosos años viviendo en democracia sin poder conseguir la ley que necesitamos para seguir trabajando y para que no se silencien las cosas”. Carlos Ulanovsky recordó la historia de la radio desde la vuelta de la democracia: “Nada sencilla debe haber resultado esa tarea en el momento que se volvía de la represión y la censura y en que la exigencia era la recuperación de las palabras”, reflexionó. Aliverti agradeció a todos los que militaron la Ley por haber tenido la “tenacidad de los imprescindibles” y planteó los desafíos: “Se nos viene, como al gobierno y como a toda la sociedad, demostrar que somos merecedores de más medios, más capacitación y menos facilismo”. María Seoane recibió, en nombre de Radio Nacional, el premio a la mejor programación elegido por los oyentes y habló de la diferencia entre la información concebida como una mercancía apropiable y el panorama con la nueva ley y la información entendida como un derecho humano básico. “Los medios públicos deben repensarse y los privados, adecuarse”, cerró chim púm la noche de la radio vestida de gala en buena ley.

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Carlos Ulanovsky, otro histórico de la radiofonía local – Foto: Camila Chaia


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