“A los que me dicen que quieren escribir en la revista les pido que me manden un sumario, ese es el primer filtro, porque son muy pocos los que finalmente lo terminan haciendo”, contó a modo de anécdota el periodista. “El sumario es importante que sea preciso y el periodista tiene que estar preparado para escribir. Muchas veces, las notas se aprueban de un día para el otro y hay que estar preparados para empezar a redactarlas”, dijo.
Wain le da importancia a los todos los detalles que, para él, terminan siendo más importantes que la nota a veces. Cuenta que en algunas ocasiones recibió producciones con nombres mal escritos y otros tipos de errores y señaló que eso lo hace dudar de todo el contenido. “Eso es responsabilidad de quien escribe y esas cosas no pueden pasar”, remarcó.
Ante la consulta de una alumna, el editor dejó en claro que una vez que se acepta el sumario, la nota se paga aunque finalmente no sea publicada.
A pesar de todas las propuestas de notas que le llegan y el tiempo que le lleva su trabajo diario en la redacción, asegura que mira todas las que recibe: “Leo todas y comienzo un intercambio de mails con los que me interesan para avanzar un poco mas y definir si la compro o no”.
Wain resalta que además de conocer bien los medios gráficos para los que un periodista va a escribir, también es importante saber cómo piensan los editores. “A mí, por ejemplo, no me gustan las notas atemporales, la típica de dónde comer las mejores hamburguesas o la de los libros más leídos. Creo que las notas tienen que tener otro enfoque con más fuerza”, explica.
Editar una revista semanal como la de La Nación le permite tener tiempo para intercambiar mails con sus redactores para cada nota. La dinámica con la que trabajan es la siguiente: producen por adelantado, ya que cada número se cierra con dos o tres semanas de anticipación: “Esto muchas veces da la tranquilidad de que no vas a correr, pero a veces es un riesgo por lo que pueda pasar desde que ya está impresa hasta que se publica. Recuerdo que una vez nos pasó que el personaje de tapa murió. Pero bueno son los riesgos y en el mundo del periodismo está contemplado”.
La precarización laboral, presente en la mayoría de los medios, hace que muchas veces el trabajo se haga más difícil. “Los equipos de laburo son cada vez más chicos, por ejemplo, actualmente no tenemos correctores por reducción de personal y soy yo el que termina haciendo esa tarea”, resaltó.
La revista de La Nación tuvo un cambio en la estética y en el material que se publica en tapa, pasando de tener temas a tener personajes. “Nosotros al ser un medio tan grande, tenemos la posibilidad de tener grandes figuras, aunque también nos pasó de incluir a alguien no tan reconocido, como la nieta de Susana Giménez, y eso nos trajo algunos problemas. En realidad lo que genera eso es que se desvalorice la revista”, dijo.
Suele ser normal sentarse a leer una revista y tener que pasar varias páginas para llegar al primer contenido, luego de ver publicidades y las tendencias en zapatos, ropa, relojes o tecnología. Wain es consciente de eso y reconoce el peso que tiene la publicidad en el armado de la revista. “La parte comercial tiene mucha influencia en los medios, a nosotros nos pasa que hay números de 70 páginas y otros que pueden llegar hasta 190, eso depende de la cantidad de anuncios o de la cercanía de alguna fecha importante como el Día del Padre o de la Madre”, explica.
Wain le da importancia a los todos los detalles que, para él, terminan siendo más importantes que la nota a veces. Cuenta que en algunas ocasiones recibió producciones con nombres mal escritos y otros tipos de errores y señaló que eso lo hace dudar de todo el contenido. “Eso es responsabilidad de quien escribe y esas cosas no pueden pasar”, remarcó.
Ante la consulta de una alumna, el editor dejó en claro que una vez que se acepta el sumario, la nota se paga aunque finalmente no sea publicada.
A pesar de todas las propuestas de notas que le llegan y el tiempo que le lleva su trabajo diario en la redacción, asegura que mira todas las que recibe: “Leo todas y comienzo un intercambio de mails con los que me interesan para avanzar un poco mas y definir si la compro o no”.
Wain resalta que además de conocer bien los medios gráficos para los que un periodista va a escribir, también es importante saber cómo piensan los editores. “A mí, por ejemplo, no me gustan las notas atemporales, la típica de dónde comer las mejores hamburguesas o la de los libros más leídos. Creo que las notas tienen que tener otro enfoque con más fuerza”, explica.
Editar una revista semanal como la de La Nación le permite tener tiempo para intercambiar mails con sus redactores para cada nota. La dinámica con la que trabajan es la siguiente: producen por adelantado, ya que cada número se cierra con dos o tres semanas de anticipación: “Esto muchas veces da la tranquilidad de que no vas a correr, pero a veces es un riesgo por lo que pueda pasar desde que ya está impresa hasta que se publica. Recuerdo que una vez nos pasó que el personaje de tapa murió. Pero bueno son los riesgos y en el mundo del periodismo está contemplado”.
La precarización laboral, presente en la mayoría de los medios, hace que muchas veces el trabajo se haga más difícil. “Los equipos de laburo son cada vez más chicos, por ejemplo, actualmente no tenemos correctores por reducción de personal y soy yo el que termina haciendo esa tarea”, resaltó.
La revista de La Nación tuvo un cambio en la estética y en el material que se publica en tapa, pasando de tener temas a tener personajes. “Nosotros al ser un medio tan grande, tenemos la posibilidad de tener grandes figuras, aunque también nos pasó de incluir a alguien no tan reconocido, como la nieta de Susana Giménez, y eso nos trajo algunos problemas. En realidad lo que genera eso es que se desvalorice la revista”, dijo.
Suele ser normal sentarse a leer una revista y tener que pasar varias páginas para llegar al primer contenido, luego de ver publicidades y las tendencias en zapatos, ropa, relojes o tecnología. Wain es consciente de eso y reconoce el peso que tiene la publicidad en el armado de la revista. “La parte comercial tiene mucha influencia en los medios, a nosotros nos pasa que hay números de 70 páginas y otros que pueden llegar hasta 190, eso depende de la cantidad de anuncios o de la cercanía de alguna fecha importante como el Día del Padre o de la Madre”, explica.
Agregar comentario