CLUBES DE BARRIO
El protocolo del tenis fue un éxito
Los clubes de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano abrieron sus canchas a fin de agosto. Profesores, dueños y jugadores aseguran que todo se cumplió con normalidad.

Los clubes de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano abrieron sus canchas a fin de agosto. Profesores, dueños y jugadores aseguran que todo se cumplió con normalidad.
Fernando Rei, profesor y dueño del club Live Tennis Club.
-¿Qué precauciones toman a la hora que la gente ingresa al club?
-En nuestro club, ingresás por el buffet y de ahí te dirigís hacia las canchas. Nosotros lo que hacemos es tomarle la temperatura a las y los jugadores antes de ingresar; entonces, recién ahí le permitimos pasar al club. Así con cada persona. Dejamos las puertas abiertas así circula el aire y nadie puede tocar nada. Deben traerse ellos las bebidas. Otra cosa que hacemos para que la gente no vaya al mismo horario es alquilar la cancha 1 y la 3 con 20 minutos de diferencia; así tampoco ellos se encuentran con otros en la puerta.
-¿Hay diferencias entre los chicos y los adultos? ¿A quién le cuesta más cumplir el protocolo?
-Por suerte tanto los chicos como los grandes entienden la situación de emergencia que hay en el país. En nuestro caso no tuvimos mayores dificultades en cuanto a seguir el protocolo.
-Ahora que también se permiten los dobles, ¿van a tomar más precauciones?
-Con la aprobación del dobles cambia muy poco. Lo que haremos es dejar entrar a dos personas primero y que ingresen a las canchas, y hacer lo mismo con las otras dos personas.

Facundo Orquera, profesor de tenis en San Lorenzo.
-¿Qué precauciones toman a la hora que la gente ingresa al club?
-En primer lugar nosotros aconsejamos que vengan en sus autos particulares para estacionar dentro del club con sus mascarillas y barbijos; con pelotas propias si no van a clases. Después, que no se saquen el barbijo hasta entrar a la cancha ya que dispusimos que en todas haya alcohol en gel. Y en caso que vayan a clase, nosotros los profesores rociamos con alcohol líquido las pelotas y las raquetas. Todo por las dudas… Tenemos doce canchas a disposición de la gente.
-¿Hay diferencias entre los chicos y los adultos? ¿A quién le cuesta más cumplir el protocolo?
-La verdad es que todos se cuidan por igual. Uno podría pensar que los chicos pueden distraerse en los cuidados, pero son los que más se están preocupando, por suerte.
-Ahora que también se permiten los dobles, ¿van a tomar más precauciones?
-Con el tema del dobles vamos a seguir aconsejando lo mismo que hasta este momento. Porque en realidad lo que cambia es que en vez de ser dos personas sean cuatro y, en caso de ser clases, sean cinco en vez de tres personas. Dos y el profesor, o cuatro y el profe.
Fernando Lehmann, jugador de tenis en GEVP
-¿Qué precauciones toman a la hora que la gente ingresa al club?
-Obviamente hay que tener a cancha reservada. En el club nos piden que no lleguemos con mucha anticipación para no tener que esperar adentro y se junte la gente. Después, cada uno tiene que llevar sus pelotitas para usarlas al momento de tener el saque, tal como indica el protocolo. Si una pelota de la cancha de al lado se viene a la tuya, hay que devolverla sin agarrarla con la mano. Hay muchos tubos con alcohol líquido y en la entrada te hacen poner alcohol en gel, te toman la temperatura y debemos pisar en la alfombra sanitizante. Después, tenemos un camino especial demarcado para que no haya cruces. Hay un baño habilitado, pero no los vestuarios. Yo los bancos están bien separados. Todo impecable, la verdad
-¿Hay diferencias entre los chicos y los adultos? ¿A quién le cuesta más cumplir el protocolo?
-No he visto problemas ni con adultos ni con los chicos. Después de tantos meses creo que estamos todos bastante educados sobre lo que hay que hacer.
-Ahora que también se permiten los dobles, ¿hay otras precauciones?
-Lo mismo que con los singles porque además la mayoría de los dobles seguro no son entre personas que conviven bajo el mismo techo. Pero la verdad, yo no he ido todavía a jugar dobles este año como sí lo hacía regularmente antes de la pandemia.
CLUBES DE BARRIO
GEVP ayudó y pidió ayuda
Uno de los directivos del club de Villa del Parque explicó la manera en que se sostuvo a la institución durante el tiempo en que estuvo cerrada por la pandemia. Además, se refirió a la presentación de protocolos y descartó la posibilidad de quiebra.

Uno de los directivos del club de Villa del Parque explicó la manera en que se sostuvo a la institución durante el tiempo en que estuvo cerrada por la pandemia. Además, se refirió a la presentación de protocolos y descartó la posibilidad de quiebra.
La hoja de ruta de Gimnasia y Esgrima de Villa del Parque, ubicado en Tinogasta 3455, seguramente estaba planificada en aumentar la masa societaria y realizar mejoras edilicias. Pero el Covid-19 trastornó sus planes. Con el virus circulando, GEVP se vio obligado a cerrar sus puertas. Pero no su rol social. “Parque”, la entidad de los campeones del mundo de básquet del 50 y de tantos bailes juveniles, realizó ollas populares para los vecinos. Pero además, hubo un momento en que el club necesitó hacer una venta de pollos a la parrilla para recaudar y cumplir con el pago de salarios de los empleados. ETER Digital cubrió una de esas jornadas y dialogo con un directivo, quien prefirió reservar su identidad.
–La venta de pollos fue exitosa. ¿Mediante lo recaudado, es posible costear la totalidad de los sueldos de los empleados?
-Sí, fue un éxito, sobrepasó lo que uno tenía pensado que podía llegar a ser. Sin embargo, no llega a costear los sueldos. Fue para juntar un poco de fondos para sumar. Uno no puede pretender que con toda la venta de pollos sostenga a los empleados del club. Esto fue un refuerzo, porque la economía está muy difícil.

-¿Cómo surgió la idea de cocinar para las personas del barrio?
-Las ollas populares surgieron de dos lados: de comisión directiva, porque en junio, el club cumplió 98 años y encima era plena pandemia, pero se quiso hacer algo, por lo menos, para que hubiese algún tipo de actividad en el club. Además, otros clubes de barrio lo estaban empezando a hacer. Un grupo de socios, chicos de básquet, vóley y cesto, se comprometieron a realizarlo y así fue. Lo estamos haciendo todos los domingos. La comisión está conformada por los socios del club y el aporte, no solo lo damos nosotros, lo da la gente vecina que ayuda a lograr repartir entre 400 y 500 platos por domingo.
-¿Cuál fue el plan para mantener al club tanto tiempo cerrado?
-Fue muy complicado tener el club cerrado durante tanto tiempo. En este momento está abierto tenis y el salón de estética (luego abrieron otras actividades). El club tira todavía con la cuota, con la ayuda que se recibe, es lo único que hay de ingreso. Hay muchos egresos: los impuestos, el personal y los gastos que genera el club. Hasta presentamos un protocolo para los deportes en general para que puedan dar el “sí” y volver.

-Y desde el Gobierno, ¿recibieron alguna ayuda o comunicado?
-Ayuda, del Gobierno de la Ciudad. Hay algo relacionado con los clubes de barrio. Está el ingreso general, que es el ATP. Es abonado por el Gobierno para los empleados de las empresas o instituciones que presentaron todos los papeles en regla.
-Al ser una situación difícil tener el club cerrado, ¿existe un plan para evitar la quiebra? ¿Los socios han dejado de abonar la cuota?
-No está dentro de las posibilidades que pueda haber una quiebra. Estamos siempre en contacto buscando ideas o formas. A día de hoy, en el club está el 50 por ciento de la masa societaria que teníamos en febrero o marzo. Con eso no se llega a subsistir, no se cubren los gastos; entonces, después hay que ver, cuando vuelvan las actividades, si esos socios que dejaron de pagar, van a querer seguir siendo parte del club. Se van a implementar planes de pago. Sabemos que hay mucha gente que es trabajadora independiente y se quedó sin ingresos. Incluso hay muchas personas que quisieron dejar de pagar porque consideraron que el club estaba cerrado. Nos han dicho “el club está cerrado, por qué pagaría la cuota”. Es difícil y, hace unos meses, se dijo que cuando volviéramos a la actividad, los que siguieron abonando la cuota al día, van a tener una serie de beneficios y descuentos.
-¿Hay diálogo o un trabajo en conjunto con otros clubes?
-Sí, existe. Hay integrantes de lo que sería la mesa chica de la comisión directiva de cada club que se reúnen. Hay una red con muchos clubes de barrio con los que se va hablando porque en cualquier decisión que se tome, siempre van a estar involucrados los clubes de la zona. La situación es complicada, pero por el momento la estamos piloteando.
CLUBES DE BARRIO
Riachuelo Juniors, un club con esencia humanitaria
A lo largo de sus 91 años, la institución de Nueva Pompeya se caracterizó por ser un refugio social, deportivo y recreativo de los vecinos, quienes lograron mantenerlo en pie a pesar de las crisis económicas como la de 2001, que generó que las puertas estuvieran cerradas desde 2002 hasta 2009.

A lo largo de sus 91 años, la institución de Nueva Pompeya se caracterizó por ser un refugio social, deportivo y recreativo de los vecinos, quienes lograron mantenerlo en pie a pesar de las crisis económicas como la de 2001, que generó que las puertas estuvieran cerradas desde 2002 hasta 2009.
La fundación de Club Social y Deportivo Riachuelo Juniors se llevó a cabo el 22 septiembre de 1929. Ubicado en Nueva Pompeya, un barrio en que el Riachuelo y el tango, fueron actores principales de la zona. Einsten 1022 es la dirección en que se encuentra la entidad deportiva. El rol comunitario que tomó el club, desde el primer día, fue de suma importancia para los habitantes de la Comuna 4.
En estos tiempos, Riachuelo Juniors cuenta con 200 socios, que pueden disfrutar de las instalaciones y practicar diferentes disciplinas como baby fútbol, vóley, futsal (femenino y masculino), boxeo y taekwondo. También se llevan a cabo clase de zumba, para todas aquellas personas que deseen realizar una actividad física, sumada a movimientos combinados de baile.
Más allá de la posibilidad de realizar actividad deportiva, en sus inicios al club se lo utilizaba como punto de reunión entre los vecinos del barrio, para tomar medidas acerca del mismo. Riachuelo nunca perdió la esencia de su vocación social en Pompeya y por eso, su establecimiento, fue testigo de la organización y difusión de diversas marchas, en repudio a la violencia de género.
A su vez, los abuelos del barrio tienen su espacio dentro del club. Allí funciona un centro de jubilados, en el cual se le brinda apoyo de todo tipo y también se organizan viajes en los que recorren diferentes puntos del país. Además suelen realizarse otras actividades, como “torneos de truco” y talleres de teatro.

Como todo club barrial también hay lugar para las fiestas. En la década del 70’, se realizaban despedidas de solteros, también en cada uno de sus aniversarios Riachuelo tiraba la casa por la ventana. Y más cercano en el tiempo, entre los años 2013 y 2015, los jóvenes de la zona pudieron disfrutar de la “Cortada Fest”, en la que se presentaron reconocidas bandas de cumbia como Damas Gratis y El Retutu. Asimismo, es frecuente que se celebren cumpleaños y casamientos en el salón que posee el club.
El comienzo del nuevo milenio encontró a nuestro país inmerso en una severa crisis económica y esto se replicó en todos los ámbitos. Riachuelo Juniors también sufrió esta dificultad y sumado a que no tenía muchas actividades en las cuales respaldarse, tuvo que cerrar las puertas del club en 2002. Siete años después, un grupo de vecinos se hizo cargo de cada una de sus deudas, puso de pie la entidad deportiva y pudo volver abrir el establecimiento. Hoy, en medio de una nueva crisis económica y en plena pandemia producida por el coronavirus, las autoridades reparten cajas de alimento para los vecinos que necesitan asistencia. Riachuelo Juniors es el club que nunca perdió su esencia humanitaria.
“Tratamos de ayudar a los que realmente necesitan”
El vicepresidente de Club Social y Deportivo Riachuelo Juniors, Juan Garaban, habló sobre la situación actual de la institución y de la acción benéfica que llevan adelante en medio de la pandemia: entregan 50 cajas de alimentos todos los fines de semana. Por el momento, la entidad recreativa de Nueva Pompeya no volvió a la actividad.

Las crisis económicas que Argentina sufrió en reiteradas ocasiones a lo largo de su historia hicieron que los clubes de barrio tomen una posición preponderante a la hora de contener a las y los jóvenes de nuestro país. Como si eso fuera poco, este año la pandemia del coronavirus puso en jaque al mundo. Son estas instituciones las que, nuevamente en estos tiempos difíciles, brindan su ayuda a la comunidad y Riachuelo Juniors es uno de ellas.
-Ante este momento tan duro. ¿De qué forma ayudan a la gente?
-Desde el primer fin de semana de la cuarentena entregamos cajas de alimento. Arrancamos con 20 y ahora alcanzamos las 50. Este fue el sábado número 34. No tenemos ayuda de ningún ente Nacional, ni municipal. Todo los hacemos con donaciones.
-¿Qué alimentos contienen estas cajas?
-Les ponemos medio o un kilo de yerba, azúcar, polenta, fideos, puré de tomate, té o mate cocido, galletitas, alfajores y a veces complementamos con alguna fruta, también compramos verduras.
-¿A quiénes se les concede esta ayuda?
-La mayoría de los que reciben las cajas, son los papás de los chicos que vienen a hacer alguna actividad al club. También tenemos 10 vecinos que puntualmente sabemos que no cobran ni el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) y tampoco reciben ninguna ayuda social. Son personas que se quedaron sin trabajo, porque son changarines y recién ahora están empezando a hacer algo. Hay un caso de un vecino que es mozo y todos estos meses estuvo sin trabajar y no tuvo ingresos. Por eso desde la segunda semana que arrancamos, le estuvimos dando las cajas y la semana pasada me llamó y me dijo: “Juan te agradezco, me llamaron del trabajo, ustedes me dieron una mano grande”. Tratamos de ayudar a los que sabemos realmente necesitan. Tratamos de que no se haga política, no tenemos ninguna ideología. Es todo por el barrio y por los papás de los chicos.
-A la hora de recibir las cajas. ¿Las personas deben anotarse en alguna planilla?
-No, nosotros sabemos quiénes son y los llamamos. Estamos ayudando entre 80 y 100 familias, vamos sábados por medio. A los que sabemos que tienen muchos chicos se les da todas las semanas. Porque sabemos que los que son personas grandes, el kilo de yerba le dura 15 días. Tratamos de no darles siempre puré de tomate, papa o fideos, porque son gente adulta y tenemos cuidado, intentamos acercarles diferentes variantes. Lo manejamos así para que no coman no lo mismo, una semana les toca a unos y la otra, al resto. Es una forma de articular, por eso los llamamos nosotros.
Nuestro país hace tiempo que tiene problemas con la generación de trabajo. Y sumado al brusco parate que sufrió la economía, debido a la cuarentena preventiva ocasionada por la pandemia del COVID-19, mucha gente se quedó sin empleo. Cerraron bares, comercios y servicios como la albañilería, plomería y demás actividades que se desplomaron considerablemente. Por ese motivo, las familias tuvieron que achicar gastos y uno de ellos fueron las cuotas que perciben los clubes de barrio.
-¿En Riachuelo muchos socios dejaron de pagar la cuota?
-Enero y febrero no cobramos la cuota, desde que agarramos el club en 2009, tenemos esa forma de manejarnos con los chicos que hacen actividades. A los otros socios, hay un muchacho que pasa a cobrarles, es un amigo del barrio que nos da una mano. Por eso desde diciembre, antes de las fiestas, no cobramos hasta ahora ningún bono social. Hay muchas personas que no abonan la cuota. Entre 200 socios, sólo 50 pagan. Pero nos ayudan con alimentos para toda esta gente.
-Con este contexto tan desfavorable. ¿Obtuvieron algún subsidio por parte del Gobierno de la Ciudad?
-Nos dieron un subsidio de 60.000 pesos. Nos sirvió para pagar todo lo que debíamos como luz, gas y agua. Porque ellos te dicen que no lo abones, que no hay problema, pero todo eso se acumula y después de la pandemia va a ver que pagarlo. Nos vinieron bien esos 60.000 y posiblemente nos den otro, que servirá para afrontar cuentas con otros servicios o para los meses siguientes, porque es mucha plata lo que tenemos por mes de gasto. Por ejemplo, el agua no te viene por lo que usás, sino por metro cuadrado. Te toman como si fueras una empresa y te viene $7.000, es imposible afrontarlo.
-En las últimas semanas las medidas restrictivas disminuyeron. ¿El club inició alguna actividad con los protocolos necesarios?
-No, imposible. Es mucho el gasto para abrir las actividades. Por ejemplo, hacer un actividad para 30 personas, tenés que gastarte cerca de 10.000 pesos, sólo en la pistola para tomar la fiebre. Un enfermero o médico tiene que venir y hay que pagarle. Además de todos los productos para desinfectar tanto para el club, como las cosas que van a tocar las personas que asistan. Hicimos un promedio y esto significó entre $25.000 y $30.000 mensuales. Tenemos 35 personas que hacen vóley, 80 que vienen a fútbol y más lo de futsal, sería imposible afrontar el gasto.
-Por último. ¿El club está llevando adelante una obra de refacción?
-Estamos juntando plata, se aprobó un subsidio de Nación, que lo habíamos pedidos hace dos años y recién ahora salió. Es para ampliar la cancha de fútbol, dos metros más. Tiramos las dos oficinas que estaban adelante y el baño de mujeres. De esta forma, vóley puede empezar a competir de manera profesional, porque como la cancha era muy chica, no lo podía hacer. En fútbol todavía no podemos competir en una Liga importante, por ahora seguimos en una barrial, en la que están muchos como el nuestro, por ejemplo, “La 1-11-14”, el barrio “Zabaleta”, Mataderos, Lugano y La Boca. Ellos tampoco tienen lugares grandes y por eso podemos disputar este tipo de Ligas. La única actividad profesional que hacemos en el club es futsal. Alquilamos la cancha o Franja de Oro nos presta la de ellos y así competimos.
CLUBES DE BARRIO
“En todo este tiempo habremos dado 10 mil platos de comida”
Fabián “Pepe” Castro, gerente de Estrella de Maldonado, describió la función social de la institución durante la pandemia y destacó la tarea realizada gracias a las donaciones de los socios y sponsors: “Nos sentimos muy útiles al barrio por lo pronto y a la sociedad de alguna forma”. Ahora, con la vuelta a la actividad, planean continuar con la ayuda a través de la entrega de bolsones semanales. Conocé la historia de un club cercano a los vecinos y a los niños.

Fabián “Pepe” Castro, gerente de Estrella de Maldonado, describió la función social de la institución durante la pandemia y destacó la tarea realizada gracias a las donaciones de los socios y sponsors: “Nos sentimos muy útiles al barrio por lo pronto y a la sociedad de alguna forma”. Ahora, con la vuelta a la actividad, planean continuar con la ayuda a través de la entrega de bolsones semanales. Conocé la historia de un club cercano a los vecinos y a los niños.
Uno de los clubes de barrio más conocidos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires fue fundado el 9 de julio de 1934. Actualmente, su sede está en la Avenida Juan B. Justo 1439, en Palermo. Su nombre se debe a que los fundadores notaron que en un bar que estaba debajo del club, tenía en su puerta una estrella.
Su deporte principal es el baby Fútbol, ya que funciona como escuela y además compite en distintos torneos en las categorías más chicas y, también, en el torneo de AFA de futsal. Es el lugar donde nacieron futbolísticamente grandes figuras del país como Marcelo Gallardo, Andrés D´Alessandro y Patricio Toranzo.
Su gerente actual es Fabián “Pepe” Castro, uno de los grandes capitanes e ídolos que tuvo Atlanta en su historia. Además, tuvo un paso por la dirección técnica del “Bohemio”. Hoy en día, ya un poco alejado del fútbol profesional, aporta desde Estrella de Maldonado para las futuras generaciones y da una mano desde el ámbito social.
La pandemia de Covid-19 que azotó al mundo, no dejó atrás al club que, en estos meses de cuarentena, debió adaptarse para poder mantenerse en pie. “Pepe” contó cómo pudo sobrellevar el aislamiento.

–¿Cuánto tiempo el club estuvo cerrado? ¿Cómo subsistió?
-Estuvimos cerrados desde el 16 de marzo, que fue en el momento en que se declaró el estado de emergencia. Al principio todo el mundo creía que iba a ser algo relativamente pasajero, entonces el club sostuvo una normalidad administrativa. Cuando fuimos viendo que venía para largo y con el club cerrado empezamos a tener ayuda de alguno de los socios que seguían pagando su cuota social, pero no su actividad porque no la ejercían. A partir de eso fuimos acomodando algunos números de los profesores, dándole el dinero que se podía. Recibimos la ayuda del Estado con el IFE y el ATP, a la gente que teníamos en blanco se le depositaba, pero no son muchos porque a veces hay gente que trabaja ad honorem o por un viático. Y en ese transcurso de tiempo, el club estaba cerrado, acumulaba deudas de impuestos y servicios. Nos pusimos a funcionar como un comedor comunitario, donde recibíamos algunas donaciones de socios, ya sea mercadería o dinero, que la convertíamos los lunes, miércoles y viernes en una cena. En todo este tiempo habremos dado alrededor de 10.000 platos de comida. Ahora tuvimos que cortar porque el club comenzó a funcionar, con todos los protocolos, pero de una manera relativamente normal.
-¿El comedor siguió funcionando por parte de los socios o recibieron algún aporte por parte del Estado?
-Tenemos algunos amigos que manejan sindicatos, algunos de los sponsors de futsal siguieron colaborando con esta causa. No iban a poner plata en el mantenimiento normal del club, sino que habían decidido que, si no podían figurar en la camiseta, porque no se realizaba el campeonato, que querían seguir colaborando con nosotros, pero dentro de este fin dándole de comer a las familias del barrio, a la gente en situación de calle. Con los muchachos nos pusimos a cocinar y a servir. Nos sentimos muy útiles al barrio por lo pronto y a la sociedad de alguna forma. No nos ponía contentos, pero sentíamos que estábamos haciendo algo. Ahora que terminamos estamos viendo de qué manera entregar bolsones de comida, porque todavía nos sobró bastante mercadería, más que nada arroz, fideos y polenta, entonces estamos tratando de coordinar con las familias que venían a comer, para hacerles una entrega una vez por semana de un bolsón que los ayude a sobrellevar esta situación. Nosotros seguimos recibiendo donaciones de los socios y de quienes quieran. Con el club abierto es mucho más fácil, encima la gente pasa y le comentás lo que estás haciendo, ellos se suman, donan ropa, algún juguete, libros, medicamentos. Es la función que tenemos y así funcionamos desde que tengo uso de razón. Siempre al servicio del barrio y de los chicos.
-¿Cómo está el tema de los socios que no pudieron pagar la cuota y quieren volver a las actividades?
-Tenemos problemas pero que se solucionan. Hay un par de cuestiones importantes que se pueden explicar. Mientras no generábamos ingresos por actividad, había que generar dinero para pagar las obligaciones que tenemos, ya sea empleados, impuestos, servicios, no dejar caer el club. Porque un lugar que no funciona en seis meses se hace difícil, hasta nos han salido plantas en la cancha. Es un indicador que nos da una tristeza bárbara. Lo que estamos haciendo es, que todo el mundo empieza la actividad, a pesar de que no haya pagado en todo este tiempo, no se le va a impedir realizar las actividades, sino que estamos al habla con ellos para estipular de qué forma pueden abonar lo que no pudieron en este tiempo, ya sea con un plan de pago o lo que se pueda y se adapte a la economía de ellos. Creo que seríamos muy injustos con todos los que han pagado si con éstos hacemos borrón y cuenta nueva. Hubo mucha gente que hizo sacrificio para seguir pagando la cuota social al día, entonces no nos hace sentir justos. Tratamos de que nos entiendan y nosotros de adaptarnos a las posibilidades económicas, entendiendo que no es un período normal. Hay mucha gente que ha perdido su trabajo, entonces creo que, con buena voluntad de ambas partes, nos vamos a sentir bien.
–¿Cuáles son las actividades que vuelven?
-Todas las actividades vuelven, arrancamos con baby fútbol, patín, gimnasia artística, crossfit, boxeo y natación. Tenemos algunas restricciones en cuanto al natatorio porque involucra gente muy grande y también muy chica, pero está al caer la autorización. También contamos con los protocolos, el tema de las personas por metro cuadrado, los profesores todos con barbijo y sanitizados antes del ingreso: se les toma la temperatura y utilizan alcohol en las manos. Los profes, sobre todo de fútbol, viven con el alcohol en la mano para que cada vez que para el entrenamiento se ponen ellos y a los chicos. Cada uno de los jugadores utiliza su propia botella de agua, entran y salen con barbijo. Los padres no entran, así que nos vamos adaptando. Ojalá todo vaya teniendo otra normalidad.
– ¿Recibieron algún instructivo por parte de la Ciudad o de la Nación?
-Recibimos un protocolo por parte del Gobierno de la Ciudad para poder adaptarlo de acuerdo a las superficies que tenemos. En primer lugar, fueron los descubiertos y rápidamente se autorizaron el tema de los gimnasios. En gimnasia artística solíamos meter 25 personas y ahora sólo ocho. Hay muchas familias que lógicamente decidieron todavía no arrancar, que también uno cree que podía llegar a pasar, cosa que entendemos. Era muy importante para nosotros poder arrancar porque este es un lugar muy importante en el aspecto formativo de los niños, desde el punto de vista deportivo, social y sanitario es muy importante. Estar funcionando es una alegría que hace rato no sentíamos.
-¿Se mantuvo el contacto entre los chicos dentro de los mismos equipos? ¿Hubo seguimiento de los profes?
-Los profes siguieron con las clases vía Zoom, entraban los chicos que querían, en una etapa donde el Zoom era para todo: colegio, entrenamientos, cumpleaños. Es un poco cansador, pero se han mantenido contactos por las redes, se hicieron sorteos, se pasaron videos de lo que hacemos habitualmente en el club o de otra época para que la gente lo tenga presente. Hay vínculos que son más cercanos, por los grupos de WhatsApp de los mismos chicos, que hacen que se mantengan en contacto. Hay que tener en cuenta que, al ser un club barrial, muchos de los chicos se mantienen en contacto también por el colegio, entonces dentro de todo demostramos tener una cercanía. Es importante funcionar porque también es un lugar que el chico no puede perder y este año se perdió mucho el contacto social, la educación, las posibilidades de hacer deporte. Yo siempre fui coordinador de futbol femenino y, el tema de que no haya Inferiores, hace que esos años sean perdidos. Este año con el tiempo nos vamos a dar cuenta de lo nocivo que ha sido, porque hoy uno hace más hincapié en el encierro y en la posibilidad de no hacer actividad, pero es más profundo. Son años que el día de mañana cuando tengas que contar de tu vida, te vas a tener que hacer una cruz. Esto es algo que a mis 55 años nunca pensé que iba a vivir, pero te digo algo, esto es mucha pérdida, no sólo por lo laboral con consecuencias económicas, sino las pérdidas de objetivos, de sentirte vivo, las cosas que hacías normalmente, valorar poder ir a tu club, participar de un encuentro con tus amigos.
-Los ingresos del club estuvieron por debajo de lo habitual, generando pérdidas. ¿La venta de pelotas y merchandising del club son una medida nueva para generar ingresos?
-El tema de la venta de pelotas y gorras era una medida que teníamos para generar ingresos desde incluso antes de la pandemia. En épocas normales, se compra mucha indumentaria cuando arranca el año, porque los chicos vienen más grandes, compran las camisetas, pantalones y medias que se rompen, sacamos alguna ropa de entrenamiento y botineros. Con la pandemia empezamos a vender por internet todo esto, más algunos artículos que sacamos. Hemos vendido comida a familias con motivo del cumpleaños del club, aceptamos donaciones por el “Día del niño”. Hoy por hoy lo más trascendente es que los papás empiecen a pagar por las actividades que realizan y eso va a ayudar en la economía del club sin ningún tipo de duda.
El pasado 9 de julio, el club, en su cumpleaños 86, decidió festejarlo realizando la venta de locro criollo, haciendo que la gente pueda acceder al mismo, y que los empleados les lleven la comida a la casa de manera gratuita.
-¿Qué sacás de positivo de todo esto?
-Lo más importante que se puede sacar es que se le tiene que dar valor a las cosas que no se le dan. Todo eso que te parecía habitual y no le dabas el valor que se merecía y hoy te das cuenta de eso, nos va a hacer mejores personas empezar a reconocer esto, ser más tolerantes, menos trágicos. Estar con un amigo, hacer deporte, tomar una cerveza, conocer a una pareja, son cosas que no se le daban valor porque lo hacíamos todos los días.
Estrella de Maldonado ha abierto sus puertas nuevamente, y desde su página web oficial (http://estrellademaldonado.com.ar/) hizo visible el protocolo para las personas que quieran acercarse a realizar las actividades que ofrecen. De igual manera, en la web siguen figurando los productos que venden y las noticias diarias que rodean al club.