Si bien en nuestro país solo hay 490 mujeres al mando de aviones, la estadística a nivel mundial demuestra que cada vez hay más presencia femenina volando. Conocé la historia de dos argentinas que se destacan como pilotos.
La aviación siempre pareció ser una cosa de hombres, sin embargo, de un tiempo a esta parte, las mujeres también levantaron vuelo. Viviana Benavente y Ana Maluf son dos que se animaron a romper barreras. Sus historias inspiran e invitan a animarse a salir de los estereotipos.
Viviana tenía cinco años cuando fue en avión a Chile de vacaciones con su familia. Ese día de 1971, a pesar de su corta edad, supo que lo suyo era volar. El cruce de la cordillera con sus montañas nevadas, las nubes y el cielo azul la dejaron sin palabras, fue una sensación que la marcó para toda la vida.
Tal es así que, a los una década después, hizo su vuelo de bautismo y para los 17 años ya se había recibido de la secundaria y de piloto privado. ¡Todo al mismo tiempo!
Ella trabajó de lo que fuera para poder pagar las horas de vuelo y en 1997 ingresó como copiloto en Aerolíneas Argentinas. Este hito la convirtió en la primera de la línea nacional.
“En esa época no había muchas mujeres volando. Las que había hacían aviación general o por deporte, no porque hubiera impedimentos, sino porque no se les ocurría acceder a la línea aérea comercial. Probablemente porque estaba tan estereotipado que el hombre era el piloto y la mujer azafata que nadie se lo cuestionaba. Es más que nada un tema cultural, pero depende de las propias mujeres no autolimitarse”, compartió Viviana.
Al principio tuvo que convivir con hombres que venían del mundo castrense, fuerza aérea y marina que eran bastante reacios a la presencia femenina en la cabina de comando subestimando sus habilidades. No obstante, ella asegura que sus mejores compañeros fueron de las fuerzas: “Ellos fueron excelentes compañeros y maestros que me enseñaron muchísimo”.
“Estaban quienes me trataron muy bien, otros que no me consideraban y otros que no se la bancaban y me hacían la vida miserable”, recordó y recalcó que lo más importante para ella fue perseverar, seguir insistiendo.
En 2007, para lograr el cargo de comandante, el jefe de línea de entonces fue “extremadamente exigente para habilitarla”. De todas maneras, tuvo la gran satisfacción de que él mismo la convocara para dar instrucción. Por lo que, no solo se convirtió en la primera piloto de Aerolíneas Argentinas, sino también en la primera mujer instructora. Actualmente sigue volando como comandante de Airbus A-340.
La historia de Ana es diferente: ella es hija de un piloto, por lo que la aviación le era familiar. A los 16 decidió que quería ser piloto de profesión y en 2000 entró en DINAR Líneas Aéreas donde fue la primera mujer piloto y la única de esa compañía.
Sin embargo, lo que fue similar a Viviana fue la incomodidad del ingreso. Su entrevista de trabajo, según contó, fue de 45 minutos con ocho hombres de Jefatura e Instrucción que solo le preguntaban cómo iba a hacer para arreglárselas con su hija de cuatro años.
Luego, DINAR cerró pero ella consiguió volar un reactor en San Fernando hasta que pudo hacer su ingreso en Austral Líneas Aéreas en el año 2006. En aquel entonces, también fue la primera mujer copiloto en esa aerolínea.
“Con respecto al trato sentí mucho respeto. Ya tenía mucha experiencia, venía de otra línea aérea y había volado DC9 (McDonnell Douglas DC-9, un avión de entre 90 y 140 pasajeros)”, comentó Ana y agregó: “He logrado el respeto de mis pares. No sentí destrato, si obviamente era la novedad”.
Ahora es segunda vocal de la comisión directiva de Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) y, además, integra la Comisión de Género que se creó en noviembre de 2022. “La mujer cree que no puede dejar a los hijos; pero una médica es lo mismo: deja a sus hijos por una guardia. Muchas mujeres en otros trabajos también hacen lo mismo”, sostuvo. Al respecto, fue contundente: “Yo empecé con dos chicas el curso, y ellas no siguieron pensando que no podrían combinar este trabajo con la maternidad”.
Cabe mencionar que, en 1914, Amalia Celia Figueredo fue la primera mujer en pilotear un avión en Sudamérica. Siguió sus pasos Carola Lorenzini, quien fue la primera mujer instructora de vuelo. Aunque esas mujeres abrieron camino hace más de un siglo, la realidad es que la cantidad de mujeres al mando sigue siendo mucho menor en proporción.
¿Cuántas mujeres pilotos de avión hay?
En Argentina, la cantidad de mujeres con licencia de piloto no supera el 4%. Entre pilotos privados, comerciales o de línea aérea hay 13.548 en total, de los cuales solo 490 son mujeres, según informa Jorge Pedreira, Inspector Operacional de líneas aéreas en la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC).
A nivel mundial, de un total de 756.928 pilotos solo 72.428 (9.57%) son mujeres, cuenta Daniel Bianco, vicepresidente regional del área sudamericana en la International Federation of Air Line Pilots Associations (IFALPA). Ahora bien, si tenemos en cuenta que en el año 2018 había unas 46.443 mujeres volando, comparado con la actualidad podemos decir que el incremento fue de casi en un 50%.
En la APLA, hay solo 22 mujeres en líneas aéreas de un total de 1.500 pilotos, apenas un 1,5%. Evidentemente la equidad en la profesión dista mucho aún. Solo es cuestión de romper con los tabúes y animarse porque el cielo no tiene límites.
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