¿Qué más quedaba por hacer, sino caminar? Pero ¡cómo costó arrastrar los pies! El calor era insoportable, el maquillaje ya empezaba a molestar y la sangre...
¿Qué más quedaba por hacer, sino caminar? Pero ¡cómo costó arrastrar los pies! El calor era insoportable, el maquillaje ya empezaba a molestar y la sangre...