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La comunidad LGBTIQNB+ en la ficción


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Homosexuales afeminados, lesbianas masculinas, travestis marginales y disidentes de todo tipo quienes tienen como único problema en su vida su sexualidad. Así se cuentan la historias de todos aquellos que no pertenecen a la heteronorma.


La protagonista se besa con el galán y queda rendidamente enamorada. Descubre que su nuevo amor está casado y que lo suyo nunca podrá ser. Corre a los brazos de su amigo un maricón con cuello de plumas de rosa, la mano quebrada en pose y maquillado como una muñeca pepona que la recibe con un grito aflautado: “Ay, amiga, lo de ustedes es amor de verdad”. Ésta podría ser la escena de cualquier telenovela argentina porque así suele ser el rol que le dan a los homosexuales en televisión: son amigos de la protagonista, pero nunca los protagonistas de su propia historia.

En la televisión, los vinculan con algún chongo de turno, un modelo al que contratan como extra y ni el bolo le pagan o los dejan con algún personaje secundario casado para que no viva su amor con libertad. Para la norma de la ficción nacional, los gays pueden tener amores fugaces pero que no llegan a ser centrales. Hay excepciones claro, pero en rasgos generales el estereotipo negativo y prejuicio es la regla.

Si bien a lo largo de los años, la telenovela argentina ha evolucionado en su tratamiento de la diversidad sexual ofreciendo personajes más complejos y representaciones más inclusivas; en la industria del entretenimiento, los roles asignados a los miembros de las comunidades LGBTIQNB+ fueron históricamente limitados y estereotipados. Tanto en producciones nacionales como internacionales, estos personajes quedan relegados a roles secundarios o se les representa de forma  exagerada y unidimensional.

Esta falta de representación auténtica y diversa fue la que perpetuó estereotipos dañinos y en muchas ocasiones alejados de la realidad. Dejó de lado lo intrincado de las experiencias reales de las personas que salen de la norma establecida para seguir dándole prioridad a los vínculos en una sociedad heteronormada.

En el marco de una charla debate en el Día Internacional de la Lucha contra la Discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género 2023 organizada por el  Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) participaron voces autorizadas para hablar de la representación disidente en ficción argentina. Tal es el caso del actor Santiago Magariños quien contó que en 2013 fue convocado para el papel de un homosexual en la tercera temporada de la seria protagonizada por Diego Peretti, En terapia, en donde tuvo la posiblidad de interpretar “a una marica, a un puto que era bastante complejo”.

“Para mí el foco no estaba en su sexualidad. Faltaba un recorrido histórico social que, por suerte, está avanzando bastante rápido y no hay que retroceder”, aclaró respecto a su rol. Por su parte, Greta Pena, titular del INADI, opinó en ese entonces que diez años atrás el personaje de Magariños representaba de todos modos un gran avance para la telenovela nacional. “Es que veníamos, quienes tenemos bastante juventud acumulada, de un Hugo Arana haciendo un estereotipo funcional al mercado hetero cisgénero”, explicó.  

El peluquero trolazo, la travesti que solo se dedica a la prostitución, la torta machito… y ni hablar de problematizar personajes trans interpretados por personas cis”, comparte Maiamar Abrodos, actriz de La Viuda de Rafael, ficción de la TV Pública en 2012 acerca de cómo se representa a los colectivos disidentes en ficción. “Cuando nos llaman para actuar, nos convocan para interpretar personajes que tienen una historia de vida similar a la nuestra”, cuenta Abrodos pero, al mismo tiempo, denuncia: ¿Ser siempre el estereotipo de qué? No jodan con eso. Ya está. Yo voy caminando por la calle y soy una señora”.

Jorgelina Vera, Maiamar Abrodos, Camila Sosa Villada y Gustavo Moro usando looks masculinos para ocultar su verdadera identidad en una escena de “La Viuda de Rafael”.

Según las estadísticas generadas por la Dirección Nacional de Población a partir de la base del Registro Nacional de las Personas (RENAPER) en abril del año pasado respecto a la caracterización sociodemográfica de las personas que rectificaron sus datos identificatorios a 10 años después de aprobarse la Ley de Identidad de género, 2022 fue el primer año en el que las masculinidades trans registradas entre cero y 29 años superaron a las feminidades trans.

“Yo siento que el personaje de Florencia de la V en Los Roldán en 2004 abrió cabezas, pero igual seguía invitando a ridiculizarnos”

Mariana Genesio Peña

Nuestra Ley es la más avanzada en el mundo, sobre todo para con las niñeces y la adolescencia”, explicó en ese entonces la titular del INADI. “Sin embargo, por una cuestión física pareciera que los hombres trans no existen más allá de los datos del RENAPER”, retruca Lautaro Giménez, actor que inspiró al personaje de Maite Lanata, que atraviesa una transición de género en la comedia de Telefé, “100 días para enamorarse”. Y, agrega: “Siempre se abordan todos los personajes desde la violencia que atraviesan por su identidad. Actualmente no estoy actuando, es que todos los papeles que me han ofrecido los rechacé porque siempre quieren que interprete a una persona trans. Termina siendo tedioso que siempre tengamos que ser nosotros mismos incluso a la hora de actuar”.

Maite Lanata en la serie 100 días para enamorarse.

Tanto a nivel nacional como internacional existe una amplia gama de personajes relevantes que captaron la atención de las audiencias. Sin embargo, a pesar de los avances en la inclusión y la diversidad, aún persisten desafíos importantes en la forma en que estos personajes son interpretados y representados en los medios de comunicación.

Una de las complejidades más prominentes en la representación de estos personajes radica en “la exigencia de que los actores no revelen su sexualidad, con el supuesto objetivo de no condicionar al consumidor”. Esta demanda plantea interrogantes sobre la equidad y el respeto a la identidad de los intérpretes, ya que se les pide ocultar una parte fundamental de su ser para satisfacer los intereses de la industria.

Santiago Talledo, parte del triángulo amoroso entre tres varones en la segunda temporada de la novela Argentina, tierra de amor y venganza que se encuentra en pantalla actualmente en El Trece habló sobre su rol como galán en tiras infanto juveniles como Patito Feo en 2007 o la producción colombiana Chica Vampiro en 2013: “Fuí protagonista con personas exigiendo que oculte mi sexualidad. Yo no lo estaba disfrutando como pensaba que me iba a pasar al llegar a ese lugar. Ahí empecé a sentir lo que era el pero de tener que ejercer un rol de galán”.

El también director argentino, a partir de esta experiencia tuvo que alejarse de la actuación. “Me sentí muy agredido por la industria. Si sos gay hay un rol masculino actoral que no vas a poder ejercer. Me retiré y años después, habiendo trabajando mi mente, volví más puto que nunca”, determina Talledo.

Mariana Genesio Peña, protagonista de Pequeña Victoria, tira de Telefe de 2019, cuenta acerca de la responsabilidad de representar a las comunidades disidentes de manera respetuosa y auténtica: “Mi miedo era ser la amiga peluquera de la protagonista o la prostituta drogadicta que muere en el callejón”. 

Yo siento que el personaje de Florencia de la V en Los Roldán (Canal 9) en 2004 abrió cabezas, pero igual seguía invitando a ridiculizarnos, comparte la actriz sobre quién marcó para ella el camino para visibilizar realidades transgénero en TV. Pero, la mirada amorosa que intentó darse en Pequeña Victoria sobre un grupo de chicas trans conviviendo en un hogar en el que el estilo de vida era utópico, también recibió críticas aunque ésta vez, desde la misma comunidad que se intentaba representar.

No solo por la mirada heteronormativa que no nos permite ver representaciones alejadas de los estereotipos, sino porque esa no era la realidad”, reconoce Genesio y amplía: “Un poco tenían razón. Hacíamos la comparación con Chiquititas y el orfanato que era una mansión en donde todo era mágico. Todas teníamos un trabajo ‘decente’. Los conflictos pasaban por otro lado. Está bueno correrse del estereotipo para no aumentar esa diferencia con lo que está normalizado. Mostrar un mundo utópico le muestra a Doña Rosa que puede haber un mundo trans fuera de la marginalidad”.

Pequeña Victoria, tira en la que actuó Mariana Genesio Peña.

La actriz, de todas maneras, hace hincapié en la necesidad de visibilizar a las disidencias sexuales desde el optimismo y no desde la carencia. “Estamos acá y servimos. No es todo de la pobreza”, concluye Genesio.


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