El Bachillerato Popular Mocha Celis creó una campaña solidaria, desde el inicio de la cuarentena, para contener a personas travestis y trans en situaciones vulnerables.
Por Victoria Vallejos y Zaira Cristaldo
El quinto piso de un edificio en el barrio de Chacarita alberga el espacio educativo y de inclusión, más conocido como Bachillerato Popular Travesti Trans Mocha Celis. Una escuela que, desde su interior, recibía a sus alumnxs todos los días con los colores de la bandera LGBTIQ+. Lleva el nombre de la activista trans tucumana, asesinada en los ’90, compañera de Lohana Berkins y conocida por no saber leer y escribir.A un año de cumplir una década, la Mocha Celis demostró ser, no sólo un espacio educativo, sino también una red de solidaridad y compromiso.
Con el avance de la Covid-19, el gobierno decretó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) hace más de tres meses. La vida como la conocíamos cambió, el encierro atrajo un sin fin de problemas con sabor amargo, en lo económico, en la salud y la sustentabilidad diaria. A raíz de ello, la Mocha Celis creó una red colectiva para personas travestis-trans y no binarias, que estén en estas circunstancias. Pero el Teje Solidario no es solo una red colectiva y comunitaria que recibe donaciones, sino que además permitió un relevamiento de la información y estableció vínculos afectivos entre tanto barbijo y alcohol en gel.
María Paz Carreira Griot, militante, sindicalista y colaboradora del Teje Solidario y del Mocha Celis, se siente parte de un lugar donde las esperanzas toman fuerza, donde sus compañeras alzan su voz y demuestran dónde el Estado Nacional continúa ausente. Asegura que el Mocha Celis conforme ese espacio para encender las luces de alerta y dar contención a quienes necesitan de una sociedad más igualitaria, para que los derechos dejen de ser vulnerados y comiencen a garantizarse. Por el momento, ésta red ya tiene más de 700 personas que reciben donaciones.
Cuando se anunció el aislamiento el 20 de marzo, lo primero que hicieron desde la Mocha fue contactar a sus estudiantes para preguntarles sobre su situación. Todas las historias coincidían en algún punto. Muchos eran dependientes de una economía informal. Varias compañeras travestis, trans y no binaries, ejercían la prostitución o el trabajo sexual. Esto les impidió generar un sustento que les permitiera comprar comida, pagar el alquiler o incluso pagar los medicamentos.
La campaña Teje Solidario está dividida entre “lxs amigxs”, donantes que permite hacer una contribución de $100 para sostener los costos de productos de primera necesidad, entre ellos de limpieza, alimentos, higiene y salud. También está la oportunidad de “lxs padrinxs-madrinxs” de urgencia, el cual funciona a través de la cercanía y les permite conocer y acercar estos productos a aquellas personas travesti-trans que lo necesiten.
Luego de la organización, hicieron un primer llamado de alerta por redes sociales. Esto permitió a las personas acercarse y brindar ayuda. También incitaron a todos los que estuvieran en esta situación de emergencia a manifestarse, para hacerles saber que no están solos y que hay muchos dispuestos a ponerse el barbijo, remangarse y brindar su colaboración. “Empezó como una articulación entre personas que podían acercarse a los domicilios de lxs compañerxs y al poco tiempo empezamos a recibir todo tipo de donaciones”, agregó Griot, quien estuvo presente desde los inicios de la Mocha y brinda colaboración.
Hubo instituciones del Estado Nacional y organizaciones que se hicieron presentes, como el Ministerio de Mujeres y Diversidad y Ciclo Positivo, quienes garantizan los tratamientos para aquellas personas que padecen HIV. Esto permitió visibilidad y a su vez donaciones de emprendedores. Es el caso de Ariel, emprendedor de Antimo Diseño, quien dona cada 15 días un 10% de sus ventas de tapabocas y transfiere al Teje Solidario. “Tengo el privilegio de ser un varón trans con una familia que lo apoya. Redes como Teje son muy importantes y está bueno ayudar”, agregó Ariel.
La cuarentena aisló, pero también acercó. Muchas personas desconocen tener de vecinxs a una persona travesti-trans, no conocen o no saben de qué manera acercarse y brindar ayuda. Así lo aseguró la Secretaria Académica y docente de la Mocha Celis, Manu Mireles. “Entendimos la cuarentena como una oportunidad política de crecer colectivamente y la oportunidad de que nos conozcan”, agregó sobre la red que ya logró contener a personas en los barrios de Almagro, Colegiales, Caballito, Villa Crespo, entre otros.
El Teje Solidario avanza y se consolida. Se organizó, brindó ayuda y ahora busca ser reconocido por la Legislatura porteña a través de un proyecto de ley presentado por la legisladora, Ofelia Fernández, para declarar al Teje Solidario como de interés ante la comisión de educación y derechos humanos. Quiere decir que no sólo permite continuar con esta red, sino que la iniciativa es valiosa para el Estado, por sus objetivos, logros y garantías de los derechos humanos a las personas travestis, trans y no binarias.
Mireles es investigadora y docente de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional Tres de Febrero, es especialista en políticas públicas con perspectiva de género, disidencias sexuales y educación sexual integral. Asegura que el colectivo todavía es reprimido por la policía, donde no existe un estudio que informe la cantidad de personas travestis-trans que hay. Que es cuestionado por las empresas privadas para acceder a las obras sociales. Un marco laboral que no se adapta a las diversidades de género y donde se desconocen sus derechos. “Necesitamos poder reaccionar frente a la violencia estructural. No alcanza con decir yo no discrimino”, remarcó Manu Mireles que se define como marica migrante, no binario y activista de derechos humanos LGTBIQ+.
Lorena Sánchez es una de esas personas que sabe lo que se siente ser excluida del sistema y tener que luchar porque te reconozcan. Ella es trans y trabajadora en Salud y Adicciones. Formó parte del Mocha Celis, y siente que fue un lugar luminoso que le dio impulso y color a su vida. Que la ayudó a crecer, le dio educación, valores, formación y redes de trabajo.
Consciente de la situación actual por la pandemia y el aumento de casos por coronavirus, se sube a su bicicleta, vieja y oxidada, y sale a colaborar con las personas que necesitan ayuda. “Hoy colaboré con las donaciones para una persona trans mayor y un chico gay”, en bici con una mochila cargada y dos bolsas después del trabajo. “Ya creo que perdí la cuenta de la gente a la que ayudé”, dice Lorena, quien colabora en la difusión del Teje, y ayudan, en forma recíproca, con su organización llamada “Transistemas”.
Pero la cuarentena no solo fue encierro y aislamiento, a su vez también generó espacio y tiempo. En el mes del orgullo gay, Mireles llama a la importancia de pensar, cuestionar y accionar desde nuestras casas. No solo con la ayuda hacia el Teje Solidario, sino con la curiosidad de conocer y saber más sobre el colectivo, acercarse y entender las problemáticas a las que siguen enfrentándose, no sólo para las personas travestis-trans, sino la sociedad en su conjunto.
Agregar comentario