“Vivir de esto es lo más lindo que te puede pasar”
El pasado martes 24 de Noviembre, los alumnos de segundo año de Periodismo Deportivo entrevistaron a Fernando Lavecchia vía Instagram Live. Durante la entrevista, Lavecchia habló sobre su vida profesional, su dupla con Pablo González en Planeta gol y mencionó en qué cree que se basa el éxito del programa. “Es difícil encontrarle después de veinte años mucha vuelta a la historia. La gente quiere lo que nosotros le damos”.
Alumnos de segundo año de Periodismo Deportivo entrevistaron a Fernando Lavecchia vía Instagram Live. Durante la entrevista, Lavecchia habló sobre su vida profesional, su dupla con Pablo González en Planeta gol y mencionó en qué cree que se basa el éxito del programa. “Es difícil encontrarle después de veinte años mucha vuelta a la historia. La gente quiere lo que nosotros le damos”.
Por Victoria Cicconi
Al principio, contó que de chico quería ser colectivero, pero que luego siempre que se planteo hacer algo era ser periodista deportivo. “Siempre buscaba la página deportiva de los diarios, armaba programas de radio y miraba muchos partidos. Siempre creí que mi futuro estaba más por el periodismo deportivo que por ser jugador de fútbol”, comenzó diciendo.
Además, contó cuáles fueron sus inicios: “Me recibí con 22 años y empecé a laburar en el canal a los 24, estuve un par de años nomas hasta que empecé a vivir de esto qué es lo más lindo que te puede pasar, es para pocos privilegiados”.
Lavecchia es el conductor de uno de los programas más esperados del año: Planeta Gol. “Nació de la idea de un productor de TyC Sports. Pensó que de los especiales de fin de año se podía repetir una vez por semana y ahí surgió. Me convenció y me propuso hacerlo con Pablo que ya nos llevábamos bien. La verdad que funcionó y hace doce años que está al aire. Nunca me imaginé y me sigue sorprendiendo que la gente siga viendo los programas anteriores”.
Además, contó cuál cree que es el motivo del éxito que se mantiene al correr de los años y valoró el trabajo de los productores. “Matías Pelliccioni y Franco Caliof son muy buenos laburantes. Hacen clips y videos que después son los que se destacan en el programa de fin de año“.
Planeta Gol comenzó en 1994 haciendo una recopilación de los mejores goles del año. Luego, se agregaron diferentes secciones y hoy en día son horas y horas de bloopers, goles errados, patadas y jugadas graciosas en el fútbol. “Es difícil reinventarse todos los años, pero siempre una vuelta tratamos de dar. El programa está muy bien vestido con música, clips e imágenes que los chicos encuentran y eso lo hace atractivo”.
En el último programa, por primera vez, le hicieron espacio al fútbol femenino. “Este año estamos medio complicados porque se jugaron poquitos partidos, veremos qué es lo que hay para armar. Pero la idea es que se mantenga”.
Actualmente, el periodista está en Planeta 94.7. “Hace mucho Tenía ganas de volver hacer algo de radio, me gusta mucho y me permite hacer otras cosas fuera del deporte”. Por último, contó que no se imagina en otro canal, pero que no quiere decir que no lo vaya hacer. “Mi vida está muy ligada a TyC Sports, pero no cierro ninguna puerta”, declaró.
A sus 25 años es campeona nacional de Freestyle Fútbol, una disciplina que comenzó como un hobby y por una competencia interna con un compañero. “Yo jugaba al fútbol y había un chico que hacía “pataditas”. Yo, súper competitiva, quería ser como él”, cuenta. Hoy, Belén Godoy no solo domina el balón sino también, rompe moldes.
La joven salteña a un mes de recibirse de profesora de Educación Física en 2022 se mudó a Buenos Aires para dedicarse a su nuevo sueño. Al poco tiempo ya estaba “haciendo jueguitos” en el Mundial de Qatar y siendo reconocida por sus pares.
Tres años después comparte lo bueno y lo malo de vivir de su pasión. “Hagan lo que les gusta y les apasiona. Yo me la jugué y dejé todo en Salta por ir detrás de un sueño; y, la verdad, funcionó”, comparte.
-¿Cómo fue tu primer acercamiento hacia esta disciplina?
-Empecé sin saber que era una disciplina. Así que empecé con las pataditas y luego aprendí la “vuelta al mundo” viendo un video. Inicialmente, era solo un hobby, con el tiempo me obsesioné con aprender más.
Publiqué mi primer video en Facebook y el Campeón Mundial de Freestyle Fútbol de ese momento, Charly Iacono, me escribió. Me dijo: “Belu, esto se llama freestyle football”. Fue un gran descubrimiento que me abrió los ojos a un mundo completamente nuevo y me llevó a mi primera competencia nacional en Buenos Aires en 2022.
-¿Qué te hizo elegir el freestyle?
-Estaba estudiando Educación Física y, debido a constantes lesiones, tuve que dejar de jugar al fútbol. Mi profesor, básicamente, me dijo que eligiera entre el fútbol y recibirme, porque no podía hacer las dos cosas. Fue muy directo y me hizo replantearme todo.
Tenía una carrera futbolística prometedora, jugaba para Gimnasia y Tiro, la Selección de Salta e incluso estaba en una preselección para la Selección Argentina. Pero, las lesiones en mis rodillas eran muy duras.
Ese comentario de mi profesor, que ahora agradezco, me hizo dejar algo en lo que quizás no iba a tener tanto futuro por mi condición física y me permitió enfocarme en algo que me abrió muchas puertas.
-¿Por qué te mudaste de provincia?
-Me recibí en abril de 2022 y en mayo me vine a Buenos Aires. En la capital hay muchos freestylers. En Salta era la única, así que era imposible avanzar si no tenía un formador o alguien que me orientara.
Desde allá veía que los chicos trabajaban con el freestyle football hacían eventos y shows; y les pagaban. Aproveché que era una de las pocas mujeres que hacían esto y me fui para allá. Fue una apuesta, pero me fue bastante bien.
-Y de ahí al Mundial, ¿cómo fue esa experiencia en Qatar?
-La oportunidad de Qatar comenzó en septiembre de 2022. Acababa de salir campeona nacional después de mudarme. Aproximadamente, un mes y medio después, FIFA me contactó, buscando creadores de contenido. Llené un formulario explicando por qué debían elegirme y en qué fechas quería viajar.
Dos semanas antes del Mundial me enviaron directamente los pasajes y la reserva del hotel. Viajé con amigos que también habían postulado y todos pusimos las mismas fechas. ¡Fue increíble!
Belén Godoy en Doha, Qatar, durante el Mundial de 2022.
-¿Sentís reconocimiento en las calles después de esto?
-Sí, siento que Qatar fue el boom. Antes de todo eso, en Salta ya sentía que me conocían un poco porque lo que hacía era algo extraño; y que una mujer hiciera esto en una sociedad tan conservadora era llamativo.
Después del viaje, eso se incrementó a nivel nacional. Me llamaron de varios programas, eventos y mis redes sociales crecieron mucho. Aun así, miles de veces me mandaron “a la cocina” y me decían que dejara la pelota. No faltan esos comentarios, pero los ignoro y sigo con lo mío.
-Mencionaste que participaste en distintos eventos y shows, ahora organizás tus propias presentaciones. ¿Cómo te ha ido con eso?
-La idea la saqué en Buenos Aires. Empecé a trabajar con Charly que tenía mucho trabajo con eventos y necesitaba una compañera de show. Hacíamos shows para grandes empresas como Banco Macro o Papas Lays.
Después en Salta fue más difícil encontrar oportunidades similares porque no hay tantas empresas aquí que paguen por eventos. Así que me adapté y empecé a hacer cumpleaños, una idea que saqué de trabajar con una empresa en Chile que hacía cosas similares. Mi primer evento allá fue para Cable Express, en una final de Champions League en la previa hice un mini show.
-¿Cuáles son tus planes a futuro?
-Por lo pronto, seguiré con los eventos también comencé a dar clases de freestyle a niños y niñas de distintas edades. En agosto, el Mundial en Londres y después el Latinoamericano en Colombia. El problema es lo económico, por eso estoy buscando sponsors. El año pasado viajé patrocinada al Mundial en República Checa y este año planeo lo mismo. Quizás llegue a cubrir el viaje a Colombia.
-¿Qué mensaje tenés para las mujeres y los jóvenes interesados en el freestyle football?
-Estaría bueno que esto siga creciendo y siento que la difusión que logré, sobre todo a través de mis redes y lo que fue el Mundial, permitió que mucha gente empezara a conocer el freestyle. Me parece genial cuando la gente me reconoce como “la freestyler” o “la que hace jueguitos”.
Para las mujeres, en particular, quiero decirles que se animen a probar. Hagan lo que les gusta y les apasiona. Yo me la jugué y dejé todo en Salta por ir detrás de un sueño; y, la verdad, funcionó.
Cuando me recibí de profesora me hablaron para trabajar en la universidad y en un gimnasio acrobático donde ya estaba ejerciendo, tenía unos 100 alumnos a los que amaba. Pero renuncié a ese trabajo, a todo, para irme a Buenos Aires. ¿A qué? No sabía. Me fui así: con la mochila, la valija y la pelota. Pero tenía la ventaja de decir: “Bueno, si me va mal, vuelvo a casa, tengo a mi mamá y a mi papá, un techo nunca me va a faltar”.
Así que tuve la posibilidad de ir a probar suerte. Realmente, dejé todo lo que amaba. Lloré un montón, pero sentía que algo me llamaba para que me fuera. Y funcionó.
La verdad es que me fue muy bien y no me arrepiento de nada. Al principio va a ser difícil, lo fue para mí, pero si te hace feliz y te gusta, ¡vale la pena arriesgarse!
42 años después, junto a su esposa y otros excombatientes, el veterano de guerra Ariel Falco, oriundo de Alicia en la provincia de Córdoba, volvió en enero de este año a la “perdida perla austral” a rendir homenajes, a reencontrarse con su posición y para cumplir una promesa.
-¿Cuándo tomaste la decisión de regresar a Malvinas? -Viene de hace mucho tiempo, siempre dije que algún día cuando pudiera iba volver. Esperé que pasara el tiempo. Primero tenía otras prioridades, la crianza de los hijos, la educación y mí estado de salud también. Creí que éste era el momento, lo hablé con mi señora y lo organizamos para ir juntos.
Le comenté mis deseos también a mis compañeros de la zona si había alguno que le interesara. Y después lo hablé con los compañeros míos que estuvimos juntos allá y, de ahí, se engancharon tres más.
-¿Cómo fue el itinerario del viaje? -El avión es chileno, viene de Punta Arena y hace escala en Río Gallegos. Mi excursión empezó allá y de ahí directo a Malvinas que son siete días, pero nosotros tuvimos cinco porque el avión no salió por los vientos.
–¿Cómo fue el recorrido en las islas? -Las excursiones fueron todas históricas porque nosotros íbamos para eso. Una era la “expedición Rosario” que te lleva al faro, al aeropuerto viejo que ahora hay una base militar. Recorrimos el lugar donde habían estado nuestras posiciones, tuve la suerte de que pude encontrar la mía. Al día siguiente hicimos la excursión que nos llevó al cementerio argentino y también fuimos al cementerio inglés. En los días siguientes recorrimos los puntos más importantes del combate.
-¿Cómo viviste esa sensación de estar en tu posición? -Cuando fuimos al aeropuerto, recorrimos la base que había sido toda bombardeada y pasamos al frente donde nosotros estábamos apostados, recordaba que tenía una piedra muy grande al frente que era el punto de referencia mío.
Cuando paramos me bajé casi corriendo. ¡Sabía dónde estaba mi posición! Siempre la tuve guardada en mi mente. Tuve la suerte que todavía quedaba algo. Fue una emoción muy grande para mí. Agarré del pozo y me traje un poco de turba. El día que nos volvimos la pude pasar por los escáneres del aeropuerto, ya que si te detectan algo te lo sacan.
-Me imagino la adrenalina de ese momento… -Sí, a medida que íbamos pasando y detectaban cosas te llamaban por el apellido, yo escuchaba que llamaron a uno y a otro, yo estaba atento a ver si decían algo pero nunca me nombraron, cuando vi que las valijas pasaron, dije “ya está”. No sé si no lo vieron o no lo quisieron ver.
-¿Tuvieron contacto con los isleños? -Sí, fue un trato muy cordial. Nosotros cuando hacíamos las excursiones la persona que nos llevaba era chilena, pero en los viajes que íbamos en camionetas 4×4, el chofer era un kelper de mi edad que nació ahí. Compartimos un montón de charlas, un hombre muy educado.
-¿Qué sensación te dejó tu visita al cementerio argentino? -Cuando llegamos al cementerio argentino se te aflojan las piernas, hay una sensación muy extraña: te encontrás con todas esas cruces blancas, se siente el ruido del viento y los crucifijos que pegan en las cruces… se siente muy especial.
Con mis compañeros del Regimiento de Infantería 25 tuvimos 12 muertos y fuimos a rendirle homenaje a ellos. También llevé de parte la mamá de Jorge Ludueña de Las Varillas, para dejarlo en la cruz de su hijo.
-En 1982 vos ya habías finalizado el servicio militar obligatorio, ¿cómo fue la convocatoria a reincorporarte? -Yo estaba en mi casa, vivía en el campo con mi papá que era productor tambero. El 2 de abril lo vimos por televisión al Regimiento 25 que tomó las islas, era al cual yo pertenecía.
-El día en que la tropa de Mohamed Alí Seineldín desembarcó en Malvinas… –Exacto, yo en ese momento un poco en broma, dije: “Bueh, voy a tener que ir a dar una mano al turco que no va a saber qué hacer”. Y mi papá me alertó: “Deja de decir pavadas que en cualquier momento te llama”.
Así fue como el 5 de abril de 1982 me llegó la carta, venía con retraso, porque yo tenía que presentarme el 30 de marzo de ese año en Río Cuarto. Desde ahí tenía que ir a Sarmiento en Chubut. Me dieron dos pasajes por colectivo de línea y el 11 de abril de 1982 partimos desde el continente y llegamos a Malvinas.
-¿El momento de la rendición cómo lo vivieron? -A nosotros se nos informó también como a la sociedad de que “siempre fuimos ganando la guerra”. Pero, después, cuando empezaron a aproximarse los ingleses al pueblo nos dimos cuenta que la realidad era otra historia. Los suboficiales que estaban el día a día con nosotros también tenían la misma información que nosotros.
El día que nos tuvimos que rendir hasta nos enojamos por todo lo que habíamos aguantado, todo lo que habíamos pasado, como el hambre, el frío, lo que vivimos; y tener que rendirnos. No nos gustó volver a casa.
-¿Por qué no les gustó volver? -En el caso nuestro que nos habían reincorporado nos dejaron volver. Salimos de noche del regimiento, nos llevaron hasta Bahía Blanca en colectivo, de ahí tuvimos que tomar un tren a Buenos Aires, otro hasta Rosario y llegué a Bell Ville en colectivo, pero todo así nomás con un papel donde decía que nosotros teníamos que viajar todos juntos.
Mi papá viajaba todos los días a Las Varillas a esperar los colectivos porque ellos leían que estaban volviendo todos los soldados y ya estaban perdiendo un poco la esperanza. Ellos no sabían nada de mí.
-Pensaban que habías fallecido. -Ellos pensaban que yo no iba a volver más; y yo llegué totalmente por otro lado y sin avisar.
-¿Llegó tarde la revalorización de la sociedad? -Sí. Los primeros años no tenía contacto, yo no conocía a los muchachos de la zona. Nos empezamos a contactar por ahí en el 2000; una vez que nos conocimos nunca más dejamos de juntarnos.
Me acuerdo que en ese tiempo no se festejaba el 2 de abril, sino el 10 de junio por la reafirmación de los derechos sobre las islas y yo trabajaba en una fábrica y lo hacía igual que los otros, pero no me daban el día por haber sido veterano. Después, con el tiempo las cosas cambiaron, gracias a Dios.
-¿De esta forma ya cerraste un ciclo en tu vida? -Siempre me planteé volver, nunca fui de esas personas que dicen, “volver con el pasaporte, volver con los ingleses”. Yo nunca miré eso, siempre pensé en volver como para cerrar esa etapa y gracias a Dios lo pude hacer. Una vez que llegué allá y recorrí todos los lugares me quedé tranquilo. Lo pude disfrutar.
-¿Cómo ves las islas ahora con el paso del tiempo? -Veo que Inglaterra está muy desarrollada en las islas, están muy bien arregladas, muy bonitas. Ellos viven muy bien, están haciendo obras, rutas.
-¿Crees que podremos recuperar la soberanía de las Islas? -Lo veo muy difícil. Tengo pocas esperanzas de que algún día nos devuelvan las islas. Y, además, tienen una base militar ahí que es un monstruo. Por ese lado me da mucha tristeza, pero por el otro siento alegría porque cerré la etapa y quedé muy contento de haber ido y muy tranquilo.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
Chapu es músico, cantante, compositor, profesor de música y artista. Aunque, el día de la entrevista, trabajó en otra cosa. Entonces, ahora Yamil, prepara el mate y se pone a merendar.
Cuenta su día… se nota en su mirada que está cansado: hoy cavó pozos y trabajó arduamente, pero su simpatía siempre puede más. Para él, que es varios al mismo tiempo, todos los artistas de alguna manera u otra “buscan transformar el mundo”.
-¿De dónde viene tu apodo?
-Mi viejo por momentos. En un grupo al que voy me llaman así, dicen que “tengo que aprender a salir el personaje”. Chapu es una persona artística y Yamil es más el “yo” que queda entre las cuatro paredes de mi casa. El apodo viene de chiquito, porque me comparaban con Chapulín Cardetti. Poca gente me llama por mi nombre, pero se está dando más que la gente diga: “Hola, Yamil”.
-¿Cómo comenzó tu incursión en la música? ¿De dónde viene ese gusto?
-Mamá era locutora, siempre escucho rock, Charly o Fito Páez. Recuerdo de ir a lo de mi tío, tenía un mini componente y escuchar Queen, Madonna, Michael Jackson y La Bersuit. Papá nos cantaba con la guitarra, él escucha mucho folclore. Había mucha música en casa.
-El piano. Mi hermano tenía una banda, se olvidaron el teclado y empecé a tocar. Es un método rústico, cavernícola. Entendí cómo era la posición de los acordes, me di cuenta que sonaban. Después me enteré que es visualmente el instrumento más fácil de tocar, no es que tenés que andar calculando por cejilla o semitono, está explicado visualmente.
-Aprendiste con Adrián Lucci, músico de folclore y música clásica. También con Miguel De Ipola “Chucky”, tecladista de Los Piojos. ¿Qué enseñanzas te dejaron cada uno?
-Adrián fue más técnico e institucional. Entendí que el músico puede estudiar toda la vida. Chucky me enseñó a tener confianza en la “flasheada”. Valoro mucho a la gente que muestra lo que hace.
La música no tiene que ver con la complejidad, si no con lo que transmite. Podés hacer una canción con dos acordes y no tiene por qué estar bien hecha, sino que tiene que transmitir algo.
-¿Qué le dirías a una persona que toca y canta, pero no se anima a mostrarse?
-Que la abuela o la madre lo van a ir a ver. Si no, seguí igual, sin bronca y sin odio, hay un montón de cosas hermosas en el arte. Si tenés canciones, no las dejes en tu casa, tráelas para compartir y que aprenda a convivir con la frustración. Que decirlo en voz alta ayuda a que pase. Hay que darle bola a la salud mental, la frustración son ratitos y la podés cambiar.
-Uno de tus mayores éxitos es La Biga Alada. ¿Cómo nació el grupo?
-Primero éramos cinco, empezamos a sumar y la rockeamos. La carrera musical tiene un montón de brazos, un montón de ramas, esto de quererhacer la música de uno es un camino de guerrero y yo quiero seguir guerreando.
Yamil “Chapu” Morales en La Trastienda. Créditos: @eliashernan
-La banda hizo shows en reconocidos lugares de CABA. ¿Cuál fue el show más importante?
-Hace poco tocamos en el Konex, La Trastienda, Uniclub, Marquee, Makena. Teloneamos a La Delio Valdez, a Nonpalidece y estuvimos en “Perros de la Calle”; también en San Andrés de Giles. Disfruté todos los shows, es un momento de conexión entre la banda y la gente. El público de La Biga toca junto con nosotros.
-En 2018 sale “Por algún Lío (La cumbia de Messi)”, ajeno a su género, ¿cómo surgió esto?
-Somos cumbieros también. La canción habla de amor y de, ¡qué atrevido bardear a Messi! Debe ser de los argentinos más perfectos que existió, como Maradona. Es muy importante hacer nobleel oficio de periodista,porque podés crear controversia en la gente que genera amor, hay gente como Lionel Messi que genera mucho amor. El buen periodista también debería generar amor. La buena persona siempre genera amor.
-Estuviste en grupos con distintos géneros. ¿Cuál es tu género musical más definido?
-Empecé tocando rock, después cumbia. Luego, a tocar canciones mías que no me identificaban ni en la cumbia ni el rock. Tuve esa mezcolanza de niñez que me terminó convirtiendo en un poli-amor de la música en general.
-¿En qué te inspirás para escribir tus canciones?
-No tengo un método, me inspira todo. Cuando tengo ansiedad busco inspiración. Es un salvavidas para amortizar, quizás, lo feo del mundo e intento de transformarlo. Creo que todos los artistas buscan transformar el mundo. Así terminé haciendo una canción a mi hermana, a mi perro, de contenido social, a las adicciones, al amor, a las mujeres. Por momentos me pongo en primera persona, en otros en una persona pseudo-omnisciente y en otras situaciones en tercera persona.
-¿Cómo te organizas para componer, ensayar, trabajar y tu vida privada?
-Estos últimos días no tengo mucho tiempo, pero me hago un espacio para tocar. Es un momento de soledad, de introspección, algo ermitaño por momentos. Hago canciones desde la alegría, el dolor, la tristeza, la armonía, la paz, la guerra, el odio o la vergüenza; no es un solo canal.
-Del Barrio Prado, de donde sos, salieron muchos músicos locales. ¿Qué opinás de eso?
-Es una fortuna, no solo del barrio, si no de San Antonio de Areco. Creo que falta un impulso municipal, hay una ausencia cultural tremenda. El que canta otro género que no tenga que ver con folclore y tango, no tiene espacio para nada.
Hay que escuchar todo género, al idioma argentino en todo caso, porque tradición es todo y una de las palabras que asocio con tradición, es el respeto.
-La banda está en un impasse, ¿qué proyectos tenés?
-Estoy grabando como solista; estoy en un momento de introspección, de buscar serenidad, calma, paz. Lo estoy grabando en Master of Puppets. Ya grabé tres canciones.
También planeo armar una nueva banda… empieza con Chapu Morales, pero no sé en qué contexto. Que la gente esté atenta, ETER, tu viejo, el barrio, todos… No me importa de dónde vengas, es un mensaje con mucho amor, mucho cariño, poniendo el 100% de mi alma, de mi cuerpo.
Yamil “Chapu” Morales tocando en San Antonio de Areco. Créditos: Daniela Núñez Correa.
-¿Dónde te ves de acá a 10 o 15 años?
-Amándome. Es lo único que quiero hacer hoy; no puedo mirar más, vivo solo por hoy. De acá a 10 o 15 años, si estoy, ojalá que sea queriéndome para poder querer bien a los demás y tener un amor responsable.
-Hoy me dijiste que a veces soy Yamil o Chapu. ¿Quién sos ahora?
-Yamil. Vengo de mulear (trabajar), es la realidad. La vivo con alegría, por más que haya ganas llorar por momentos.
En el escenario soy más “Chapu”. Es mi cuota de amor para el mundo. Antes, quizás, era todo el tiempo Chapu. Hoy en día me siento mucho tiempo yo, Yamil. Es un garrón por momentos, porque no me gusta todo el tiempo. A mí me encantaría tener esa vida de tocar todos los días, pero no es así y lo acepto.
-¿Qué le dirías al Chapu de hace 20 años?
-No cometería errores que me hicieron tropezar y que se han vuelto un problema, me quedo con lo lindo de la infancia, caminar las calles, pedir facturas, jugar a la pelota, la gomera. Los chicos tienen que ser felices.
-Si tuvieras que ponerle un título a la entrevista, ¿cuál sería?
-Futuro fracaso del éxito de mi corazón.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.