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Cambio de paradigma en la selección de Uruguay


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El legado vs la modernidad. ¿Qué esquema representa mejor la historia del fútbol uruguayo?


La “garra charrúa” es lo primero que le inculcan a los uruguayos al nacer. Sinónimo de sangre y entrega absoluta. Representa “un sello y una impronta” que sólo Uruguay sabe llevar a cabo a la perfección.

En el 2006 Uruguay salía de un proceso traumatizante. El barco se venía a la deriva, no había nadie con la semejante espalda para hacerse cargo de la delicada situación. Por ese entonces, la selección no era lo que es hoy. Quien se hizo cargo de esta situación fue Oscar Washington Tabárez, que tuvo un breve paso por el seleccionado durante 1988 y 1990.

Siempre con la pelota y el pizarrón en mano, el Maestro logró cambiar por completo el rumbo de la selección: generó un sentido de pertenencia y le plasmó su propia impronta al equipo. Sus creencias eran posibles a través del respeto y la confianza.

¿La falta de posesión, de ataque o de creación es únicamente responsabilidad del técnico de turno?, es el interrogante que persiguió al equipo de Tabárez durante el proceso.

Su fútbol siempre se basó en un 4-3-3. Al principio, con el objetivo de ser ofensivo y con el arco rival entre ceja y ceja. El tiempo, poco a poco, lo obligó a cambiar. Los gustos futbolísticos y los métodos son variables y discutibles. Pero en el fútbol, los resultados son los que mandan.

Su participación en el Mundial de Sudáfrica 2010- mejor participación- y  el ansiado logro de la Copa América de 2011, reafirman que, con un juego no tan vistoso,  Uruguay dio la talla.

Tabárez siempre sintió que su idea representaba la historia de Uruguay. Porque jugar bien no es necesariamente ser protagonista y ofensivo. Sus equipos eran capaces de disimular sus carencias, maximizar virtudes e imponer condiciones. Encontrar un equipo con jugadores de rol y orden táctico, es casi imposible. Bueno, El Maestro lo consiguió.

Suárez y Cavani, frutos del “proceso” Tabárez en Uruguay

¿Uruguay tuvo que jugar mucho mejor por tener a Cavani y Suárez? La respuesta es NO. El equipo siempre rindió.

Siempre hubo buenas camadas de jugadores. Incluso, mejores que la que entrenó Tabárez. Un ejemplo es el equipo que quedó afuera del Mundial de Estados Unidos en 1994 con Sosa, Francescoli, Fonseca y Aguilera en el ataque. Juntos conformaban la artillería más goleadora de la liga italiana, por ese entonces la mejor liga del mundo. Otro ejemplo fue en el Mundial de Alemania 2006, cuando se quedó afuera contando con Forlán, Recoba, Montero y Zalayeta.

¿Aquellos equipos jugaban mejor que la Uruguay de Tabárez?¿Eran más ofensivas? Los registros no marcan que esas selecciones competían de igual manera que la del Maestro.

¿Qué habría pasado si Suárez y Cavani estaban en otra camada de jugadores?¿Serían los máximos goleadores? Nadie lo sabe. Lo que sí se sabe es que Suárez y Cavani son producto de un talento innato, pero su rica historia y su altísimo rendimiento van de la mano con la estructura, orden y liderazgo que trajo Washington Tabárez a la selección. Lo mismo ocurre con históricos como Muslera, Cáceres, Godín, entre otros.

El proceso no sólo abarcó la Selección Mayor. Si hoy en día Araujo, Bentancur, Valverde y Nuñez son importantes, es porque existe un proyecto.

“Sabremos cumplir”, fue lo primero que dijo el Maestro en su presentación- y vaya que lo hizo-. Sin retractores ni mucho ruido, dejó una selección organizada, competitiva y con sentido de pertenencia. Tabárez dejó en la cúspide a Uruguay. El legado no compite sobre el césped.

¿Fin de la “Garra Charrúa”?

Después del papelón que atravesó Uruguay en el Mundial de Catar 2022, se pedía un cambio a gritos.

En 2023, la AUF- Asociación Uruguaya de Fútbol- presentó a Marcelo Bielsa como entrenador. El asomo de una camada con mayor técnica individual ilusionaba al argentino y amenazaba con romper el tradicional estilo de juego del país.

Bielsa se convirtió en el segundo entrenador extranjero en la historia que está al mando de La Celeste -el primero fue Daniel Pasarella-.

Ante la llegada del rosarino, el histórico goleador uruguayo, Sebastián Abreu dijo: “Si me das a elegir, hubiera preferido un técnico de mi país. Pero hay que aprovechar la oportunidad y ser inteligentes”.

En su presentación a Bielsa le preguntaron acerca de un posible recambio generacional y dijo:  “La condición no es ser joven, sino el mejor. La edad es solo un condimento, en algunos casos positivo y en otros negativos”. Además, declaró que los recambios suelen darse tarde o temprano.

Ante todo tipo de incertidumbre, la prensa y los hinchas elogiaron la decisión de la AUF de contratar un técnico con experiencia en el mapa internacional.

Con enriquecedores pasos por el fútbol español, francés e inglés,  El Loco adoptó un estilo de juego de origen ofensivo y polivalente. Su esquema pasa por un 3-3-1-3, una formación que le permite pasar de transiciones de defensa-ataque al instante. Esta manera particular de ver el fútbol que tiene Bielsa, deja en evidencia el “jaque mate” al tradicional estilo futbolístico del país.

Actualmente Uruguay es la sensación de las Eliminatorias camino al Mundial de 2026. Se encuentra segundo a tan solo dos puntos de Argentina. Su triunfos ante Brasil en el Centenario y Argentina- de visitante-, reafirman su gran momento.

La siguiente prueba de fuego será la Copa América a disputarse en Estados Unidos. Un equipo que contiene funcionamiento, sumado a grandes individuales- Valverde, Araujo, Nuñez, Bentancur-, lo cataloga como un serio candidato al título

Por ahora, el ciclo Bielsa arrancó de la mejor manera.


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