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Luz, cámara y (re)acción: hacer cine en Argentina

Foto: Revista Anfibia
Foto: Revista Anfibia

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Un desafío apasionante y, a la vez, bastante complejo. Si bien contamos con una rica tradición cinematográfica y un talento creativo excepcional, existen numerosas dificultades que enfrentan los directores argentinos para generar y exponer sus trabajos.


La industria cinematográfica argentina enfrenta, desde hace muchos años, una crisis que tiene múltiples causas tales como el COVID-19, un golpe significativo, pero también el impactante porcentaje de películas extranjeras que, en la actualidad, supera el 90% sobre las producciones nacionales que se exhiben en las salas comerciales, según datos de fiscalización del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA)

Además, las plataformas de streaming han ganado terreno en el mercado, con una inversión local mínima o nula. El Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina (SICA) informó que el 48% de las producciones en televisión abierta son estadounidenses, el 25% son producciones nacionales, en su mayoría transmitidas por la Televisión Pública, y el resto proviene de otros países. 

En la televisión por cable, la situación se repite ya que el 86% del contenido es de origen americano, solo el 7% es de producción local y el 7% restante proviene de diversas partes del mundo. 

“Actualmente, estrenar películas nacionales y lograr un éxito financiero es todo un desafío”, señala Julieta Otero, directora, actriz, guionista y dramaturga, además de creadora y protagonista de la serie Según Roxy. En este sentido, destaca que la financiación es un aspecto crítico en la producción de películas de gran calibre en la actualidad: “A menudo, terminamos realizando producciones de menor presupuesto o buscando fuentes alternativas”.

A pesar de las dificultades inherentes a la producción audiovisual, las películas independientes y los documentales son los más afectados. Los productores de pequeño y mediano tamaño se enfrentan a un panorama desafiante al momento de lanzar sus productos. 

El año pasado, la industria del cine experimentó un cambio drástico en su nivel de actividad en comparación con los dos primeros años de la pandemia. Los rodajes se reanudaron y la taquilla experimentó un incremento significativo, alcanzando los 34.5 millones de boletos vendidos, en contraste con los 8.9 y 14.3 millones de 2020 y 2021 respectivamente. 

Por su parte, el director, guionista y actor, Pablo Yotich, recuerda que tuvo muchos problemas a la hora de conseguir salas para proyectar su película “Los Bastardos” en los cines argentinos: “Las películas independientes son las más castigadas y no podemos competir con las grandes producciones, tuve muchos problemas burocráticos para conseguir lugares para la proyección de la película, además del alto costo que piden en las salas más conocidas”. 

“Por suerte, existe el cine Gaumont que siempre ha apoyado al cine argentino son sus producciones”, enfatizó Yotich. 

“Los Bastardos”, película de Yotich.

¿Cuánto cuesta hacer una película en Argentina?

El costo de realizar una película puede variar significativamente en función de diversos factores, como el alcance del proyecto, la ubicación, el elenco, los efectos especiales y otros aspectos. 

Según el último informe presentado por el INCAA con la Resolución 577/2023 publicada en el Boletín Oficial y en base al valor de presupuesto promedio de un largometraje, ronda los $70 millones de pesos. 

En consecuencia, el subsidio máximo para estas películas sería de $44 millones, para documentales $22 millones y $56 millones para películas de animación. Estos subsidios representan un apoyo financiero importante para la producción de contenidos y son un factor clave en el proceso de realización y distribución de películas en el país. 

El INCAA, creado en 1957, tiene como objetivo impulsar la producción audiovisual en Argentina y se financia a través de la “ley de cine -la Nº 24.377 de fomento de la actividad cinematográfica nacional-, obteniendo ingresos del impuesto cinematográfico y el apoyo del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM). Estos recursos se destinan a subsidiar a profesionales de la industria, como productores, directores y guionistas, generando impactos económicos positivos en diversos sectores. 

“Argentina, 1985”, película de Santiago Mitre.

Hasta ahora, las plataformas de streaming no contribuyen al fondo, pero una reciente resolución del INCAA podría abrir la posibilidad de incluirlas al registrarlas automáticamente en el Registro Público de la Actividad Cinematográfica y Audiovisual (RPACA). 

En el ámbito legislativo, una propuesta busca destinar el 10% del Impuesto al Valor Agregado (IVA) recaudado por estas plataformas al Fondo de Fomento Cinematográfico, lo que podría significar una fuente adicional de financiamiento para la industria cinematográfica argentina.

Sin embargo, esta propuesta, presentada por legisladores encabezados por Gabriela Pedrali del Frente de Todos en diciembre de 2022, aún está pendiente de debate en la Cámara de Diputados. 

En caso de convertirse en ley, representaría un respaldo financiero relevante para la industria en un contexto en el que las plataformas de streaming juegan un papel cada vez más crucial en la distribución de contenido audiovisual.

El Gaumont: último refugio del cine independiente argentino

El Gaumont ha sido históricamente un centro de encuentro para la comunidad cinematográfica argentina, sirviendo como punto de reunión para cineastas, actores, productores y amantes del cine. 

Como expresa el director Yotich, este espacio ha contribuido “al desarrollo y fortalecimiento de la identidad cinematográfica argentina, fomentando la colaboración y el intercambio creativo entre los profesionales de la industria”.

Se considera esencial para el cine argentino porque no solo proporciona una plataforma clave para la proyección de películas nacionales, sino que también desempeña un papel fundamental en la construcción y promoción de la identidad cinematográfica del país. Su importancia va más allá de ser simplemente un lugar de exhibición, siendo un símbolo arraigado en la rica historia cultural y cinematográfica de Argentina.

Como en toda industria, el cine funciona de manera cíclica, aunque los cortometrajes naturalmente tienen como objetivo principal los festivales o muestras de cine. Sería ideal que, antes de proyectar una película comercial en las salas, se incluya un corto nacional para familiarizar al público sobre el producto. Ante esta posibilidad, Yotich destaca: “El cine Gaumont cumple con esa práctica y lo realiza siempre”.


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