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Los desafíos del futsal femenino: la brecha salarial llega hasta duplicar la cifra oficial


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El jugador de fútbol de salón es prioridad, en todos los sentidos; mientras que una jugadora debe lidiar con las dificultades como falta de recursos para poder realizar este deporte de manera profesional, la no visibilización y la negativa de los clubes de incorporar canchas para que entrenen porque “no les da ganancias”.


Dichosa es la persona que pueda trabajar de lo que ama y cobrar lo que se merece. Lamentablemente, en la actualidad, una jugadora de futsal de primera división no tiene ese lujo a pesar de estar luchando para la visibilización de este deporte que ya tiene más de cuatro décadas. 

La paga mensual más alta que hoy podría recibir una jugadora de fútbol de salón -futsal- podría ser de $70.000 por mes, y esto es más bajo que el Salario Mínimo Vital y Móvil vigente de $132.000. Si bien gran cantidad de los y las habitantes del suelo argentino están en esta misma situación, lo que sucede es que el jugador de futsal masculino podría llegar a superar el doble de ese importe mensual.

La brecha de género en la economía argentina fue publicada por la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género en marzo de 2023 y alcanzó un 27,7% en contra de las mujeres. ¿Qué significa esto? Que una mujer gana un 27,7% menos que un hombre en el mismo puesto. En el fútbol de salón, este índice llega a casi duplicarse, ya que los hombres pueden ganar hasta un 50% más que las mujeres.

La posición de los clubes

Como no son considerados deportistas profesionales, quienes juegan futsal no reciben un salario, sino dinero en concepto de “viáticos”. Este dinero se divide entre femenino y masculino y aquí aparece la primera gran diferencia: a los hombres les dan el 70% de lo destinado y a las mujeres, el 30%.

Fernando Cáceres, presidente de futsal masculino de River Plate afirma: “Es un tema del negocio que genera”. Entiende que la institución no iguala los porcentajes de inversión porque los ingresos son menores al masculino, pero determina que este deporte para el club “es una pérdida millonaria”. 

Si bien cada club brinda distintos beneficios a las jugadoras, la desigualdad es la misma. “La verdad es que no tengo idea de los porcentajes de uno con otro, lo que sí puedo decirte es que lo que llega al femenino es un mínimo que ni se compara con el masculino… Y eso es bronca”, afirma Valeria Otero, entrenadora de arqueras de fu-tsal femenino de Independiente. 

Además, para los y las profes del femenino es “muy difícil” trabajar y ver esta gran diferencia en las herramientas que les brindan para entrenar entre un género y el otro. “Te dan algunas pelotas, unas pecheras y fíjate lo que podés hacer”, lamenta.

La ausencia del incentivo de apostar a este género también viene de parte de la convocatoria que tiene. En general, a un partido del femenino asisten 80 espectadores en promedio y al masculino 150 personas aproximadamente. “Todo va de la mano con el público que las va a ver porque eso genera ingreso genuino que permite tener un mayor presupuesto para pagarles a las jugadoras y a los profes”, explica Juan Rodríguez, ex entrenador de la primera división del femenino de River Plate.

El presupuesto abarca el pago del cuerpo técnico y el viático de las o los jugadores. Los ingresos para este presupuesto, como cuenta Rodríguez, van de la mano en gran medida de las venta de entradas de los partidos, pero también de los sponsors, dinero que va directo al club. 

Este segundo factor es determinante ya que, por ejemplo, en el caso de River Plate, solo abarcaba a la tira entera de masculino (todas las categorías). Recién en 2022 se comenzó a apostar a la primera división del femenino dejando afuera las categorías más pequeñas de las chicas. No obstante, gracias a este nuevo ingreso, en 2023 ellas pudieron contar con una gran suba de su presupuesto que en años anteriores aún era menor. 

Las jugadoras de futsal argentino

“Pedimos medias y nos dicen que no hay”, confiesa Antonella Perdomo, capitana de primera división de futsal de River Plate, entre otras situaciones que debe vivir el plantel femenino, gracias al presupuesto mensual con el que cuentan.

Perdomo afirma que el masculino tiene otra convocatoria que ellas no y que no pasa porque el deporte “sea más aburrido o sea menos vistoso”. Por el contrario, piensa que debería hacerse más notorio porque “a la gente le llama más la atención que una mujer juegue tan bien al fútbol a que lo haga un hombre que sería más natural”. 

Barbara Tais Rojas Steinfel, presidenta de futsal femenino de River Plate transmite que le causa mucha tristeza la decisión que deben toman algunas jugadoras: o cuelgan sus botines y buscan un nuevo trabajo, o deciden ya a su corta edad pasar de fustal a fútbol 11 porque “tienen un futuro más prometedor en cuanto a sueldos y comodidades”. “Con estos movimientos cada vez se hace más difícil”, lamenta. 

“Falta más difusión”, es una frase que se repite por jugadoras y cuerpo técnico. Ante esta incomodidad la Asociación de Jugadoras de Fútbol Sala (AJFSF) se hizo oír y, en diciembre del 2022, luego de siete años de lucha, lograron que la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) confirme el inicio del Mundial de Fútbol de Salón femenino, evento que favorecerá a la visibilidad del deporte en este género. 

Un poco de historia sobre el futsal femenino

Los inicios del fútbol de salón fueron por 1930 en Uruguay. Juan Carlos Ceriani, profesor de educación física, fue quien inventó este nuevo deporte e inicialmente lo denominó “indoor soccer”. Recién en 1956 se oficializó el nombre de “futsal”. 

En Argentina se comenzó a jugar organizadamente desde 1960 y era un deporte exclusivamente de hombres. Luego de cuatro décadas, precisamente en el año 2004 se dio origen al futsal femenino nacional.

En la actualidad participan en las distintas divisiones del torneo de Asociación de Fútbol Argentino (AFA) 85 clubes en la rama masculina, mientras que solo 45 equipos apuestan al femenino. Hay instituciones que no lo ven como opción ni siquiera. 

Es el caso, por ejemplo, de Chacarita Jrs donde el presidente de este deporte, Pablo Gutierrez, desalienta: “Para agregar la rama femenina deberían alquilar otro espacio porque ya que no cuentan con horas libres en la cancha. Para lo cual se necesita otro tipo de inversión a la cual no están preparados financieramente”. Además, afirma que “saben que no les traería ganancias por el momento”.

Lucas Alberti es coordinador del femenino en All Boy’s considera que, al principio, los hombres también pasaron por este desarrollo donde no cobraban, donde “no los consideraban”. Luego de 40 años lograron hacer su lugar. 

El femenino está viviendo los primeros pasos donde de a poco se está desarrollando, madurando y mostrándole a la sociedad que este deporte también es de mujeres. 


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