CLUBES DE BARRIO
El Campito Futsal y una mano para su gente
Conocé las distintas historias de internas sobre cómo se afrontó la pandemia desde un típico club de barrio porteño.

Conocé las distintas historias de internas sobre cómo se afrontó la pandemia desde un típico club de barrio porteño.
Por Luca Fappiano, Nicolás Stambulsky y Tomás De Almeyda
Todos los que aman a El Campito Futsal, esperan a que llegue el fin de semana para ir a defender la camiseta, alentar al equipo desde la tribuna o aportar su esfuerzo y sacrificio con trabajo en las inmediaciones del club. Eduardo Theunynck, entrenador que trabaja con las categorías de 8va a 4ta de futsal, esperaba que el 2020 sea el año perfecto para que sus jugadores demuestren todo lo que habían planificado en la pretemporada. Sin embargo, nunca pensó que por culpa de un virus se iba a decretar una cuarentena que lo dejara sin hacer lo que más le gusta por tanto tiempo.
Actualmente, Eduardo está a una semana de encontrarse con sus jugadores y volver a entrenar en la cancha después de 8 meses: “Sinceramente, lo más perjudicial fue perder el contacto con los chicos, fue muy doloroso”, comentó. Durante algunos meses, intentó generar actividades, como entrenamientos, charlas tácticas por las plataformas virtuales para estar en contacto con los chicos, pero no fue lo mismo.
Tanto es el amor que siente por El Campito Futsal, que, durante algunos domingos de la infinita pandemia, el club abrió sus puertas de 9:00 a 15:00hs para juntar alimentos no perecederos, artículos de limpieza, ropa de invierno y juguetes para ser destinados al merendero “Bichito de Luz”. En esta organización, también participaron los clubes Caballito Juniors, Morán, Lozano y Bafi, por lo que se llegaron a recaudar miles y miles de donaciones y se pudieron distribuir en varios merenderos del AMBA.

Eduardo se acercó cada domingo y colaboró juntando alimentos para aquellos que más necesitan la ayuda a raíz de la crisis desatada por la pandemia del coronavirus. “La realidad, es que El Campito Futsal, nunca dejó de abonar el sueldo mensual a ningún profesor, por eso nació dar una mano a los que más lo necesitan”, manifestó. Además, todos los profesores del club tienen otro empleo por lo que salió de ellos mismo querer ayudar. “Por suerte, trabajo como administrador en una metalúrgica y nunca dejé de trabajar en la cuarentena”, agregó Eduardo.
Una de las instalaciones, en la cual se montó toda la organización, fue en una de las canchas principales de futsal de El Campito. “En ese momento, tenía sensaciones encontradas, ya que por un lado me generaba un poco de tristeza o angustia ver la cancha y no poder usarla para jugar al fútbol, pero por el otro me sentía feliz y orgulloso de ver todas las donaciones que se juntaron y poder ayudar a las personas que la están pasando mal”.
No fue la única manera del club en ayudar a los que les falta un plato de comida, ropa para pasar el frío o productos de limpieza que son fundamentales para no contraer el virus. También, El Campito Futsal hizo algo muy original para ayudar a las familias que iniciaron sus propios emprendimientos en esta pandemia. La idea que tuvieron fue mediante las redes sociales del club, presentar los emprendimientos nuevos de los jugadores y/o socios, a sus seguidores y de esta manera poder hacer llegar a muchas más personas. Por ejemplo, promocionaron peluquerías/peluqueros, barberías, una página que se dedica a comercializar, exclusivamente, productos de Apple, un emprendimiento de venta y distribución de elementos de limpieza, pastelería, pizzas y empanadas, accesorios para autos, etc…

El Campito Futsal encontró una manera de retribuirles a los socios que bancan al club durante todo el año, ayudándolos con sus nuevos proyectos para poder salir de la crisis que trajo la pandemia. “No todos conocen lo que hace el otro, y de alguna forma queríamos crear una red de ayuda dentro del club. Creíamos que esta era la mejor manera para devolver el favor”.
El rol que cumplió y la solidaridad del club durante la pandemia es totalmente admirable y demuestra que siempre va a estar a disposición de la gente, tanto en la buenas como en las malas, como lo harían ellos si fuese al revés; es más, el club le puede pagar a sus empleados gracias a que los socios continúan pagando la cuota a mitad de precio.
Finalmente, Eduardo y El Campito Futsal vuelven a la actividad deportiva la próxima semana con todos los cuidados y protocolos adecuados para cada entrenamiento. “Las ganas de que termine la cuarentena y las familias puedan asistir al club y acompañar a sus chicos es lo que más anhelamos”, cerró Eduardo.
CLUBES DE BARRIO
GEVP ayudó y pidió ayuda
Uno de los directivos del club de Villa del Parque explicó la manera en que se sostuvo a la institución durante el tiempo en que estuvo cerrada por la pandemia. Además, se refirió a la presentación de protocolos y descartó la posibilidad de quiebra.

Uno de los directivos del club de Villa del Parque explicó la manera en que se sostuvo a la institución durante el tiempo en que estuvo cerrada por la pandemia. Además, se refirió a la presentación de protocolos y descartó la posibilidad de quiebra.
La hoja de ruta de Gimnasia y Esgrima de Villa del Parque, ubicado en Tinogasta 3455, seguramente estaba planificada en aumentar la masa societaria y realizar mejoras edilicias. Pero el Covid-19 trastornó sus planes. Con el virus circulando, GEVP se vio obligado a cerrar sus puertas. Pero no su rol social. “Parque”, la entidad de los campeones del mundo de básquet del 50 y de tantos bailes juveniles, realizó ollas populares para los vecinos. Pero además, hubo un momento en que el club necesitó hacer una venta de pollos a la parrilla para recaudar y cumplir con el pago de salarios de los empleados. ETER Digital cubrió una de esas jornadas y dialogo con un directivo, quien prefirió reservar su identidad.
–La venta de pollos fue exitosa. ¿Mediante lo recaudado, es posible costear la totalidad de los sueldos de los empleados?
-Sí, fue un éxito, sobrepasó lo que uno tenía pensado que podía llegar a ser. Sin embargo, no llega a costear los sueldos. Fue para juntar un poco de fondos para sumar. Uno no puede pretender que con toda la venta de pollos sostenga a los empleados del club. Esto fue un refuerzo, porque la economía está muy difícil.

-¿Cómo surgió la idea de cocinar para las personas del barrio?
-Las ollas populares surgieron de dos lados: de comisión directiva, porque en junio, el club cumplió 98 años y encima era plena pandemia, pero se quiso hacer algo, por lo menos, para que hubiese algún tipo de actividad en el club. Además, otros clubes de barrio lo estaban empezando a hacer. Un grupo de socios, chicos de básquet, vóley y cesto, se comprometieron a realizarlo y así fue. Lo estamos haciendo todos los domingos. La comisión está conformada por los socios del club y el aporte, no solo lo damos nosotros, lo da la gente vecina que ayuda a lograr repartir entre 400 y 500 platos por domingo.
-¿Cuál fue el plan para mantener al club tanto tiempo cerrado?
-Fue muy complicado tener el club cerrado durante tanto tiempo. En este momento está abierto tenis y el salón de estética (luego abrieron otras actividades). El club tira todavía con la cuota, con la ayuda que se recibe, es lo único que hay de ingreso. Hay muchos egresos: los impuestos, el personal y los gastos que genera el club. Hasta presentamos un protocolo para los deportes en general para que puedan dar el “sí” y volver.

-Y desde el Gobierno, ¿recibieron alguna ayuda o comunicado?
-Ayuda, del Gobierno de la Ciudad. Hay algo relacionado con los clubes de barrio. Está el ingreso general, que es el ATP. Es abonado por el Gobierno para los empleados de las empresas o instituciones que presentaron todos los papeles en regla.
-Al ser una situación difícil tener el club cerrado, ¿existe un plan para evitar la quiebra? ¿Los socios han dejado de abonar la cuota?
-No está dentro de las posibilidades que pueda haber una quiebra. Estamos siempre en contacto buscando ideas o formas. A día de hoy, en el club está el 50 por ciento de la masa societaria que teníamos en febrero o marzo. Con eso no se llega a subsistir, no se cubren los gastos; entonces, después hay que ver, cuando vuelvan las actividades, si esos socios que dejaron de pagar, van a querer seguir siendo parte del club. Se van a implementar planes de pago. Sabemos que hay mucha gente que es trabajadora independiente y se quedó sin ingresos. Incluso hay muchas personas que quisieron dejar de pagar porque consideraron que el club estaba cerrado. Nos han dicho “el club está cerrado, por qué pagaría la cuota”. Es difícil y, hace unos meses, se dijo que cuando volviéramos a la actividad, los que siguieron abonando la cuota al día, van a tener una serie de beneficios y descuentos.
-¿Hay diálogo o un trabajo en conjunto con otros clubes?
-Sí, existe. Hay integrantes de lo que sería la mesa chica de la comisión directiva de cada club que se reúnen. Hay una red con muchos clubes de barrio con los que se va hablando porque en cualquier decisión que se tome, siempre van a estar involucrados los clubes de la zona. La situación es complicada, pero por el momento la estamos piloteando.
CLUBES DE BARRIO
El protocolo del tenis fue un éxito
Los clubes de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano abrieron sus canchas a fin de agosto. Profesores, dueños y jugadores aseguran que todo se cumplió con normalidad.

Los clubes de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano abrieron sus canchas a fin de agosto. Profesores, dueños y jugadores aseguran que todo se cumplió con normalidad.
Fernando Rei, profesor y dueño del club Live Tennis Club.
-¿Qué precauciones toman a la hora que la gente ingresa al club?
-En nuestro club, ingresás por el buffet y de ahí te dirigís hacia las canchas. Nosotros lo que hacemos es tomarle la temperatura a las y los jugadores antes de ingresar; entonces, recién ahí le permitimos pasar al club. Así con cada persona. Dejamos las puertas abiertas así circula el aire y nadie puede tocar nada. Deben traerse ellos las bebidas. Otra cosa que hacemos para que la gente no vaya al mismo horario es alquilar la cancha 1 y la 3 con 20 minutos de diferencia; así tampoco ellos se encuentran con otros en la puerta.
-¿Hay diferencias entre los chicos y los adultos? ¿A quién le cuesta más cumplir el protocolo?
-Por suerte tanto los chicos como los grandes entienden la situación de emergencia que hay en el país. En nuestro caso no tuvimos mayores dificultades en cuanto a seguir el protocolo.
-Ahora que también se permiten los dobles, ¿van a tomar más precauciones?
-Con la aprobación del dobles cambia muy poco. Lo que haremos es dejar entrar a dos personas primero y que ingresen a las canchas, y hacer lo mismo con las otras dos personas.

Facundo Orquera, profesor de tenis en San Lorenzo.
-¿Qué precauciones toman a la hora que la gente ingresa al club?
-En primer lugar nosotros aconsejamos que vengan en sus autos particulares para estacionar dentro del club con sus mascarillas y barbijos; con pelotas propias si no van a clases. Después, que no se saquen el barbijo hasta entrar a la cancha ya que dispusimos que en todas haya alcohol en gel. Y en caso que vayan a clase, nosotros los profesores rociamos con alcohol líquido las pelotas y las raquetas. Todo por las dudas… Tenemos doce canchas a disposición de la gente.
-¿Hay diferencias entre los chicos y los adultos? ¿A quién le cuesta más cumplir el protocolo?
-La verdad es que todos se cuidan por igual. Uno podría pensar que los chicos pueden distraerse en los cuidados, pero son los que más se están preocupando, por suerte.
-Ahora que también se permiten los dobles, ¿van a tomar más precauciones?
-Con el tema del dobles vamos a seguir aconsejando lo mismo que hasta este momento. Porque en realidad lo que cambia es que en vez de ser dos personas sean cuatro y, en caso de ser clases, sean cinco en vez de tres personas. Dos y el profesor, o cuatro y el profe.
Fernando Lehmann, jugador de tenis en GEVP
-¿Qué precauciones toman a la hora que la gente ingresa al club?
-Obviamente hay que tener a cancha reservada. En el club nos piden que no lleguemos con mucha anticipación para no tener que esperar adentro y se junte la gente. Después, cada uno tiene que llevar sus pelotitas para usarlas al momento de tener el saque, tal como indica el protocolo. Si una pelota de la cancha de al lado se viene a la tuya, hay que devolverla sin agarrarla con la mano. Hay muchos tubos con alcohol líquido y en la entrada te hacen poner alcohol en gel, te toman la temperatura y debemos pisar en la alfombra sanitizante. Después, tenemos un camino especial demarcado para que no haya cruces. Hay un baño habilitado, pero no los vestuarios. Yo los bancos están bien separados. Todo impecable, la verdad
-¿Hay diferencias entre los chicos y los adultos? ¿A quién le cuesta más cumplir el protocolo?
-No he visto problemas ni con adultos ni con los chicos. Después de tantos meses creo que estamos todos bastante educados sobre lo que hay que hacer.
-Ahora que también se permiten los dobles, ¿hay otras precauciones?
-Lo mismo que con los singles porque además la mayoría de los dobles seguro no son entre personas que conviven bajo el mismo techo. Pero la verdad, yo no he ido todavía a jugar dobles este año como sí lo hacía regularmente antes de la pandemia.
CLUBES DE BARRIO
Riachuelo Juniors, un club con esencia humanitaria
A lo largo de sus 91 años, la institución de Nueva Pompeya se caracterizó por ser un refugio social, deportivo y recreativo de los vecinos, quienes lograron mantenerlo en pie a pesar de las crisis económicas como la de 2001, que generó que las puertas estuvieran cerradas desde 2002 hasta 2009.

A lo largo de sus 91 años, la institución de Nueva Pompeya se caracterizó por ser un refugio social, deportivo y recreativo de los vecinos, quienes lograron mantenerlo en pie a pesar de las crisis económicas como la de 2001, que generó que las puertas estuvieran cerradas desde 2002 hasta 2009.
La fundación de Club Social y Deportivo Riachuelo Juniors se llevó a cabo el 22 septiembre de 1929. Ubicado en Nueva Pompeya, un barrio en que el Riachuelo y el tango, fueron actores principales de la zona. Einsten 1022 es la dirección en que se encuentra la entidad deportiva. El rol comunitario que tomó el club, desde el primer día, fue de suma importancia para los habitantes de la Comuna 4.
En estos tiempos, Riachuelo Juniors cuenta con 200 socios, que pueden disfrutar de las instalaciones y practicar diferentes disciplinas como baby fútbol, vóley, futsal (femenino y masculino), boxeo y taekwondo. También se llevan a cabo clase de zumba, para todas aquellas personas que deseen realizar una actividad física, sumada a movimientos combinados de baile.
Más allá de la posibilidad de realizar actividad deportiva, en sus inicios al club se lo utilizaba como punto de reunión entre los vecinos del barrio, para tomar medidas acerca del mismo. Riachuelo nunca perdió la esencia de su vocación social en Pompeya y por eso, su establecimiento, fue testigo de la organización y difusión de diversas marchas, en repudio a la violencia de género.
A su vez, los abuelos del barrio tienen su espacio dentro del club. Allí funciona un centro de jubilados, en el cual se le brinda apoyo de todo tipo y también se organizan viajes en los que recorren diferentes puntos del país. Además suelen realizarse otras actividades, como “torneos de truco” y talleres de teatro.

Como todo club barrial también hay lugar para las fiestas. En la década del 70’, se realizaban despedidas de solteros, también en cada uno de sus aniversarios Riachuelo tiraba la casa por la ventana. Y más cercano en el tiempo, entre los años 2013 y 2015, los jóvenes de la zona pudieron disfrutar de la “Cortada Fest”, en la que se presentaron reconocidas bandas de cumbia como Damas Gratis y El Retutu. Asimismo, es frecuente que se celebren cumpleaños y casamientos en el salón que posee el club.
El comienzo del nuevo milenio encontró a nuestro país inmerso en una severa crisis económica y esto se replicó en todos los ámbitos. Riachuelo Juniors también sufrió esta dificultad y sumado a que no tenía muchas actividades en las cuales respaldarse, tuvo que cerrar las puertas del club en 2002. Siete años después, un grupo de vecinos se hizo cargo de cada una de sus deudas, puso de pie la entidad deportiva y pudo volver abrir el establecimiento. Hoy, en medio de una nueva crisis económica y en plena pandemia producida por el coronavirus, las autoridades reparten cajas de alimento para los vecinos que necesitan asistencia. Riachuelo Juniors es el club que nunca perdió su esencia humanitaria.
“Tratamos de ayudar a los que realmente necesitan”
El vicepresidente de Club Social y Deportivo Riachuelo Juniors, Juan Garaban, habló sobre la situación actual de la institución y de la acción benéfica que llevan adelante en medio de la pandemia: entregan 50 cajas de alimentos todos los fines de semana. Por el momento, la entidad recreativa de Nueva Pompeya no volvió a la actividad.

Las crisis económicas que Argentina sufrió en reiteradas ocasiones a lo largo de su historia hicieron que los clubes de barrio tomen una posición preponderante a la hora de contener a las y los jóvenes de nuestro país. Como si eso fuera poco, este año la pandemia del coronavirus puso en jaque al mundo. Son estas instituciones las que, nuevamente en estos tiempos difíciles, brindan su ayuda a la comunidad y Riachuelo Juniors es uno de ellas.
-Ante este momento tan duro. ¿De qué forma ayudan a la gente?
-Desde el primer fin de semana de la cuarentena entregamos cajas de alimento. Arrancamos con 20 y ahora alcanzamos las 50. Este fue el sábado número 34. No tenemos ayuda de ningún ente Nacional, ni municipal. Todo los hacemos con donaciones.
-¿Qué alimentos contienen estas cajas?
-Les ponemos medio o un kilo de yerba, azúcar, polenta, fideos, puré de tomate, té o mate cocido, galletitas, alfajores y a veces complementamos con alguna fruta, también compramos verduras.
-¿A quiénes se les concede esta ayuda?
-La mayoría de los que reciben las cajas, son los papás de los chicos que vienen a hacer alguna actividad al club. También tenemos 10 vecinos que puntualmente sabemos que no cobran ni el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) y tampoco reciben ninguna ayuda social. Son personas que se quedaron sin trabajo, porque son changarines y recién ahora están empezando a hacer algo. Hay un caso de un vecino que es mozo y todos estos meses estuvo sin trabajar y no tuvo ingresos. Por eso desde la segunda semana que arrancamos, le estuvimos dando las cajas y la semana pasada me llamó y me dijo: “Juan te agradezco, me llamaron del trabajo, ustedes me dieron una mano grande”. Tratamos de ayudar a los que sabemos realmente necesitan. Tratamos de que no se haga política, no tenemos ninguna ideología. Es todo por el barrio y por los papás de los chicos.
-A la hora de recibir las cajas. ¿Las personas deben anotarse en alguna planilla?
-No, nosotros sabemos quiénes son y los llamamos. Estamos ayudando entre 80 y 100 familias, vamos sábados por medio. A los que sabemos que tienen muchos chicos se les da todas las semanas. Porque sabemos que los que son personas grandes, el kilo de yerba le dura 15 días. Tratamos de no darles siempre puré de tomate, papa o fideos, porque son gente adulta y tenemos cuidado, intentamos acercarles diferentes variantes. Lo manejamos así para que no coman no lo mismo, una semana les toca a unos y la otra, al resto. Es una forma de articular, por eso los llamamos nosotros.
Nuestro país hace tiempo que tiene problemas con la generación de trabajo. Y sumado al brusco parate que sufrió la economía, debido a la cuarentena preventiva ocasionada por la pandemia del COVID-19, mucha gente se quedó sin empleo. Cerraron bares, comercios y servicios como la albañilería, plomería y demás actividades que se desplomaron considerablemente. Por ese motivo, las familias tuvieron que achicar gastos y uno de ellos fueron las cuotas que perciben los clubes de barrio.
-¿En Riachuelo muchos socios dejaron de pagar la cuota?
-Enero y febrero no cobramos la cuota, desde que agarramos el club en 2009, tenemos esa forma de manejarnos con los chicos que hacen actividades. A los otros socios, hay un muchacho que pasa a cobrarles, es un amigo del barrio que nos da una mano. Por eso desde diciembre, antes de las fiestas, no cobramos hasta ahora ningún bono social. Hay muchas personas que no abonan la cuota. Entre 200 socios, sólo 50 pagan. Pero nos ayudan con alimentos para toda esta gente.
-Con este contexto tan desfavorable. ¿Obtuvieron algún subsidio por parte del Gobierno de la Ciudad?
-Nos dieron un subsidio de 60.000 pesos. Nos sirvió para pagar todo lo que debíamos como luz, gas y agua. Porque ellos te dicen que no lo abones, que no hay problema, pero todo eso se acumula y después de la pandemia va a ver que pagarlo. Nos vinieron bien esos 60.000 y posiblemente nos den otro, que servirá para afrontar cuentas con otros servicios o para los meses siguientes, porque es mucha plata lo que tenemos por mes de gasto. Por ejemplo, el agua no te viene por lo que usás, sino por metro cuadrado. Te toman como si fueras una empresa y te viene $7.000, es imposible afrontarlo.
-En las últimas semanas las medidas restrictivas disminuyeron. ¿El club inició alguna actividad con los protocolos necesarios?
-No, imposible. Es mucho el gasto para abrir las actividades. Por ejemplo, hacer un actividad para 30 personas, tenés que gastarte cerca de 10.000 pesos, sólo en la pistola para tomar la fiebre. Un enfermero o médico tiene que venir y hay que pagarle. Además de todos los productos para desinfectar tanto para el club, como las cosas que van a tocar las personas que asistan. Hicimos un promedio y esto significó entre $25.000 y $30.000 mensuales. Tenemos 35 personas que hacen vóley, 80 que vienen a fútbol y más lo de futsal, sería imposible afrontar el gasto.
-Por último. ¿El club está llevando adelante una obra de refacción?
-Estamos juntando plata, se aprobó un subsidio de Nación, que lo habíamos pedidos hace dos años y recién ahora salió. Es para ampliar la cancha de fútbol, dos metros más. Tiramos las dos oficinas que estaban adelante y el baño de mujeres. De esta forma, vóley puede empezar a competir de manera profesional, porque como la cancha era muy chica, no lo podía hacer. En fútbol todavía no podemos competir en una Liga importante, por ahora seguimos en una barrial, en la que están muchos como el nuestro, por ejemplo, “La 1-11-14”, el barrio “Zabaleta”, Mataderos, Lugano y La Boca. Ellos tampoco tienen lugares grandes y por eso podemos disputar este tipo de Ligas. La única actividad profesional que hacemos en el club es futsal. Alquilamos la cancha o Franja de Oro nos presta la de ellos y así competimos.