SOCIEDAD
CABA: una ciudad que se transforma a costa del bienestar de los vecinos
Dentro de la comuna 10, y como parte del barrio de Monte Castro, existe San Pedro. Este mini barrio mantuvo, desde 1958 en adelante, la característica de ser un terreno residencial de casas bajas, exento del gran flujo de gente o la cantidad de tránsito vehicular que puede haber en zonas comerciales o céntricas. Actualmente con el cambio en el código urbanístico hay una serie de modificaciones que ponen en jaque la identidad barrial de este como también de muchos barrios más a lo largo y ancho de la Ciudad de Buenos Aires.

Sobre la calle del pasaje José de Maturana se ven casas bajas con entradas llenas de pequeños espacios verdes formados por el conjunto de pasto, plantas y flores, pero también se ven pequeños edificios de no más de tres o cuatro pisos que en sus entradas hay jardines con arbustos, pasto y flores. Las veredas parecen tener el espacio justo para que los peatones caminen sin problemas.
Si uno camina en dirección a la intersección con la calle Allende el espacio de la vereda derecha se ve reducido y el peatón se ve empujado hacia la calle, además el verde de la casa de esa misma esquina se interrumpe por un muro enorme que, incluso, genera sombra interrumpiendo y generando contraste con el resto de las casas y edificios de su alrededor.
Intersección de Pasaje José Maturana y Allende (Google Maps)
Principios de un cambio de identidad barrial
Rossana Castiglioni es la presidenta de la Junta de Cultura y Estudios Históricos de Monte Castro, es también arquitecta recibida en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y trabaja en el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires (CABA). Vive en ese mismo pasaje donde aparece el muro que distorsiona visualmente la cuadra.
Como vecina de la Comuna 10 y residente del barrio de Monte Castro, le toca de cerca estas modificaciones planteadas en el nuevo código urbanístico que se estableció en el año 2023. “En el código de 1999 se incorpora un capítulo específico que tenía que ver con áreas de protección histórica. Ahí se plantea también una ley urbano ambiental, donde se dice que se debe armar un plan urbano ambiental consensuado y participativo, que reconozca determinados parámetros”, asegura.
Una de las cosas que no se modificó con este nuevo código es la maximización del uso del suelo hasta la línea municipal. “Me parece gravísimo” lamentó la arquitecta, “Se sigue permitiendo que se construya hasta la línea oficial de la parcela y se abre la mixtura de uso. Quiere decir que, si yo quiero poner un local ahora, relacionado a la compra cotidiana, lo puedo hacer.”
Antes en el barrio San Pedro y en todos los barrios R1-B1, que era como figuraban antes los barrios de uso residencial exclusivos, no se les permitía poner ningún tipo de comercio. “¿Para qué iban a poner los comercios ahí teniendo Álvarez Jonte a una cuadra que es la principal calle comercial del barrio?”
Si uno recorre la calle Arregui que pasa por la plaza y la iglesia San Pedro, choca con la calle Bermúdez y justo en el vértice de esa intersección hay un kiosco y sobre la misma calle se pueden encontrar otros pequeños comercios que modifican la identidad que antes tenía la zona. Es decir que, en un barrio que se habitaba por su particular tranquilidad, actualmente se encuentra en los inicios de su cambio identitario.
Anteriormente en esa zona estaba lo que se conocía como el Open Door o El Instituto de Esfrenopatía Modelo “Colonia Open Door”. Este hospital psiquiátrico, ubicado en el barrio de Monte Castro, fue un centro de tratamiento que funcionó desde 1924 hasta 1958. Tras el cierre causado por los cambios de urbanización en la zona y en las políticas de salud mental, se comienza a lotear y vender los diferentes espacios del predio.
De esta manera se construyeron un conjunto de viviendas que formaron así lo que se conoce hoy como el barrio de San Pedro, que abarca las calles Santo Tomé, Bermúdez, Lascano y Benito Juárez. De la infraestructura original, quedó la capilla (que actualmente es la parroquia San Pedro Apóstol) parte del muro perimetral sobre la calle Lascano y la arboleda que ahora forma parte de la plaza Monseñor Lafitte.
Generalidades del código urbanístico
En el 2018 se sancionó en la Ciudad De Buenos Aires el Código Urbanístico que contó únicamente con los votos del Pro. Esta sanción permitía reemplazar el Código de Planeamiento Urbano, que estaba desde la época de la última dictadura militar, por uno con cambios importantes. Por ejemplo para la categorización de los barrios respetando las particularidades identitarias de cada uno de ellos, era algo notorio en el Código de Planeamiento, pero con el Código Urbanístico comenzó a pensarse de otra manera.
“Este código unificó todo lo vinculado a los usos y las alturas en cuatro o cinco categorías”, explicó Juan Martín Chippano, vecino que forma parte de “El Galpón de Ortúzar”, una organización comunitaria del barrio y “Somos de Ortúzar”, el colectivo que lleva adelante la lucha por el Código Urbanístico. “Para algunos barrios fue beneficioso, por ejemplo en la zona más construida de Palermo porque se limitó la altura de un montón de edificios y por lo tanto aumentó la capacidad constructiva de cada terreno”, señaló.
Esto último llevó a una revalorización financiera del precio del suelo y que se empezara a vender las casas como si fueran terrenos. El 2020 era el año que se esperaba un desarrollo de todas estas modificaciones, “Pero la pandemia paró todo lo que tenía que ver con la construcción”, argumentó el estudiante de filosofía. Recién al año siguiente se empezó a ver el cambio y, según Juan, “fueron tremendos”.
“En particular en el barrio de Ortuzar, implicó un aumento de entre el 5% y 6% de la capacidad constructiva de cada terreno y a fines del año 2022 hicimos junto a los vecinos un relevamiento en todas las manzanas del barrio y nos dió un total de 50 obras en curso” esto sucedía en una zona que tiene un total de 1,6 kilómetros cuadrados, es decir, chica para semejante cantidad de construcción. “60 edificios en curso, entre 30 y 40 demoliciones y 90 casas en venta como terreno”, continuó enumerando.
Lo primero que uno piensa es en cómo afecta al vecino o vecina que vive en ese barrio, ver permanentemente máquinas de construcción, padecer la contaminación sonora todos los días y no poder transitar tranquilo o tranquila por las calles. También uno se puede poner a pensar en las casas que están alrededor de las zonas de construcción, porque la mayoría son viejas y suceden rajaduras, disminución de la presión de agua o desmejora del servicio eléctrico.
Al igual que el mini barrio San Pedro y se podría decir que en mayor medida, Villa Ortuzar también padeció con estás modificaciones un cambio identitario del barrio. “De ser un barrio tranquilo, de casas bajas, caracterizado por la permanencia de sus habitantes, empezó a transformarse en un barrio donde de repente te aparece un edificio de 8 o 10 pisos”, ilustró el vecino de Ortuzar.
También hay un cambió en quienes habitan esos espacios, porque los edificios que se construyen son más “de paso”, así los nombró Juan Martín, están pensados para alquilar una cantidad de años y luego deshabilitarlos. “Además no es algo que mejore la crisis habitacional que tiene la ciudad porque los edificios que se construyen son caros, los departamentos son caros y los alquileres están caros. Son edificios con pileta, SUM y toda la parafernalia”, explicó Chippano.
Los vecinos de diferentes barrios, ante el descontento que generan todas estas modificaciones, comenzaron a organizarse y a reunirse para entender lo que sucedía. Muchos presentaron sus propios proyectos de ley para modificar el Código Urbanístico.
“El problema sigue estando y sigue teniendo que ver con planificar una ciudad desde los escritorios y no desde los territorios, sin tener en cuenta a los vecinos que viven ahí y sin tener en cuenta a los espacios constitucionales de participación como el Consejo Consultivo Comunal o el Consejo Asesor de Plan Urbano Ambiental y distintas instancias que están en la normativa vigente donde los vecinos tienen derecho a ser escuchados para planificar la ciudad”, expresó Juan Martín.