La historia de la cantante mexicana por elección es el centro de un documental que logra develar sus contradicciones y su talento.
El documental “Chavela”, dirigido por Catherine Gund y Daresha Kyi disponible en Netflix, resulta conmovedor de principio a fin. Recorre la vida y obra de la artista Isabel Vargas Lizano, alias Chavela Vargas.
“Es más interesante para todo el mundo no de dónde vienes sino para dónde vas”, dice mientras mueve sus manos con fuerza y expresividad.
Su voz desgarrada canta el canto del alma herida, del amor y su trágico final, sin adornos.
Ella nació un 17 de abril de 1919 en Costa Rica y murió el 7 de agosto de 2012 en México luego de una carrera exitosa y de consagrarse como una cantante única.
“De repente te vistes de una forma extraña y da un brinco la cosa. Se paró la historia un segundo. Yo me puse pantalones y el público se quedó callado”, Chavela habla con parquedad pero también con decisión y coraje.
Vas a conocer a sus amores y amigos: José Alfredo Jiménez, Frida Kahlo, Alicia Pérez Duarte, Almodovar. Su éxito en España y París.
En un mundo patriarcal, misógino y machista, Chavela supo hacerse respetar y cautivar la admiración de muchos y muchas.
En este documental te vas a encontrar con ella, vas a sufrir con ella, vas a querer tomar tequila junto a ella, vas a entrar en su historia, en su arte, en sus adicciones y dolor.
Su voz te va a llevar hacia lo más profundo de su ser y, por qué no, hasta lo más profundo del tuyo.
El youtuber Rubius podría haber comprado la carta directamente. Una elección que va más allá del disfrute y la emoción ya que no es la más sensata en un mercado donde el azar rara vez juega a favor: muchas veces, las propias cartas juegan en contra de los coleccionistas. Una simple búsqueda, un pago y listo: el Pikachu que tanto anhelaba el influencer español y ya sería parte de su colección. Pero no, él eligió dejarlo al azar realizando streams maratónicos de aproximadamente 10 horas y meses abriendo cajas y sobres con un único objetivo: el Pikachu EX #238 de la colección Surging Sparks.
Pikachu EX #238 de la colección Surging Sparks.
El mercado de las cartas de Pokémon se mueve, en esencia, como un juego de azar imprevisible. Dependiendo de la suerte, uno puede recuperar mucho más dinero del que se invirtió en un sobre de cartas. Se pueden encontrar algunas que apenas cubren una parte mientras que otras lo multiplican con creces. Este valor es volátil, cambiante y varios factores pueden alterar su rumbo en cualquier momento.
El estado de las cartas es uno de los principales factores que cambian los precios de estas. Incluso, terminan fijando su verdadero valor al fin y al cabo mediante el “gradeo”. Este sistema consiste en enviar las cartas a empresas especializadas (como PSA, la más famosa de ellas) que inspeccionan hasta el más mínimo detalle de la carta: esquinas, bordes, superficies, posibles imperfecciones y el centrado para darle un puntaje del 1 al 10. Aquel que consiga un 10 perfecto puede quedarse tranquilo de tener la versión más cara de la carta.
Según el procedimiento detallado en la página oficial de PSA, el proceso arranca en línea, donde el coleccionista debe declarar y pagar las cartas a enviar. Posteriormente, las envía embaladas a Estados Unidos donde el equipo técnico se encarga de hacer la revisión. Luego del minucioso análisis, obtiene un puntaje del 1 al 10 el cuál termina modificando su valor.
Sin embargo, esto último no siempre es beneficioso. Por ejemplo, de acuerdo a la Pricecharting, el Charizard EX #199 de la colección Scarlet & Violet 151 sin gradear tiene un valor en el mercado de 180 dólares, si se consiguiera un puntaje de 10 su precio sube a 695 dólares. Pero, por el contrario, en caso de tener un puntaje de 8 bajará su valor a 170 dólares.
Charizard EX #199 gradeada en PSA con puntaje 8.
En medio de este panorama tan cambiante se necesita mucho análisis, orden y paciencia, tal como aconsejan en el podcast El camino del coleccionista: “La manera de coleccionar no es abrir sobres a lo loco quemando tu dinero. Por el contrario, allí aconsejan ser conscientes de dónde destinar la inversión”.
Complementando esta visión, Octavio, coleccionista y creador de contenido en Pokémon Argentina TCG, confiesa que su guía principal a la hora de elegir sus compras es la nostalgia: busca cartas que en su momento, cuando era chico, no pudo tener y, en cambio, hoy en día siendo grande y con un sueldo puede comprar. Darse los gustos que antes no podía.
Sin embargo, reconoce que con el tiempo también empezó a mirar el mercado con otros ojos. “El tiempo ha demostrado que el sellado es lo más seguro en la economía de las cartas Pokémon”, afirmó. Al profundizar sobre los motivos detrás de esta última declaración, Octavio se muestra esquivo, argumentando que no quiere entrar en detalles que, según dice, llevarían demasiado tiempo explicar. Como si el valor del secreto también tuviera su propio precio.
Una de las vidrieras de PokeStock Caballito.
En contraste con los más experimentados, muchos de los que recién inician en la compra de cartas suelen ir a locales a buscar consejos y adquirir sus primeros productos con la esperanza de abrir el sobre que obtenga alguna de las más codiciadas. Uno de los locales más conocidos es PokeStock Caballito, ubicado en el barrio porteño que le da el nombre. Allí suelen realizarse “Pokejuntadas” en las cuales los dueños del local, además de vender productos, brindan espacios para que otros vendedores se acerquen entre los murmullos de la multitud a ofrecer sus cartas sueltas, hacer trueque de cartas y, por supuesto, se acerquen a las mesas para jugar TCG (Juego de Cartas Coleccionables, en español).
Es en uno de estos encuentros donde Benjamín, quien recién está iniciando su colección, relató que lo primero que lo atrajo al coleccionismo también fue la nostalgia. “Miro Pokémon desde que tenía tres años y siempre me atrajo todo lo relacionado a este universo”, dice. Sus compras están marcadas por los productos sellados ya que afirma no poder permitirse el lujo de comprar una carta suelta muy cara y, además, porque “disfruta mucho la emoción” de abrir un sobre y sorprenderse con lo que pueda sacar.
Para elegir de qué colección comprar se guía por la popularidad de las cartas en el momento. Sigue las tendencias con la esperanza de encontrar una carta que esté de moda y que tenga un potencial alto de reventa. Esta mezcla de nostalgia, inversión y la incertidumbre del azar es lo que mantiene viva la emoción de quienes recién comienzan, de aquellos más experimentados o de las figuras públicas.
Así fue que, tras semanas y semanas de abrir sobres en vivo, entre la espera y la emoción compartida con miles, Rubius consiguió finalmente ese Pikachu EX que tanto deseaba. “He abierto cientos de sobres de esta colección. Creo que más de 500. Podría haberme comprado la carta directamente y me hubiese salido 100 veces más barato, pero quería conseguirla yo”, confesó entre risas en el video en el que muestra que por fin la obtuvo. En ese entonces, el Pikachu (sin mandar a gradear) rondaba los 300 dólares; sin embargo, su valor se redujo a 260 dólares con el pasar de los meses. Una prueba más de que, en este mercado, hay ganancias que no se miden en dinero.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
“Yo vivo mientras otros sobreviven”, Pablo Picasso. Fito Yanelli interpreta al reconocido pintor, escultor y dibujante español en su último día de vida en su taller limpiando pinceles, ordenando sus recuerdos.
El actor argentino sale al escenario con la obra Un Picasso donde propone, junto al director y autor Javier Margulis, un monólogo lleno de matices fragmentados en múltiples tonos poéticos, feroces, irónicos, entrañables y profundamente reflexivos.
Yanelli tiene una vasta trayectoria con más de 45 años dedicados al teatro, al cine y a la televisión. Fue ganador del Premio ACE como ‘Mejor actor de teatro alternativo’ por la obra “Bacacay, un crimen premeditado”; protagonizó en Cine a“Gatica, el mono”; y en el film“Puerta de Hierro”encarnó a José Lopez Rega; entre otros muchos trabajos memorables y premiados.
La obra que está en cartelera los viernes y sábados de octubre por la noche en Mil80 Teatro en Villa Crespo se sitúa en el último día de vida del artista, aunque él mismo lo desconozca. Encerrado en su taller rodeado de pinceles, lienzos y memorias, se mueve entre gestos cotidianos y evocaciones fraccionadas. Su recuerdo desordenado y persistente busca trazar los momentos que marcaron su trayectoria: pinta, escribe, contempla sus obras y, en ese intento, repasa lo esencial de su existencia.
A lo largo de nueve décadas, Picasso tuvo un único norte: crear. Todo lo demás quedó librado al azar, al vértigo de vivir sin medida y a la obstinación de satisfacer sus deseos con la seguridad de quien se sabe irrepetible.
En ese recorrido vital, su obra resulta inseparable de las mujeres que lo acompañaron. Cada romance, con su intensidad particular, se convierte en un punto de inflexión para su pintura, segmentando un diálogo íntimo entre la vida y la creación.
La dirección de Margulis encuentra en Un Picasso un tono preciso y medido que nunca se desborda pero tampoco se apaga. La puesta crea, desde el inicio, una atmósfera íntima casi de confidencia que se mantiene de manera constante a lo largo de toda la función.
La elección de un único espacio -el taller del artista- es una decisión artística central. Allí confluyen la soledad, el caos creativo y la memoria fragmentada de un hombre que fue capaz de reinventar la mirada sobre el mundo. En ese marco, la actuación de Yanelli resulta el motor de la obra. Su presencia despliega con solidez todos los registros emocionales que exige un texto que oscila entre la nostalgia y el humor, la brutalidad y la ternura. Él es Picasso y es llamativo su parecido físico: respira sus gestos, se enciende en sus contradicciones y convierte el monólogo en un universo de emociones fascinantes.
El diseño de iluminación realizado por Marco Pastorino cumple un papel fundamental. No solo acompaña la acción, sino que moldea climas, abre y cierra atmósferas, potencia silencios y acentúa los estallidos de la memoria. Cada variación lumínica multiplica el sentido y permite al espectador sumergirse en la intimidad del personaje.
Si son amantes del teatro y de las buenas actuaciones, no pueden perderse esta pieza biográfica que invita a descubrir a Picasso desde un ángulo distinto. Yanelli confirma aquí la madurez de un actor que domina la escena y se entrega por completo a su personaje.
Un Picasso, junto a la mirada y autoría de Margulis, ofrece un autorretrato escénico cargado de matices, poético, feroz, irónico, entrañable y profundamente lúcido. Una celebración del arte como fuerza vital y transformadora.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
En un bar de Hurlingham, Bazooka abre la noche. La banda mixta de post punk, compuesta por bajo, guitarra, teclado, batería y voz, enfrenta problemas técnicos: el sonidista le pide a la tecladista que baje la ganancia, ella cumple tras un breve, aunque incómodo, intercambio.
La bajista advierte un problema con su línea, pero la respuesta del sonidista es cortante y el show continúa. Más tarde, sube Reybruja, una banda integrada por hombres que también enfrentan problemas de sonido. Esta vez, el sonidista sube al escenario y ajusta los equipos, marcando una clara diferencia en el tiempo dedicado a resolver el inconveniente. ¿Somos testigos de un trato desigual o de una situación circunstancial?
Presentación de “Lagrimitas” en Moscú. Créditos: Lena Blanco, @__.hunnybee.__
“El bajo tuvo problemas en todos los shows”, dijo alguien del público que estuvo esa noche y agregó: “Pero la piba lo hacía visible y el de Reybruja, no. Nunca me di cuenta que se desconectó el bajo hasta que ella le dijo por micrófono al sonidista”.
Algo similar comentó un músico que estuvo en el bar, quien afirmó que los integrantes de Reybruja, a pesar de ser conscientes del problema con la técnica, siguieron sin darle indicaciones al sonidista porque “es algo con lo que tenés que convivir”.
Quienes conocen la escena under de la música pueden observar que, en la actualidad, el debate sobre el trato desigual entre géneros no ocupa un lugar central en este ámbito. A diferencia de la última ola feminista del año 2018, donde las demandas por más igualdad ganaron visibilidad en diversas áreas de la cultura, esta temática ya no atraviesa la agenda de este colectivo contracultural. Esto podría interpretarse como un reflejo de los avances logrados gracias a movimientos como la campaña #XMásMujeresEnLosEscenarios que impulsaron una mayor presencia de mujeres en los espacios artísticos.
La gestación de la igualdad de género en el ámbito musical
En el marco de la impulsión del proyecto de cupo femenino y acceso de artistas mujeres a eventos musicales (Ley 27.539), la etnomusicóloga e investigadora del CONICET, María Mercedes Liska, realizó una encuesta a 314 músicas argentinas. El 60% de ellas coincidían en que las actitudes discriminatorias en el rubro estaban relacionadas a la desigualdad en el trato.
Por su parte, Giuliana Peveri, cantante y música en el circuito alternativo, indicó: “En 2016 me pasaba que solían tener prioridad los varones con el horario, a mí me tocaba en un horario y me iban cambiando porque llegaban varones que les tocaba después y se tenían que ir”. Al hilar más fino, se ve que el 31% de las artistas están de acuerdo con que las actitudes discriminatorias se manifiestan en las actuaciones en vivo.
Estadísticas de la encuesta sobre situaciones de discriminación vividas por músicas mujeres. Análisis realizado en 2019 por María Mercedes Liska con la colaboración de Alejandro Liska, sociólogo y profesor de estadística de la Universidad de Buenos Aires.
Giuliana afirma que su período más activo musicalmente fue entre 2018 y 2019 y se lo atribuye al contexto revolucionario en cuanto a materia de género. “Fue una etapa gloriosa para las mujeres en todos los panoramas, era como ‘vamos a romper todo, vamos a tomar todo’: habían mujeres en los escenarios, en las calles, en la política, en todos lados”, recuerda.
En sus inicios, la cantante participó en varios castings porque “era la única forma de pegarla en la música” y contrasta que, a diferencia de aquella primavera feminista, “en todas las convocatorias para mujeres” en proyectos musicales era para “ser coristas” y agrega que “el lugar del instrumento siempre estuvo reservado para el varón”. Las aserciones de Giuliana permiten ver algunos indicios de cambio que comenzaron a gestarse en ese agitado período.
Un nuevo paradigma con la participación de mujeres en eventos musicales
La Ley de cupo se sancionó en el año 2019 y estableció un mínimo del 30% de participación de mujeres en eventos musicales, triplicando el porcentaje relevado en los años 2017 y 2018 por Celsa Mel Gowland, exfuncionaria del Instituto Nacional de la Música (INAMU).
El impulso de la ley no se trató sólo de una cuestión legal, también logró sacudir las estructuras de un ámbito en el que las mujeres fueron históricamente relegadas. Es decir, se instaló en el debate público la cantidad de bandas integradas por mujeres en las convocatorias, pero también se polemizaron las prácticas machistas que se manifestaban de una manera más implícita.
Conversatorio realizado el 24 de noviembre de 2023 en el Teatro Coliseo de Buenos Aires donde Mel Gowland expone otros cambios luego de la promulgación de la Ley de Cupo.
Para develar si efectivamente cambiaron algunos comportamientos en el ámbito musical, artistas de la escena actual conversaron sobre cómo ven el panorama en cuanto a igualdad. Florencia Manigot, cantante y guitarrista de Parkour en el Geriátrico manifestó: “Al menos ahora no veo una brecha de oportunidades entre mujeres y hombres”. Desde su experiencia, incluso existen más posibilidades actualmente, en ocasiones gracias al cupo las llaman “para que haya alguna banda de minas”. Sin embargo, advierte: “No sé si eso es bueno o malo”.
Además, la artista resaltó el cupo como un punto de bifurcación, incluso en el comportamiento de las músicas. “Con el auge que hubo y con todo lo del cupo, surgió esa necesidad de demostrar que las mujeres también estamos acá”, comparte.
Juana Chiesa, tecladista y vocalista de Nolamires, se propuso el desafío de “dar mucho más” después de enfrentarse a los estereotipos cuando ingresó a la banda. “Mucha gente me decía que soy una milipili”, indicó la artista que actualmente se encuentra trabajando en su proyecto solista, y agregó: “Estos chabones piensan esto de mí y yo sé que puedo cerrarles la boca”.
Y así fue, a pesar de no sentirse “capaz” al principio, Juana fue perdiendo el miedo a medida que pasaban las fechas de Nolamires y logró su objetivo: “Terminaron viniéndome a ver y me confirmaron que me prejuzgaron”. Sin darse cuenta, estaba dando los mismos pasos que las artistas que la inspiraron. “De chica miraba Casi Ángeles y cuando Lali Espósito se lanzó como solista con su propio sello discográfico, me pareció muy admirable”, reflexionó.
Show de Lali en Vélez, 2025.
¿Batalla ganada?
Tanto Juana como Florencia coinciden en que la participación en roles como producción, técnica y management siguen siendo espacios masculinizados. Sin embargo, cada vez es más notoria la participación femenina en esos ámbitos. Juana comentó que hay un grupo de mujeres en la escena que incitan a otras músicas a tener iniciativa en ocupar esos espacios. Como es el caso de Lola Tabarovsky, fundadora del sello discográfico autogestivo “Imán”, y cantante y guitarrista de Homogénica, banda que pisa fuerte en la escena under porteña.
La actitud de las integrantes mujeres de Bazooka puede estar vinculada al miedo implícito de no ser escuchadas, sería al menos extraño si así no fuera, luego de observar los números. “Son más los prejuicios que una misma se pone, hay una confianza que los hombres se tienen a sí mismos que a las mujeres nos cuesta más agarrar”, reflexionó Florencia.
Quedará en cada una entonces despojarse de esos prejuicios –sean propios o ajenos–, como lo hizo Juana y tantas otras más, para establecer que existir en estos espacios, es una posibilidad que todas tenemos.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.