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SOCIEDAD

Ratrópolis: más de 120 escuelas públicas porteñas tuvieron ratas en el último año y medio

Los docentes se quejaron en 2023 de la falta de respuesta por parte de las autoridades de la Ciudad, mientras la oposición aseguraba que es consecuencia de los recortes en el presupuesto escolar. 

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Los docentes se quejaron en 2023 de la falta de respuesta por parte de las autoridades de la Ciudad, mientras la oposición aseguraba que es consecuencia de los recortes en el presupuesto escolar. 


Chimuelo empezó las clases en mayo de 2023, cuando fue llevado al edificio de la Ciudad de Buenos Aires en donde funcionan las escuelas Reconquista, Liceo 11 y Rawson, en el barrio de Villa Urquiza. Chimuelo es un gato que mandó el Gobierno de la Ciudad al edificio para que elimine las ratas que habitaban en las escuelas hace meses. El gato se asustó por la cantidad de gente y se escapó, por lo que el personal docente y no docente debió encargarse de las ratas y del gato perdido. 

“Nos parece un despropósito, una burla y una negligencia que pretendan solucionar el problema de esta manera”, publicaron los docentes en las redes sociales. Las denuncias por ratas continuaron y el Gobierno porteño no dio solución a la problemática. 

A mitad del año pasado se duplicaron las escuelas públicas que dieron aviso por presencia o invasiones de ratas. Es un problema que los docentes comenzaron a notar con mayor gravedad hace unos pocos años y según cuentan del equipo de la legisladora porteña por Unión por la Patria Laura Velasco, se debe a la situación de abandono que tiene el Gobierno de la Ciudad con las instituciones públicas.

Fue en 2022 cuando comenzaron a llegar las denuncias en forma masiva, por lo que decidieron pedirle un informe a la Ciudad que nunca obtuvo respuesta. En ese momento, la legisladora presentó el “Mapa de la Rata”, que muestra detalladamente aquellas escuelas que denunciaron la presencia de roedores. La legisladora duplicó el Mapa de París, donde tienen una población de ratas mucho más problemática. 

En 2018 las autoridades habían creado este mapa para que los ciudadanos marquen los lugares en donde vean ratas para que la fumigación fuera más efectiva, sin embargo, desde el gobierno francés abandonaron parcialmente la lucha y optaron por la coexistencia con los roedores. 

El Mapa de la Rata porteño junta todas las denuncias y de forma visual queda expuesto por barrio las escuelas que han sufrido la plaga. Hasta julio de 2023 se reunieron 120 denuncias por ratas, muchas escuelas no han podido solucionarlo de manera permanente. Flores, Once y Balvanera parecieron ser los lugares más afectados, mientras en Belgrano, Núñez y Recoleta circularon pocas denuncias. 

Natalia argumentó que el agravamiento de este hecho se debe a que “en 2022 recortaron del presupuesto de mantenimiento escolar unos 700 millones de pesos”, mientras en los dos primeros trimestres de este año entre las sub ejecuciones y los recortes hay “1500 millones de pesos” que no se destinaron a tal fin.

En cuanto a las veces que desde el partido opositor le pidieron explicaciones al  entonces Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y a la Ministra de Educación, Soledad Acuña, “siempre se tiraban la pelota de un lado hacia el otro”. 

Para Unión por la Patria las plagas son una más de las consecuencias del “desfinanciamiento” del oficialismo porteño a las escuelas públicas, como “las caídas de los techos, los problemas de conexión eléctrica y a gas”. Además, Natalia contó que hay escuelas donde hasta “les rebalsaba la cloaca”. 

Plagas en escuelas públicas de la Ciudad de Buenos Aires

Verónica y Pablo son hermanos y ambos son docentes en la Capital Federal. Verónica es maestra de un Centro de Primera Infancia (CPI) en el barrio de Flores, donde ocasionalmente ven ratas desde que se inició una obra en el ferrocarril Sarmiento en el 2021. “No tuvimos invasión pero sí había ratas dentro del colegio”, contó la docente. Su protocolo consistía en llamar al fumigador y limpiar los objetos que pudieran haber estado cerca de los roedores, el principal desafío fue lograrlo antes de que las ratas hayan hecho nido. 

Ante la denuncia al Ministerio de Educación, no recibieron otra respuesta a que “sigan llamando al fumigador cuando vean una rata, y si las ratas ponen en riesgo la salud de los chicos deberán evacuar el edificio”. 

Pablo burla a Verónica al decirle que el Gobierno “jamás va a permitir que se evacúe una escuela por las ratas”, dando a entender que para las autoridades era un tema de menor importancia. Él es docente de la Escuela N°21 Carlos Pellegrini del barrio de Constitución y denunció que hay una invasión en su escuela: “Hace varias semanas que se ven ratas en las instalaciones”. 

Cuando más salen es a la noche cuando funciona la escuela para adultos que quieren terminar sus estudios secundarios. Sin embargo, durante una clase de plástica de los chicos de primer grado, una rata se asomó por un agujero que tenía el piso. La maestra no supo cómo reaccionar así que mató a la rata a escobazos, lo que dejó a los niños atemorizados. Pablo argumentó que no solo desde la Ciudad no le dan la importancia suficiente, sino que las autoridades de las escuelas censuran las llamadas de atención por parte de los docentes.  

Desde que terminó la pandemia se ven más ratas en la Ciudad de Buenos Aires. O al menos, así lo cree Facundo, un barrendero que todas las mañanas se ocupa de la limpieza de algunas veredas de Palermo. “Entiendo que hubo un tiempo extendido en el que no hubo movimiento, por lo que los roedores tuvieron que salir a buscar su comida, se hicieron más visibles y ganaron terreno”, opinó Facundo. 

Es cierto que en varios países del mundo cuando los humanos hacíamos cuarentena, los animales se extendieron a las calles que no se estaban habitando. Por lo que la teoría de Facundo explica que mientras en la vida cotidiana las ratas estaban escondidas, con la cuarentena por el coronavirus salieron y ahora, “no se quieren volver a esconder”. 

Otra teoría es que se reprodujeron con mayor rapidez en los últimos años, o que el Gobierno de la Ciudad dejó de fumigar. Facundo sostuvo que “no hay un plan ni fumigaciones por parte del Gobierno”. Él argumentó que está en la calle la mayor parte del día y que si la hubiera habido él “la habría visto”. 

Por parte del oficialismo porteño no hay informes públicos que demuestren desratizaciones en las escuelas o en la Ciudad, en general. Las autoridades evitan el tema. Solo en julio del año pasado, Rodríguez Larreta habló y justificó que había ratas donde se están haciendo obras. Luego minimizó las denuncias: “¿Cuántos colegios puede haber en esa situación?”.


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“La Catedral de Francisco”

Cientos de fieles dejaron sus oraciones y ofrendas en el templo que vio pasar a Jorge Bergoglio como cardenal primado de Buenos Aires. Cómo fue la despedida al “Papa de los pobres”.

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A esa hora en la que Plaza de Mayo se deja ganar por la noche y los autos iluminan junto al alumbrado público, las escalinatas de la Catedral Metropolitana se convirtieron en un altar urbano. Velas encendidas, otras ya derretidas; ramos de flores frescas apoyados sobre las columnas que tienen pegadas banderas argentinas y papales, rosarios, estampitas, camisetas de San Lorenzo y cartas escritos a mano. Sobre Rivadavia, un retrato en tiza del Papa decora el asfalto como si su figura emergiera desde ese suelo que alguna vez lo vio caminar.

Detrás de las cámaras de TV de los medios nacionales e internacionales, y de los vendedores de recuerdos sobre las escalinatas, hay un murmullo bajo que envuelve. Gente que reza, que conversa en voz baja o que simplemente está. Turistas, creyentes, algunos que no se identifican con ninguna fe. Todos llegaron allí por alguna razón. Edgardo y Jazmín, una pareja peruana que observa en la entrada de la Catedral, comenta que estaban de visita cuando sucedió la muerte del sumo pontífice. “Era muy humilde, incluso ahora, en su despedida. Esperamos que el próximo Papa siga su legado, pero sabemos que en nuestra vida no veremos otro latino”, dice ella.

Unos pasos adentro del templo, un perro callejero duerme justo debajo de la cartelera que anuncia las misas y ceremonias especiales a la ocasión. No estorba el paso. La gente lo rodea, lo mira e incluso le toman fotos como si también él formara parte de esta escena serena y devota.

Adentro, el ambiente se vuelve más íntimo. Los pisos de mármol y las paredes macizas contienen la emoción de quienes ingresan. Aquí ya no hay medios de comunicación ni vendedores ni ruidos molestos. Solo pasos lentos y un murmullo que acoge.

Al final del pasillo de la nave principal, a pocos metros del altar donde Bergogliocelebraba misas, un escritorio exhibe un libro abierto. La gente se acerca a firmarlo, a dejar un mensaje, una oración. Al lado hay un cartel escrito con letras simples: “Francisco. Recibir la vida como viene. Detrás, custodiado por cadetes de la Policía Federal vestidas de gala, un cuadro del Papa con su tradicional túnica blanca y su cruz plateada. Al costado, la mitra y el báculo que él utilizó cuando era cardenal primado de Buenos Aires. Todorodeado de coronas de flores blancas sobreel piso.

Frente a ese altar se detiene Daniel, un joven brasileño que también reflexionó con ETER Digital sobre los desafíos del porvenir: “Francisco fue un hombre del futuro que luchó por los que no tienen voz. No creo que haya otro como él. Quien lo suceda tiene una tarea inmensa: sostener un legado difícil de olvidar”.

Sentada sobre los viejos bancos de madera, una mujer llora hasta con el cuerpo. Se tapa la cara mientras a su lado un hombre la abraza y un niño mira sin entender demasiado. La imagen se repite varias vecesen otros bancos: la del duelo compartido en familia y entre generaciones.

A pocos metros, tres hombres se detienen frente al mausoleo de José de San Martín, que esta vez tiene menos protagonismo que de costumbre. Hoy todos los ojos y gestos parecen estar dirigidos a Francisco.

El reloj se acerca a las 20 cuando los policías que rondaban por los pasillos anuncian el cierre de la Catedral. Pero afuera el recuerdo sigue. Una señora mayor, de pelo corto rojizo y mirada vivaz, camina con paso seguro hacia un móvil de televisión: es conocida como “La Señora de los Velorios”. Pero esta vez no vino exclusivamente por eso. “Yo vine hoy por él. Era una persona muy humilde. En las misas de San Cayetano saludaba uno por uno sin importar la cantidad” de gente que hubiera, recuerda. Orgullosa de que haya sido argentino, Mari reivindica la relación del Papa con su Patria: “No me molestó que no volviera a Argentina. Su misión acá ya estaba cumplida”.

La Catedral Metropolitana, la Catedral del Papa, no parece estar triste sino más bien emocionada, como si supiera que Francisco no se irá del todo. Que lo que deja no cabe en una tumba sino en los gestos, palabras, luchas y convicciones que muchos fielestomarán como bandera. 

Desde la vereda hasta el altar, este lugar que alguna vez fue la casa de Bergoglio hoy vuelve a serlo. Por una noche al menos. O al menos por esta despedida, por la historia que empezó en estas baldosas donde ahora se vuelve a rezar por él.

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Sabe la Tierra: comunidad, sostenibilidad y compromiso 

La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.

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La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.


Va cayendo el sol en el Parque Las Heras y la primavera se hace notar con su típica brisa de la última hora de la tarde. La esquina de French y Coronel Díaz es una postal de domingo: en el frente se alzan los puestos de la feria de consumo consciente más famosa de Buenos Aires, con sus toldos blancos y sus características mesas forradas de arpillera en las que se lee su emblema: “Sabe la Tierra”. 

De fondo, el atardecer. La calesita que completa el cuadro da sus vueltas finales despidiendo a los niños que ríen y juegan hasta el último minuto antes del cierre. Los feriantes siguen vendiendo. El ambiente huele a fruta, a inciensos, a la vainilla de los postres caseros que ofrece uno de los puestos. Cada sección tiene sus olores, sus colores y sus sabores, según los productos que ofrecen, y son tan intensos que parecen elaborados para que los consumidores puedan llevarse un pedacito de naturaleza a sus hogares citadinos.

Créditos: Gobierno de la Ciudad.

Seguramente cuando Angie Ferrazzini pensó este espacio que uniría a pequeños productores, emprendedores y artesanos para conectarlos con el público, no se imaginó que terminaría gestando toda una propuesta cultural que ofrecería desde mercados itinerantes que recorren la ciudad hasta talleres de cocina y horticultura. 

Hoy, quince años después, la creadora de esta organización cuenta que Sabe la Tierra recibe cada mes alrededor de cincuenta mil personas en los más de cincuenta mercados y festivales que se presentan en diferentes barrios y ciudades. “Somos un equipo de 30 personas que creemos en otra forma de producir y de consumir”, contaba en la Charla TED que presentó en Necochea en 2023.

Y agregó en esa presentación: “Se me ocurrió crear un mercado de productores donde se pudieran encontrar los productores con los consumidores, promover el bien común y generar lazos de confianza. Esta fue la idea inicial para el proyecto hace 20 años”.

Como suele suceder con los grandes soñadores que cambian realidades, Angie comenzó a vivir su sueño en su propio jardín: no contaba con el capital necesario para sostener una gran exposición en un centro de convenciones como habría querido por ese entonces, pero eso no la detuvo. Con el propósito firme y la visión clara, esta exponente de la cultura naturista convirtió su casa en el espacio que sostendría el puente entre las dos puntas del mercado sustentable: productores y consumidores. Hoy, ese mismo puente se extiende a lo largo de trece locaciones distribuidas por todo el país.

“Venimos porque nos gusta comprar productos orgánicos y porque nos encanta el ambiente de la feria”, dice Candela, una joven que pasea con su familia y se detiene en cada stand observando con atención los productos exhibidos. Como ella, muchos de los clientes que visitan el lugar son fieles a la filosofía de la organización, que tiene seguidores desde sus inicios, cuando solo podía encontrarse en su primera locación formal: la estación San Fernando del Tren de La Costa. Desde allí fue expandiéndose como lo hacen los fenómenos culturales cuando saben atender necesidades sociales.

Más de mil puestos de trabajo generados demuestran que Sabe la Tierra no es solo un modelo de consumo responsable, sino también de economía sustentable. Este mercado consciente abre sus puertas para que cualquier emprendedor pueda desarrollarse y ofrecer productos de calidad. Tal es el caso de Luisa, el talento detrás de los mejores tequeños de la zona, que cautivan paladares de todas las edades en la carpa de comida venezolana.

Créditos: Sabe la Tierra

Luisa recibe a las personas que se detienen en su mesa con una amabilidad especial, invitándolos a degustar un bocadito de empanadas típicas de su país. Con una sonrisa amplia acompaña el son caribeño que lleva en el habla. Cuenta que vive en Argentina hace cinco años y que forma parte de la feria hace tres; y que gracias a este espacio es capaz de mantener a su familia y que incluso pudo pagar un viaje de visita a su entrañable Caracas

“La feria nos cambió la vida. Estamos agradecidos por esta fuente de trabajo que nos permitió lograr la anhelada estabilidad económica”, afirma emocionada. Esta emprendedora, que supo sobreponerse a los embates de la expatriación e insertarse en el mercado laboral de nuestro país a través de su vocación en la cocina, es un ejemplo del impacto que tiene en los trabajadores este espacio de comercio justo y consciencia. Para esta comunidad, los valores agroecológicos y el compromiso fueron la clave del crecimiento.


*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.

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Cómo fue la toma de estudiantes en defensa de la UNTREF

En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.   

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En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.   


“Universidad tomada” advierte una bandera en la puerta de la Sede Lynch de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). Son las ocho de la noche de un miércoles de octubre  en el barrio de Sáenz Peña y la vereda de la sede abunda de información. 

Una clase abierta donde los alumnos sentados en ronda en pupitres azules escuchan atentamente al docente. A metros, estudiantes se reúnen distendidamente algunos de ellos con sus mochilas, mientras otros cargan bolsas con acolchados y sábanas para pasar la noche en su casa de estudios. 

La UNTREF se encuentra tomada con vigilia hace exactamente siete días luego de la Resolución Interclaustro -realizada el 10 de octubre de 2024- donde participaron docentes, no docentes, estudiantes y graduados

La decisión fue una toma organizada que garantice la continuidad de las clases y que incluya un plan de lucha para visibilizar el reclamo presupuestario por las universidades nacionales. “Estuvimos todo el fin de semana organizando el cronograma, nos acostamos a las 4 de la madrugada para levantarnos a las 7”, comenta Lucho Borzatto, estudiante de la Licenciatura en Logística e integrante del centro de estudiantes. 

A lo lejos se escuchan los murmullos de otra clase abierta que sucede en el sum del edificio, donde se encuentran el buffet y la fotocopiadora. Las luces son tenues porque el docente proyecta diapositivas para el desarrollo de la clase. En simultáneo, alumnos salen de sus aulas, algunos vuelven a sus hogares, otros se reúnen en allí o en la vereda para pasar parte a sus compañeros sobre su desempeño en los parciales. Las paredes del establecimiento aún conservan afiches pegados de otras cátedras y no faltan los carteles con consignas como “No caímos en la universidad pública, la elegimos”

“La gente camina como un caballo por acá, no habitamos la universidad, muchos venimos a cumplir, siento que eso está cambiando”, comenta Lena Blanco, estudiante de la Licenciatura en Gestión del Arte y la Cultura mientras toma el último sorbo de mate. Está sentada delante de la bandera de su carrera que pintaron para la Marcha Federal Universitaria de abril. Además, expresa su sorpresa al ver la cantidad de carteles pegados en las paredes: “Antes no se podía poner nada, no encontrabas ninguna expresión más que las típicas que hay en los baños”. 

Alrededor de 200 alumnos de la UNTREF se organizaron y formaron comandos divididos en distintas áreas. “Tomar la universidad no es joda”, indica Lucho y agrega: “Requiere de mucho trabajo y sacrificio”. Y así es, los comandos se dividen por área: prevención y logística, agenda cultural, documentación audiovisual, comidas y alimentos, higiene, prensa y comunicación, entre muchas más. De esta forma, se suman a los cientos de miles de estudiantes involucrados en el plan de lucha a lo largo y ancho de todo el país.

A partir del veto del Presidente Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario, las tomas en las facultades brotaron como pasto después de la lluvia. Un relevamiento de la FUA (Federación Universitaria Argentina) indicaba en ese entonces que ya eran más de 30 edificios tomados, mientras que asociaciones civiles como Argentinos por la Educación afirmaban más de 80. 

Incluso fue un momento donde algunas universidades fueron tomadas por primera vez, como fue el caso de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). La amenaza por el desmantelamiento de las universidades nacionales puso en alerta a todos los estudiantes en cada rincón del país y los convocó a organizarse para defender su futuro. 


*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.

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